La protohistoria en la península Ibérica

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La Protohistoria en la España prerromana es una visión actual del Bronce Final y la Edad del Hierro en la península Ibérica, que es el Far West del Viejo Continente como última tierra de Eurasia. El manual se estructura en seis capítulos, escritos por un grupo de investigadores de diferentes universidades e instituciones, que abordan todos los aspectos de las diversas culturas y pueblos que conforman el complejo mosaico de la Protohistoria en la península Ibérica, desde los hallazgos arqueológicos más recientes a las últimas investigaciones sobre tecnología, economía, sociedad, religión, ideología, lingüística, tradiciones orales reflejadas en la iconografía y paleogenética. Todos los capítulos arrancan con un panorama general del Bronce Final de los respectivos territorios, que se estudian desde una perspectiva geocultural, es decir, analizando los elementos culturales comunes, pero incidiendo también en las peculiaridades de cada uno de ellos. En definitiva, se ilustra cómo procesos históricos y mitos actuales sobre nuestra complejidad cultural hunden sus raíces en estos lejanos tiempos.

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Sin embargo, y paradójicamente, la mayor y mejor información sobre esa fase precolonial procede de las zonas geográficas limítrofes con el área tartésica, un territorio estrechamente vinculado con el mundo atlántico del Bronce Final y que, a pesar de ello, apenas sufrió cambios significativos hasta la Primera Edad del Hierro. De este modo, las zonas donde se han recogido los mejores indicios de esos contactos mediterráneos previos a la colonización se distribuyen por la actual Extremadura, la mitad sur de Portugal y la zona occidental de la Meseta Sur, que a su vez comparten claras analogías culturales con la fachada atlántica portuguesa. Quizá la zona más significativa y homogénea de esta etapa del Bronce Final sea la Beira portuguesa, con escasos poblados ubicados en puntos estratégicos y precariamente estructurados, con una total ausencia de necrópolis y una amplísima dispersión de restos que impide cualquier estudio territorial, situación que podríamos trasladar sin problemas a la zona del valle del Tajo en territorio español. A pesar de ello, hay claros signos de la existencia de jefaturas en todas estas zonas periféricas de Tarteso, donde se han documentado numerosos bienes de prestigio que las caracterizan, y donde, como se apuntaba anteriormente, destacan de manera especial las estelas diademadas o femeninas, las estelas de guerrero, la rica orfebrería y un alto porcentaje de armas de bronce. Estas manifestaciones arqueológicas se concentran en zonas estrechamente relacionadas con lugares ricos en pastos y en metales como el oro y el estaño, mientras que en las zonas de labrantío apenas se han localizado restos de esta época, salvo algunos hallazgos aislados junto a los pasos más importantes de los principales ríos, como por otra parte es lógico. Así, y en definitiva, la mayor parte de los hallazgos de objetos de origen mediterráneo anteriores a la colonización fenicia se han documentado en las Beiras y el Alentejo portugueses, en la sierra noroccidental y la penillanura cacereñas y en la comarca natural de La Serena y su prolongación hacia los Pedroches cordobeses y el extremo occidental de la Meseta Sur; zonas que se caracterizan por su bajo rendimiento agrícola y su alta productividad pastoril que aún sigue siendo una fuente de riqueza fundamental hoy en día. Y es precisamente en estas zonas donde se han hallado la mayor parte de las estelas de guerrero, de los tesoros áureos y de las armas y otros objetos de prestigio de bronce de la época.

La fuerte personalidad de las estelas, ausentes del foco tartésico hasta los primeros momentos de la colonización, o el enorme interés que suscitan los hallazgos de los carros rituales de bronce hallados en la localidad portuguesa de Baioes, entre otros objetos, impiden que debamos considerar estas zonas como «periféricas» puesto que aún no se ha configurado Tarteso; además, el concepto «periférico» conlleva una dependencia sociocultural de un foco que en absoluto se percibe en el sudoeste peninsular hasta que está bien asentada la colonización mediterránea.

Las estelas decoradas del oeste peninsular

No cabe duda de que uno de los temas más recurrentes de nuestra Prehistoria y Protohistoria es el de las estelas de guerrero y femeninas o diademadas, también denominadas «estelas del sudoeste» por ser esta la zona donde hasta hace unos años se distribuían; sin embargo, últimamente se han producido nuevos hallazgos al norte del Tajo e incluso del Duero que obligan a clasificarlas como «estelas del oeste» porque su distribución, al menos en sus primeros momentos, está muy ligada al mundo atlántico, mientras que sólo en las fases más recientes hacen su aparición en el núcleo tartésico, ya muy alteradas y con un significado renovado al que tenían en el Bronce Final. La fascinación y los innumerables trabajos dedicados a las estelas decoradas se debe, en primer lugar, a la ausencia de un contexto arqueológico claro en el entorno inmediato donde han sido halladas, lo que ha propiciado todo un rosario de interpretaciones sobre su funcionalidad; en segundo lugar, a la presencia de un buen número de objetos grabados originarios del Mediterráneo que han abierto la puerta a la especulación sobre rutas de comercio entre el Atlántico y el Mediterráneo en etapas previas a la colonización fenicia, lo que a su vez ha propiciado una intensa discusión sobre la cronología de esos objetos; y, en tercer lugar, a que estos monumentos son prácticamente el único argumento del que disponemos para esbozar un ensayo sobre la organización social de estas comunidades antes de la consolidación de Tarteso.

