Verónica Valdivia Ortiz de Zárate - Pisagua, 1948. Anticomunismo y militarización política en Chile
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Pisagua, 1948. Anticomunismo y militarización política en Chile: краткое содержание, описание и аннотация
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Para los cabecillas más conspicuos del comunismo y del movimiento sindical, el destino era Pisagua: «Los traslados no han sido jamás autorizados por el Presidente de la República en contra de la masa engañada y explotada, sino en contra de los militantes responsables del Partido Comunista» 73.
El Jefe de la Zona de Emergencia de Tarapacá, General Guillermo Aldana, fue instruido por el Ejecutivo para la «organización del campamento de Pisagua», el cual fue custodiado por personal del Ejército perteneciente al Grupo A.C.1. Salvo, el que debería acondicionar el lugar para sus nuevos moradores. Para fines de marzo de 1948, según el informe del Jefe de Zona, había 30 carabineros y cuarenta hombres de tropa del Ejército para vigilar a los detenidos 74.
Pisagua, describía el periódico Solidaridad, es un pequeño puerto, una «pequeñísima ciudad en ruinas, con escasos habitantes, situada en pleno desierto». Su bahía estaba cercada por altos y escarpados cerros. Poseía algunos edificios en muy mal estado y, aproximadamente, unos 200 habitantes, carentes de recursos hospitalarios, medicinas, víveres y agua potable apta para el consumo. Había una cárcel donde estaban recluidos algunos homosexuales, una pequeña plaza, un teatro, bastante deteriorado, y un mercado en similares condiciones. Existía luz eléctrica, pero limitada, pues fue necesario reparar el motor y restablecer la línea de alumbrado. Así describía este periódico de la resistencia a la ciudad de Pisagua, cuyo nombre se volvió sinónimo de campo de concentración. Tal retrato coincidía con los informes de las autoridades locales, las que, para mediados de los años cuarenta, notificaban que el Departamento de Pisagua y su puerto estaban en total decadencia, y de las 45 oficinas salitreras de su jurisdicción, solo funcionaba la oficina Aguada, a pesar de la escasez de pampas salitrales, mantenida por la decisión de patrones y trabajadores, y seis permanecían con instalaciones 75. La escasez de población había llevado a reevaluar la mantención de una tenencia de Carabineros en el lugar, dejando un sargento 1º a cargo, dependiente del Jefe de la tenencia de Huara. Este diagnóstico se mantenía a comienzos de 1947, cuando se reiteró la inconveniencia de nombrar un oficial en ese lugar, pues realmente era necesario en Huara y la oficina Victoria con una población trabajadora numerosa, lo que no ocurría en Pisagua. En 1945, el Gobernador de este Departamento advirtió al Intendente que Pisagua «prácticamente carece de viviendas y una buena parte de su población vive en condiciones inconvenientes, en inmuebles acabados casi por la polilla, por el desmantelamiento de maderas y calaminas, sin servicios higiénicos, etc., etc. Y son muy contadas las casas que puedan merecer este calificativo. Quedan algunas en condiciones de habitabilidad –que no pasan de la docena– y en ellas se encuentran instalados los servicios fiscales y las familias de los empleados públicos, (por lo que) se ha desencadenado la amenaza de desarme de propiedades» 76. Por eso, para el momento de los traslados fue necesario, sentenció el General Aldana, «transformar Pisagua, que es un “puerto en desarme”, en un sitio que contara con todos los elementos indispensables para la vida» 77.
Ese lugar recibió a los trasladados, muchos de los cuales viajaron con sus familias, esposas e hijos, quienes también fueron llevados al sitio de detención. Según las Memorias del Presidente Gabriel González, a medida que aumentaba el número de trasladados fue necesario construir barracas, utilizándose también el hospital de la ciudad 78.
Llegados desde los distintos puntos del país, en el Campo de Pisagua vivían separados de acuerdo a su procedencia: «Viven en barracasseparados los trasladados de Iquique, Antofagasta, Tocopilla, Pedro de Valdivia, Chuquicamata, etc. La gente del carbón vive en miserables condiciones. Carece de ropa. No tienen dinero […] Pertenecen a regiones tan distantes, que los recursos y ayudas no llegan a ellos. Por lo tanto, son los más desamparados […] No saben de sus mujeres ni de sus niños, salvo aquellos que vinieron con sus familiares. Uno, de apellido Escobar, tiene nueve hijos. Fueron flagelados él y sus hijos en Lota y Schwager. Una mujer fue golpeada. Hay otros baleados en la isla Quiriquina. Otro fue torturado […] con el único objeto de arrancarle declaraciones acerca de dónde se encontraba Riquelme, secretario de la CTCH provincial» 79. Sumidos en la urgencia, los trabajadores del carbón solicitaron la formación de un «Comité Pro Defensa de los Trasladados y sus Familias», pidiendo leche, alpargatas, ropa interior, pues carecían de lo mínimo.
