Lena Valenti - La decisión de Becca

Здесь есть возможность читать онлайн «Lena Valenti - La decisión de Becca» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

La decisión de Becca: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La decisión de Becca»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

La historia más adictiva y divertida de Lena. Publicada por Penguin Random House y rediseñada por nosotros y añadiendo dos títulos inéditos. Ahora es una pentalogía. Becca, una psicóloga mediática que sigue métodos poco ortodoxos, y Axel, su guapísimo pero inescrutable cámara, viven intensa y apasionadamente algo que es cualquier cosa menos una historia de amor convencional. El diván de Becca ha sido un éxito en televisión. Lo que no va tan bien es la relación de idas y venidas entre Becca y Axel, un cañón, un dios del Olimpo, pero borde y perdonavidas, que la vuelve literalmente loca, sobre todo cuando le deja ver su verdadera cara: un hombre protector, cálido y con un gran corazón. Pero ¿qué le sucedió a Axel en su pasado para comportarse de esa forma tan desagradable con ella? Además de este misterio, se le suma la noticia bomba de Carla y Eli y la propuesta de los productores americanos para comprar los derechos del diván y llevar su caravana por Estados Unidos. Becca afrontará los acontecimientos con optimismo, y lo dará todo por sus pacientes y por Axel, aunque la situación se vuelva insostenible y el peligro que la acecha no solo amenace su vida, sino el futuro de su historia de amor. Pero la empática Becca también tiene sus problemas… y quizá deba ser ella quién se siente en el diván de una vez por todas y empiece a tratar sus propias fobias para encarar su decisión más importante. La elección definitiva. Las lectoras opinan: «¿Que no existe la píldora de la felicidad? Entonces es que no has leído
El diván de Becca.» «Mis amores platónicos de la historia: Leónidas y Axel. Porque Axel va a pasar a la historia, obvio.» «
El diván de Becca es definitivamente la prueba de que se pueden contar historias de amor dando un giro de tuerca al género. Refrescante, inteligente y repleta de amor y sensualidad.»No molestar. Estoy en terapia con Becca.¡Un fenómeno romántico con más de 100.000 risas vendidas!

La decisión de Becca — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La decisión de Becca», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

—¿Marido? No, por favor. Voy a tener a mi bebé sola. —Levanta la barbilla, orgullosa.

—Ah… —Busco a Fayna con la mirada—. No lo sabía.

Fayna sonríe y se encoge de hombros, como si fuera lo más normal del mundo.

—¿In vitro? —le pregunto a Marina.

—Sí. No necesito a los hombres para nada.

Debo respetar su opinión, aunque no la comparta.

—Hablemos de tu miedo al parto… ¿Cuáles son tus sensaciones?

—Mis sensaciones… —Se ríe ácidamente—. Las peores. Odio las inyecciones, la sangre me marea, y la sola idea de que tengan que cortarme me provoca taquicardias… Ojalá pudieran dormirme y sacarme al bebé naturalmente.

Asiento, sin dejar de prestarle atención. No es momento de intervenir, solo de escuchar.

—Podría romperme por dentro, se me pueden desplazar las caderas… O morirme del esfuerzo. Y si me muero, ¿quién va a cuidar de mi bebé?

—Asumo que tu principal miedo es dejar al bebé solo, en vez de la muerte en sí.

—Y el dolor. No llevo bien el dolor. Nada bien. —Niega con la cabeza, vehemente.

—Muchas mujeres pasan por tu situación… ¿Has hablado de ello con tu madre? Ella ha pasado también por esto, si no tú no estarías aquí.

—Mi madre se fue a Holanda a trabajar, y me dejó aquí tirada cuando cumplí la mayoría de edad. Me dijo: «Marina, ahora te toca hacerte cargo de ti misma. Yo ya he cumplido con mi trabajo. Te he criado y te he ayudado a crecer. Ya eres adulta, espabila». Así que hace como catorce años que no nos hablamos.

Algo del relato de Marina llama la atención de Roberto, que ahora está activo, mirándola de reojo, estudiándola de arriba abajo.

—Tuvo que ser duro para ti. —Hay madres despreocupadas.

—Sí, lo fue.

—¿Y tu padre?

—Cuando tenía cinco años, mi padre se metió en una secta de contacto extraterrestre. Está en algún lugar del mundo hablando con el capitán Spock.

Roberto sonríe, igual que yo.

—Has salido adelante tú sola —asumo con mi empatía a flor de piel.

—Sí. Gracias a Dios soy muy inteligente. Mi madre me guardó en una cuenta de ahorros parte del dinero de una indemnización, y con eso estudié y me monté mi propio negocio de catering a domicilio. Y bueno, todo empezó a funcionar económicamente para mí. —Tuerce la cabeza a un lado y cruje el cuello—. Dios, el embarazo me está matando… Tengo la columna y las cervicales fatal.

—Marina, cuando te hiciste la in vitro, ¿sabías que podías reaccionar así?

—No. Jamás. Para mí tener un bebé debía ser algo hermoso, algo maravilloso y único. Siempre he sido autosuficiente, nunca he pedido ayuda a nadie. Sabía que iba a poder sola con esto, y me moría de ganas de vivir esta aventura. —Se pasa las estilizadas manos por el pelo lacio y de corte moderno—. No sé qué fue lo que detonó mi cambio de humor al respecto. No sé en qué punto empecé a actuar así… Siempre he sido fuerte, no una debilucha hipocondríaca con miedo a dar un paso para no ver asomar una cabeza entre las piernas…

—No debes atacarte —le sugiero suavemente—. Todo el mundo está en su derecho de tener sus propias fobias. No somos de piedra.

