Dedier Norberto Marquiegui - Domingo Cabred, una biografía

Здесь есть возможность читать онлайн «Dedier Norberto Marquiegui - Domingo Cabred, una biografía» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Domingo Cabred, una biografía: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Domingo Cabred, una biografía»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Domingo Felipe Cabred fue un hombre eminente de su época. Alienista y psiquiatra organicista, la magnitud de su obra contrasta con la inexistencia de una obra, una biografía, que recoja de manera ordenada los principales datos de su vida. Partiendo de esa carencia, este libro se propone reconstruir su vida, repasando su infancia, sus años formativos, sus maestros, sus padrinos políticos, su experiencia europea, su regreso, sus primeros fracasos, la creación de la Colonia Nacional de Alienados, sus imágenes y bases económicas, la presidencia de la Comisión Nacional de Asilos y Hospitales Regionales, los homenajes a su obra y su inadaptación final a la reforma universitaria. Aspectos todos que, reunidos, nos presentan un cuadro atrayente de una personalidad y una época cuya complejidad no alcanzan a ser comprendidas plenamente.

Domingo Cabred, una biografía — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Domingo Cabred, una biografía», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

24. Charles Hale, “Las ideas políticas y sociales en América Latina, 1870-1930”, en Leslie Bethell (ed.), América Latina: cultura y sociedad, 1830-1930 , Barcelona, Crítica, 1990, t. VIII, pp. 1-64. Acerca del eclecticismo como tendencia filosófica en Argentina, Arturo Roig, “Notas sobre el eclecticismo en Argentina”, Revista de Historia Americana y Argentina , t. VI, 1963, pp. 159-182.

25. Eduardo Zimmermann, Los liberales reformistas: la cuestión social en la Argentina, 1890-1916 , Buenos Aires, Sudamericana, 1995.

CAPÍTULO 2

La asistencia sanitaria en Buenos Aires desde la colonia a los albores del Estado argentino

Desde sus más remotos orígenes, hasta se podría decir desde la fundación misma de la ciudad de Buenos Aires, la atención de pobres y enfermos estuvo librada a su suerte. La lejanía del Real Protomedicato de Lima hacía improbable que pocos profesionales formados se aventuraran hasta estas tierras haciendo de ellas un territorio propicio para la proliferación de sangradores, curanderos y médicos improvisados.

Hasta mediados del siglo XVIII la aldea colonial tenía solo un hospital, teóricamente habilitado en 1611 aunque funcionaba, cuando funcionaba, intermitentemente, para ser confiado luego al cuidado los betlemitas, llamado Hospital San Martín, y que operaba más en los términos de una residencia para marginados, en el mejor de los casos una pobre enfermería con una docena de camas, que como un verdadero centro asistencial. En un rancho anexo al hospital, llamado vulgarmente el loquero , se alojaba a los enfermos mentales. La tendencia era, más que asistir, a aislar a los enfermos, incurables, locos y contagiosos, protegiendo de su presencia a la población “sana” de la ciudad.

En 1734, don Ignacio Bustillo y Zevallos donó parte de sus tierras a la congregación jesuita (terrenos situados en las actuales calles Defensa, con salida a Balcarce, Humberto I y San Juan). Ese predio iba destinado a la construcción de una casa para labores de carácter comunitario, lo que en el lenguaje eclesial se entiende como “residencia”. El mismo predio incluiría una chacra vecina. Ambas, residencia y chacra , se denominaron “de Belén”. Poco antes de que los jesuitas fueran expulsados (1767), sus nuevos dueños, los religiosos de Nuestra Señora de Belén, los betlemitas a cargo del Hospital San Martín (luego Santa Catalina), lograron que las autoridades les cedieran no solo la residencia y la chacra, sino incluso unos terrenos hacia el oeste, con el propósito de construir un pabellón para instalar allí un lugar de descanso (se supone que de allí su nombre la Convalecencia), que sirviera para los enfermos en recuperación, dados de alta en el Santa Catalina, que solo se ocupaba de pacientes agudos. Desde 1769, cuando los betlemitas se hicieron cargo de las propiedades de los jesuitas, trasladando a los insanos del Hospital de Santa Catalina a la Residencia de Belén, pasó a llamarse Hospital de la Convalecencia, que se convirtió en el Hospital General de Hombres. El Hospital de Mujeres comenzó a funcionar por entonces regenteado por las Hermanas de la Caridad. En 1770, la Residencia de Belén comienza a recibir dementes que eran enviados desde la cárcel del Cabildo, a cargo de un capataz, hábil en el uso del látigo con el que se hacía respetar imponiendo terror entre los internos. 1

Por disposición del virrey Juan José de Vértiz se creó en 1780 el Protomedicato de Buenos Aires, que funcionó precariamente hasta 1790 cuando, presidido por el médico irlandés Miguel O’Gorman, acompañado por Francisco Argerich, Benito González, José A. Capdevilla y Antonio Herrera, se constituyó en tribunal para la fiscalización de los profesionales médicos de la ciudad, además de encargado de formar a quienes quisieran serlo, de establecer penas para los falsos médicos y curanderos, de controlar las boticas y recaudar fondos para los fines que perseguía. Sin embargo, el bajísimo número de las inscripciones a los cursos que desde 1801 impartieran el mismo O’Gorman, Agustín Fabré y Cosme Argerich –en 1804 cuatro inscriptos, ninguno en 1807 y 1810– da idea de una vocación que no lograba despegar.

