1 ...6 7 8 10 11 12 ...23 Este hecho provocó un debate interno sobre la conveniencia de la colaboración en esta empresa y la integración del socialismo en el seno de un sistema burgués. Por un lado, se situaron aquellos favorables a la integración, con Largo Caballero y Fernando de los Ríos al frente, mientras que, por otro, se situaron los contrarios, entre los cuales destacaban Julián Besteiro y Andrés Saborit. 5 Finalmente, la cuestión se sometió a votación y vencieron los partidarios de colaborar con el republicanismo e integrarse en un Gobierno con este por ocho votos contra seis. 6
Ahora bien, hemos de recordar que en esta reunión estaban presentes los máximos dirigentes no sólo del Partido, sino también del sindicato, y, aunque fueron derrotados los partidarios del aislamiento, la decisión se tomó gracias al apoyo de los dirigentes sindicales en contra de la mayoría de los del partido. Si sólo tuviéramos en cuenta el posicionamiento de los miembros de la CE del PSOE, la votación hubiera quedado de la siguiente manera: seis votos en contra –los mismos señalados anteriormente– y cinco a favor de la colaboración, ya que Gana, Henche y Enrique de Santiago no formaban parte de aquella. De este modo, la quiebra dentro del máximo órgano de dirección del PSOE era evidente. La mayoría debía aceptar una decisión que no apoyaba.
Por ello, algunos dirigentes, como Saborit, Trifón Gómez o Aníbal Sánchez, instaron a la convocatoria del Comité Nacional, pues en él podría tomarse este tipo de decisiones. Esta petición acabó convirtiéndose en una petición de reunión de ambos comités nacionales –los del partido y el sindicato. Pero en ambos casos fue dilatándose la convocatoria debido a la coyuntura política existente, 7 con un hito fundamental el 12 de diciembre de 1930: la sublevación protagonizada por los capitanes Galán y García Hernández en Jaca.
Sin embargo, la intentona no tuvo ningún éxito. No sólo no consiguió los objetivos que buscaba –hacer caer la Monarquía-, sino que buena parte del comité revolucionario fue detenido y encarcelado, entre ellos dos de los tres miembros socialistas: De los Ríos y Largo Caballero. 8
Finalmente, en febrero de 1931, se produjeron dos reuniones conjuntas de ambos comités nacionales, que se celebraron entre los días 2 y 4, y 21 y 22 de dicho mes.
En el caso del PSOE valenciano, la representación venía dada por el delegado de la región de Levante, elegido por los militantes de las organizaciones socialistas provinciales de Castellón, Valencia, Alicante, Murcia y Albacete. Durante los años treinta, este cargo recayó siempre en un destacado dirigente de la FSV. En este caso, la representación levantina estuvo en manos de Francisco Sanchís, 9 en el caso del Partido, y Pedro García, 10 como delegado regional de Levante en el de la UGT.
El debate tuvo dos puntos fundamentales de discusión: el posicionamiento del movimiento socialista sobre los planes gubernamentales de vuelta a la normalidad constitucional, y la posible revisión de la postura adoptada por las Ejecutivas de la UGT y el PSOE sobre la integración en el aún hipotético Gobierno provisional.