Ella oscila las pestañas tan rubias como su pelo y continúa hablando con la mirada gacha. Señal de que se siente avergonzada por un comportamiento que intuye lejos de poder controlar.

—Solo sé que me ha superado. No hay minuto del día que no piense en todas las terribles complicaciones que habrá el día del parto. Es agotador… Extenuante. —Deja caer la cabeza hacia atrás y la apoya en el enorme cojín verde que hace las veces de respaldo—. No puedo seguir así.

—Está bien. —Poso mi mano sobre la de ella, fría y temblorosa—. Vamos a trabajar en ello, Marina. Voy a ayudarte.

—¿Cómo? No creo que puedas. Mi cabeza es más fuerte que yo, te lo aseguro.

—No digo que no lo sea. Pero siempre hay estrategias que uno puede usar cuando le atenaza el miedo. Para empezar, te diré que muchas personas sufren tu fobia —le explico y le doy un golpecito en el dorso de su mano—. Se llama tocofobia. Pánico al parto. En griego, tocos es «parto».

—¿Tiene diagnóstico? ¿No es locura? ¿Hay más taradas como yo? —pregunta, estupefacta. Por primera vez, un brillo de esperanza cruza sus ojos. A Marina le gusta saber que no es un bicho raro, que no es la única.

—Sí. Hay mujeres que le temen tanto al parto que no se quedan embarazadas, y algunas incluso lo interrumpen porque el miedo las supera.

—¿Interrumpir? —Horrorizada, se cubre el vientre con una mano y lo acaricia de forma circular—. Jamás haría eso. Mi bebé, pobrecito…

—Te lo digo para que veas que hay casos extremos. No obstante, detrás de una fobia irracional, o de un pánico extremo, siempre hay un motivo, siempre hay una razón. Tengo poco tiempo para desengranar la raíz de tu miedo, pero haré lo posible para ayudarte. Si me dejas, claro.

A pesar de haber ayudado a Fayna, Marina no demuestra tanta confianza en mí para que mi terapia tenga éxito también con ella.

—De acuerdo —asiente—. ¿Y él va a estar con nosotras siempre?

—Sí —le confirmo, y luego sonrío a Roberto.

—¿Y por qué?

—Porque creo que os podéis retroalimentar mutuamente —contesto con tranquilidad. Debo demostrar que lo tengo todo bajo control. Roberto también padece una fobia que superar, aunque él crea que no.

Marina analiza al Adonis rubio con la profesionalidad de alguien que sabe valorar un buen producto para vender a los demás.

—¿Y también hablará? ¿O solo hablaré yo?

Uy. La primera puya. Sí. Ya sé que no es buena idea juntar un hombre que tiene cero confianza en las mujeres con una mujer que no necesita a los hombres para nada, pero siempre hay una primera vez.

—Lo de hablar o no, déjamelo a mí —replico guiñándole un ojo—. Por lo pronto, quiero que los tres juntos hagamos una salida. ¿Cómo llevas la visita a los hospitales, Marina?

Santa Cruz

Nos encontramos en el Hospital Universitario de Nuestra Señora de la Candelaria, en Santa Cruz. Hemos accedido a la planta de Neonatología con el permiso del director del hospital.

Roberto está tan tenso con Marina que se cuida hasta de no rozarla, como si creyera que puede romperla o hacerle daño en algún momento.

Su reacción es muy normal. Nunca ha tratado a una mujer de verdad, en su máximo esplendor, embarazada, con la capacidad de dar vida. Solo utilizaba a las hembras para darles placer, para que le rogaran y le pidieran más, y así sentirse querido e importante; imprescindible. Pero, lejos del sexo, el pobre no sabe cómo actuar con una mujer que ni siquiera lo mira con interés, y que además tiene algo tan titánico entre manos como es un bebé, a pesar del pánico que la pueda sobrepasar. A veces, mientras íbamos en los coches (hemos dejado la caravana aparcada en el porche, para no llamar la atención demasiado en el centro de Santa Cruz), lo he cazado mirándola, estudiándola, valorando las diferencias entre Marina y todas las tipas que se ha beneficiado. Seguro que hay tantas, que lo desconcierta.

Marina, en cambio, no ha estado pendiente de él ni un segundo. ¿Cómo iba a hacerlo, si su pánico a moverse o a ir a un hospital la tiene tan entretenida que no puede pensar en otra cosa? Sufre una crisis de ansiedad aguda, y solo se siente bien y a salvo en su casa. Todo lo que sea salir de ahí, en su estado, es una amenaza contra su vida. Es un tanto agorafóbica, como lo es Eugenio. Me imagino la cantidad de pensamientos que le deben de estar cruzando por la mente: «Quiero huir de aquí. ¿Y si me pongo a correr? Dios, me estoy quedando sin aire. ¿Y si me olvido de respirar? ¿Y si voy al hospital y cojo alguna enfermedad? ¿El Ébola? ¿Ha llegado a las Islas? Mira que estamos al lado de África…». Y así, en un sinfín de «Y sis» inseguros e hipocondríacos que hacen de su vida una aventura al límite.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «La decisión de Becca»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La decisión de Becca» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «La decisión de Becca»

Обсуждение, отзывы о книге «La decisión de Becca» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x