Ni siquiera la revolución de 1810 y su inevitable consecuencia, las guerras de la independencia, que inundaron las calles de heridos, ciegos y mutilados reducidos a la mendicidad y al abandono, acicatearon vocaciones y voluntades sino que, todo lo contrario, hicieron que muchos alumnos del Protomedicato optaran por posponer la aprobación de sus últimas materias pues, de rendirlas, se encontraban obligados a servir en el frente de batalla. 2Apremiados por la urgencia, se funda provisoriamente un Instituto Médico Militar. Luego de un frustrado intento por crear una “Facultad Médico-Quirúrgica”, el doctor Cosme Mariano Argerich presenta ante la Asamblea del año 1813 un plan de estudios que dio origen al Instituto Médico Militar, cuya principal función era proveer médicos y cirujanos para los ejércitos que, obligados por las circunstancias, peleaban por una independencia al inicio del proceso revolucionario, cuando se instaló un gobierno autónomo a nombre del rey, solo por algunos imaginada. Pero cuando la pretensión de la Junta revolucionaria de legitimar su mandato en las antiguas provincias del Virreinato se vio defrauda, provocando la insurgencia de regiones enteras y obligando al envío de expediciones militares al Alto Perú, Paraguay y la Banda Oriental, y el rey cautivo de Napoleón, Fernando VII, regresó pidiendo el escarmiento de aquellos revoltosos que se habían levantado contra su autoridad como paradoja invocando su nombre, la guerra se generalizó, con su lógico costo en el incremento de heridos y de vidas humanas, aumentando la exigencia de médicos en el frente. Profesores y alumnos eran considerados parte del cuerpo de medicina militar. Comenzó a funcionar, iniciando sus cursos en 1815, cubriendo bastante bien las necesidades de los cuerpos armados, aunque eso no tocaba a la población civil prácticamente librada a su suerte. En 1820 fallece su primer director, Argerich, asumiendo el cargo el doctor Cristóbal de Montúfar. Entre sus profesores, además del nombrado Argerich, se contaban Francisco de Paula Rivero y Juan José Montes de Oca, además de completar su formación el futuro catedrático Francisco Javier Muñiz. Pero nada de eso logró revertir entre la población la mala fama de de los “matasanos”. El doctor Francisco Rivero, a pedido de José Álvarez Thomas, calculaba en quince el número de médicos de Buenos Aires, la mayoría en el frente de guerra y no pocos contrarios al nuevo régimen, más algunos ingleses. Muerto M. O’Gorman en 1819, el Protomedicato, como todas las instituciones coloniales, dejó de funcionar en 1822 y fue remplazado, desaparecidas también las autoridades centrales nacidas con la Revolución de Mayo, por la Escuela de Medicina de la recién creada en 1821 Universidad de Buenos Aires. Fue uno de sus seis departamentos y se inició con tres cátedras, la de Instituciones Médicas a cargo de Juan Antonio Fernández, la de Instituciones Quirúrgicas a cargo de Francisco Cosme Argerich y la de Clínica Médica y Quirúrgica de Francisco de Paula Rivero. El material de enseñanza y los textos utilizados en los primeros años fueron casi exclusivamente de origen francés e italiano, debido a la influencia de dos reconocidos investigadores de esas nacionalidades, Aimé Bonpland y Pedro Carta Molino, respectivamente. Luego de dos años de iniciada la carrera se contó con sala de disecciones, y el gobierno decretó un presupuesto para costear en Europa el perfeccionamiento de los estudiantes sin recursos. El alumno podía doctorarse en medicina o cirugía, para lo cual debía presentar una tesis. Impulsada por Bernardino Rivadavia, ministro del gobernador Martín Rodríguez, y como parte de las tendencias favorables al laicismo de la época, en 1822 se aconseja el cierre del Hospital Santa Catalina, despojando de su manejo a las órdenes religiosas, que pasaría a manos de establecimientos y médicos egresados de la flamante Escuela de Medicina. La primera camada de médicos se graduó en 1827 y entre ellos tempranamente aparecen los primeros profesionales que se pronuncian a favor de las ideas de Philippe Pinel. La primera tesis de psiquiatría que se presenta en la Escuela es la de Diego de Alcorta, en 1827, bajo el título La manía aguda , que adem ás fue la primera tesis publicada en el país y representa las aspiraciones de los nuevos facultativos para generar cambios en el tratamiento de las personas alienadas.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Domingo Cabred, una biografía»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Domingo Cabred, una biografía» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Domingo Cabred, una biografía»

Обсуждение, отзывы о книге «Domingo Cabred, una biografía» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x