En 2006 salí de Visión Mundial para convertirme en profesor de Desarrollo Internacional en la Escuela de Estudios Interculturales en el Seminario Teológico Fuller. Aún sigo en contacto con colegas y amigos de Visión Mundial, continúo viendo un flujo constante de artículos de posición, evaluaciones, y artículos oficiales. Doy algo de consultoría de vez en cuando.
Pero mi mayor fuente de ideas y material nuevo proviene del mundo de estudios de Desarrollo e Investigación de Desarrollo, un producto de la profesionalización de la comunidad de desarrollo internacional que empezó en la década de 1990. Hoy día existe una gran variedad de vistas académicas, una serie de escuelas de estudios de desarrollo y miles de “documentos fugitivos” —investigaciones, evaluaciones, estudios empíricos— que se encuentran en los sitios web de la mayoría de las agencias de desarrollo, una serie de centros de estudio de desarrollo en Europa y los Estados Unidos y en el Banco Mundial. Al haber cambiado la agitada vida de un ejecutivo de agencia por la vida de un académico, finalmente tengo el tiempo para leer y graduar estudiantes. Gran parte del material nuevo en este libro es un resultado de ello.
Definiciones
Utilizaré dos frases una y otra vez en este libro: desarrollo transformador y testimonio cristiano. Puede ayudar al lector si los defino aquí al principio.
Desarrollo transformador es el término que utilizo como una alternativa al desarrollo más tradicional. Existen dos razones para ello. Primero, el término desarrollo está fuertemente cargado con un significado pasado, no todo lo cual es positivo. Cuando la mayoría de las personas piensan en desarrollo, piensan en un cambio material o un cambio social en el mundo material. Segundo, desarrollo es un término que muchos entienden como sinónimo de modernización u occidentalización (Escobar, 1995). Para algunos, el desarrollo se entiende simplemente como tener más cosas. Muchos en el negocio del desarrollo, incluídos muchos de nosotros en occidente, no estamos seguros de que este tipo de desarrollo sea bueno para las personas o para este planeta.
Utilizo el término desarrollo transformador para reflejar mi preocupación por buscar un cambio positivo para toda la vida humana materialmente, socialmente, sicológicamente y espiritualmente. El adjetivo transformador se usa para recordarnos que el progreso humano no es inevitable; requiere duro trabajo. Existe un adversario que trabaja en contra de nuestro deseo de mejorar la vida. El verdadero desarrollo humano incluye hacer elecciones dejando de lado aquellas que no son para nuestra vida ni la de nuestra comunidad, mientras buscamos y apoyamos activamente todo lo que sí lo sea. Esto requiere que digamos no a algunas cosas con el objeto de decir sí a lo que realmente importa. La transformación implica cambiar nuestras opciones.
El desarrollo transformador es un viaje de toda la vida. Nunca termina. Siempre hay más ante nosotros. Todos están en este viaje: los pobres, los que no son pobres y el personal de la agencia de desarrollo. El viaje transformador es acerca de tratar de encontrar y gozar la vida como debe de ser, como pretende ser. En este libro sugiero que las metas para este viaje de transformación sean recuperar nuestra verdadera identidad como seres humanos creados a imagen y semejanza de Dios y descubrir nuestra verdadera vocación como mayordomos productivos cuidando fielmente del mundo y de todas las personas que están en él.
Testimonio cristiano es la segunda frase que uso frecuentemente. Entender lo que significa requiere una breve introducción. Todos creen en algo y eso en lo que creemos moldea lo que hacemos y cómo lo hacemos. Esto no es menos cierto para quienes están preocupados por los pobres y desean ayudarles en su viaje de desarrollo. Este centro ideológico es un asunto de fe, ya sea que seamos cristianos, musulmanes, budistas, agnósticos o ateos. Nuestros valores y creencias centrales son de donde obtenemos nuestro entendimiento de quiénes somos y para qué estamos aquí. Estos principios guía moldean nuestro entendimiento de lo que es un mejor futuro humano y cómo debemos llegar ahí.
Soy cristiano y he estado trabajando entre cristianos en el negocio del desarrollo por más de treinta años. Mi identidad cristiana y mi entendimiento de la fe moldean mi opinión de para qué es el desarrollo y cómo se debe realizar. Parte de ese entendimiento es mi convicción de que las mejores noticias que tengo son el conocimiento de que Dios, por medio de su Hijo, ha hecho posible que cada ser humano esté en una relación de pacto con él. Todo lo que necesitamos hacer es decir que sí a esta oferta. No compartir estas noticias, no anhelar que todos compartan lo que se me dio sin ningún mérito propio, sería erróneo en el más profundo sentido. Testimonio cristiano es el término que uso para describir que el amor me obliga a compartir esta noticia.
Deliberadamente escojo esta frase por sobre la palabra evangelismo por varias razones. Primero, al igual que el término desarrollo, evangelismo es una frase cargada. Imágenes de evangelistas de la calle gritando con megáfonos y de evangelistas de cruzada exhortando estadios llenos de personas vienen a la mente, y ninguna de ellas se ajusta muy bien a la idea del desarrollo transformador. Segundo, y más importante, el evangelismo tiende a usarse en el sentido limitado de referirse a la proclamación verbal de la verdad del evangelio de Jesucristo. Necesito una frase que incluya proclamación, pero que no se limite solo a ello.
Entiendo el testimonio cristiano para incluir la declaración del evangelio según la vida, palabra y obra. Por vida me refiero al hecho de que los cristianos son el mensaje. Somos el libro sesenta y siete de la Biblia. Las personas leen nuestras vidas y nuestras acciones y escuchan nuestras palabras como una forma de determinar lo que significa ser un cristiano. Ahora por palabra me refiero a la necesidad de decir lo que es la historia del evangelio e invitar a otros a hacer la suya. Por obra me refiero al hecho de que la fe cristiana, en el mejor de los casos, es una fe activa, comprometida con el mundo y que busca hacerlo más para la vida y el disfrute de la misma.
Hay un importante matiz aquí: no existe tal cosa como no dar testimonio. Los promotores de desarrollo cristiano están dando testimonio todo el tiempo. La única pregunta es “¿A quién o a qué?” Sus actos, tanto lo que hacen y cómo lo hacen, en quién declaran o en qué colocan su fe también demuestran el contenido moral de esa fe. La manera en que viven sus vidas declara a quién aman y de quién dependen. Y, si de veras demuestran su amor a Dios y a su prójimo con sus vidas, entonces llegarán preguntas para las cuales el evangelio es la respuesta y darán testimonio con las palabras adecuadas.
El problema de la cosmovisión moderna
Ya he mencionado que una de las principales características en la historia ha sido la creencia occidental de que los ámbitos espiritual y material de la vida están separados y no se relacionan. Esta suposición dominante controla casi todas las áreas de la consulta intelectual, incluidas la práctica y teoría del desarrollo. El resultado es un trágico par de reducciones. Primero, la pobreza se reduce a una simple condición material que tiene que ver con la ausencia de cosas como dinero, agua, alimento, vivienda, y la falta de sistemas sociales justos, también definidos y entendidos materialmente. Segundo, el desarrollo se reduce convenientemente a una serie material de respuestas diseñadas para superar estas necesidades.
Como el enfoque de este libro es la búsqueda de una comprensión genuinamente bíblica y holística de la pobreza y el desarrollo transformador, creo que puede ser útil explorar más a fondo la naturaleza de este punto ciego moderno antes de continuar. ¿Por qué necesito la palabra holística en primer lugar? ¿Cuál es la naturaleza del problema que estamos tratando de resolver utilizando dicho término? Debe de haber algo que no es holístico.
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