1 ...6 7 8 10 11 12 ...45 Hoy, las misiones que fundó son pueblos modernos, incluso ciudades; las fronteras que exploró y fundó son regiones bien desarrolladas al igual que los reinos y provincias que soñó. Solo los indios que tanto amó y luchó por ellos ya casi no existen, desaparecieron ante el embate de ambiciones humanas que llegaron a imponerse a los ideales de nuestro misionero. Fueron excluidos de un desarrollo egoísta que los sigue conquistando de una manera brutal. Los indios fueron la razón esencial del trabajo de Kino, sin lugar a dudas para él sería muy decepcionante el ver que nuestra sociedad moderna los ha estado marginando de un desarrollo que él soñó para ellos. No podemos honrar la memoria de Kino si no tomamos en cuenta por quienes trabajó.
Raquel Padilla Ramos (1967-2019)
Este estudio nos permitió acercarnos a una historiadora y antropóloga muy especial, nos referimos a la doctora Raquel Padilla Ramos, a cuya memoria dedicamos este libro. Académica y estudiosa muy destacada, considerada entre las mejores historiadoras del noroeste de México. Su principal tema de investigación fueron los yaquis, su historia, pero sobre todo ese devenir de sufrimiento en que se vieron envueltos durante cientos de años queriéndoles quitar sus tierras y esencias, queriéndolos exterminar a grados genocidas, negándoles todo derecho. Pero su trabajo no terminó ahí, ya que igual se solidarizó con los yaquis actuales, cuyas luchas históricas siguen vigentes y las agresiones en su contra son cosa de todos los días. Raquel utilizó sus conocimientos en apoyo de las luchas yaquis, hizo suyas estas luchas con un alto nivel de compromiso que nos recuerda las luchas del padre Kino al defender a sus indios. Raquel entendió perfectamente la problemática indígena, la asumió como mexicana de una manera muy positiva, sin generar ni odios ni rencores:
Sobre todo, son los pueblos originarios, conferidos por derecho de antigüedad, quienes tienen la autoridad moral de reclamar, demandar y exigir al Estado mexicano el respeto a sus territorios… pero no podrán hacerlo solos, debemos unirnos todos en la lucha contra la deshumanización, contra la codicia empresarial y contra la muerte provocada por el desprecio de los poderes políticos y económicos. Permitanme insistir, solo lo lograremos en colaboración, correspondencia y universalidad… floreciendo ellos [los pueblos indígenas] florecemos todos.
Y no únicamente fue consecuente con las causas indígenas, también con otras numerosas causas de injusticias sociales. Nada que afectara al ser humano le era indiferente. No por nada escribió:
El amor verdadero espera …
tras las rejas de una cárcel
en la cama de un hospital
en el niño descalzo
en el hombre desnudo
en la mujer abandonada
en el territorio indígena
en la lucha obrera
y en el fondo del incordio
de cada revolución.
Amiga entrañable, llena de nobleza, de espiritualidad cristiana y una intelectual honesta y ética. Su muerte, injusta y violenta, nos llenó de dolor, de coraje e indignación privándonos de manera prematura de su presencia. Nos deja un vacío imposible de llenar. Fue un privilegio haber conocido un ser humano tan excepcional como ella. Se trató de un favor celestial por haber seguido la huella de Kino.
Su presencia fue una voz de esperanza, de esas que nos mueven, nos motivan y nos inspiran para mejorar este y otros mundos. Con su ejemplo nos atrevemos a ser valientes, audaces, a soñar y buscar utopías que quizá no existan, pero que nos permiten avanzar en el sentido de una sociedad más justa, más humana. Por eso no queremos olvidarla, siempre será para nosotros, y creo que para muchos de los que la conocimos, maestra, líder y compañera en una empresa que debemos seguir, con convicción y amor, con ese ejemplo generoso que ella nos brindó.
Existe cierta belleza en algunas personas, que al contrario de lo que va ocurriendo con el cuerpo, aumenta con el tiempo y se va volviendo luminosa. Así era el alma y la vida de Raquel, una vida luminosa al servicio de causas muy humanas. Su ejemplo de vida fue un homenaje al padre Kino.
No hace mucho escribió Raquel estas bellas palabras a manera de testamento, presintiendo, quizá, su cercana muerte:
Cuando yo muera…
Dejaré a mis hijos las nubes que presagian lluvia en tierra del desierto. A mi padre y a la memoria de mi madre, mis gracias repartidas en cada estrella del cielo. A mis hermanos y hermana, una estela de sonrisas en las olas del océano. A mi amado, una postal viva de los ondulantes cerros del Bacatete. A mis críticos, una piedra firme y consistente para que, libres de pecado, me la arrojen al rostro. A mis enemigos, un cascabel sin víbora. Y a mis amigos, un rincón limpio y ordenado en donde se depositen nuestros recuerdos más entrañables.
Ahora Raquel descansa en la tierra de la Sierra del Bacatete. Los yaquis, quienes la consideran como una de ellos, pidieron que parte de sus cenizas sean depositadas en esta sierra legendaria para ellos, ya que ha sido un refugio en sus momentos y luchas más difíciles. Ahí descansará al lado de otros grandes lideres yaquis que dieron su vida en defensa de la tierra yaqui. Es la primera vez que a una persona no yaqui se le considera en el más alto rango que solo se le da a sus ancestros y personas trascendentes de su historia.
Vaya este sincero homenaje a quien amó tanto la vida.
Al estar preparando la edición de este libro, nos enteramos de la muerte de nuestro querido amigo don Silvio Chini, un trentino oriundo de Segno, familiar y paisano del P. Eusebio Kino, que empeñó su vida en rescatar y seguir cultivando el legado a través de su empeño personal y familiar en la vivencia de la solidaridad y también por la fundación en los años ochentas del “Comitato Chiniano”, que posteriormente pasó a ser la Asociación Cultural Padre Eusebio Francesco Chini, así, con el nombre fusionado, en castellano y en italiano, que nos recuerda no solo los frutos que para el mundo aportó aquel hombre, sino también las raíces que originaron tal entrega.
Desde esta Asociación de la cual fue fundador, presidente hasta 2009 y a la fecha presidente honorario impulsó varias obras dentro y fuera de su comunidad, haciendo tangible la vida y obra del P. Kino, destacamos la creación del Centro Cultural Kino, su plaza y museo que alberga obras de varios artistas de ambos territorios, desde el monumento ecuestre que se ha convertido en icono del misionero, un mural que plasma en la historia del padre el hermanamiento de dos mundos, como lo plasma también la obra del artista plástico, pintor y muralista Nereo de la Peña al interior de ese recinto, numerosas publicaciones de investigación y divulgación fueron promovidas por tal emprendimiento, documentación y también una serie de artefactos que nos vinculan en el tiempo y en el espacio con la obra Kiniana. A la puerta, con gesto de calidez, cordialidad y mucho orgullo era fácil encontrar a Silvio, quien convencido de la actualidad de dicha obra nos mostraba los testimonios de amor y gratitud expresados en lo que ahí se expone y comparte.
Silvio quiso ser testigo con su propia mirada y presencia de la tierra que pisó el misionero, cultivando con ello relaciones de amistad, intercambio y solidaridad con las comunidades que Kino evangelizó. En su personalidad tenaz, persistente, pero sencilla y respetuosa pudimos descubrir a modo de sabia, aquél espíritu que nos hermanó en la entrega y pasión que caracterizan al Venerable Padre Kino.
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