Pero la vida no es así.
En Australia, cuando llevas a tu hijo al hospital, los doctores te dirán que eres tú quien lo conoce mejor que nadie porque eres su padre o su madre y eso te hace sentir seguro, fuera de peligro, porque ahora estás en buenas manos. Esa sería, esencialmente, la promesa que te hace la sociedad.
No obstante, si las cosas se complican y tu hijo se enferma porque uno de los doctores ha cometido un «pequeño error», automáticamente, y como por arte de magia, todo cambia, y de la nada dejas de ser el papá de la criatura y te conviertes en un carpintero ignorante, y tu hijo habrá enfermado porque no respondió al tratamiento médico, lisa y llanamente.
Así que, cualquiera que sea la «dolencia» a la que nos estemos refiriendo, esta pasa a ser culpa del niño por no haber hecho lo que se le dijo que debía hacer.
Bien, eso fue lo que nos ocurrió, y yo soy el carpintero ignorante de la historia.
Los hospitales y la medicina en general son muy importantes y Australia, a lo largo de los años, se ha convertido en una parte significativa de esa realidad.
Los médicos a los que me estoy refiriendo son, sin duda alguna, buenos profesionales, y logran ayudar a mucha gente, pero son humanos y no deberíamos tildarlos de sobrehumanos solo porque asistieron a la facultad de medicina, porque son capaces de pronunciar palabras difíciles y porque tienen la extraña habilidad de escribir recetas ilegibles. Ellos pueden cometer errores como cualquier otro, y eso es lo que hacen, aunque sea de vez en cuando.
En nuestro caso, el error que cometieron fue uno grande, y los facultativos envueltos no supieron manejar su error garrafal con la dignidad que este merecía.
Cristina y yo pasamos por momentos muy difíciles al ver a nuestra hijita entrar en coma más de una vez, pero al mismo tiempo, incluso cuando no pudimos verlo con claridad en ese entonces, estábamos recibiendo la gran oportunidad de aprender unas importantes lecciones de vida, y ahora podemos ver que los médicos y sus errores nos llevaron directamente a los Pies de Loto del Gran Avatar.
Aunque fue un período confuso y muy doloroso, viéndolo desde la distancia, nos sentimos agradecidos. Al mismo tiempo, nunca perdimos la sensación de que alguien, en alguna parte, estaba haciendo todo esto, y lo estaba haciendo para nuestro beneficio. Porque, a través de todo este dolor y esta confusión, yo aún buscaba a ese ser especial y, aunque no lograba hallarlo, sentía su presencia a cada paso.
Mercedes, con su breve y complicada vida, fue quien nos llevó a la India para finalmente conocer en persona a ese Ser excepcional que habíamos esperado encontrar, quién sabe por cuánto tiempo.
Tan pronto como la desesperación nos llenó de miedo porque las respuestas que obteníamos del sistema en el que aún confiábamos no satisfacían nuestras necesidades, fuimos capaces de darnos cuenta de que las verdaderas respuestas estaban dentro nuestro, escondidas tras el sutil velo de nuestros egos. Sin embargo, adentrarse en uno mismo puede ser comparado con caminar hacia lo desconocido, hacia un abismo, y eso es algo que siempre nos han dicho que nunca deberíamos hacer.
Al mismo tiempo, mis meditaciones me daban la seguridad de que, si dejábamos ir nuestros temores, seríamos capaces de encontrar las respuestas que buscábamos.
Comencé a tener sueños maravillosos en los que recibía profundas enseñanzas que, poco a poco, comenzaron a ayudarme a deshacerme de algunos miedos que estaban muy arraigados en mí. Lentamente, empecé a comprender que, si no dejaba de lado esos miedos, no iba a conseguir ver la Luz. Todo este proceso tardó varios años en establecerse, pero al menos yo empezaba a quitar de mis ojos el velo de la ilusión.
En cuanto me liberara de tanta angustia inconsciente, la nueva información podría encontrar su lugar dentro de mi mente consciente y, junto con Cristina, podríamos empezar a investigar una verdad aparentemente nueva.
Años después supe que aquello que pensé que era una nueva realidad no era nueva para nada. Las antiguas enseñanzas de los Grandes Maestros aún siguen vigentes.
El hecho de que nuestras mentes hubiesen estado llenas de tanta impureza por mucho tiempo era lo que causaba la confusión y nuestro estado no nos permitía ver la Luz que era nuestra verdadera naturaleza.
Sé que esto que describo les ha ocurrido a muchas personas, y esa es una de las razones por las que escribo sobre ello.
Nuestro principal objetivo al vivir de esta forma es ir al rescate de aquellas almas que puedan estar sintiendo algo similar a lo que sentimos en ese entonces, quienes quizá no sepan qué hacer, como nosotros no supimos.
