Brianna Callum - Nuestra asignatura pendiente

Здесь есть возможность читать онлайн «Brianna Callum - Nuestra asignatura pendiente» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Nuestra asignatura pendiente: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Nuestra asignatura pendiente»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Emily cree que el amor no tiene cabida fuera de los libros. Para ella, las historias que la llevaron a la fama son pura fantasía. Entonces decide emprender un viaje para reencontrarse con sus raíces a través de la historia de su abuela y descubre que ambas renunciaron a todo por amor, pero de un modo completamente distinto: Malak se fue de su país para poder casarse, Emily levantó muros a su alrededor para que nunca más le rompieran el corazón.
Los aromas, los sabores y los paisajes de Marruecos la harán reencontrarse consigo misma y desenterrar un amor que llevaba años dormido.

Nuestra asignatura pendiente — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Nuestra asignatura pendiente», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

—Al ser tridimensionales, estas figuras se diferencian de las que se fabricaban en Alemania, donde las hacían planas o semiplanas, así que no tenían demasiado atractivo; y el hecho de ser huecas las difiere de las francesas, que eran macizas y, por ende, más caras.

—¿Puedo ayudarte a limpiarlas? —le pidió. Ahora que estaba de vacaciones, Bethany se aburría porque las clases de danza, leer, salir con sus amigas o con su padre cuando este no trabajaba, visitar a sus abuelos, distraerse en las redes sociales o jugar a cualquier cosa no era suficiente para llenar todo su tiempo libre… Y, la verdad sea dicha, prefería matar las horas en el anticuario. Además, necesitaba hablar con su padre de un tema serio que hacía tiempo que le rondaba por la cabeza y que había cogido más fuerza los últimos días.

—Puedes hacerlo siempre que vayas con cuidado de no hacer mucha fuerza. El plomo es un metal blando, así que podrías deformar la pieza.

—Tendré cuidado, papá —le prometió. Dicho esto, Kyle empapó otro trapo con aguarrás y, junto a uno de los soldaditos, se lo entregó a su hija. Ella empezó a trabajar con sumo cuidado bajo la atenta mirada de su padre.

—Sigue así, que vas muy bien —la alentó al ver que había entendido la técnica; entonces, se puso manos a la obra.

Pasaron algunos minutos sin hablar hasta que Bethany, con voz titubeante, rompió el silencio.

—Papá… he estado pensando…

Kyle la miró.

—¿Sí? ¿En qué? —se interesó. La forma cariñosa en que lo había preguntado le dejaba entrever a la joven que podía contarle cualquier cosa que la inquietase.

—Es acerca de mi madre, o, mejor dicho —esbozó una mueca—, de la ausencia de mi madre.

Kyle lo dejó todo sobre la mesa. Esa conversación requería toda su atención y no quería decir algo que pudiera herirla por estar distraído.

—Bueno, hija, ya sabes que tu madre no vive en Inglaterra. Además, con su carrera…

—Papá… —lo interrumpió ella con dulzura mientras le acariciaba una mano por encima de la mesa—. Aunque nunca has hablado mal de ella y siempre has justificado sus acciones para no hacerme daño con la verdad, sé que no existo en el mundo de Pauline.

—Bethany… —murmuró Kyle con el corazón hecho pedazos. Su hija era tan buena que, sin lugar a dudas, no se merecía el abandono en el que la había sumido su madre. Además, Kyle no sabía qué más hacer para revertirlo.

—No voy a mentir y decir que no me afecta.

—Ojalá pudiera hacer algo para que no tuvieras que pasar por esto, Beth; pero ya no sé qué más intentar —expuso él, sintiéndose impotente. Había perdido la cuenta de las veces que había intentado ponerse en contacto con Pauline para que visitara a su hija, a lo que Peter y Margaret Foster, los padres de esta, siempre habían respondido que no era posible.

—Lo sé, papá. No te preocupes, porque fue ella quien decidió sacarme de su vida. Y, aunque duela, no tengo más remedio que aceptarlo —continuó Bethany con voz adulta. Entonces Kyle cayó en la cuenta de que su hija estaba creciendo; madurando a pasos agigantados. No supo explicar muy bien qué sensaciones le producía ese descubrimiento. Solo estaba seguro de que eran fuertes y extrañas—. Sin embargo, sigue siendo mi madre.

Kyle la escuchó con atención y, a cada palabra que decía, su admiración crecía sin parar.

—Claro que sí. El ADN de los Foster también está en tu genética, su historia también es parte de tu historia.

