Luis Alonso Gerena Carrillo - Poder, violencia y Estado

Здесь есть возможность читать онлайн «Luis Alonso Gerena Carrillo - Poder, violencia y Estado» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Poder, violencia y Estado: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Poder, violencia y Estado»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Hoy no sería posible pensar las formas concretas que ha adquirido la violencia en América Latina, ni la impotencia que esta es capaz de producir, sin antes descifrar -aunque solo sea de una manera parcial o fragmentaria- cómo es que participamos cotidianamente en la producción y en la configuración de todo tipo de espacios de poder. Las diversas violencias perpetradas todos los días sobre cuerpos individuales o colectivos parecen tener los mismos orígenes y las mismas consecuencias de siempre; pero esto no es más que una mera apariencia de la que debemos cuidarnos. Detrás de la supuesta familiaridad de los paisajes de la destrucción -de las ruinas y ruindades que va dejando tras de sí esta sangrienta violencia- se ocultan los más atroces e innovadores mecanismos de normalización de la atrocidad y el horror: la técnica de su sofisticado ocultamiento y disimulo.
De todo esto se ocupan con inusual ahínco y sentido crítico los autores de los textos reunidos en este volumen, el cual cobra un especial atractivo gracias a la diversidad de métodos y estrategias empleados por ellos, así como por la singularidad de las circunstancias locales que han tomado como punto de partida para detonar análisis y reflexiones, que a final de cuentas han convertido en poderosos testimonios personales sobre el mortal entrecruzamiento que ha tenido lugar en México -y en toda América Latina- entre unos modos específicos de ejercer el poder y la configuración política de los espacios donde todos los días acontece la violencia de maneras inesperadas e inconcebibles.

Poder, violencia y Estado — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Poder, violencia y Estado», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Todos tenemos un territorio, todo tiene un territorio; es decir, su propio plano de inmanencia. Se trata de ese campo intensivo que nos define, que codifica lo ente, que le da sentido, significado –si se quiere, unidad–. Toda experiencia es vivible y pensable gracias a que estamos en un territorio donde las cosas tienen un significado, una codificación. Un territorio es una forma del espacio codificada de tal manera que sus componentes se conectan y adquieren un funcionamiento, un sentido. El territorio sería, en este sentido, la condición de posibilidad de toda vivencia. 11

El espacio, entonces, en cuanto radical construcción lingüística, conceptual y relacional de los elementos que constituyen el sentido de su propia interioridad y exterioridad, es susceptible de devenir territorio en el orden de lo incorporal ontológico que posibilita toda comprensión de la extensión, la corporalidad y la subjetivación en el orden de lo ente. Esta conceptualización, podemos colegir, precedería a toda conceptualización del espacio en el orden de la extensión, es decir, precedería en el orden de lo ontológico a la concepción del espacio como lugar o extensión.

Espacio y territorio, lenguaje y flujos

El lenguaje funda el espacio en la medida en que sus vibraciones sonoras, sus grafías, sus íconos, sus señas o sus carraspeos demarcan el contorno de lo expresable. Interior-exterior. El lenguaje no comunica, sino que dictamina, impone coordenadas semióticas, dice “esto es así y así”, “es transmisión de palabra que funciona como consigna, y no comunicación de un signo con información”. 12En el lenguaje hablado, la palabra –apenas se emite– se posiciona por entre los cuerpos para moldearlos, construirlos y establecer relaciones entre ellos. Esta relación que se da entre palabras y cuerpos, entre corporales e incorporales, en Deleuze recibe el nombre de acontecimiento –que siempre está ahí, aconteciendo; pero es necesaria una perspectiva, un punto de vista, para poder adivinarlo, descubrirlo en toda su riqueza y potencialidad–. 13

El acontecimiento opera de cualquier forma, se vea o no. Siempre tiene efectos, pues gracias a él el lenguaje tiene esta capacidad ordenadora, segregadora, direccionante, fundante. Si no sabemos advertirlo, su efecto es unívoco. La ignorancia del acontecimiento se expresa en el buen sentido y el sentido común, que comprenden lo nombrado por la palabra como una mismidad con una única dirección. 14Sea un sentimiento, una idea o un ente, el buen sentido y el sentido común se encargan de asignar mismidad y univocidad a aquello nombrado por la palabra; oscurecen el acontecimiento, crean “lo real”, “lo verdadero”, “lo cotidiano”. De esta forma, la palabra, al arrastrarse por entre los cuerpos, dibuja los contornos de los entes, sus límites, su dirección, sus orillas, sus vasos comunicantes, su adentro y su afuera, que también son palabras.

El espacio no es espacio sino hasta que ha sido nombrado y comprendido como tal. Antes de eso, no es. Así sucede con la mesa, el ave, el cielo y el amor; incluso con lo innombrable al nombrarse como innombrable. Más aún: lo que se dice que existe antes de haber sido advertido y haber sido nombrado necesita de la palabra existencia y la categoría de anterior para poder ser así pensado o concebido.

