Diego Soto Gómez - La melodía del abismo

Здесь есть возможность читать онлайн «Diego Soto Gómez - La melodía del abismo» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

La melodía del abismo: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La melodía del abismo»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Una sombra pálida se extiende por Ilargia, hogar de los desterrados. El viento mueve un ambiente enrarecido, los cauces sisean una funesta melodía y los caminos susurran palabras de traición. Los hombres intrigan mientras la arena termina de enterrar los tiempos de paz. Alissa, mentalista del gremio de Trescúpulas, cabalga hacia el sur a lomos de su yegua. La bruja de Dosheim busca información sobre su maestro, un mentalista renegado desaparecido poco después de traicionar a los suyos y asesinar a dos compañeros.
Maldita y portadora de un poder ancestral, Alissa se encamina hacia la ciudad lacustre de Layaba para ayudar a sus gentes con una bestia informe que ha anidado en el Nithuyen. Sin embargo, pronto será consciente de que un mal más complejo y humano ha anegado las mentes de los gobernantes, de que un sutil aroma a fanatismo y nigromancia lo impregna todo. En su camino, tendrá que hacer frente a demonios vernáculos, bestias malditas, acólitos de un culto herético, siervos del gobernante del desierto y a una conspiración que amenaza con encender el fuego de la guerra en el continente. Un conflicto que lleva más de ochocientos años aletargado, como un behemoth, acechante, preparándose para lanzar una poderosa dentellada sobre el último reducto de hombres libres.

La melodía del abismo — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La melodía del abismo», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Habían pasado más de cuarenta noches desde su partida, desde que Trescúpulas, su hogar al borde del Abismo, desapareciera a su espalda en aquel brillante amanecer invernal, pero el animal, Isola, seguía avanzando con brío, con la fuerza de una buena yegua giunesa. La había comprado con las ganancias de sus primeros meses de trabajos para el gremio, pero se había enamorado de ella mucho antes. Al fin y al cabo, Alissa había estado presente en su nacimiento, cuando el sanguinolento animal abandonó el cuerpo de su madre, arrastrado al mundo por las manos de dos granjeros que le limpiaron la boca y la nariz antes de que pudiera dar su primer mordisco al aire. Aquel mismo día habló con el dueño, un giuno bonachón de amplio pecho, al que rogó que no se deshiciera del animal hasta que ella pudiera pagar su precio.

Una suave brisa arrastraba el aroma a humedad, lo levantaba desde el oscuro y fértil suelo mientras los alargados e invernales brazos de las hayas chocaban entre ellos. Los ecos secos que producían las ramas trasladaron su mente, devolviéndola a un pasado más cercano, hasta una sesión de entrenamiento a la que había asistido en la villa de Alqeed semanas antes. Allí había visto por primera vez a aquel extraño búho mientras observaba a unos guerreros ghizlan tratar de romperse algún hueso con unas minúsculas espadas de madera, réplicas menos efectivas de las armas de acero que empleaban normalmente. Sentada sobre un muro de la plaza de aquel poblado, que aguantaba estoico en el borde occidental del desierto, con la mirada puesta en un enjuto joven de piel olivácea que hacía frente a dos atacantes con bastante destreza, vio al ave posarse a pocos pasos, altiva, mostrándole la espalda. De plumaje completamente gris, tenía una mancha negra en la espalda, trazada con carbón, que a la chica le recordó a un ojo. Lo consideró un buen augurio, pues aquel era el símbolo del gremio de mentalistas, de los psaiks. Su gremio, su casa.

Después de aquello lo había visto casi a diario. Volaba junto a ella, la observaba con aquella mirada engreída, como si no quisiera mostrar atención. La chica incluso había intentado meterse bajo su plumaje, en su carne, en su cabeza. Pero allí no había pensamientos humanos o recuerdos, solo presente e instinto. Animal. Básico. Al final concluyó que pesaba sobre él alguna clase de embrujo sin esencia, sin olor: algo lo impelía a seguirla. Mantenerlo vigilado era su mejor opción por el momento. Pero era probable que tuviera que deshacerse de él en un futuro cercano, no le gustaba la posibilidad de que alguien observase todos sus pasos. Después de errar durante algunos años, Alissa se había forjado más de una enemistad.

Mientras ella se apeaba y cogía las riendas de Isola para avanzar con más seguridad, el ave se posó en el suelo, a pocos pasos de distancia, sobre las raíces de una haya que quedaba a la derecha del camino. Alissa le dedicó una rápida mirada antes de seguir por el sendero real, la Ruta de los Suspiros, cuidándose de no resbalar, pero entonces el animal ululó con una fuerza inusitada e hizo que la psaik diera un respingo. El ave no había tenido interés en hablar hasta aquel momento, por lo que la mujer se detuvo al instante, a tiempo para ver como el búho giraba ligeramente la cabeza, sin dejar de horadarla con sus poderosos ojos de oro líquido. La joven se lo pensó un momento antes de dejar que su éter fluyera hasta el animal como una prolongación de su mente, sin embargo, cuando estaba a punto de alcanzarlo, la criatura agitó las alas y saltó para volver a posarse en el suelo, una cuerda más atrás.

