ÍNDICE
PORTADA
PORTADA INTERIOR
PREÁMBULO
PRÓLOGO PRIMERO
PRÓLOGO SEGUNDO
MAGIA MÁS ALLÁ DE ESTA VIDA
CRÉDITOS
AUTOR
PREÁMBULO
Recuerdo perfectamente el día que te fuiste, Eva. Estaba trabajando sobre mi Tesis Doctoral. Llegó un correo electrónico comunicando que nos habías dejado. No lo dudé un momento. Le dije que me iba, que quería despedirme de ti. Él, que me conocía más que nadie, no trato de argumentar que quizá no tenía mucho sentido recorrer los 150 km que nos separaban. Sabía que iría dijera lo que dijera. No era una decisión. Era un impulso que ahora entiendo que nos conectaba de alguna manera. Quizá el inicio de lo que años más tarde supondría una unión trascendental que va más allá de las dimensiones, que nuestra limitada capacidad, entiende que existen.
Recuerdo al llegar que se respiraba una extraña paz. Y cuando ví a Quique supe que esa paz era la que él transmitía, la que tú le habías dejado. Allí estaba, consolando a todo el mundo. Sonriendo, sí, sonriendo. Claro, él ya intuía que no te habías ido del todo. Es curioso, pero lo que no consigo recordar es cómo ni cuando le abracé, ni lo que le dije, ni siquiera lo que sentí. Sí que tengo muy presente cuando me senté y lo vi abrazando a su hija mayor. Y te confieso que lo miré con admiración. En ese momento sabía, intuía, que muy pronto me tocaría a mí estar ocupando ese lugar. Y yo no sería capaz de hacerlo tan bien.
Recuerdo un tiempo después, cuando algo empezó a cambiar en la forma en que nos mirábamos, en la que hablábamos, las reuniones de la tesis se convirtieron en momentos especiales, que dieron paso a encuentros en restaurantes, a tomarnos algo después. Y me acabé enamorando del que había sido mi profesor, mi amigo. Y no entendía cómo no lo había “visto” antes de esa forma. Era todo. Era él.
Recuerdo la desolación de ir siendo testigo silencioso de una historia de amor que quería que fuera mía. Ver desde la barrera cada foto, cada momento compartido fue doloroso. Y no podía entenderlo. Era un duelo, otro duelo. Diría que incluso más doloroso, aunque sea difícil de entender.
Pero un día soñé contigo. Estabas al lado de Rafa, y me entregabas un corazón. Supe que era una señal. Era tu forma de decirme “paciencia”.
Y tuvo que irse tu hermana para que juntas recolocarais las piezas. Y la llamada de pésame se convirtiera en un reencuentro, en una invitación a la presentación de Más allá de esta vida. La senda estaba iniciada y en ese punto estaba decidida mi entrada. El paso a escena.
Y a partir de ahí, ya lo sabes: magia. Mucha magia. Un universo completo. La magia del amor aquí y allí, la magia que todo lo trasciende, que crea realidades espectaculares, que hace que la vida sea chula, muy chula, cada día que amanece.
Más allá de esta vida resultó ser la historia de ese amor que tuve que vivir como espectadora desde un papel que nadie más que yo veía. Leer cada letra de esa obra me trasportaba de nuevo al dolor de saber que mientras esas situaciones se habían dado yo también estaba sufriendo. Al terminar de leerlo, lo entendí. Ese dolor no era amor. El amor no duele aunque no esté con nosotros, el amor es más. Está más allá de todo.
Y luego vino Magia más allá de esta vida, donde están mis hijos, mi amiga Inma, tú y un ángel que no supimos hasta después que era Rafa. Y es que me imagino a los dos, a ti y a él, divertidos viendo lo que pasa aquí abajo, cómo a veces torpes no captamos señales, cómo otras veces una brisa de viento, una ducha que se abre, un arco iris, nos permite volver a conectar con vosotros.
