Tessa Dare - Una dama a medianoche

Здесь есть возможность читать онлайн «Tessa Dare - Una dama a medianoche» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Una dama a medianoche: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Una dama a medianoche»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Tras pasarse años sola, Kate Taylor por fin siente que tiene una familia: el pueblo de Cala Espinada. Sin embargo, nunca ha dejado de soñar con el amor, sobre todo cuando está cerca del cabo Thorne. El comandante de la milicia local es tan frío y duro como arrebatadoramente atractivo. Cuando unos misteriosos desconocidos se presentan buscando a Kate, reclamándola como parte de su aristócrata estirpe, Thorne da un paso al frente y asegura ser su prometido. Afirma que solo piensa en proteger a Kate, pero entonces ¿por qué la besa con tanto deseo? Para que el compromiso entre los dos sea creíble, Thorne va a tener que encerrar las cálidas sonrisas de Kate en su marchito corazón. Y esa es la batalla más dura a la que se ha enfrentado nunca un guerrero tan feroz como él… y la primera que parece destinado a perder.

Una dama a medianoche — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Una dama a medianoche», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Thorne le depositó besos firmes en las comisuras de la boca, en la mandíbula, en el pulso palpitante de su cuello. Cada presión de sus besos era rauda y enérgica. Kate notaba cómo sus besos se imprimían en su piel como si dejaran marcas ardientes a su paso. La marcaba con sellos de su aprobación.

Los labios hinchados por la pasión… «Querida».

El cuello ligeramente arqueado… «Deseada».

Un movimiento por su mejilla… «Amada».

Y, por último, la marca como de vino vertido sobre su sien… «Dulce».

Sus besos merodearon por su mancha durante varios segundos. Su aliento subía y bajaba, y le revolvía el pelo. Estar así, tan cerca de él, la hacía experimentar el poder apenas reprimido que atravesaba el cuerpo de aquel hombre. Todo su ser se estremecía con un deseo palpable.

Y, entonces, se apartó.

Kate se agarró a su abrigo, mareada.

—Yo…

—No se preocupe. No volverá a ocurrir.

—¿Ah, no?

—No.

—En ese caso, ¿por qué ha llegado a ocurrir?

Thorne le puso un dedo debajo de la barbilla y se la alzó para que lo mirara a los ojos.

—Nunca piense que ningún hombre la desea. Jamás. Eso es todo.

«¿Eso es todo?».

Kate se quedó observando a aquel hombre terco, atractivo e imposible. La besaba en plena puesta de sol, en una pradera de brezos floridos, para que se sintiera bella y deseada; lograba que su cuerpo entero palpitara con un sinfín de emociones… ¿y volvía a ponerle los pies en el suelo y le decía «Eso es todo»?

Él se movió como si quisiera apartarse.

—Un momento. —Kate lo agarró con mayor firmeza y lo sostuvo cerca de sí—. ¿Y si yo quiero más?

Capítulo cuatro

«Más».

Thorne respiró hondo. Aquella palabra sacudió la tierra bajo sus pies. Habría puesto la mano en el fuego por que la ladera en la que estaban se había despeñado y balanceado.

«Más». ¿Qué significaba esa palabra para ella? Sin duda, algo distinto a las visiones que la mente le proporcionaba a él. Se los imaginó a los dos, enredados en la pradera, las faldas de la muchacha arrugadas y embarradas. Por eso iba en busca de mujeres experimentadas que compartían su definición de más , y que no tenían reparo alguno en decirle exactamente cuándo, dónde y con qué frecuencia lo querían.

Pero la señorita Taylor era una dama, por más que se esforzara en negarlo. Era inocente, joven, dada a ridículas ensoñaciones. Thorne se estremeció al intentar dilucidar qué significaba más en la mente de ella. ¿Galanterías? ¿Cortejo? Una jarra de vinagre era mucho más dulce que él. Su experiencia con los cortejos se había limitado a cortejos peligrosos.

Aquel desatinado beso había sido otro ejemplo de ello.

Estúpido, estúpido. Su propia madre lo había definido con tino. «Eres tan terco como feo, hijo mío. No aprendes nunca».

—No puede alejarse de mí así como así —dijo Kate—. No después de un beso como ese. Tenemos que hablar.

Maravilloso. Era peor que la dulzura, más espeluznante que correr riesgos al cortejar a alguien. Ella quería hablar.

¿Por qué las mujeres no dejaban que las acciones hablaran por sí mismas? Si él quisiera utilizar palabras, las habría utilizado.

—No tenemos nada de que hablar —dijo.

—Lamento estar en desacuerdo.

