En cuanto al apartado de textos, el tercero de los que habíamos enumerado en el índice, se han incluido dos grandes ámbitos: los estudios sobre la producción literaria en torno a Montesa, y un segundo sobre sus archivos y documentos. Respecto al primero, ubicado en época bajomedieval y especialmente entre los siglos XV y XVI, la Orden de Montesa estuvo estrechamente ligada a la historia del Reino de Nápoles, de buena parte de Italia y, por tanto, del escenario principal del Renacimiento europeo. En este contexto, Andrea Maggi nos explica las características de un cuerpo documental de cartas escrito en italiano a finales del siglo XV por el maestre de Montesa frey Lluís Despuig, él mismo diplomático, jefe militar, pero también patrocinador de actividades humanistas en la ciudad de Valencia en las décadas de 1470 y 1480. Por su parte, Abel Soler plantea una relación entre sus estudios sobre la gran obra literaria del Curial e Güelfa y las alusiones a Sant Jordi en la obra, en relación con el patrón y símbolo montesiano de su cruz. Por último, Enric Querol centra su texto en una aproximación moderna a la cultura literaria del Maestrazgo Viejo de Montesa durante el siglo XVII y las relaciones con las tierras del entorno, especialmente la ciudad de Tortosa.
Así mismo, los testimonios escritos, bibliográficos y archivísticos vinculados a la Orden de Montesa son igualmente abundantes y todavía contribuirán con importantes novedades a las investigaciones. Francesc Torres se ha ocupado de presentar la documentación histórica de la institución, acumulada durante los más de cinco siglos de su actividad, y actualmente repartida aproximadamente a la mitad entre el Archivo del Reino de Valencia y el Archivo Histórico Nacional de Madrid, una consecuencia más de los acontecimientos sufridos por su patrimonio después de la desamortización del siglo XIX.
Por su parte, Llum Juan realiza una detallada aproximación al que sería el legado documental del bulario de la Orden de Montesa durante la segunda mitad del siglo XVIII, y, por último, Bárbara Barberá y Carlos García Martínez nos presentan un estudio sobre lo que fue la última biblioteca del convento de la Orden de Montesa en el Palacio del Temple de Valencia, a finales del siglo XVIII y principios del XIX. Una biblioteca que por las mismas razones que el archivo de la Orden, en este caso, acabó incorporada en parte a la Biblioteca Histórica de la Universitat de València.
Todas estas aportaciones son sin duda un balance de lo que sabemos en este momento, pero también significan la apertura de una ventana sobre la multiplicidad de caminos que el estudio sobre la Orden de Montesa nos depara. Algunos de ellos fueron primeramente recorridos por los mismos u otros autores en diversos ámbitos académicos y líneas de investigación, pero otros todavía esperan ser transitados. No hay ninguna duda de que cada época, probablemente cada una de las generaciones, proyecta una mirada sobre su pasado y a menudo lee e interpreta de maneras diferentes esos testimonios. Por eso, aniversarios como el que se cumplió el año 2017 y vuelve a producirse en cierta manera este 2019 sirven para revisar el panorama historiográfico, evaluar lo ya realizado y para acometer con más fuerza todo lo que queda por saber sobre la Orden de Santa María de Montesa y San Jorge de Alfama.
