El caso es que, contra viento y marea, la devoción a esta imagen –y, lo más importante, a la Divina Misericordia que representa–, fue creciendo y superando dificultades hasta ser hoy una de las más extendidas en el mundo.
¿Qué tiene esta imagen que a nadie deja indiferente? ¿Qué tiene que provoca filias y fobias a partes iguales? ¿No será que Jesús mismo nos está lanzando a través de ella un mensaje?
Vamos a ver qué puede estar pasando…
En la propia visión, el Señor dijo a sor Faustina que quería que la imagen fuera venerada públicamente el primer domingo después de Pascua, también llamado “Domingo in albis”. Y en este día, se lee el fragmento del Evangelio de san Juan que habla de la aparición de Jesús a los apóstoles en el cenáculo y de la institución del sacramento de la penitencia.
El confesor de sor Faustina, el beato padre Sopocko explica que “la imagen muestra a Cristo resucitado, que nos ofrece la paz, el perdón de los pecados y todas las gracias que nos ha conseguido por su Pasión y muerte en la cruz. Muestra a los discípulos también sus llagas como huellas de la Pasión y como signo de identidad. Ríos de sangre y agua que brotan de su corazón traspasado y las llagas en las manos y los pies que nos hacen recordar los acontecimientos del Viernes Santo”.
Algo característico de esta imagen son los dos rayos: uno rojo y otro pálido. Cuando sor Faustina le preguntó a Jesús acerca de su significado, respondió: “Los dos rayos significan la sangre y el agua. El rayo pálido simboliza el agua que justifica a las almas. El rayo rojo simboliza la sangre que es la vida de las almas”.
Estos dos rayos simbolizan pues los sacramentos (la sangre de la Eucaristía, el agua del Bautismo…), la Iglesia que nace del costado de Cristo y los dones del Espíritu Santo, cuyo símbolo bíblico es el agua.
La imagen nos está hablando de la infinita misericordia que Dios ha tenido con nosotros regalándonos a su Hijo y dejándonoslo en la Iglesia y en los sacramentos para que siga irradiándonos su amor.
Pero la misericordia, como este cuadro, es conflictiva. Nos enfrenta. En la parábola del hijo pródigo, el hijo mayor se enfrenta al Padre porque no entiende por qué es tan misericordioso con el hermano…
El fariseo se enfrenta al publicano y le da gracias a Dios por no ser como aquel que ni se atrevía a alzar los ojos al cielo, ¡pero Dios justificó al publicano, no al fariseo!
El Buen Pastor se fue a buscar la oveja perdida ¡y dejó descuidadas a las 99! Una contra 99, otro conflicto.
¿Qué escándalo dejar a las 99 verdad? Si no te produce división interna es porque estás más cerca del cielo que de la tierra. Pero a mí, que me falta todavía mucho para llegar al cielo, me rompen por dentro estas parábolas de misericordia, porque soy un justiciero.
De modo que yo me esfuerzo por ser bueno, ¿y ahora resulta que Dios reparte su misericordia a espuertas? Es un misterio, pero es así. A Dios no lo podemos hacer a nuestra medida humana. Dios es siempre más.
A Cristo crucificado y resucitado no lo podemos “pintar” a nuestro gusto, no lo podemos sujetar, agarrar, fijar. ¡Esto es lo que le decía a María Magdalena cuando se le apareció!: “No me toques, que no he subido al Padre” 36. (No me “retengas”, dice la nueva traducción de la Conferencia Episcopal).
No me rebajes a ser como tú quieres que yo sea. Déjame ser Dios misericordioso como yo quiera y con quien yo quiera. Por eso la propia Faustina no estaba contenta con el cuadro que ayudó a pintar, por eso, a muchos nos cuesta trabajo entender esta imagen, porque a Cristo Resucitado solo se le reconoce con los ojos de la fe.
Así, si miras este cuadro desde la perspectiva artística, desde la idea preconcebida que tú tienes de Jesús, desde tu ideal estético… a lo mejor no lo encuentras, pero ¿y si lo miras con los ojos de la fe?
Es lo que le propone el propio Jesús en la visión a sor Faustina pidiéndole que ponga bajo la imagen un rótulo que diga: “¡Jesús, confío en ti!”. ¿Confías en él o lo quieres hacer todo con tus puños? ¿Confías en que él tiene poder para perdonar tus pecados o eres tan justiciero que no te perdonas ni tú?
¿Confías en que Dios puede valerse de imágenes alejadas de tu forma de ver el mundo para llevar su misericordia a quien él quiere o quieres imponer tu visión del Evangelio o de la Iglesia como la única válida?
Y un último mensaje: En su visión, Jesús dijo también a sor Faustina que esta imagen debe llevarnos a convertirnos nosotros también en “imagen de Dios”. Le dijo: “Exijo de ti obras de misericordia que deben surgir del amor hacia mí. Debes mostrar misericordia al prójimo siempre y en todas partes”.
–¿Qué le falta entonces a este cuadro? ¿Por qué quizá no termina de gustarte?
–¡Porque le faltas tú!
Estás llamado a ser rostro de la Misericordia del Padre, a encarnar con tus obras de misericordia con el prójimo a este Señor que tiene misericordia contigo y ha perdonado tus pecados.
Obras de misericordia que son muy concretas. Nada de pietismo descarnado
Obras de misericordia que te harán ser, como Faustina Kowalska, como tantos millones de devotos en todo el mundo, imagen del amor de Dios, apóstol de la Divina Misericordia.
CAPÍTULO III
Con el #HilodeNavidad comenzó mi pasión por los hilos. Realidad y ficción, actualidad e historia se mezclaban para crear un relato periodístico actual del acontecimiento que cambió la historia del mundo: El nacimiento de Jesús. Poco después, la noche del 28 de diciembre, Belén vivió uno de los sucesos más escalofriantes que se recuerdan en la historia: la matanza de cientos de niños inocentes. Lo conté en el #HilodelosInocentes.
Ambos hilos pertenecen a ese grupo de “no exportables” de los que te hablaba en la introducción. Nacieron en twitter y aquel es su sitio. Trasladarlos a papel sería un abuso. Te invito a abrirte una cuenta y a leerlos allí donde fueron creados.
Pero la Navidad es un tiempo de gracia en el que hay muchas más cosas que contar, un tiempo entrañable de encuentro familiar que suscita la narración, el relato en torno al fuego… Con las siguientes historias disfrutamos arrullando a un Dios que se hace niño. Te invito a tomarlo en tus brazos, despacio, con cariño…
#HilodeNochebuena
Un cuento sobre el admirable intercambio que se produce en la Navidad, Dios se hace pequeñito para que nosotros nos hagamos grandes. Basado en hechos reales y muy personales.
#HilodeNochevieja
En España es costumbre comer 12 uvas durante la última noche del año. Después de leer este hilo, nunca más volverás a comerte las uvas de la misma manera. Una historia familiar para contar a toda la familia.
#HilodelBautismo
Aquí vemos que, cuando Dios habla al hombre, cuida hasta los detalles más increíbles como la geografía. Es un hilo muy profundo, pero profundo a más no poder.
#HilodelBelén
Para muchos, la Navidad no concluye hasta el día de la Presentación del Señor, cuando se desmonta el Belén. Ese día ocurrió un acontecimiento inexplicable en casa. Las figuras del Nacimiento habían cambiado de posición misteriosamente. ¿Me acompañas a este viaje a otra dimensión?
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