El cambio de enfoque de la dialectología (social) a la sociolingüística (variacionista) fue abanderado por dos corpus orales de la década de los ochenta (Moreno Fernández, 2016, p. 370). El corpus mexicano y el venezolano se ponían de esta suerte a la par de los canadienses: el monolingüe del francés de Montreal y el bilingüe del francés e inglés de Ottawa-Hull (pp. 370-371). Las 600 entrevistas de El habla de Monterrey se levantaron en 1985 y 1986 (Rodríguez Alfano, 2012, p. 2); las 160 del Estudio sociolingüístico de Caracas, 1987 en 1987 y 1988 (Bentivoglio y Sedano, 1993, pp. 3-4).
¿Cuántos y cuáles corpus han documentado el español hablado en Guadalajara, Jalisco? Cuatro. Uno elaborado durante las dos últimas décadas del siglo XX y tres durante las dos primeras décadas del siglo XXI. El primero tiene su origen en el Proyecto de investigación sobre el habla culta de Guadalajara, dirigido por María del Rosario Heras Poncela en la maestría en Letras y Literatura Española e Hispanoamericana de la antigua Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Guadalajara (Heras Poncela, 1999, p. 9). Fue creado con el propósito de «conocer las variables dialectales en el uso del español, propias del hablante tapatío que en sus estudios sistemáticos alcanzó el nivel, por lo menos, de licenciatura o equivalente» (Heras Poncela, 2001, p. 1). Entre abril de 1988 y abril de 1992, se recolectaron 200 muestras de habla en cintas magnetofónicas que cubren 116 horas y 14 minutos de grabación. Con base en la metodología lopeana, estas contienen entrevistas estructuradas a un informante (40 %), diálogos dirigidos entre uno o más informantes o con el investigador (40 %), grabaciones secretas de conversaciones (10 %) y elocuciones formales como discursos, conferencias y clases (10 %); todas fueron transcritas a mano, luego en máquina de escribir y, finalmente, en computadora. Se seleccionaron 200 hablantes, 101 hombres y 99 mujeres, pertenecientes a tres generaciones: 24 a 35 años (25 %), 36 a 55 años (50 %) y 56 años en adelante (25 %). De ellos, 163 eran licenciados, 5 especialistas, 26 maestros y 6 doctores. 197 habían nacido en Guadalajara, 2 en Tlaquepaque, 1 en Zapopan, y ninguno en Tonalá (Heras Poncela, 2001, pp. 1-2; Heras Poncela, 1999, pp. 15, 31-36). La muestra confirma de manera parcial que el «universo objeto de la investigación está constituido por los hablantes cultos de la Zona Metropolitana de Guadalajara» (Heras Poncela, 1999, pp. 31): es veraz en cuanto a la instrucción superior, mas no lo es respecto a la distribución equitativa por nacimiento o por residencia en los cuatro municipios que formaban la Zona Metropolitana de Guadalajara.5
Es penoso que el corpus no haya sido publicado en su totalidad y que únicamente 31 transcripciones estén accesibles: 7 como apéndice de la monografía El habla culta de la zona metropolitana de Guadalajara (Heras Poncela, 1999) y 24 en El habla culta de Guadalajara. Materiales para escudriñar en los entresijos de su estudio (Heras Poncela, 2001), recopilación ofrecida a los investigadores para evitarles «la carga de trabajo que supone el proceso de captación y transcripción fiel de las mismas [muestras]» (Heras Poncela, 2001, p. 2). De hecho, no son 31, sino 26, pues cinco se repitieron en ambos libros, quedando apenas siete entrevistas estructuradas, siete diálogos dirigidos, seis grabaciones secretas y seis elocuciones formales.