Al principio, tratar de abrir nuestros corazones a algo que parecía traspasar los límites que la sociedad le había impuesto a gente sencilla como nosotros, fue una tarea difícil. Pero tan pronto como decidimos dar un salto hacia lo desconocido, empezamos a recibir ayuda de muchas fuentes diferentes, comenzando con el propio Sri Sathya Sai Baba.
Y es así cómo iniciamos nuestro recorrido.
En un comienzo, el camino a seguir puede ser aterrador, pero una vez que comprendamos que nunca vamos a estar solos, todo será mucho más fácil.
Para demostrar un poco a lo que me refiero, a continuación, narraré algunas historias “reales” y sueños que he tenido a lo largo de los años. Lo que revelaré primero es un sueño que mi Amado Gurú me regaló hace poco tiempo. Yo he sido bendecido con docenas de sueños, pero este es uno de los más importantes que he tenido. En él, mi Swami, Sri Sathya Sai Baba, apareció como siempre lo hace durante nuestros encuentros, joven, lleno de vida y tan hermoso que es imposible describirlo. Él dijo lo siguiente:
«HOY HABLAREMOS SOBRE LA FE.
»¿SABES? LA VERDADERA FE NO ES ALGO QUE DEBERÍA USARSE PARA ENGAÑAR A LOS DEMÁS.
»NO ES UN MANTO QUE EL HOMBRE PUEDE LUCIR PARA OCULTAR SUS PROPIOS DEFECTOS.
»LA FE ES EL COMIENZO Y EL FINAL DE LA SAGRADA RELACIÓN ENTRE EL HOMBRE, EN SU PAPEL DE PEREGRINO, Y SU CREADOR.
»A LO LARGO DE TODAS TUS ENCARNACIONES ME HAS DEMOSTRADO UNA FE MUY FIRME, PERO HOY, SIENDO UN DÍA MUY ESPECIAL, QUIERO QUE ME REVELES TU VERDADERA FE, LA FE INQUEBRANTABLE. LA CLASE DE FE QUE OBLIGARÍA A DIOS A CAMBIAR SU DIVINA RESOLUCIÓN.
»SI ERES CAPAZ DE DEMOSTRAR ESA CLASE DE FE, TE DARÉ LA LLAVE QUE ABRE TODAS LAS PUERTAS DE TODOS LOS COFRES QUE CONTIENEN TODOS LOS TESOROS DEL UNIVERSO.
»CON ESTA LLAVE, TÚ TENDRÁS ACCESO ILIMITADO A MI GRACIA, Y ESO TE PERMITIRÁ COMPLETAR TU MISIÓN ANTES DE DESENCARNAR POR ÚLTIMA VEZ».
En ese instante, detrás de mi amado Maestro, aparecieron unas montañas enormes y magníficas. Eran de una inmensidad que ningún hombre podría concebir.
«QUIERO QUE ME ENCUENTRES AL OTRO LADO DE ESTA MONTAÑA, Y ENTONCES TE DARÉ LA LLAVE», dijo Él.
«Pero, Divino Gurú, la montaña es inmensa. Me llevará meses escalar algo tan grande», respondí.
«NO QUIERO QUE LA ESCALES, SINO QUE VUELES SOBRE ELLA. TÚ SABES CÓMO VOLAR; HACERLO SOLO TE TOMARÁ UNOS MINUTOS. ESPERARÉ POR TI AL OTRO LADO».
Y al decir eso, desapareció.
Como Él me dijo que yo era capaz de volar, y que yo sabía cómo hacerlo, supe que podría hacerlo, y lo hice. Pero, tan pronto como estuve al otro lado de la montaña, pude ver que Él no me daría la llave. La mirada traviesa en Su Divino Rostro lo decía claramente.
«Entrégame mi llave, por favor, mi Señor», le imploré.
«NO, HE CAMBIADO DE PARECER. ESPERARÉ POR TI EN EL OTRO LADO DE LA MONTAÑA, Y ALLÍ TE LA DARÉ».
«Venerado Maestro, no quiero volar otra vez, el esfuerzo fue extenuante, y la decepción muy dolorosa. Por favor, entrégame mi llave».
«ES VERDAD. ESTOS SON LOS IMPONENTES HIMALAYAS Y SÉ QUE ESTÁS CANSADO, PERO AHORA QUIERO QUE DESINTEGRES MOLECULARMENTE TU CUERPO FÍSICO Y PASES A TRAVÉS DE LA MONTAÑA. EN ALGUNAS DE TUS VIDAS PASADAS, FUISTE UN GRAN ALQUIMISTA, POR LO TANTO, ESTO NO DEBERÍA DARTE MUCHO TRABAJO. ESPERARÉ POR TI AL OTRO LADO Y TE DARÉ TU LLAVE».
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