Yolanda Gil, Ester Alba, Enric Guinot
I
ARQUITECTURAS
EL PALACIO MAESTRAL DE LA ORDEN DE MONTESA EN SANT MATEU
Localización y restitución hipotética de un edificio desaparecido
Arturo Zaragozá Catalán Real Academia de Bellas Artes de San Carlos
El Palacio Maestral de la Orden Santa María de Montesa y de San Jorge de Alfama en Sant Mateu fue, junto con el castillo y palacio de Peñíscola, el edificio civil de mayor interés histórico del Maestrazgo. La Torre-Palacio Maestral debió de construirse al poco de la conquista cristiana del territorio. Tuvo su mayor esplendor entre los siglos XIV y XVI. A finales del siglo XVIII su función se reducía, prácticamente, a servir de almacén de diezmos de la Orden de Montesa. Fue destruido durante las guerras civiles españolas del siglo XIX. Con su desaparición se perdió hasta la memoria del lugar preciso en el que se situaba. El inesperado hallazgo de un conjunto de planos correspondientes a proyectos de renovación del edificio, realizados en el último tercio del siglo XVIII, permitió conocer su localización precisa e igualmente hizo posible la restitución hipotética de cómo fue este histórico edificio al cabo de casi doscientos años de su desaparición. 1
La torre o palacio fortificado maestral de Sant Mateu debió de construirse al poco de la conquista cristiana del territorio. Debemos a don José Mateo Vidal Adell que haya subrayado este hecho y lo haya confirmado documentalmente. Igualmente, ha indicado que la torre aparece citada desde 1260 y que otro documento señala su posición exacta; a la salida de Sant Mateu, desde donde arrancaba el camino hacia Traiguera. 2
Esta torre, construida por la Orden Militar del Hospital de San Juan de Jerusalén, pasaría, junto con todas las posesiones de esta orden en el Reino de Valencia, a formar parte de la nueva Orden de Montesa. En el importante corpus documental montesiano publicado por don Eugenio Díaz Manteca, que contiene los primeros documentos emitidos por los maestres de Montesa, puede verse como, con frecuencia a partir de 1321, estos se emiten desde Turre nostra de Sancti Mathei . 3 La Torre del Hospital debió de ser ampliada y mejorada por Montesa; el cronista Martín de Viciana, en el libro tercero de la Crónica de la Inclita i Coronada Ciudad de Valencia y su reyno (1563), da las razones:
... vino que esta villa (Sant Mateu) fue la mejor e mayor de la comarca... E como el reverendísimo maestre de Montesa, señor de la mesa maestral vido el aventaje y mejoría que tenía la villa de Sant Matheo al castillo de Cervera por ser mas apacible y graciosa de habitar. Mandó edificar un palacio y casa para apossiento del maestre. E mas instituyo de tener ordinariamente en Sant Matheo un gobernador que gobernase toda la mesa maestral en paz y justicia. Y a este puso nombre de administrador que agora le llamamos lugarteniente general. El cual tiene su corte formada de acessor, avogado y otros ministros de justicia y le sommetio todas las causas y pleytos criminales y ceviles por apelación de recurso o evocación no solamente de los ocho pueblos de la mesa maestral pero aun de todas las encomiendas de Montesa que recahen en la comarca desde el collado de la garofera hacia levante y septentrión.
La única descripción precisa, aunque elemental, de la Torre-Palacio de Montesa, previa a su destrucción, se la debemos al padre Ildefonso Aleu. Este religioso benedictino, sanmatevano de nacimiento, escribió una inédita Historia de San Mateo a comienzos del siglo XIX. 4 Al título séptimo de esta obra lo llamó «Los maestres de Montesa residen en San Mateo» y en ella dice lo siguiente:
Como la villa de San Mateo está situada en paraje llano y delicioso; como la hermosura de sus calles, plazas y abundancia de aguas convidan a habitarla y como viene a estar en medio de los Estados de la Orden de Montesa, fueron estos otros tantos alicientes y poderosos atractivos que movieron a los Grandes Maestres a escogerla lugar de su corte y residencia, haciéndola Cabeza del Maestrado. Fabricaron para su habilitación un magnífico palacio que ellos llamaban «Torre»; estaba como está ahora a la otra parte del riachuelo que le servía de foso, para más seguridad y grandeza de las personas que lo habitan. Se hizo a la parte que va al Camino de Barcelona, cerrado con portales en una espaciosa calle y una plaza delante de la puerta del palacio, para formación de la guardia, cerrada con otro portal; de modo que el palacio venía a ser un fuerte con toda seguridad que era menester en aquellos tiempos que aún no se usaban armas y máquinas de fuego.
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