—Por eso quiero ponerme en contacto con ellos. Ya hace tiempo que le doy vueltas… Aquí —señaló a su alrededor—, aprendí que todos los objetos tienen una historia que contar, raíces, pasado… ¿Cuánto crees que tendrá una persona?

Kyle sonrió ante la reflexión de su hija.

—Te apoyaré en todo lo que hagas, cariño. No lo dudes.

—Lo sé, papá, y te lo agradezco. Como te decía: hace ya mucho tiempo que le doy vueltas a esta idea y ayer, al leer una entrevista que le hicieron a Miranda Darcy, tomé la determinación de hacerlo.

—¿Miranda Darcy? —inquirió Kyle con los ojos como platos. No comprendía cómo encajaba Milly en todo esto.

—Miranda, la autora del relato que te leí el otro día… ese tan bonito —expresó con voz soñadora—. ¿La recuerdas?

—Sí… sí, claro que la recuerdo —asintió, evadiendo el contacto visual para que no viera las emociones que lo atravesaban al oír su nombre, o seudónimo, en este caso.

—Sus palabras me han inspirado —aseveró—. Miranda está escribiendo una novela basada en la historia de sus abuelos maternos, sobre todo en la de su abuela, que era marroquí. En la entrevista dijo que, en la investigación que está haciendo al respecto, está reencontrándose con sus raíces.

—Claro, tiene sentido —manifestó él, por acotar algo y no ponerse en evidencia.

—Es lo que quiero hacer yo. En mi caso no sería «reencontrarme», sino «encontrarme» con esa mitad de mis raíces. Es decir, sería como encontrar las piezas que le faltan al rompecabezas de mi historia… rastrearla.

En ese punto, Kyle se limitó a permanecer en silencio unos segundos, en los que simplemente miró a su hija. Se mordió el labio inferior y sonrió para ocultar la emoción que lo embargaba. No era capaz de creerse lo bien que la había criado. El orgullo que sentía le demostraba que no se había equivocado.

—¿Qué? —le preguntó Bethany, también sonriendo.

—¿Cuándo has crecido tanto? No te imaginas lo orgulloso que estoy de ti…

—¡Pero si no he dicho nada extraordinario! —clamó con modestia.

—Para mí, todo lo que has dicho ha sido extraordinario —refutó él. Bethany sonrió.

—¿Conservas algún número al que podamos llamar?

—La verdad es que no, Beth. Solo tengo el número de tus abuelos, pero hace años que no está operativo.

—¡Humm! —bufó—. Cualquiera diría que no quieren que los llamemos —ironizó mientras ponía los ojos en blanco.

Cuando Pauline decidió abandonar a su hija de meses y a Kyle, a quien nunca consideró su pareja, de hecho ni siquiera intimaron mientras vivieron juntos, se fue para no volver. Sus padres, Peter y Margaret Foster, habían visitado a la niña durante los primeros meses. Después, con la excusa de que residían en Brighton, habían limitado las visitas al cumpleaños de la pequeña. Cuando Beth cumplió seis años, sus abuelos maternos ya no fueron a verla, y esa ausencia se hizo costumbre. Una llamada de vez en cuando, hasta que esos contactos esporádicos también desaparecieron. Finalmente, la línea telefónica de los Foster aparecía desde hacía varios años como fuera de servicio. Respecto a Pauline, siempre habían dicho lo mismo: «Está bien. Vive en el extranjero». Nada más.

—Tengo su dirección, por si quieres escribirles una carta —sugirió Kyle, aunque sabía que, si los Foster no querían que se pusieran en contacto, cabía la posibilidad de que nunca les contestaran. Bethany también lo intuía.

—¿Y si nos presentamos ahí por sorpresa? —sugirió ella mientras levantaba las cejas.

—No sabemos con qué nos encontraremos —admitió él—. No quiero que sufras, Beth.

—No te preocupes por mí, papá. Estoy dispuesta a asumir los riesgos. Esto también forma parte de crecer.

—Lo sé, cariño. ¿Será que me cuesta admitir que mi niñita se está haciendo mayor y que ya no puedo protegerla de los males que hay en el mundo?

Beth se encogió de hombros.

—¿Me acompañarías? ¡Porque soy valiente, pero no tanto! Te necesito a mi lado —confesó.

—¡Claro que iré contigo, hija! ¡En ningún momento se me ha pasado por la cabeza la posibilidad de que fueras sola!

—Podríamos ir el viernes. ¿Qué te parece?

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Nuestra asignatura pendiente»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Nuestra asignatura pendiente» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Nuestra asignatura pendiente»

Обсуждение, отзывы о книге «Nuestra asignatura pendiente» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x