En cuanto al primer asunto, tras la dimisión de Primo de Rivera, en enero de 1930, se consideró conveniente volver a la normalidad constitucional quebrada por el golpe de Estado de septiembre de 1923. El sucesor de Primo, el general Dámaso Berenguer, planteó un esquema de vuelta a la normalidad en el que se celebrarían, en primer lugar, elecciones a Cortes, para, después, iniciar un proceso de renovación de las estructuras inferiores del Estado. Sin embargo, este esquema no fue apoyado ni por la oposición ni por algunos de los que habían sido sostén de la Monarquía antes de 1923, por lo que el plan cayó a la vez que lo hacía su patrocinador. 11
En el caso socialista, el debate dio como resultado un apoyo aplastante, en la reunión de los días 2 al 4 de febrero, a la abstención. Entre aquellos que la apoyaron se encontraban los dos representantes valencianos, que, por otra parte, tampoco tuvieron ningún tipo de intervención relevante en la discusión de este punto. 12
Ese mismo mes de febrero, Berenguer fue sustituido por el almirante Aznar, y, finalmente, la oposición, la mayoría de los antiguos líderes dinásticos y el establishment alfonsino llegaron al acuerdo de realizar primero elecciones municipales en abril de 1931 y, después, provinciales en mayo y legislativas en junio. 13 Esta nueva situación supuso también un cambio de postura del socialismo que, en el Comité Nacional del 21 de febrero, decidió su «asistencia a dichas elecciones si el Gobierno se decide a convocarlas». 14
Ahora bien, en este caso, a diferencia del anterior, sí hubo mayor participación valenciana, pues uno de los redactores de una propuesta, que, sin embargo, no llegó a ser, finalmente, aprobada fue Francisco Sanchís. Esta propuesta iba en el mismo sentido que la aprobada, pero con alguna salvedad, ya que, en este caso, daba carta blanca a la CE para que decidiera sobre la participación en las elecciones municipales según el comportamiento que tuviera el Gobierno en lo que se refería «a las garantías efectivas» y a «la libre actuación ciudadana». 15 En todo caso, como anteriormente, aunque ahora en sentido contrario, el socialismo valenciano votó, junto a la gran mayoría de sus compañeros, por la participación en las elecciones municipales de abril.
Por otro lado, en cuanto al segundo asunto, el debate comenzó en la reunión de los días 2 al 4 de febrero, con el posicionamiento de Besteiro, que rechazaba esta integración. A eso añadió una insinuación: si el Comité Nacional no apoyaba su postura y respaldaba lo decidido por la Ejecutiva en el mes de octubre, él se vería obligado a dejar su cargo.
Sin embargo, estas amenazas no sirvieron de mucho, pues el Comité Nacional se dividió en dos posturas contrapuestas, como había sucedido en la reunión de las Ejecutivas, con la diferencia de que ahora, la mayoría de los delegados regionales y sectoriales del movimiento decantaron aún más la balanza del lado de la anterior votación. De este modo, los favorables a mantener las relaciones con el republicanismo como se habían mantenido desde octubre sumaron 35 apoyos, frente a los 14 cosechados por los revisionistas de estas relaciones. A ello habría que sumar las abstenciones de Besteiro, Saborit, Cordero, Ovejero y Lucio Martínez Gil.
Ahora bien, como había sucedido en octubre, la votación se decantó claramente a favor de aquellos que apostaban por la colaboración gracias a los representantes ugetistas, pues entre los miembros del Comité Nacional del PSOE, las cosas no estaban tan claras. De hecho, aunque no se hubiera producido una votación como la de octubre, es decir, no hubieran ganado los aislacionistas, el resultado a favor de los partidarios del pacto con los republicanos no hubiera sido tan aplastante, ya que su victoria únicamente se hubiera debido a la abstención de buena parte de la Ejecutiva. De este modo, la votación en el Comité Nacional del PSOE hubiera sido de nueve votos a favor del pacto, seis en contra y cinco abstenciones. 16
En el caso de los representantes valencianos, estos tuvieron una actitud muy similar al anterior comité. De nuevo, actuaron discretamente y se posicionaron a favor de la mayoría, decantándose por mantener el pacto con los republicanos y los puestos en el Gobierno provisional. 17 Esta posición se corresponde con la actitud mostrada por el socialismo valenciano durante el primer tercio del siglo XX, cuando apostaron claramente por el pacto con los sectores republicanos, fundamentalmente de la capital valenciana, de cara a la concurrencia en los diferentes procesos electorales, gracias a lo cual no sólo lucharon de forma más efectiva contra los sectores dinásticos y católicos, sino que llegaron a conseguir una mayor cota de representación. 18
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