Alissa frunció el ceño. La había esquivado. Aquel animal era sensible a su poder, a su talento, y eso no era demasiado habitual. Una sorpresa tensa, cargada de desconfianza, se extendió por la parte baja de su espalda.

Carraspeó un poco, notando el sabor del barro en las fosas nasales. Algo crujió cerca de ella, en el sotobosque, y fue entonces cuando se percató de que el búho no había escogido al azar su zona de descanso: se había posado sobre los restos de un sendero medio devorado por la maleza. Era más bien un agujero entre las zarzas abierto por un jabalí, o un tejón, aunque la psaik desconocía que clase de fauna habitaba aquella región.

—¿Quieres que te siga? —le preguntó al animal sabiendo que no iba a recibir respuesta alguna, y su voz le resultó extraña en la quietud, un sonido que no casaba bien con la sosegada sinfonía de la floresta.

El ave giró rápidamente la cabeza, ignorándola y centrando su atención en un trozo de rama que había caído a su izquierda con un tranquilo quejido. Cuando ella hizo el amago de proseguir su viaje, el búho gritó una vez más.

Unos minutos después, tras dejar a Isola amarrada en un árbol, a una distancia prudente del camino, Alissa se abría paso por encima de las raíces de las hayas, que cada vez parecían más evidentes, como si trataran de abandonar el suelo y echarse a caminar. El búho avanzaba sirviéndose de cortos planeos, asegurándose de que conservaba a su seguidora cada vez que sus arrugadas patas alcanzaban la solidez.

Alissa era consciente de que aquello no tenía mucho sentido, considerando la fama del lugar en el que se adentraba. El Bosque de los Suspiros no era un lugar precisamente bucólico si hacía caso de las leyendas. El camino real bordeaba el lado sur de aquel laberinto verde por un motivo esencial: eran muchas las historias que hablaban del Amharh Shia, de aquella tierra fértil en monstruos, maldiciones, y demonios vernáculos que se aprovechaban de viajeros incautos. De sus recuerdos, alientos y carnes.

Mientras perseguía a aquel ojo oscuro por el bosque acudió a su mente una historia que había oído en una ocasión, cerca del Corte, en una villa llamada Coetra, en la falda del monte Faragelton. Era una parada obligatoria para los viajeros que recorrían el camino real, el sendero de Ríorrojo: un hermoso asentamiento douairo, orientado hacia el sur y gobernado por un aqzier de las florestas. No se trataba de uno de aquellos caciques del desierto, sino de un hombre bondadoso llamado Pombal Mozelos, que la había invitado a su casa para disfrutar de las fiestas en honor a Isvar. Allí había actuado una hermosa y robusta trovadora que, con la lira de Alissa, había entonado una preciosa canción compuesta de doce sonetos. Con un registro extrañamente grave, la poetisa había hablado de una mujer deforme que, repudiada por su familia, se había ido al Bosque de los Suspiros para hacer un trato con un hermoso dios arcano y conseguir la beldad que él poseía y otorgaba a voluntad. El vernáculo la hizo a su imagen y semejanza, por lo que la joven volvió a su hogar completamente transformada, mostrando una belleza hipnótica, proporcionada y atrayente. La actitud de los lugareños cambió radicalmente: se vio perseguida, acosada, forzada. No podía estar un segundo a solas, siempre tenía varios pretendientes en su puerta, hombres que ansiaban cortejarla, adueñarse de un rostro que no era el suyo, que no le pertenecía. Aquella mirada que le devolvían las superficies espejadas escondía otro ser, otra alma. No era ella. Tenía algo dentro que trataba de salir. Una noche, concluía el último de los sonetos, la protagonista de la historia, asolada por los fantasmas que la consumían, había degollado a su propio padre y a su sobrino. La moraleja es conocida por todos los niños traileños: no te fíes de un vernáculo del bosque, has de saber que su locura no tiene mesura.

En estado de alerta, a medida que avanzaba iba tanteando el terreno con aquella prolongación de su mente que los mentalistas llamaban éter. Quintaesencia. Acariciaba rocas, ramas, hojas, tallos, insectos, surcaba gotas de rocío, lamía brotes, se introducía por las grietas de las cortezas. Decenas de dedos incorpóreos se abrazaban a todo lo que rodeaba a la bruja, dibujando en el lienzo de su psique una imagen sólida de la escena que se iba abriendo a su paso. No tardó mucho en amortajar una forma extraña, artificial, colgada de un árbol. Alissa no podía verla bien ni mediante su poder, pero aquello que pendía mecido por la brisa rasgó, rompió su quintaesencia e hizo que se replegase hacia ella, que volviera a su cuerpo como un cachorro herido corriendo hacia su dueño. La mujer avanzó con cautela, sin parpadear, sabiendo que aquello que la había incomodado no tenía ni el tamaño de una mano, y descubrió la causa de su desasosiego: un amuleto colgaba por un cordel trenzado de la rama de una de las hayas. Era un trozo de cáscara con una marca grabada, probablemente un anagrama kertiak, la escritura de los cortezas blandas. Había magia en aquella cosa, pero una suerte de hechicería antinatural, estancada, podrida, aislada. Demoníaca.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «La melodía del abismo»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La melodía del abismo» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «La melodía del abismo»

Обсуждение, отзывы о книге «La melodía del abismo» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x