Primera parte Primera parte El crepúsculo llegó vestido de Caronte para llevarse a la humanidad hacia el mundo de las sombras. Ana Pontefino lo intuía como la más cruel de las corazonadas, pero enmudeció por el temor que le producían sus pensamientos. Durante los últimos diez años vio a la humanidad hundirse en un lodazal de mezquindades y miserias… hasta hace unos días. Él regresó en medio de un estallido de luz y los otros aparecieron detrás del halo de fuego.
1. La despedida
2. Fantasmas en la casa
3. Agonía
4. Amenaza de tormenta
5. La primera carta
6. Paranoia
7. Antípodas de realidad
8. El cambio de Ana
9. La primera cosecha de la Parca
10. El monstruo escondido
11. La visita de Aravena
12. Segunda carta
13. Espectros en las calles
14. La segunda cosecha de la Parca
15. El arribo de la caballería
16. Tercera carta
17. Margarita vuelve a ser Margarita
18. El hombre es lobo del hombre
19. Abatimiento de Abigail Lucero
20. La tercera cosecha de la Parca
21. El descubrimiento
22. Conjeturas ajenas
23. Sueño de realidades lejanas
24. La cuarta carta
25. Fuente de plata
26. Emilio Rojo, ¿es un hijo de Zeus?
27. La cuarta cosecha de la Parca
28. La fuente de las señales nociceptoras
29. El Dios de Margarita
30. Purga en la Cárcel Distrital
31. El hijo pródigo
32. Chay Nordal y Yunus Náifur
33. Regreso al pasado
34. La quinta carta
35. Cambio de gobierno
Segunda parte
36. La noticia que no se quiere recibir
37. El escape
38. La manipulación
39. Transhumanos
40. Hijos de Layo
41. El reencuentro
42. El método
43. Lealtad condicionada
44. La sexta carta
45. Apuestas clandestinas
46. La despedida de los hermanos Rojo
47. Prometeo encadenado
48. Las Lizarraga (primera parte)
49. ¿Ana está vinculada?
50. Pacheco en custodia
51. La quinta cosecha de la Parca
52. Interrogan a Benoni
53. Las Lizarraga (segunda parte)
54. Peccatum
55. Calamidad en Krubera
56. Un día sin cartas
57. La séptima carta
58. La trampa de la economía
59. Optogenética
60. Incapacidad
61. El regalo perfumado
62. Morsunda
63. Un lucero que se apagó en la vida de Carlos
64. Benoni y los transhumanos
65. Las Lizarraga (tercera parte)
66. Un día diferente
67. El método del implante
68. La octava carta
69. El mejor regalo
70. Los Arda Fravas y los ataques psíquicos
71. Revelaciones cósmicas
72. El reporte del espionaje
73. La novena carta
74. El rapto
75. Las Mudas
76. El puente Einstein-Rosen
77. Regreso del Vaticano
78. Rendición de cuentas
79. El Encanto
80. La gestación de un dios
81. Dioses del pasado, demonios del presente
82. Desvelando realidades
83. El portal
84. Desvelando a los Arcontes
85. Luis llega con ayuda
86. En el monte Athos
87. Destrucción del portal
88. Salvación y ruina
89. Epílogo
Reseña del autor
Colofón
Contraportada
Prólogo
Después de escribir novelas históricas por más de un lustro, en 2016 me abordó una impertinente idea que atenazó mis pensamientos por varios meses. En ese periodo de incubación me aproximé a realidades desconocidas y conocí personajes singulares que no pararon de hablar a mi oído hasta quebrarme la voluntad y persuadirme para escribir Condenados.
Fue así como me sumergí, durante más de tres años, en un mundo distópico de contrastes y misterios en el que las realidades oníricas se funden en contextos verosímiles de la vida cotidiana, creando conspiraciones y laberintos sociales a través de sorprendentes imágenes. No obstante, no es una novela negra o de misterio. Es una historia de ciencia ficción cargada con profusos detalles. Elaborada como una muñeca rusa, crece en intensidades y reserva un desenlace insospechado capaz de vincular al lector, de tal manera que se sentirá uno de los personajes, se le avivarán emociones y reflexiones y atesorará momentos placenteros de esta lectura.
