Para probar que la generación natural es ‘una’ mutación que tiene como término ‘una’ forma substancial, se ofrece un argumento por el absurdo66. Si hay muchas generaciones parciales que intervienen en la producción de un único ser natural, cada movimiento tiene como término una forma propia, por lo que deben ellas ser educidas desde una o desde muchas potencialidades de la materia. No lo pueden desde una sola, ya que, al ser las formas de diferentes especies, no podrán al mismo tiempo perfeccionar la misma parte de materia. Pero tampoco desde muchas potencialidades, puesto que, estando ellas sin orden en la materia, las formas perfeccionarían a la materia desordenadamente, y esto no es posible.
Por otro lado, Escoto expresa las razones de Gante para afirmar que no se puede sostener la unicidad en el ser humano, sino que en él hay pluralidad de formas substanciales67. Todo agente que actúa tiene un fin propio según la acción que realiza. Por ello, en el caso del ser humano se pueden distinguir dos agentes: por un lado el agente ‘increado’, que por el modo de actuar propio crea el alma intelectiva, y la infunde en un cuerpo; y por otro, el agente ‘creado’, cuya acción propia es la generación del cuerpo natural por medio del semen, según hemos expuesto antes. De nuevo, se prueba esta postura por reducción al absurdo. Si ambos agentes obran un mismo efecto en común, deberíamos afirmar que el ser humano, alma y cuerpo, son creados; o que el padre interviene en la creación del alma racional. Ambas conclusiones son, evidentemente, falsas. Por último, Escoto expresa algunas aclaraciones que sostienen la teoría pluralista en el ser humano, sin que se pueda refutar con los argumentos propuestos para la generación natural68. Las podemos resumir así: las dos formas que componen al ser humano, no se educen de la potencialidad de la materia; no está una de las formas per se y otra per accidens, sino que ambas son producidas por agentes diversos para constituir un sujeto (aunque el alma de modo milagroso); la materia recibe ambas formas, cuerpo y alma, y se perfecciona por las dos; además, el alma intelectiva contiene virtualmente a la vegetativa y sensitiva, mientras que la forma corporeitatis contiene, asimismo, las formas materiales que pueden, a su vez, separarse como partes orgánicas del cuerpo.
Sin embargo, Duns Escoto tampoco acepta la propuesta del ‘pluralismo estándar’ en su totalidad. La primera objeción surge de considerar la forma en los seres producidos por generación natural. Si ella es una sola, contiene virtualmente las formas inferiores, por ejemplo, la forma sensitiva de un buey contiene la forma vegetativa y la forma corporeitatis. Ahora bien, si la sensitiva puede, en virtud de su perfección, contener la forma corporeitatis, ¿por qué no sucede esto con la forma racional, siendo ella más perfecta que la sensitiva?69
Otra respuesta tiene en cuenta que, “todo agente, que puede [obrar] suficientemente con su acción sin la acción de otro, y así [alcanzar] el término con su acción, puede informar el pasaje hacia aquella forma [que es término de su acción] sin la acción de otro.”70 En este sentido, el progenitor no necesita de la acción divina para generar la forma propia de su acción, que es la forma corporeitatis, y tampoco pertenece a una necesidad de Dios la creación de un alma, ya que su actuar es contingente respecto de la creatura (no está obligado a crear un alma en toda generación humana).
Una última respuesta, a esta versión del pluralismo, afirma que, de dos entes en acto no se puede conseguir un ser ‘uno’, ya que la unidad substancial se consigue cuando hay dos elementos relacionados como potencia y acto. Ahora bien, si alma y cuerpo son dos entes en acto, ordenados a la potencialidad de la materia primera pero no entre ellos, nunca podremos afirmar que el ser humano es una unidad, algo que sería contradictorio con lo que, justamente, se desea probar71.