Thorne se la quedó mirando, pensativo. Se había pasado la mayor parte de una década en campañas con la infantería británica. Sabía perfectamente cuándo una retirada era su mejor opción.

Se giró y llamó al perro con un silbido. El cachorro trotó hasta él. Thorne estaba complacido. Había dudado de la conveniencia de dejarlo tanto tiempo con el criador, pero al parecer las semanas extras de entrenamiento habían dado buenos resultados.

Se encaminó hacia el lugar donde había dejado pastoreando al caballo, cerca de unos escalones de madera que hacían las veces del único agujero entre el muro de piedra a la altura de la cintura que cercaba el prado.

—Cabo Thorne… —La señorita Taylor lo siguió.

Él alcanzó la escalera y saltó al otro lado de la cerca.

—Debemos regresar a Cala Espinada. Esta tarde no ha asistido a las clases con las hermanas Youngfield. Se estarán preguntando dónde está usted.

—¿Conoce mi horario de clases? —Su voz contenía un deje de interés.

—No de todas. —Thorne maldijo entre dientes—. Solo de las fastidiosas.

—Ah. Las fastidiosas.

Le lanzó al perro un hueso de conejo que llevaba en el bolsillo antes de comenzar a inspeccionar los arreos del caballo.

Ella colocó ambas manos sobre la cima del cercado de piedra, equitativamente argamasado, y se impulsó para sentarse en él.

—Así pues, es casualidad que mis clases coincidan con sus sesiones de bebida. Suceden los mismos días a las mismas horas, hasta el punto de que conoce mi horario. De memoria.

Por el amor de Dios. ¿Qué memoria?

—No se invente una historia sensiblera de que la he estado extrañando. —Negó con la cabeza—. Es una mujer suficientemente atractiva y yo soy un hombre con ojos en la cara. Me he fijado en usted. Nada más.

La joven se recogió las faldas con una mano, levantó las piernas y las pasó al otro lado del muro.

—Y, sin embargo, jamás me ha dirigido la palabra.

Al estar ella sentada sobre el cercado de piedra, estaban casi a la misma altura. Kate dobló un dedo y se pasó un bucle rizado detrás de la oreja. Era la manera elegante e inconsciente en que las mujeres llevaban a los hombres hasta el límite de la desesperación.

—No soy un hombre que hable con soltura. Si transformara mis deseos en palabras, haría que usted se ruborizara tanto que hasta su vestido adquiriría una tonalidad rosada más intensa.

Al fin. Eso tenía que asustarla.

Se puso un poco colorada, pero no se amilanó.

—¿Sabe qué creo yo? —le dijo—. Creo que quizá, solo quizá, su comportamiento terco e intimidante es una curiosa forma de modestia masculina. Una manera de desviar la atención. Casi me avergüenza confesar que conmigo ha funcionado durante buena parte del año, pero…

—De veras, señorita Taylor…

—Pero ahora —lo miró a los ojos— estoy prestando mucha atención.

Maldita fuera. Con qué intensidad lo observaba.

Él llevaba precisamente un año evitando la posibilidad de que algún día lo viera en la iglesia o en la taberna, de que le sostuviera la mirada un segundo más de lo habitual, y entonces… lo recordara todo. No iba a permitir que sucediera. Si la señorita Kate Taylor, como insistía, llegaba a establecer un vínculo con el antro de miseria y pecado que hizo las veces de su cuna, para ella todo quedaría arruinado. Su reputación, su sustento, su felicidad.

De ahí que se alejara de ella. No era una tarea sencilla, pues el pueblo era diminuto y la joven —que ya no era tan joven, sino una mujer fascinante— parecía encontrarse en todos y cada uno de los rincones del municipio.

Y lo de ese día…

El año entero dedicado a esquivarla y a intimidarla había saltado por los aires en una sola tarde gracias a aquel beso tan desatinado y estúpido como condenadamente glorioso.

—Míreme.

Thorne se inclinó hacia delante y colocó las manos sobre el muro de piedra para enfrentarse cara a cara con ella. Desafiaba a aquella muchacha, desafiaba al destino. Si iba a reconocerlo algún día, que fuera ahora.

En tanto ella lo contemplaba, él también aprovechó para examinarla bien. Bebió de los detalles nimios que había evitado durante largos meses. El vestido de color rosa claro, con lazos de marfil cosidos por el cuello como si fueran cucharadas de glaseado de un confitero. La peca diminuta de su pecho, justo debajo de la clavícula derecha. Su valiente mandíbula y el modo en que los labios rosados se curvaban, cautivadores, en las comisuras.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Una dama a medianoche»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Una dama a medianoche» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Una dama a medianoche»

Обсуждение, отзывы о книге «Una dama a medianoche» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x