De manera que la globalización para algunos territorios supone oportunidades de crecimiento económico y desarrollo, pero para otros significa amenazas, en razón de las condiciones con las que cuentan para atraer capital y de las acciones emprendidas por sus actores locales, lo que significa que, de acuerdo con las condiciones de las que gozan y de la respuesta de sus actores locales frente a la globalización, o bien pueden quedar integrados en la economía de manera ventajosa o, por el contrario, pueden situarse en una posición de desventaja y con riesgo de que gran parte de su población quede excluida de la dinámica económica global.
Al mismo tiempo que permea esta desigualdad económica y social, los territorios están sometidos a la dinámica económica capitalista que les impone contender entre sí para lograr una posición ventajosa en el mercado, lograr altas tasas de crecimiento económico, lo que los ha llevado a buscar y a desarrollar estrategias para conseguir esta posición, esto es, para ser territorios competitivos. Situación que ha llevado a varios científicos sociales (fundamentalmente economistas) a formularse la pregunta ¿de qué depende que los territorios conviertan las condiciones generadas por la globalización económica en amenazas u oportunidades?, pregunta que han tratado de responder desde hace mucho tiempo, primero fue en relación con el logro del crecimiento económico y posteriormente sobre la competitividad.
Efectivamente varios enfoques teóricos han brindado explicaciones sobre las causas o factores determinantes que inciden en el logro del crecimiento económico de los territorios y ahora en conseguir competitividad. Con el avance en la ciencia económica, empezó a considerarse la variable espacial, la cual ahora ocupa un lugar relevante en las explicaciones sobre el comportamiento económico, de hecho, cada vez más se le otorga un papel clave en los procesos económicos. Por supuesto, hoy en día, las más recientes teorías económicas y de análisis económico-regional, fijan su atención en el territorio en el momento de estudiar los procesos económicos y sociales, pero ahora desde una perspectiva distinta a la de simple contenedor de factores de producción y de procesos productivos, sino desde la mirada de un espacio social construido por los agentes económicos y sociales que intervienen en él, agentes que a su vez son modelados por el espacio.
Más aún, el territorio es concebido de manera holística, es decir, integrado por diversas dimensiones: económica, socio-cultural, medio ambiental y político-institucional, y como resultado de la interacción que se efectúa entre estas distintas dimensiones, lo que le otorga un carácter sistémico y complejo. Concepción que ha propiciado nuevas perspectivas de análisis de índole interdisciplinaria con la confluencia de diversas disciplinas sociales, y particularmente el despliegue de un nuevo enfoque de desarrollo: el territorial, que propone una concepción más amplia de desarrollo, no sólo considerado como el crecimiento económico de un lugar, sino como el logro de sociedades más cohesionadas social y territorialmente.
Este enfoque enfatiza que el objetivo fundamental es impulsar un proceso de desarrollo endógeno, es decir, estimular la capacidad de los territorios para obtener mayores beneficios económicos e invertirlos en el propio territorio, crear más empleos, propiciar el desarrollo de la ciencia y la tecnología local, así como la apropiación de las novedades tecnológicas, e igualmente tomar decisiones y ejecutar acciones concertadas entre los distintos agentes en torno a un proyecto de desarrollo local que persiga conciliar la dinámica de la economía global con el desarrollo social.
A partir de este nuevo enfoque han emanado nuevas orientaciones para el análisis de los territorios, así como diversas proposiciones sobre los factores determinantes para alcanzar el crecimiento económico y la competitividad de éstos. Inclusive conforme al enfoque de desarrollo territorial, se ha creado una más amplia concepción de la competitividad, que abarca a todas las dimensiones presentes en el territorio, a la cual se le ha denominado competitividad territorial, que implica que los territorios no sólo sean competitivos en materia económica, sino que al mismo tiempo garanticen sostenibilidad ambiental, tengan capacidad para que sus agentes trabajen de trabajar de manera conjunta en un proyecto de desarrollo de su territorio, e igualmente demuestren aptitud para articularse con otros territorios y hacer progresar su proyecto, así como garantizar su viabilidad en el contexto de la globalización.
