Annabella Rinaldi
Donde viven las palabras
Rinaldi, Annabella
Donde viven las palabras / Annabella Rinaldi. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2021.
Libro digital, EPUB
Archivo Digital: descarga y online
ISBN 978-987-87-2217-7
1. Narrativa Argentina. I. Título.
CDD A863
EDITORIAL AUTORES DE ARGENTINA
www.autoresdeargentina.com info@autoresdeargentina.com
Contacto con la autora:
annirinaldi@hotmail.com | annirinaldi2118@gmail.com
Annabella Rinaldi
Beta Reader y colaboración general: Francisco Satke
Neuquén Capital - Patagonia Argentina
Queda hecho el depósito que establece la LEY 11.723
Impreso en Argentina – Printed in Argentina
A mis padres,
porque a través de ellos tengo Vida
Dentro del vasto mundo de las palabras escritas, nuestra sensibilidad capta cuando lo expresado se remite a los más profundos sentimientos de quien escribe, de tal manera que quien lee, experimenta en carne propia aquellas sensaciones que le dieron origen.
En estos relatos, Annabella Rinaldi nos muestra el complejo mundo del pensamiento y las emociones humanas, permitiéndonos descubrir cómo en situaciones simples de la vida cotidiana se conciben profundas enseñanzas psicológicas y filosóficas.
Las historias y reflexiones contenidas en este libro, además de hacernos viajar por el mágico mundo de la literatura, nos dejan un sutil mensaje que despertará a su debido tiempo en el corazón del lector.
Francisco Satke
De cómo encontrar un buen título para un libro
El título de este libro ya lo tenía.
Acostumbro a anotar en mi libretita o mejor dicho en cualquier hoja de papel que se me cruce, ideas, que escucho, que observo.
En el anterior libro “Recortes de un diario robado”, en uno de los relatos, hago referencia a un personaje, un tío abuelo quien era escritor y había obtenido todos los méritos con su libro “Agua de Fuego”. El hecho es que ese título “Agua de Fuego”, lo había leído de la parte trasera de un camión que venía adelante de mi auto, en un trayecto de la Ruta 22 que une la ciudad de Plottier, mi lugar de trabajo en ese entonces, con la ciudad de Neuquén.
—“Agua de Fuego” ¡Perfecto!
Pero esta es sólo una anécdota del pasado. Vuelvo a que el título de este libro ya lo tenía.
Pero, en mi afán de perfeccionismo, pensé y busqué una sugerencia, como dice Isabel Allende, sólo una sugerencia; y a quien mejor que a mi colega de Villa Gesell, Gaspar Spada.
Cuando nombré Villa Gesell recordé el odio que Gaspar le tiene a esa ciudad sólo porque la relaciona con los veranos, llenos de jóvenes descontrolados, fumando marihuana en la playa.
Gaspar Spada había leído algunos de los relatos entonces sabía de qué trataba el libro.
Así es cómo se dio esta charla por whatsapp, anoche, desde la cama, presta a dormir. Mucha risa de por medio despabilándome.
—¿Qué título le pondrías a mi libro?
—Hola. No sabría decirte. Contame un poco más cómo has avanzado.
—Relatos. Reflexivos, infantiles, eróticos, misteriosos.
Tuve que levantarme de la cama e ir al estudio donde tenía los relatos clasificados según el tema.
—Dejame pensar un poco. “Acaeciminetos para una mirada cuatridimensional”. ¿Qué te parece esta idea?
—Ahhh… muy fácil para acordarse…
Llevándome la mano derecha a la cara y comenzándome a reír.
—Mmmmm. Sí.
Y aclaró, bueno, quiso aclarar… Acontecimientos vistos desde los protagonistas de las historias, desde formar parte del libro, desde la mirada del lector y desde la mirada del reloj.
Tal vez es muy rebuscado. Perdón.
Escribí en tono de sorna: –Esa aclaración debería ser el subtítulo.
—Bueno, podría ser.
Uh, no podía creer lo que estaba leyendo. Seguí en la misma postura: –Muy “Les Luthiers”.
¡Me encanta!
Estaba desarmando la cama por la risa incontenible: –Disculpas pero me estoy muriendo de la risa, le comenté.
—¿Por?
Recordé la película (y el título), sobre la historia del genial matemático John Forbes Nash Jr., quien, a pesar de sufrir esquizofrenia, logró desarrollar su carrera y obtener el Premio Nobel: –¡Tenés una mente brillante!
—No diría tanto.
—“Acaeciminetos para una mirada cuatridimensional”. Por favor, volvé a leerlo. Acaeciminetos, ¿está escrito en portugués, giglico o arameo???
Escribí. Provocando, tal vez por celos, inusuales en mí. Tenía mis razones, Gaspar estaba en una relación sentimental a distancia, por redes, con una brasileña de Sao Paulo, con quien se había visto sólo dos veces, antes de la pandemia. Pero esas dos veces habían sido con tanto fuego, según sus palabras, que él quedó totalmente raptado. Es probable que esa “relación sentimental” haya continuado por sexo virtual, como se estila. Por algo a ella la apodan “gato” (que en Argentina es un nombre que se le da a las prostitutas, tal vez no así en Brasil, hasta puede ser todo lo contrario… pero me quedé con la primera interpretación) En cuanto al giglico, todos lo conocemos, pertenece a Julio Cortázar y al arameo lo mencioné porque él estaba ilusionado (como buen Acuariano, volátil), con aprenderlo para leer la Biblia en ese idioma. De hecho se había comunicado con la Embajada de Israel y aunque el curso era caro, lo iba a hacer. ¡Mentiroso!
Aclaró: –Acaeciminetos. Sinónimo de acontecimientos.
—Preferiría “acaecimientos”.
… Y me quedé dormida…
Somos mucho más que nuestras cicatrices. A las cicatrices hay que sanarlas.
Somos mucho más que ese pasado que llevamos sobre nuestras espaldas como si fuera una mochila pesada llena de cosas que nunca fueron útiles.
Las decisiones que tomamos son aprendizajes para atesorar y para no limitar nuestro futuro.
La persona que fuimos ya no existe.
Si hemos cambiado para nosotros mismos, porque aprendimos, no tiene ningún sentido que sigamos dándole forma al pasado. Debemos hacer a un lado las formas para ir entrando en el sendero de lo sin forma.
No es que valemos menos si aprendemos menos, nuestra valía se mide por las veces que somos capaces de levantarnos y recuperarnos cuando nos caemos.
“Hay un momento para todo y un tiempo para cada cosa”. Eclesiastés 3.
Son palabras que vacían la mente de los residuos. Una actitud de relacionarnos con nosotros mismos, con la vida.
“Conócete a ti mismo”, la frase inscripta en el Oráculo de Delfos.
Los únicos que no erran el camino son aquellos que no hacen nada, que no arriesgan, que se quedan toda la vida en su zona de confort. ¿O acaso los que no erran el camino son aquellos que hacen algo?
“Dios le da las peores batallas a sus mejores guerreros”. Sobre las batallas de la Biblia Deuteronomio 31:6.
En busca de fortuna y de placeres.
Más siempre atrás nos ladran.
Ladran con fuerza…
Quisieran los perros del potrero.
Por siempre acompañarnos.
Pero sus estridentes ladridos.
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