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En 1368 Vicente había ingresado en la orden dominica y progresaba a través de su sistema de enseñanza. En 1366 el maestro general de la orden estableció directrices para los colegios de la provincia de Aragón, a la que pertenecía Vicente. Todos los que se unieran a los dominicos debían tener un conocimiento de gramática latina tan absoluto que, al entrar en la orden, pasarían inmediatamente al estudio de la lógica y después al de la «filosofía natural» (que en aquel contexto era más o menos la lógica, aunque con otro nombre). Después de dominar dichos campos, los frailes de Cataluña marchaban a Lérida para realizar dos años de estudios teológicos, tras los que enseñaban filosofía natural en los prioratos de la orden; entonces los mejores iban a Barcelona para realizar más estudios teológicos. Tras completarlos en Barcelona, los frailes podían enseñar teología en la provincia o estudiar en un studium generale fuera de ella. De los centros extranjeros el de París era el más prestigioso –el maestro general ordenó que solo los que hubiesen estudiado en París podían enseñar en Barcelona las Sentencias de Pietro Lombardo, que eran el manual esencial de estudio teológico (aunque a falta de un académico educado en París, podía ser sustituido por otro teólogo)–. En cuanto a los frailes de Aragón y Navarra, seguían la misma progresión de materias, pero llevaban a cabo sus estudios teológicos en Zaragoza en vez de Lérida y Barcelona. 38
Las directrices dictadas por el maestro general se correspondían aproximadamente con la organización de las escuelas dominicas de la provincia de Aragón. La principal divergencia era la relativa a la gramática. Reclutar frailes que supieran suficiente gramática latina para saltar directamente a la lógica no parecía posible; cuando el capítulo provincial de cada año asignaba estudiantes a diferentes prioratos, a la mayoría de casas se les asignaban estudiantes para estudiar gramática. La formación insuficiente en gramática era un problema antes de la Peste Negra, pero tras ella se convirtió en un problema todavía mayor, al introducir nuevos frailes para remplazar a los muertos. En 1350 los estudiantes asignados a estudiar lógica superaban a los asignados a estudiar gramática, como había sido casi siempre el caso con anterioridad; pero en 1351, 1352 y 1353 los estudiantes asignados a estudiar gramática superaban a los asignados a estudiar lógica, y el capítulo provincial de 1371 asignó a casi uno de cada tres estudiantes al estudio de la gramática. 39
El capítulo provincial de 1368 asignó a Vicente al priorato de Barcelona para estudiar lógica, mientras que el capítulo provincial de 1369 le asignó al studium naturarum de la orden en Lérida. 40 Las actas del capítulo provincial de 1370 no mencionan a Vicente, pero el capítulo de 1371 le asignó a Lérida como maestro de lógica. 41 Vicente volvería después a convertirse en estudiante, asignado por el capítulo provincial de 1372 al studium generale de la orden en Barcelona, para estudiar la Biblia, y asignado de nuevo a Barcelona por el mismo motivo en 1373. 42 Regresó a Valencia en 1376, cuando sirvió como testigo de una sentencia arbitral dictada por su hermano Bonifacio y puesta por escrito por su padre Guillem. 43 El capítulo provincial de 1376 asignó a Vicente al studium generale dominico de Toulouse. 44 Se desconoce cuándo regresó a la Corona de Aragón, pero para 1389 ostentaba ya el título de maestro en teología. 45
Lo más probable es que fuera durante su periodo de enseñanza en Lérida en 1371 y 1372 cuando Vicente compuso dos tratados, la Questio de unitate universalis y el Tractatus de suppositionibus , ambos sobre cuestiones del campo de la lógica. Vicente definió la materia de la lógica como «el propósito de actos del intelecto». Es decir, los lógicos no debían preocuparse de la gramática y la sintaxis de cualquier oración concreta ni de los procesos mentales que dan origen al pensamiento, sino más bien de la conexión entre las dos y del grado en que las palabras expresan lo que la mente quiere que expresen, lo que Vicente llamaba el intellectus . 46 Como artifex intellectualis , el lógico analizaba, según la formulación de John Trentman, «proposiciones desconcertantes en relación con su intellectus » o, dicho de forma más elaborada, desempeñaba «un papel activo en reconstruir proposiciones cuya gramática o expresión lingüística conducían a rompecabezas y dificultades en relación con el intellectus que pudieran expresar». 47 Al definir la lógica de dicho modo, Vicente rechazaba cualquier intento de definir el objeto apropiado de estudio del lógico «como palabras o como procesos de pensamiento». Explícitamente, consideraba las primeras como tarea del gramático más que del lógico e, implícitamente, consideraba los segundos como la tarea de lo que podría llamarse la psicología.
Vicente definió el intellectus como una «propiedad de las proposiciones» y todas las proposiciones estaban formadas por términos. 48 Los propios términos tenían diversas propiedades, incluyendo significación, una «propiedad psicológico-causal de un término... un término significa aquello en lo que hace pensar a una persona, de manera que, a diferencia del significado, la significación es una especie de la relación causal» o, dicho de otra forma, es «la presentación de una forma a la mente». Cuando uno ve u oye el término silla , y ver u oír la palabra hace que uno piense en una silla, es la propiedad significante del término silla la que hace que la mente piense en una silla. 49 Otra propiedad de los términos es la suposición, que era el tema del Tractatus de suppositionibus de Vicente.
Como plantea Terence Parsons, «una palabra significativa (que significa) puede ser empleada en una proposición para representar algo o algunas cosas. Dicha “representación” es la relación medieval de la suppositio . La suposición es una relación que una palabra ya significante tiene dentro de una proposición». 50 Y la existencia de múltiples tipos de suposición era uno de los pocos puntos en los que coincidían los lógicos medievales. Pero qué eran dichos tipos de suposición, qué era lo que dichos términos representaban y cómo dichos términos lo hacían ocasionó muchos debates.
Tómense, por ejemplo, las siguientes tres oraciones, que están entre los ejemplos del propio Vicente sobre cómo funciona la suposición: homo est animal ; homo est species ; homo est bisyllabum . 51
En la primera oración, «[el o un] hombre es un animal», el término homo representa un hombre individual, como el propio Vicente. En la segunda oración, «el hombre es una especie», el término homo no representa a cada hombre individual, sino al hombre en general como un concepto o una forma –podría decirse de los hombres individuales que Vicente es un animal pero no que Vicente sea una especie–. En la tercera oración, «hombre/ homo es bisílaba», el término homo no representa ni a cada hombre individual ni al hombre en general, sino una palabra de cuatro letras que tiene dos sílabas. En la teoría de la suposición medieval, la primera clase de suposición, en la que el término representa a un individuo, se conocía generalmente como suposición personal; la segunda clase de suposición, en la que el término representa un concepto o una forma, se conocía generalmente como suposición simple; mientras que la tercera clase de suposición, en la que el término representa una colección de letras que forman una palabra (es decir, cuando se representa a sí misma), se conocía generalmente como suposición material. 52
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