El segundo es el Corpus Conversacional Tapatío,6 coordinado por Rebeca Martínez Gómez y Karol Ibarra Zetter, estudiantes de posgrado en la Universidad de Nuevo México en el momento que lo recopilaron. Se recurrió a dos estrategias singulares para capturar interacciones coloquiales cara a cara: en lo relativo a la recolección de los datos, dejar que los hablantes se grabaran ellos mismos —sin guion de entrevista— mientras realizaban labores domésticas, trabajaban en oficinas, departían en cafés, convivían en reuniones sociales o se trasladaban por la ciudad; en lo tocante a la conformación de la muestra, reclutar a los participantes a través de amigos de amigos de las investigadoras, es decir, mediante la técnica de redes sociales. Con estas tácticas, de diciembre de 2010 a 2015, se acopiaron más de 80 conversaciones con duración de diez minutos a dos horas, que suman unas 40 horas de grabación. Las transcripciones adoptaron los lineamientos de John Du Bois y, en 2017, aún no concluían. Los hablantes fueron 114: 46 hombres y 68 mujeres, de 18 a 98 años, de todos los grados de instrucción —licenciatura, sobre todo (49)—, con diversas profesiones y ocupaciones, habitantes de los municipios de Guadalajara y Zapopan —20 y 19 colonias, respectivamente—, San Pedro Tlaquepaque y Tlajomulco de Zúñiga —6 y 5 colonias, respectivamente—. Si se hubiera incluido a residentes de El Salto y Tonalá, se habría cubierto, sin duda, la unidad territorial escogida: la Zona Metropolitana de Guadalajara con seis municipios centrales (Martínez Gómez e Ibarra Zetter, 2017, pp. 87-92, 103-108).
Es lamentable que el corpus permanezca inédito y que solo se tenga noticia de él por un artículo de las coordinadoras sobre el marcador discursivo o sea abordado desde la fonología basada en el uso (Martínez Gómez e Ibarra Zetter, 2017, pp. 95-102) y por la tesis doctoral de Martínez Gómez (2018), cuyos capítulos tercero y cuarto examinan la producción y la percepción social de la entonación ascendente al final de enunciados declarativos, distintiva del estilo fresa (pp. 34-92).
El tercero es el Corpus oral del español de México bajo la responsabilidad de Pedro Martín Butragueño, de El Colegio de México, y de Érika Mendoza y Leonor Orozco, de la Universidad Nacional Autónoma de México. Su objetivo fue dar «una imagen actual, geográfica y sociolingüística, de las hablas mexicanas» (Martín Butragueño, Mendoza y Orozco, coords., en preparación) de 15 localidades urbanas que cobraron importancia lingüística por su tamaño, influencia, función histórica y valor de representar a un área dialectal. Tras identificarlas, fueron dispuestas en cuatro subsistemas —Norte, Occidente, Centro-Golfo y Sur-Sureste— configurados según sus relaciones en el pasado y sus intercambios sociales y lingüísticos en el presente. Guadalajara, Guanajuato, Lagos de Moreno y Morelia integraron el agrupamiento de Occidente. Entre 2010 y 2015, en ellas y en las demás ciudades, de 12 a 18 hombres y mujeres de diferentes edades y niveles de escolaridad fueron grabados en audio y video (Martín Butragueño, 2019, pp. 28-30; Martín Butragueño, Mendoza y Orozco, coords., en preparación). Es deseable que el corpus pronto esté disponible con miras a descubrir los perfiles y las voces de los participantes tapatíos.
La tipología de corpus que planteó Guillermo Rojo (2021, pp. 71-76) facilitará la caracterización de esos tres corpus (y también del cuarto). Todos son generales, muestrales, cerrados, sincrónicos, dialectales, monolingües y orales. En concreto, entran en los llamados spoken corpora, los cuales reúnen transcripciones de eventos comunicativos como conferencias, entrevistas, tertulias, narraciones, conversaciones… con la finalidad, entre otras dos, de profundizar en la variación diatópica, diastrática o diafásica: «[a]quí es donde se sitúan todos los corpus de orientación dialectológica o sociolingüística» (Rojo, 2021, p. 74).
La clasificación de corpus que propuso Gerardo E. Sierra Martínez (2017) permitirá detectar la principal diferencia entre los cuatro corpus: su grado de acceso o disponibilidad de uso (pp. 54, 57). Al momento de escribir estas líneas —junio de 2021—, el grueso de las muestras del Corpus del habla culta de la Zona Metropolitana de Guadalajara, el Corpus Conversacional Tapatío y el Corpus oral del español de México permanecen de uso privado o restringido. Por el contrario, las 26 transcripciones que sí se publicaron de ese mismo corpus del habla culta y el cuarto corpus son de dominio público. Aunque tales transcripciones sean públicas, cabría calificarlas como un «corpus comercial», dado que no pueden consultarse si no se compran los dos libros libros que tratan sobre el corpus del habla culta. El cuarto corpus es de dominio público, de uso no comercial y de acceso abierto gracias a la publicación en línea de las entrevistas a 18 hablantes7 y del corpus completo en la presente obra. El formato establecerá otra diferencia indiscutible: en papel para los materiales del habla culta, digital para los tres corpus restantes.
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