En 1956 Jirō Yoshihara redactó el Manifiesto Gutai , que sería publicado en el periódico Geijutsu Shincho. Entre las ideas que podemos leer en el texto, se encuentra la fascinación por la belleza que se produce cuando las cosas experimentan cambios debido al paso del tiempo. Todo proceso de decadencia material es entendido por el grupo Gutai como inherente a la realidad de los seres en virtud de las leyes que rigen la vida. El Manifiesto hace referencia también al protagonismo de los objetos que forman parte de sus acciones. Estos materiales son utilizados como portadores de significados.
Algunos de sus happenings están relacionados con la dramática experiencia que el Japón tuvo en la Segunda Guerra Mundial, especialmente en relación con las dos bombas atómicas que se lanzaron sobre las ciudades de Hiroshima y Nagasaki. Sus acciones aluden a la violencia con la propia violencia y desarrollan una reflexión sobre la vida y la muerte. También presentan un fuerte sentido crítico hacia los valores que se iban perfilando como el horizonte vital del mundo occidental, en especial el consumismo.
Mostraron sus obras en escenarios o en espacios al aire libre, siempre dotadas de un fuerte dinamismo, destacando las acciones al aire libre que llevaron a cabo en la ciudad Ashiya en los años 1955 y 1956. Inicialmente utilizaron materiales procedentes del ámbito pictórico o de la artesanía popular japonesa (abanicos, biombos, globos). Con el tiempo fueron incorporando otros medios y procedimientos más tecnológicos, para conseguir efectos escenográficos que enriquecieran la puesta en escena: romper objetos, provocar humo, proyectar chorros de agua, producir sonidos, trabajar con luces coloreadas, etc.
JIRŌ YOSHIHARA, Sin título , 1960
Además de happenings , el grupo realizó pintura abstracta, siguiendo los modelos que funcionaban en el ámbito artístico occidental. Especialmente se interesaron por el Expresionismo Abstracto y en concreto por la pintura de Jackson Pollock que aparece en alguna de sus acciones. Imitaron incluso la forma de pintar conocida como action painting , pintando con los pies suspendidos en el aire mediante cuerdas. Trasladaron al mundo de la pintura el espíritu de Gutai, con el uso de diversos materiales y formas violentas. Gutai organizó numerosas exposiciones y llegó a publicar catorce números de su revista antes de su desaparición.
Jirō Yoshihararealiza en 1955 un happening relacionado con la guerra, consistente en una cuba de gasolina llena de agua, que procedía de la Segunda Guerra Mundial, sobre la que flota un barco hinchable. En Por favor dibuja libremente (Ashiya, 1956) invitaba a los visitantes al parque de Ashiya a crear una obra colectiva sobre una tabla grande en blanco, para lo que proporcionaba materiales plásticos. El ofrecimiento animó a los presentes a expresarse pictóricamente sin inhibiciones, y fue concebido como un evento totalmente democrático que convocaba a la audiencia en general. Con esta obra el autor se proponía rechazar el papel pasivo y simplemente contemplativo del espectador ante una obra de arte, al invitar a gentes de todas las edades a involucrarse directamente en la experiencia del proceso creativo, convirtiéndoles de meros espectadores en creadores.
JIRŌ YOSHIHARA, Por favor dibuja libremente , Ashiya, 1956
Sadamasa Motonagapresentó en el parque de Ashiya una acción titulada Trabajo-Agua (Ashiya, 1956) con tubos de polietileno transparentes llenos de agua coloreada que se extendían colgados entre los árboles, consiguiendo una gran belleza visual, que integraba estos materiales con la luz solar o artificial. Sería recreada en la rotonda del Museo Guggenheim de Nueva York en 2013. Con Humo (Osaka, 1957) alude a la bomba atómica, utilizando unos artefactos que generan humaredas accionando unas palancas. En una de sus acciones de 1957 dispuso una cuba estrecha y alargada. En la superficie del agua flotaban faroles de celofán. El soplo del viento les imprimía un movimiento fantástico. Toda la belleza de los faroles tradicionales japoneses, flotando en una noche de verano, revivía en esta acción.
SADAMASA MOTONAGA, Trabajo-Agua , Ashiya, 1956
Saburō Murakamirealizó un famoso happening titulado Acción de atravesar los biombos (Tokio, 1955), donde se lanza sobre seis pantallas de papel de estraza hasta atravesarlas con su cuerpo, al estilo de las artes marciales. Estaban enmarcadas en madera y colocadas consecutivamente a corta distancia unas de otras. Las pantallas evocaban lienzos pictóricos y con la acción se intentaba emular el action painting de Pollock. El papel fuertemente tensado producía sonidos explosivos, al ser violentamente rasgado, que se iban uniendo e intensificando por la rapidez con que su autor los traspasaba, liberando y poniendo de manifiesto sus propiedades materiales. La acción encarna el deseo del artista de ir más allá de los límites de la propia tela, para conseguir una mayor intimidad entre el espíritu humano y la substancia de la materia empleada. Sobre la obra llegaría a decir: «Debemos concentrarnos en nuestro interior hasta alcanzar un punto en el que nuestras sensaciones irrumpan en el lienzo y adquieran una forma tangible».
SABURO MURAKAMI, Acción de atravesar los biombos , Tokio, 1955
KATSUŌ SHIRAGA, Por favor entra , Ashiya, 1955
Katsuō Shiragaparticipó en las acciones celebradas en el parque de Ashiya con Por favor entra (Ashiya, 1955) donde dispuso en forma de cono once troncos pintados de rojo. Situado de pie dentro de esta construcción balanceó un hacha alrededor para marcar con cortes la superficie interior de los troncos. Tanto los cortes resultantes como el acto de realizarlos configuraban de manera inseparable la obra, poniendo de manifiesto una de las bases del accionismo, que abarca tanto los resultados materiales obtenidos como las acciones que los han hecho posible. Con su acción Volver al barro (Tokio, 1955) se introduce medio desnudo en un inmenso lodazal de espeso barro para llevar a acabo un acto gestual primario. En su interior se agita, se retuerce y se desliza como un luchador hasta configurar una especie de relieve cambiante con su propio cuerpo embadurnado que inmortalizaba la fuerza física del artista. El objetivo simbólico es el de unirse a la tierra, aludiendo a la materia originaria del ser humano y su reencuentro con ella tras la muerte. Evocaría las antropometrías de Yves Klein en La pintura con los pies (Tokio, 1956), donde camina directamente sobre papel o se cuelga de cuerdas con los pies embadurnados de pintura con el fin de marcar sus huellas.
KATSUŌ SHIRAGA, Volver al barro , Tokio, 1955
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