ii. Opinión de Escoto sobre la pluralidad de formas substanciales
Luego de rechazar la doctrina de la unicidad de la forma substancial y el pluralismo en la versión ‘estándar’, el Doctor Sutil propone una interpretación propia del tema: “en otros vivientes (más allá del ser humano) la forma del mixto se diferencia del alma.”72 La justificación de esta intuición se fundamenta en la experiencia que nos ofrece el caso de la corrupción de un ser vivo. Cuando un buey muere, la disolución del cuerpo conlleva un proceso hacia los elementos aunque la forma cadaveris permanece por un tiempo73. Esta forma, sostiene Escoto, es idéntica (idem) tanto numérica como específicamente respecto del cuerpo animal cuando estaba vivo. No se puede decir que, por la acción de la corrupción, se ‘genera’ la forma del cadáver, sino que al abandonar (derelinquere) el alma al cuerpo, la forma de éste se mantiene subsistiendo. Evidentemente, el cuerpo del buey pierde, al morir, las funciones propias dadas por el alma sensitiva.
También apoya Escoto su postura haciendo un análisis de las causas. Como dijimos antes, cada forma se produce por la acción propia de un agente específico. R. Cross reformula este principio de manera negativa74, y así Escoto niega que una misma forma pueda ser el término de agentes diferentes. Sin embargo, la experiencia nos muestra que un animal puede morir por causas diversas, como por ejemplo ahogarse, ser atacado con un cuchillo, o por otro animal75. Y en todas esas mutaciones, los diferentes agentes tienen el mismo término, un cadáver. En conclusión, la forma cadaveris no se genera al corromperse el ser vivo por causa de los diferentes agentes, ya que tampoco se entendería cómo puede un cuchillo ser la causa eficiente de un cadáver. Solo se puede explicar su permanencia, concluye Escoto, si el cuerpo posee de suyo una forma substancial propia.
Pero el Doctor Sutil avanza un poco más en su posición pluralista. En Ord. IV.11.1.2.1 #238 y #254 menciona que es ‘probable’ la existencia de diferentes partes orgánicas en el cuerpo, como el corazón o el hígado, que posean formas substanciales diferentes. El tema es tratado de manera específica y con cierta extensión en QQ. Met. VII.20, donde la pregunta apunta a saber si hay formas substanciales de especies diversas en los compuestos materiales. También se recurre al tema en Lect. y Ord. III.2.3, cuando aborda la cuestión sobre organización y animación del cuerpo de Cristo.
Que los órganos poseen sus propias formas substanciales, puede inferirse de lo expresado precedentemente. Si cada uno de ellos tiene cualidades propias, podemos suponer que esas cualidades siguen a una forma substancial específica. Además, las diversas operaciones corpóreas también se explican adecuadamente a partir de formas diversas. Por otro lado, Escoto da un argumento inequívoco, “una parte del animal se separa de él sin generación, y no permanece en acto por la forma del todo luego de la separación; en consecuencia, [permanece] por otra [forma distinta] de la que tenía antes.”76 Bajo este planteo parecería que cualquier ser viviente, no es más que una suma de partes-substanciales. Por ello, queda ahora por resolver la mayor dificultad que enfrenta el pluralismo en la versión ‘escotista’: la unidad del compuesto. El Doctor Sutil reconoce, como lo propone la postura de la unicidad, que el ente recibe la unidad por el ser (esse), pero no adhiere a que el ser deba darse necesariamente por una sola forma77. Solo se puede entender esta afirmación dentro de la tendencia esencialista que muestra Escoto, donde el ser y la esencia son compuestos. “De esta manera, todo compuesto es un esse, y también incluye muchos esse parciales.”78 Y a continuación aclara, que en todo compuesto se pueden distinguir dos ‘partes esenciales’: una en acto, es decir, la última forma substancial, por la que un compuesto es hoc ens, y otra en potencia respecto de aquel acto, la materia primera con ‘todas las formas precedentes’. Ya hemos mencionado la solución que propone al principio de individuación79, y ese esfuerzo deja ver la primacía que tiene el individuo en toda la filosofía de Escoto, poniéndola en práctica aquí, ya que todo ente compuesto de partes-substanciales tiene una forma superior (y más perfecta) en la que se unifica la multiplicidad de formas-parciales. Pero, ¿cómo puede darse esa unificación?
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