Y curiosamente, detrás de cada muerte, de cada complot, de cada conspiración, casi siempre aparece la influencia de la “gran potencia inmaculada” del norte y sus esbirros locales, con o sin sotana, con o sin uniforme, y los medios de comunicación adictos, claro. Los personajes que aparecen en este libro en su casi totalidad han vivido y han muerto en el siglo XX, cuando los medios gráficos, radiales y hasta televisivos pudieron registrar, documentar y consolidar para los tiempos venideros todo ese enorme material que pudimos estudiar, comprender e interpretar, para poder sorprender al lector con acontecimientos que de no haber ocurrido bien podrían inspirar y hasta superar la imaginación creativa de cualquier novelista de fuste.
El idioma castellano tiene cosas curiosas, al designar con nombres genéricos a situaciones diversas. Magnicidio, por ejemplo, se define como el “asesinato de una persona importante en política por su cargo o poder.” El “regicidio”, a su vez, es “el homicidio de un monarca, su consorte, o su príncipe heredero” . Es decir que independientemente del tipo de persona que cae bajo las balas, hay un vocablo que los ampara por igual. Y ello resulta por lo menos injusto. Mahatma Gandhio Martin Luther Kingmurieron por disparos y también así se fueron de este mundo el general Pedro Eugenio Aramburuy Anastacio Somoza Debayle. Pero mientras los primeros fueron héroes fundamentales, referentes mundiales de la paz y la no violencia, los otros dos generales que aparecen en los últimos capítulos derramaron sangre ajena antes de sus definitivas partidas al reino del Señor, si es que llegaron hasta allí.
Si usted decide leer esta obra, cuando se adentre en su lectura, abrirá una suerte de Caja de Pandora que no soltará por cierto los males del mundo, pero que sí lo va a introducir en una asombrosa saga de muerte y de sangre, que involucra a magnicidios cobardes y casi todos impunes, que torcieron caprichosamente el destino de muchos pueblos que fueron despojados de esa manera de sus mejores mesías y referentes.
Para mi esposa, la Profesora Dora Isabel Caíno,
por su apoyo y consejos literarios.
A mis hijos Fernando, Santiago y Florencia.
Para mis nietos José Ignacio y Guillermina.
1.-El asesinato del Gobernador Amable Jones Bazán
San Juan es una de las 23 provincias argentinas. Ocupa casi 90.000 km. cuadrados, y está ubicada al noroeste de la región de Cuyo, al pie de la Cordillera de los Andes, en el límite con Chile. Fundada en 1562, vivió en la segunda mitad del siglo XIX y comienzos del siglo XX, una etapa durísima, casi surrealista en su vida institucional que registra antecedentes increíbles de homicidios que muy bien podrían llevarse al cine como una ficción perfecta.
Uno de esos eventos fue el brutal asesinato del gobernador sanjuanino Amable Jones Bazán , ocurrido el 20 de noviembre de 1921, hecho ampliamente investigado por el eximio escritor e historiador Juan Carlos Bataller , cuyos trabajos se publican en el portal de la fundación homónima.
Conservadores y radicales
En 1920, Don Hipólito Yrigoyenllevaba cuatro años en el poder. Había triunfado en las elecciones presidenciales del 12 de octubre de 1916 con el 47,25 % de los votos, en la primera vez que se aplicaba la Ley Saénz Peña de sufragio masculino universal secreto y obligatorio, con colegio electoral, como mandaba la vieja Constitución de 1853, con sus reformas de 1860, 1866 y 1898. Le había ganado al conservador Ángel Dolores Rojas, un sanjuanino que salió segundo con el 25,88 %. Los radicales alcanzaron 152 electores sobre un total de 300, obtuvieron 48 de los 120 legisladores de la cámara baja, y triunfaron en 6 provincias, de las 14 existentes (el resto era territorio nacional). Hipólito sería el nuevo primer mandatario, pero con el congreso en contra. En San Juan, los conservadores habían ganado con el 54,7 % contra la Unión Cívica Radical (UCR) que llegó al 35,2%. Por ello la relación de fuerzas no cambió demasiado cuando en 1917, asumió la gobernación sanjuanina por el partido Concentración Cívica Amador Izasa. Eso generó una grave interna dentro del radicalismo clásico, a consecuencia de la cual el caudillo Federico Cantoni, que presidía esa agrupación a nivel provincial, optó por retirarse para fundar el Partido Radical Intransigente , desde donde se montó una campaña feroz en contra de Izasa. Ante la impericia del gobernador para manejar las cuentas públicas y al declararse San Juan en bancarrota, los graves incidentes estuvieron a la orden del día, sobretodo cuando se produjo el pedido de quiebra del banco provincial, y tomó estado público que la planta de empleados se había triplicado de manera irresponsable, en un distrito que apenas podía pagar salarios.