Como novela de ciencia ficción enriquecida con tantos matices tiene todos los aditamentos necesarios para el disfrute de los amantes de la ciencia, la psicología y la mitología. Es un híbrido de géneros y a la vez un osado experimento literario cuyo asiento es la cruda realidad de una Colombia diversa, rica e injusta que muchos aman y otros muchos ignoran.
El crepúsculo llegó vestido de Caronte para llevarse a la humanidad hacia el mundo de las sombras. Ana Pontefino lo intuía como la más cruel de las corazonadas, pero enmudeció por el temor que le producían sus pensamientos. Durante los últimos diez años vio a la humanidad hundirse en un lodazal de mezquindades y miserias… hasta hace unos días. Él regresó en medio de un estallido de luz y los otros aparecieron detrás del halo de fuego.
Bogotá, martes 10 de octubre de 2045.
A las seis de la tarde el ocaso impregnó el cielo con un encantamiento iridiscente que cautivó la atención de los bogotanos. Un gigantesco arco luminoso apareció por el norte y se extendió por el firmamento hacia el sur, formando una especie de muralla verdosa que dividía el cielo en dos. No tardó mucho tiempo para que el arco se diluyera sobre la bóveda celeste y la tornasolara con halos escarlatas surtidos por resplandores dorados y púrpuras sobre un manto azul. El espectáculo, difícil de describir, dejó perplejos a millones de ciudadanos.
—El clima del planeta está de cabezas y, para colmo, el sol está de fiesta... Pasaron casi dos siglos para que fuésemos testigos de un evento Carrington. No sé si sentirme afortunado o lamentar esta condenada suerte. Menos mal que el torrente de partículas es menor en el trópico, de lo contrario estaríamos con las manos cruzadas sin saber qué hacer. —Guillermo Pontefino le regaló una mirada de desaliento—. Gracias a Dios no tengo implantes porque los transhumanos están llevando la peor parte al inhabilitárseles sus facultades. Hoy murieron dos: un astronauta japonés en la estación espacial ardió en llamas mientras caminaba por la plataforma exterior, estaba a nueve minutos de la compuerta de acceso, nueve minutos para sobrevivir y le avisaron sin retardo cuando los sensores de la sonda Hayabusa-8 detectaron la eyección de masa coronal, pero la explosión solar llegó en ocho minutos. El otro, Enzo Fusco, empresario y coleccionista de libros antiguos, fue mi primo hasta las dos y media de la tarde. Estudiamos en el mismo colegio donde lo apodaron ‘Coco’, apócope de cocodrilo, por tener una boca grande. Falleció a causa de una sobrecarga eléctrica que ocasionó un cortocircuito en la red neuronal que conectaba su antena frontal con el cerebro. Estaba de turismo en la Catedral de Westminster. El pobre cayó frente a la tumba de Charles Dickens; los demás turistas entraron en pánico cuando vieron salir fumarolas negras por sus orejas—. Suspiró y un hálito impregnado de alcohol le perfumó la voz. —A mí, solo se me inflamaron los ganglios. Mire usted, ¿cuándo se había visto auroras en estas latitudes? Señor, casi nadie sabe que los átomos de hidrógeno excitados en niveles de energía bajos forman la cortina de luz rojiza, ¿lo ve? Ya se está desvaneciendo. —Guillermo levantó la cabeza hacia el firmamento como pidiendo ayuda del cielo, luego regresó una mirada de tedio al científico que no paraba de hablar. Gesto que Benoni no logró descifrar porque hablaba con un ojo mirando para fuera y otro para dentro—. La borrasca de la madrugada fue cosa seria, no había visto llover así en toda mi vida. En los noticieros dijeron que afectó principalmente siembras de jazmines. Pero sabe una cosa, señor presidente, el cambio climático es una invención para arrinconarnos y hacernos creer en la necesidad de una institución independiente de cualquier gobierno…
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