De acuerdo a la información entregada por el Jefe de Zona, se usaron como dormitorios el club deportivo de la ciudad, el local de bomberos, el mercado, los cuales contaban con 400 catres del Ejército; las mujeres y las familias fueron enviadas al edificio del Hospital de Pisagua. A ello se agregaban «siete barracasconstruidas especialmente por la Zona de Emergencia […] con literas de madera» 80. Las barracas «de 6 por 12» contenían tres camas con colchones de paja y una frazada 81.
El informe del General Aldana, del 1 de marzo de 1948, consignaba para esas fechas que los detenidos en Pisagua eran 471 y sus familiares 157, lo que daba un total de 628 personas. Un mes más tarde (abril de 1948), las cifras eran 490 y 265 respectivamente, es decir, había 755 personas 82.
La organización de Pisagua como Campo recayó sobre el Jefe de la Zona de Emergencia de Tarapacá, General de Ejército Guillermo Aldana, pero quien vigilaba el movimiento de los detenidos era Carabineros. En noviembre de 1947 se ordenó la creación de una subcomisaría en «Pisagua solamente hasta que dure la permanencia en ese puerto de los dirigentes y militantes comunistas […] que fueron trasladados por el gobierno» 83. Las instrucciones dadas a los trasladados a Pisagua señalaban que no podrían salir del puerto y estarían «sometidos a estricta vigilancia por Carabineros, cuya dotación ha sido reforzada» 84. En un documento de septiembre de 1948, el Prefecto de Carabineros de Tarapacá, teniente Coronel Alfredo Muñoz Eyzaguirre, informó al Intendente de la provincia haber dado «instrucciones al Jefe de la tenencia de Carabineros “Pisagua”, referente a la vigilancia estricta que debe mantener el personal sobre los relegados, como también sobre la presentación que deben hacer estos diariamente a Carabineros y de la prohibición absoluta que tienen de salir del radio urbano del puerto ya referido» 85. Según la información entregada por los opositores al gobierno, activos en la resistencia: «Al principio los relegados tenían que recogerse a las siete de la tarde y a esa hora se apagaba la luz eléctrica. Poco a poco han ido logrando concesiones. Ahora la luz se apaga a las once de la noche. Se pasa lista unas cinco o seis veces al día» 86. Según el testimonio del entonces teniente Levensberg, a las 6.30 a.m. los detenidos debían estar levantados y formados para el pase de lista, después tomaban el desayuno y a las 11 a.m formaban nuevamente, para otro control de lista 87.
Si bien el Campo de Pisagua estaba muy aislado, no estaba completamente cerrado ni era inaccesible, pues durante un cierto tiempo fueron posible visitas, las que debían ser autorizadas por el Ejército, considerando la Zona de Emergencia, como fue el caso, incluso, de un periodista del diario El Siglo : «Esta Comandancia Particular de la Guarnición autoriza para que el señor JOVINO TRONCOSO JAQUE pueda visitar el puerto de Pisagua» 88. Considerando que tales visitas quedaban a discreción del Jefe de la Zona de Emergencia, fueron denegadas al senador Elías Lafertte y al diputado Víctor Contreras Tapia, ambos comunistas, quienes pretendían visitar a los detenidos y llevarles los auxilios que se reunieron con la llegada de los primeros trasladados 89. Hasta comienzos de febrero de 1948, los detenidos en el Campo de Pisagua podían ser visitados por sus familiares, prerrogativa que fue suspendida por el Jefe de Zona de Emergencia, debido a la ausencia de las condiciones requeridas para ello: «En vista de que en Pisagua no se cuenta con locales para el alojamiento de los trasladados por decreto del Supremo Gobierno y que existe en dicho puerto solo alimentación para el número exacto de personas trasladadas y familiares autorizados por el gobierno, prohíbese la afluencia de familiares para visitar a sus parientes trasladados, salvo aquellos que tengan recursos tanto en alojamiento como en alimentación por su propia cuenta, comprobados ante la Jefatura de la Zona de Emergencia» 90. A partir de esta fecha, cualquier persona que quisiera visitar Pisagua debería contar con un salvoconducto emitido por la Jefatura de Zona de Emergencia.
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