Por todo ello, el 17 de octubre de 1919 Yrigoyen intervino la provincia por decreto, nombrando al Dr. Manuel Escobarhasta julio de 1920. Para ese entonces, como dijimos, sólo una parte del radicalismo sanjuanino respondía al presidente, y la otra, al caudillo local Federico Cantoniy a su hermano Aldo. En poco tiempo ambas posiciones se volvieron irreconciliables, y en el fragor de esas luchas nació el llamado “bloquismo sanjuanino”.
Federico era médico, uno de los 50 galenos que existían en San Juan y el peor enemigo que cualquiera pudiera tener, por lo corajudo y sanguíneo. Hijo mayor de un prominente ingeniero de minas y catedrático de prestigio que se casó con Ursulina Aimó Boot, Cantoni era hiper trabajador, sensible, carismático, dueño de una personalidad avasallante, además de orador excelente, sobresalía de la mediocridad general y se convirtió en el referente natural de los pobres y en un adversario formidable de las clases altas y de los ricos bodegueros de la época.
En las elecciones legislativas del 7 de marzo de 1920, volvieron a triunfar los conservadores, lo que hizo que los dos grupos antagónicos radicales se unieran estratégica y provisoriamente y dos meses después lograron imponer como candidato de consenso para la gobernación al también médico Amable Jones Bazán, nacido en San Juan en 1870. Neurólogo y psiquiatra, recibido en 1892, y perfeccionado en Francia y Alemania, poseía altos oropeles científicos pero la política le era ajena. Residiendo en Buenos Aires, hacía 35 años que estaba ausente de la provincia. En 1916 había sido convencional por San Juan de la UCR, y así se acerca a Yrigoyen, cuando éste logra imponerse en contra de la facción liberal del partido, para luego ser elegido presidente de la nación.
El nuevo mandatario, el primero que juró con banda (a la usanza presidencial), formó su gabinete con gente que llegó de Buenos Aires, y pronto demostró ser un intelectual de fuste, pero sin capacidad para administrar el presupuesto y generar acuerdos de gobernabilidad y, ante los primeros conflictos, se volvió autoritario e intransigente. Firmaba los expedientes que le acercaban casi sin mirarlos y muchos lo vincularon con hechos de corrupción que seguramente habrán beneficiado a personajes de su círculo íntimo pero no al propio gobernador.
Cuenta Bataller que a Jones le gustaba ser adulado. “Gran lector del diario La Prensa (...) Delgado, usaba el pelo corto y grandes bigotes con las puntas levantadas. Si se lo observaba bien de cerca, podía advertirse un detalle muy particular: tenía un ojo verde y el otro celeste”. De todas maneras, en febrero de 1921, la legislatura le inicia un juicio político, el Congreso Nacional interviene la provincia, pero el interventor designado llega a San Juan, impugna algunos nombramientos judiciales y se vuelve a Buenos Aires. Para colmo, en un tiroteo Federico Cantoni resulta herido, lo cual colma la paciencia de la oposición. El llamado “cantonismo” se preparó entonces para sacar a Jones del gobierno “por las buenas o por las malas” . Y eligieron esta última opción.
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