Myers hace más que darnos una nueva visión de lo que puede ser un ministerio cristiano: brinda directrices para implementar esta visión en la vida y en el ministerio de formas que sean consistentes entre sí y nos recuerda que la vida y las relaciones de los cristianos son los testimonios más poderosos del poder transformador de Dios. En esto, señala que tanto quienes sirven como quienes son servidos deben crecer en espiritualidad en encuentros de ministerio.
El libro está escrito para quienes participaron en programas de desarrollo cristiano y los reta a avanzar hacia ministerios holísticos. Es de igual importancia para quienes están involucrados en el evangelismo y el establecimiento de iglesias. Es un “chárter” para una nueva forma de hacer misión y las implicaciones de su visión son de gran alcance para todos los que sirven a Cristo en el mundo. Muy a menudo, en el establecimiento de la iglesia hemos circunscripto el trabajo transformador de Dios a realidades espirituales y hemos asignado temas terrenales a la ciencia y la tecnología. El resultado es una cristiandad esquizofrénica que deja problemas diarios de vida humana a los especialistas seglares y limita a Dios los temas de eternidad. Un enfoque verdaderamente holístico para una misión arraigada en la verdad bíblica es tan esencial como establecer iglesias vitales que permanezcan centradas en Cristo a través de las generaciones, al igual que lo es en los ministerios cristianos de compasión.
Probablemente, la mayor recompensa para muchos lectores será la forma en la que el autor desafía nuestras propias cosmovisiones distorsionadas que nos han cegado, para llevarnos a entender lo que significa ser testigos y servidores vivos en un mundo con una necesidad desesperada. Tales retos a veces son costosos, porque nos llaman a experimentar transformaciones radicales en nuestras propias vidas y ministerios.
Agradecimientos
Para esta segunda edición, debo empezar agradeciendo a mis lectores. Cuando escribí la primera edición de Caminar con los pobres, estaba muy seguro de que mi esposa y mi madre podrían leer el libro, pero no tenía certezas en cuanto a una aceptación más amplia; ustedes me sorprendieron. He sido bendecido con cartas y correos electrónicos de profesionales de todo el mundo que han señalado que este libro de alguna manera les ha sido útil. Estoy muy agradecido también con quienes dieron su tiempo de forma voluntaria y tradujeron la primera edición de Caminar con los pobres a coreano, chino antiguo (Taiwán), español, portugués y árabe. En Filipinas se produjeron versiones de bajo costo para ayudar a su distribución en el sur. Estoy profundamente agradecido y honrado por los muchos profesores de universidades seglares y cristianas, seminarios y escuelas bíblicas que utilizaron el libro en sus clases. Sin dicho apoyo, una segunda edición no hubiera sido una opción atractiva.
Antecedentes
Ningún libro como este es obra de un solo autor. Una vida de relaciones y una gran cantidad de experiencia vivida forman la materia prima a partir de la cual un autor trata de reunir y articular lo que ha aprendido y espera que otros consideren que vale la pena leer el resultado. Para mí, este el caso, dado que soy una persona que crea sintetizando, juntando las cosas y colocándolas en marcos más grandes. Aprendo en comunidad, escuchando a otros, leyendo bastante, haciendo lluvia de ideas con entusiasmo, sabiendo que con el tiempo caeré en un marco que se adapta a las muchas y dispares piezas. Sin embargo, pocas de las piezas son mías: ellas son el leal y precioso trabajo de otros. Puedo refinarlo o incluso ampliarlo, pero siempre comienzo con la oferta de otros. Esto es lo que hace que agradecer a los demás sea un lugar importante para iniciar.
Ideas productivas
El presente libro se basa en dos potentes grupos de ideas y las potencia: en primer lugar, la descripción de Paul Hiebert de la cosmovisión occidental y su medio excluido; y en segundo lugar, la reflexión de Jayakumar Christian sobre la naturaleza de la pobreza como relaciones que no funcionan para el bienestar y la causa de la pobreza como fundamentalmente espiritual. Estoy profundamente agradecido por el trabajo creativo de estos dos hombres y por su amistad y consejo a lo largo de los años.