Ha pasado más de un siglo desde que se halló la primera estela de guerrero en Solana de Cabañas, en la sierra cacereña de las Villuercas, pero ya a mediados del siglo XX se pudo elaborar un primer repertorio gracias al rápido aumento de los ejemplares documentados. Los primeros estudios tipológicos fueron realizados entre los años sesenta y setenta del pasado siglo, en los que ya se emitían hipótesis elaboradas sobre su funcionalidad y cronología gracias al descubrimiento de medio centenar de estos monumentos. Por último, en las dos últimas décadas del pasado siglo se produjeron una gran cantidad de hallazgos dispersos por buena parte del sudoeste peninsular que propiciaron nuevas síntesis sobre las estelas, tanto de las diademadas o femeninas como las de guerrero, si bien se puso el acento en la distribución geográfica y territorial que ofrecían, además de indagar en las relaciones sociales y económicas con otros grupos. En estos últimos años asistimos a otro resurgir que de nuevo coincide con la concentración de hallazgos en un corto espacio de tiempo –un 12 por 100 del total de las estelas documentadas– lo que ha ayudado a avanzar sensiblemente en su interpretación, sobre todo gracias a los hallazgos del norte de Portugal, que amplían la zona geográfica donde se desarrolla el fenómeno, o las aportaciones de estelas con representaciones de mayor complejidad que han ayudado a despejar algunas incógnitas sobre su significado, como las estelas mixtas, en las que aparece representadas la figura del guerrero junto a la femenina. En total, contamos hoy en día con más de 120 estelas que nos permiten acercarnos a ellas con un mayor grado de conocimiento del que teníamos hace tan sólo una década, lo que a su vez nos obliga a profundizar en su análisis con un enfoque más social.

Otro de los problemas que presentan las estelas es su distribución geográfica, pues aparecen en territorios a veces restringidos que parecen estar relacionados con variables de carácter tanto social como cronológico (fig. 4). Si partimos de la base de que el paisaje es un producto de la vida social de sus habitantes, el problema en el caso de las estelas decoradas es que apenas conocemos la relación que mantienen con sus hábitats y, por lo tanto, ignoramos la actividad económica que desempeñaron, que sólo podemos intuir a través del análisis de los medios disponibles en su entorno inmediato. En un escenario ideal se podrían establecer los límites políticos de esta manifestación y su interrelación con los otros espacios donde se produce el mismo fenómeno; pero, desgraciadamente, estos presupuestos sólo son viables si estudiamos sociedades de base agrícola o industrial, pero son muy difíciles de aplicar si nos enfrentamos, como parece, con sociedades de base ganadera y claramente jerarquizadas.

Fig 4 Mapa de distribución de estelas Losa y estela Las estelas responden - фото 5

Fig. 4. Mapa de distribución de estelas / Losa y estela.

Las estelas responden a un fenómeno indígena del área atlántica peninsular donde ya existía una tradición en la elaboración de losas y estelas de carácter guerrero junto a otras que aluden a personajes femeninos caracterizados por una gran diadema. Por ello, las primeras estelas, en realidad losas, circunscritas al interior de Portugal y norte de Extremadura, sólo presentan tres elementos en su composición: el escudo, la espada y la lanza, sendos objetos de innegable adscripción al mundo atlántico, donde el escudo y esas armas de bronce están bien documentadas hasta Irlanda. Pronto comenzaron a añadirse otros elementos exógenos de origen mediterráneo que, sin embargo, no aparecen hasta más tarde en el área tartésica. La explicación podría estar en la existencia de una ruta que conectaría el Mediterráneo oriental con la península Itálica y que a través del Languedoc-Rosellón se internaría por el interior de la península para buscar lugares de aprovisionamiento en el sudoeste en un momento donde aún habría serias dificultades para atravesar el estrecho de Gibraltar. Esta hipótesis justificaría la presencia de las estelas francesas del sudeste, las recientemente halladas en Italia o la zaragozana de Luna; pero también explicaría la presencia de espejos en las islas Baleares que sólo aparecen representados en las primeras estelas básicas o la temprana representación de los carros; además, abriría una vía para el comercio griego que se consolidaría mucho más tarde con la fundación de Massalia y Emporion.

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