Muchos de los autores sabedores de sus limitaciones pedían clemencia a sus lectores. Es el caso: suplico misericordia para quien leyere estas páginas.
Por razones de planificación editorial, este libro se ha hecho, de principio a fin, en tiempos de COVID, llegando y yéndose una tras otra las oleadas de este pestífero castigo divino que, como hicieron las pestes con las que los protagonistas de esta obra tuvieron que convivir, no ha dejado títere con cabeza.
Metodológicamente, de no haber sido por la profesionalidad y la buena voluntad de los bibliotecarios y archiveros a los que he implorado su ayuda y me la han brindado con exquisita profesionalidad, no podría haber hecho ni la mitad. Desde la Biblioteca de la Universidad de Salamanca (Óscar Lilao Franca) a la Hispanic Society of America (John O’Neill); desde el Archivo General de Simancas (con Julia Rodríguez de Diego a la cabeza), al Archivo Histórico Nacional de la Nobleza (en Toledo, con la intermediación de Fernando Gómez Vozmediano), pasando por la Real Academia de la Historia (Feliciano Barrios, Asunción Miralles, siempre predispuestos); hasta «mi» biblioteca del Centro de Ciencias Humanas y Sociales del CSIC, por todas partes no he hallado sino ganas de ayudarme para sacar adelante este texto. Gracias a mi institución, al CSIC, puedo acceder a no sé cuántas revistas internacionales y nacionales que están alojadas en la red. Lo que hoy no está en la red, casi no existe.
Por otro lado, el ingente y a veces incomprendido, pero siempre insuficiente esfuerzo que se ha hecho de digitalizar nuestro riquísimo, abundantísimo y épico patrimonio documental y bibliográfico ha dado resultados que hoy revolucionan nuestras formas de trabajo, como otrora lo hizo la imprenta. Quiero rendir especial tributo a la Biblioteca Digital Hispánica de la Biblioteca Nacional de España (y a las demás bibliotecas nacionales digitalizadas); para la búsqueda de algunos documentos en España, el Portal de los Archivos Españoles arroja sorprendentes resultados (PARES); el Catálogo Colectivo del Patrimonio Bibliográfico Español es irregular, pero útil; la iniciativa privada en la Biblioteca Larramendi, o la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes (cervantesvirtual.com) son ayudas imprescindibles, como lo es ese pozo sin fondo que es Google Libros.
Mientras redacto estas líneas me acuerdo, otra vez, de mi hermano Manuel fallecido en estos días de Semana Santa de hace un año, y a cuyo esfuerzo (y al tesón de sus colaboradores) se debe la Biblioteca Virtual de la Filología Hispánica (https://bvfe.es/es/).
Ni que decir tiene que también la revolución logística, el mercado-en-la-red, es otro medio de excelente agilidad para conseguir esos libros que, como en tiempos de peste es mejor no salir a la calle, no puedes consultar de otra manera que comprándolos, en librerías de lance que estén en línea o nuevos, en otras librerías, o lo que sean.
Como siempre, a mis amigos y acompañantes en estos tortuosos tiempos de hierro y vulnerabilidad, os doy las gracias. Jorge, Silvia, Ignacio, Alberto, Guillermo, Paloma, Luis, Emilio, Javier, Antonio. Algunos me habéis mandado vuestros trabajos en PDF; con otros, hemos tenido larguísimas conversaciones o lo que es mejor, videoconferencias, para podernos ver; y en medio de tanta locura, he estado en muchas conferencias vuestras, en directo o en diferido; incluso hemos comprado lotería entre capítulo y capítulo; los paseos por el Retiro de Madrid me han despejado casi a diario. De todos he aprendido lo indecible. De vuestra humanidad, quiero decir.
José Miguel Muñoz de la Nava-Chacón y Jesús Muñoz Almazán me sacaron de algún apuro mecanográfico e informático en general. Dicho sea de paso, que a este libro, sin un ordenador cerca, no se le saca todo el jugo que tiene. Me encantaría que el lector, y la lectora, anduvieran navegando por donde les guiaran la curiosidad y las pistas aquí recogidas.
A quienes he citado sin citas, a todos los que habéis dedicado algo de tiempo a investigar aquello de lo que ahora me aprovecho y sintetizo, aunque no nos conozcamos, mi reconocimiento también.
Como también debo estar infinitamente agradecido a los señores —¡en todos los sentidos!— Rodrigo Echenique, Borja Baselga y Francisco Javier Expósito, de la Fundación Banco Santander, que me llamaron, confiaron y fueron pacientes para que esta investigación saliera adelante.
Pero a quien más agradezco es a Mariana Laurentina, mi hija, con la que he hecho no sé cuántos experimentos de los que se proponían en aquel tiempo y que recojo en este libro. Esos experimentos siempre los ha resuelto a su favor, esto es, positivamente, y más cerca de los humanistas, calígrafos, o maestros del siglo xvi, que de mala manera. Probablemente porque es mujer, de delicadísima sensibilidad, y con una excelente formación para su edad.
En Madrid. Desde la calle Cervantes, en el Barrio de las Letras
Lunes Santo de 2021
Конец ознакомительного фрагмента.
Текст предоставлен ООО «ЛитРес».
Прочитайте эту книгу целиком, купив полную легальную версию на ЛитРес.
Безопасно оплатить книгу можно банковской картой Visa, MasterCard, Maestro, со счета мобильного телефона, с платежного терминала, в салоне МТС или Связной, через PayPal, WebMoney, Яндекс.Деньги, QIWI Кошелек, бонусными картами или другим удобным Вам способом.