Y cierra la trilogía “21 gramos”, lo que no quiero que pase. No sé si será tal cual le has dictado, algo me dice que sí. Y tiemblo de pensarlo pero también con el convencimiento que todo lo que hemos vivido nos permite pensar que lo que esté por venir, será provisional y que nos reencontraremos otra vez, todos. Y que el amor estará presente como lo ha estado hasta ahora, jugando con nuestras almas, envolviéndolas para que podamos saber el sentido de la vida.
Qué bien lo has hecho: tres obras, tres momentos: pasado, presente y futuro.
Todos los días te doy las gracias porque sé que este hueco lo ocupo gracias a ti. Me diste el regalo de ver en primera línea como Quique recibe tus palabras y las transforma en obras de teatro, como una especie de éxtasis hace que fluyan las tramas. Me dejaste el regalo de estar cerca de ellos, de vivir donde vivo, de vivir lo que vivo. Tú me has mandado y sabes que no te defraudaré. Lo cuidaré, lo amaré cada día. Gracias por crear estas tres obras. Gracias por crear un Universo. Gracias más allá de esta vida.
Ana Peinado
PRÓLOGO PRIMERO
“Magia más allá de esta vida” apareció en mis manos de manera “casual”. Fue durante la presentación del libro en Cehegín (Murcia), a principios de 2019. Ana Peinado hizo de enlace para que conociese el libro, y simultáneamente conociese también a Quique. Quien conoce a Ana sabe que es una gran tejedora de hilos invisibles.
El encuentro con Quique fue fugaz, sin embargo, me bastó para intuir que, como decía Bogart en el final de la película de Casablanca, “creo que esto es el principio de una gran amistad”. No sabía ni cuándo, ni cómo, ni dónde, pero estaba convencido de que sucedería. Y al leer el libro tuve mucho más claro que así sería.
En el verano de 2020, un año y medio más tarde de ese breve encuentro con Quique, recibí la llamada de Ana proponiéndome dirigir el espectáculo “La magia de las señales” para la compañía A3Danza. Y qué regalo me hizo. Me obsequió con la posibilidad de poder adentrarme a fondo en las emociones que provocan una pérdida, enfrentarme a mis miedos y reconocer mis fortalezas con respecto a la muerte. Revivir cómo habían sido mis procesos de duelo con mis seres queridos, y descubrir si había aún alguna herida que no hubiese cicatrizado bien. Todo un viaje interior para poder aportar mi visión al texto y a las coreografías que crearon el maravilloso equipo formado por A3Danza: Carla, Dani y Sonia. Ellos dieron forman al mundo interior emocional por el que transita uno de los “personajes” del texto.
En este proceso creativo tuve la suerte de rodearme de personas a las que admiro tanto personal como profesionalmente: Susi Espín, Rubén Pleguezuelos, Juan Antonio Ros, Alfredo Ferré e Inma Domínguez. Cada uno en su ámbito vinieron a aportar y completar mi visión del espectáculo, que se convirtió en realidad en el verano de 2021. También me ofreció la posibilidad de conocer y guiar a Álvaro, el niño que encarna a Miguel en el espectáculo, y al que fue una gran suerte poder acompañar en su trayecto. Cuánto he aprendido contigo y qué valiente has sido. Eres todo un ejemplo de superación para mí. Y por supuesto, me brindó la oportunidad de conocer en profundidad a Quique y descubrí que la emotividad, la sensibilidad y la claridad con la que se expresan sus personajes tiene mucho que ver con su manera de ver la vida y de relacionarse con los demás.
Adentrarse en “Magia más allá de esta vida” es dejarte acariciar y que aflore tu sensibilidad, descubrir la superación de sus personajes, hablar de la vida y de la muerte de manera indivisible, sentir el dolor y el placer por los que transitamos durante nuestra existencia. Es sentir la vida aceptando que hay situaciones, percepciones y vivencias que la razón y la ciencia aún no pueden explicar. Es un viaje a corazón abierto.
Fernando Ripoll
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