Aprovechando su experiencia en la India, Paul Hiebert ha tenido dos importantes ideas que han demostrado ser muy útiles para mí y para otros en la misión cristiana. La primera es su formulación de la cosmovisión occidental en términos de dos reinos separados —material y espiritual— con un vacío entre los dos, el “centro excluido”. Vincular esto con el pensamiento de Lesslie Newbigin1 proporciona la explicación para muchas de las dicotomías con las que los cristianos occidentales luchan: fe y razón, evangelismo y desarrollo, iglesia y estado, valores y hechos. Estas dicotomías son los principales obstáculos para encontrar un enfoque cristiano genuinamente holístico para la transformación humana.
La segunda idea importante de Hiebert es que la cosmovisión occidental, con sus reinos —espiritual y material— separados, tiene una clase particular de impacto cuando se encuentra con la cosmovisión holística-espiritista de las culturas tradicionales. Aquellos de nosotros que portamos una cosmovisión occidental damos por sentado que la ubicación de causa y efecto es en el mundo material. En contraste, las culturas tradicionales creen que la causa de las cosas se encuentra en el mundo oculto de espíritus y dioses. La ausencia de un “medio” en la cosmovisión occidental significa que no tenemos forma de dar sentido o de responder al “medio” tan activo e importante de las culturas tradicionales. Esta premisa ha demostrado tener un gran poder explicativo cuando uno se acerca al trabajo de los promotores del desarrollo y su conjunto de herramientas de intervenciones tecnológicas, al igual que nuestro pensamiento sobre cómo se intersectan el testimonio cristiano y el desarrollo.
Jayakumar Christian es un compañero de trabajo de Visión Mundial y un amigo personal desde hace casi veinte años. Ha elaborado una familia de ideas sobre la naturaleza y las causas de la pobreza que nos libera del lenguaje material y las definiciones que tienden a dominar las conversaciones acerca de este tema. En su trabajo de doctorado, ofreció la idea de que la pobreza se experimenta fundamentalmente por parte de los pobres como un deterioro de su identidad y que esto es ocasionado tanto por la condición (o rutina) de ser pobres como por ser cautivos de los complejos mesiánicos de los que no son pobres. Encontré estas ideas liberadoras y altamente provocativas. Proporcionan la plataforma sobre la cual enmarco mi reflexión del desarrollo transformador realizado por los cristianos.
Empleo las ideas de Jayakumar liberalmente en este libro y, más adelante, las tomaré como punto de partida. A la idea de que jugar a ser un dios en la vida de los pobres resulta en un deterioro de la identidad de los pobres, yo le agrego que también daña la identidad de los no pobres. Ellos no pueden jugar a ser Dios y ser quienes son ante los ojos de Dios. A la propuesta de Jayakumar de que la transformación es el trabajo de ayudar a los pobres a recuperar su verdadera identidad hecha a imagen de Dios, yo agrego la idea de que la vocación o llamado también forma parte de la verdadera identidad. Propiedad que en términos bíblicos es tanto quiénes somos como qué hacemos. Los pobres y los no pobres necesitan de la ayuda redentora de Dios para recuperar su verdadera identidad como hijos de Dios hechos a imagen y semejanza suya y su verdadera vocación como mayordomos productivos, dones otorgados por Dios para contribuir al bienestar de la humanidad.
Formación
Como profesional, estoy en deuda con muchas personas. Inicié mi viaje en el desarrollo transformador con Hal Barber y su innovación de ayuda y desarrollo en Visión Mundial en 1976. Nuestro viaje empezó con unas estimulantes tres semanas con James Yen y Juna Javier en el Instituto Internacional de Reconstrucción Rural, en Filipinas. Con los años, me he visto influenciado y he sido enriquecido por una familia de profesionales del desarrollo que han asistido a conferencias, me han patrocinado para visitas de campo y han escrito artículos que me han influenciado. Esta familia incluye a Mulegeta Abebe, Mulatu Belachew, Bruce Bradshaw, Rebecca Cherono, Ben Chitambar, Frank Cookingham, Helen Eversole, Judy Hutchinson, Bob Linthicum, Ken Luscombe, Eric Ram, Paul Peterson, Christina Lee Showalter, John Stewart, Morris Stuart, Bryan Truman, y Corina Villacorta.
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