El lenguaje, pues, construye al espacio, pero también al territorio al nombrar aquello que lo compone. Ese plano inmanente poblado de intensidades que acontecen entre los cuerpos y las palabras, además de poseer las mismas prerrogativas que el espacio para ser pensado como una construcción lingüística, tiene la peculiaridad de que, para su concepción, los flujos, cortes y cruces que lo componen necesitan estar codificados, es decir, territorializados. El espacio es construcción abstracta de la exterioridad, mientras que el territorio es el poblamiento, la saturación corporal e incorporal de esa exterioridad. 15

Desde una ontología como la que se traza a partir de Deleuze, no hay cosas en sí mismas, ni formas que las sustenten. Lo que hay son flujos, flujos de cualidades que se intersecan, se cruzan y se cortan para dar a luz diversas singularidades. 16En una persona, por ejemplo, no encontramos un cuerpo ni la idea de un cuerpo, sino un flujo de corporalidad compuesto por diversos flujos diferentes que se cruzan en el plano de inmanencia: un flujo de boca, de labios, de órganos genitales, y de cabellos, por decir algo. Esos flujos, a su vez, tienen variaciones en sus intensidades: bocas generosas o tacañas, labios gruesos o delgados, genitales copiosos o escasos, cabellos lacios o rizados. Pero no solo se trata de entidades físicas, pues una persona está compuesta por otro tipo de cualidades menos tangibles: un carácter, una ideología, sus sentimientos, sus más profundas pasiones y las más superficiales frivolidades. Hay, entonces, flujos de rabia, de tristeza, de melancolía, de alegría, de deseo. Hay otro tipo de flujos, un poco más duros, más persistentes: una moral, un modo de producción económica, un sistema jurídico. Cada uno de estos flujos, con sus intensidades respectivas, se cruzan, se juntan y se tensan en lo que nosotros comprendemos como un individuo. “Ahí está Juan Pérez”, decimos. Pero Juan Pérez no es más que el cúmulo de flujos que lo van componiendo a cada momento en un territorio que se va transformando conforme los flujos que lo pueblan van cambiando, mutando.

Cuando Juan Pérez está con su pareja, meloso, su territorio está poblado de flujos pletóricos de deseo y erotismo que lo hacen devenir amante (un flujo de amor romántico, otro de seducción, otro de lujuria en diversos grados), pero cuando está en su trabajo, vestido con un traje de medio pelo y organizando el archivo de una paraestatal, su territorio está poblado de órdenes sin salida, jerarquías aplastantes y pequeños fascismos operando por todas partes, que lo hacen devenir burócrata alienado; mientras que, cuando convive con su hija, su territorio está poblado por juegos infantiles, un flujo de voz impostada, otro de caras ridículas y otro de risas despreocupadas que lo hacen devenir niño nuevamente. Como se ve, Juan Pérez no es Juan Pérez, sino varias series de flujos y aconteceres en un territorio que, según su composición, lo hacen devenir múltiples cosas a cada momento. Su territorio, siempre fugaz y momentáneo, es a cada instante intervenido por distintos flujos e intensidades de flujo que posibilitan una codificación específica de lo que acaece en él. El territorio, pues, se construye, a veces por nuestro influjo, pero a veces sin nuestra intervención.

El territorio es, finalmente, ese espacio abstracto –en el orden de los acontecimientos– colmado de flujos que permiten una codificación específica de los aconteceres; posibilita el sentido, la vivencia; al mismo tiempo que es construido por todo lo que pasa a su interior. Un territorio es siempre fugaz, cambiante, múltiple, plural y relacional, capaz de ser intervenido a cada instante por cualquier movimiento, irrupción o sustracción de los flujos. Todo lo que pasa por el territorio es, de alguna forma, nombrado, de modo que todo flujo está codificado por un lenguaje que lo territorializa y lo pone en sincronía con el resto de los flujos, también nombrados.

Territorio, lenguaje, poder

El espacio –se puede colegir de todo lo anterior– se construye y deviene territorio a través de la palabra que lo nombra y que nombra los flujos y las intensidades que lo componen. Y, sin embargo, con toda la elaboración y el artificio que conlleva su creación, el peligro está siempre a la vuelta de la esquina, acaso dentro de su constitución misma, pues el lenguaje –como se puede advertir– nunca es neutro, inocente. El lenguaje, como bien advirtió Nietzsche, implica siempre el ejercicio de un poder. Se trate del poder del señor a otorgar nombres o del poder procedente del resentimiento que crea valores, 17es importante observar que el lenguaje, en tanto consigna, es siempre una imposición, una arbitrariedad, enarbola una lucha por el sentido. La verdad no opera por adecuación ni por consenso, es un llano ordenamiento, una imposición; lo es en sentido ontológico, pero también en sentido político.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Poder, violencia y Estado»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Poder, violencia y Estado» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Poder, violencia y Estado»

Обсуждение, отзывы о книге «Poder, violencia y Estado» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x