Esta concepción de competitividad conduce a deliberar sobre la respuesta a la pregunta, ¿cuáles son los factores o condiciones que propician que un territorio sea competitivo territorialmente? Esta deliberación ha llevado a algunas organizaciones internacionales –Observatorio Europeo Leader, Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico-:OCDE– y a algunos científicos sociales, especialmente a Roberto Camagni, a desarrollar un nuevo concepto el Capital Territorial, el cual discierne que cada territorio posee bienes tangibles e intangibles que constituyen un capital, con el cual pueden hacer frente a la disputa que tienen entre sí para lograr una posición ventajosa en el mercado, con sostenibilidad medioambiental, social y cultural, es decir, ser competitivos en todas sus dimensiones, en un mundo globalizado.
De este concepto de capital territorial surgen nuevas propuestas interpretativas de la competitividad territorial, las cuales sugieren algunos factores o condiciones que los territorios deben tener o aprovechar para obtener ventajas y conseguir ser competitivos en el entorno global, especialmente estas propuestas están de acuerdo en que los agentes locales deben conocer los bienes que tiene su territorio, sus interacciones, para descubrir cuáles de éstos pueden constituir una fuente de impulso para el logro de la competitividad. Incluso van más allá, al afirmar que la capacidad de los agentes locales para identificar estos bienes, valorarlos y emplearlos de manera eficaz es decisiva para que los territorios sean competitivos.
Sin duda, el esclarecimiento del concepto de capital territorial ha llevado al despliegue de diferentes formas de determinar su significado y su alcance, y de manera conjunta, a la precisión de nuevas y distintas categorías, metodologías y propuestas de medición o evaluación de sus componentes. Justamente estas nuevas perspectivas teóricas del desarrollo, la competitividad y de manera particular del capital territorial constituyen un nuevo y fructífero campo para reflexionar, inspeccionar y brindar elementos que lo enriquezcan, e igualmente para analizar los bienes que posee un determinado territorio y descubrir su potencial, lo que puede ayudar al diseño de nuevas políticas públicas de desarrollo regional.
Derivado de lo anterior, llevamos a cabo un estudio sobre los componentes económicos, sociales, culturales y político-institucionales del capital territorial de la región centro del estado de Guanajuato, en el que revisamos y analizamos las perspectivas teóricas que abordan y explican la competitividad, centrándonos fundamentalmente sobre el estado del conocimiento del enfoque del desarrollo, competitividad y capital territorial. Conjugamos dos interpretaciones del capital territorial, la propuesta por el Observatorio Europeo Leader y la realizada por el economista Roberto Camagni, precursor del concepto y enfoque del capital territorial, porque consideramos que las dos se complementan y ofrecen una visión más comprehensiva del capital territorial y de su relevancia para el desarrollo y competitividad de los territorios, a través de sus distintas categorías, metodologías y formas operativas.
Las perspectivas teóricas que consideramos nos permitieron profundizar en sus planteamientos teóricos y utilizar sus propuestas para identificar los componentes del capital territorial, así como emplear sus metodologías para valorar los acervos de la región objeto de estudio. Con base en sus planteamientos, organizamos el contenido del libro, en los dos primeros capítulos se exponen los enfoques teóricos que explican el fenómeno de la globalización y la competitividad de los territorios, entre los que destaca el desarrollo territorial, marco interpretativo bajo el cual se presenta la competitividad territorial y se explica lo que se comprende por capital territorial, así como el papel que desempeña en términos de la competitividad. Luego en el capítulo tres, ofrecemos un panorama de la región centro del estado de Guanajuato en materia económica y social, así como los desafíos que enfrenta para llegar a ser competitiva. Posteriormente en los siguientes cinco capítulos exponemos cada uno de los capitales territoriales con los que cuenta la región y su relación con la competitividad territorial, a saber: Componentes Económicos y Competitividad Económica, Componentes Socio-culturales y Competitividad Social, Componentes Físicos-Ambientales y Competitividad Ambiental y Componentes Político-Institucionales y Competitividad Político-Institucional. Cabe señalar, que en cada uno de estos últimos cinco capítulos presentamos una valoración cualitativa de los acervos de los que dispone la región, lo que permite identificar las dificultades y los activos de este territorio y con ello la posibilidad de encontrar nuevas formas de utilización por parte de los agentes locales de su capital territorial para conseguir mayor competitividad.
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