Quevedo, Nora
Puertas, llaves, espejos : poemas / Nora Quevedo ; ilustrado por María Marta Ochoa. - 1a ed. - Godoy Cruz : Jagüel Editores de Mendoza, 2021.
Libro digital, EPUB
Archivo Digital: descarga y online
ISBN 978-987-4931-28-3
1. Poesía Argentina. I. Ochoa, María Marta, ilus. II. Título.
CDD A861
Edición en formato digital: diciembre de 2021
© 2021 Ballarini, Stella Marys
© 2021 Jagüel Editores de Mendoza
Correspondencia: Sarmiento 1740 – (5501) Godoy Cruz, Mendoza, Argentina
Teléfono: +54–261–5093367.
e–mail: jagueleditoresmza@gmail.com
Diseño Gráfico y collage de cubierta: Clara Luz Muñiz. Ilustraciones:María Marta Ochoa
ISBN: 978-987-4931-28-3
Conversión a formato digital: Libresque
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Este puñado de poemas se los dedico a Dora Peralta, mi madre. Fue una mujer fuerte, silenciosa, que derramó su risa melodía sobre sus plantas y sus recuerdos. Amparó al dolor ajeno sin miedo, abrigó el alma de aquellos que abrazó, cosechó jazmines para iluminar la casa y le hablo a Dios de frente, con pocas palabras.
Si tuviera que identificar a Norita por algo muy particular, sería su respeto y pasión por las palabras, y es muy justificable tal predilección.
Todas las palabras que la autora menta y pronuncia van tejiendo su modo de existir. Ellas manifiestan su sentir. Y aquí haré una aclaración, desde mi condición de docente de yoga, sobre las tres manifestaciones existenciales de esa unidad que es el ser humano: cuerpo, mente y espíritu. Esta última, alude a los estados anímicos, emociones, sentimientos, pasiones…el sentir.
En cuanto a la mente, la constituyen los procesos cognitivos: pensar, razonar, argumentar, proyectar. Y en cuanto al cuerpo, es el vehículo visible que me posibilita el peregrinar la existencia; y en este peregrinar no es lo racional el eje de cómo “hago camino”, sino el cómo siento la existencia.
Norita, además de cultivar el oficio de la palabra, tiene un potencial creativo con el que puede diseñar calidoscopios de sonidos, charquitos cantarines, cascadas arrasadoras… un mundo de imágenes que la expresan. Su palabra recrea el cosmos y al mismo tiempo la recrea a ella. Y en ese juego dialógico, simultáneo, la filigrana de su sentir nos toca hondamente, tanto como también nos arrastra su tormenta pasional que a veces estremece.
Forma y contenido se metamorfosean en un solo relámpago, en la vorágine de un tornado o en el murmullo lunar de los delfines.
Ella es todo eso, y su palabra nos permite asomarnos al templo sagrado y temible que es el espíritu de un ser humano consciente de que todas sus batallas y las estrellas están en su interior: la sensación pendular de batirse permanentemente entre su finitud y la nostalgia de infinito (“El que no puedas llegar es lo que te hace grande”, escribió Goethe).
Cada uno de sus poemas , es la epifanía de ese volcán siempre humeante que es su sentir, y en el desgranar de sus palabras ascendemos a la cumbre del anhelo por un horizonte que, en realidad, es el regreso al Origen, y nos precipitamos inexorablemente al infierno abisal de soledades, incertidumbre, ira y desamparo, la acuarela de la Vida que incluye tantas muertes --la noche oscura de San Juan de la Cruz-- que pivotea en los mínimos destellos de algún Dios ¿artero?¿solitario? que nos muestra sus huellas , pero se esconde vigilante en un juego inescrutable , misterioso ¿tal vez el juego del amor…?
Dice Norita:
“Estoy viva y me duele la mitad de mi sangre
la misma sangre que hace un surco de la herida,
un surco de secretas y devotas labranzas
que rescata retazos de un aliento central.”
Disfruten su canto antiguo y cercano.
OLGA BALLARINI
Profesora de Filosofía, poeta y escritora
Psicóloga Social
Maestra de Yoga
Monedas ciegas
girando en el aire hecho bruma,
sobre una marea de relojes detenidos
marcan la suerte de la esperanza rota.
Late el eco interminable
de la incertidumbre
como un dragón amordazado.
La intuición envolvente,
siempre despierta,
sigue al vuelo de los pájaros que migran.
Monedas ciegas,
fascinadas por el instinto prodigioso,
deshacen su antiguo canto escarabajo
en el aliento monocorde del infinito insondable,
llegando, insensatas, de repente a mis bolsillos rotos.
Me regalo un poema
y torbellinos de cristales
se hacen pájaros en mi voz.
Me regalo un poema
desde la tibieza viva de mi sangre
que gira al compás de las galaxias lejanas.
Hoy se ovilla mi intuición caracol
y con mis dedos separo las gotas de la lluvia
para cruzar en zigzag
el triple rostro del tiempo.
Yo misma soy mi descendencia,
me acuno en el ramaje de mi olvido,
trueno mi sombra hasta el mediodía.
Amo lo alado, pero no persigo mariposas,
ni arcángeles, ni gorriones, ni cometas;
hago un nido en lo que queda de mi
después de las tormentas y las despedidas.
Me deshago en las mutaciones irreversibles,
atesoro revelaciones y misterios que orillan
la necesaria oscuridad del caos nocturno.
Amo los amaneceres de mi playa que me traen
otros colores, otras miradas, otros perfumes.
Amo las polleras alborotadas del viento Zonda
que fascinan a los dragones solares.
Amo al pan y al fuego central espiralado
y soy el perfume de la luna que otros aman.
Súbitamente me transformaré en esfera azul
y las abejas vendrán por mi polen
para llevarse en su brillo mi poema;
a este poema no lo trizaré en mi puño
quizás lo sujete a mi risa y lo haga grillo
capullo de piedra o una mágica grulla de papel en vuelo...
POEMA DE ECOS Y DISTANCIAS
Me voy volviendo historia
y me regocijo
en mi perfil empecinado,
camino desde mi vereda
hacia soles y lunas
de semillas gemelas;
sé del miedo,
mi soliloquio
es un eco ensimismado.
Puedo sentir tu corazón cautivo
en tu puño acorazado echo caverna;
sé del olvido
apenas recuerdo la niñez de mi asombro
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