Antonio Espino - La invasión de América

Здесь есть возможность читать онлайн «Antonio Espino - La invasión de América» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

La invasión de América: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La invasión de América»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

¿Por qué la sociedad española siempre ha creído en las bondades de la llamada conquista de América? ¿Fue en realidad un proceso civilizador, altruista y liberador? ¿Es justo considerar el imperialismo propio como un acto cualitativamente diferente al de otras naciones? ¿Debemos calificar a los conquistadores como héroes desde la óptica actual? Tras el desembarco de Cristóbal Colón en las Indias se inició la explotación de un vasto continente habitado por millones de personas. Durante varios siglos, las fuerzas hispanas desplegaron toda una serie de estrategias militares para derrocar a los imperios precolombinos y oprimir a las sociedades amerindias, usando con profusión el terror, la crueldad y la violencia extrema. Tácticas de combate fríamente calculadas que desencadenaron uno de los hechos más sangrientos de la historia moderna y cuyas consecuencias todavía hoy padecemos. El catedrático Antonio Espino ofrece en este libro una brillante crónica de la Conquista y analiza la historia militar y sus aspectos más brutales y sanguinarios. Una extraordinaria y documentada narración que permite observar bajo una nueva luz el brutal pasado del continente americano. Una luz que despoja los hechos de cualquier desviación mitificadora y de los reiterados intentos de buena parte de la historiografía conservadora hispánica de justificar la colonización, alegando una inequívoca intención civilizadora.

La invasión de América — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La invasión de América», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Según Anthony Pagden, la invasión y conquista de América puede asimilarse de manera más fácil con las guerras libradas por la Monarquía Hispánica en Italia que con la guerra contra los musulmanes en la Península, al menos en sus vertientes económica, política y militar (afirmación que se me antoja discutible), si bien, a nivel ideológico, «la lucha contra el islam ofrecía un lenguaje descriptivo que permitía revestir las por lo general lamentables campañas de América de un significado de similares tonos escatológicos». Así, la literatura hispana de conquista, señala Pagden, sirvió «para resaltar ese sentimiento de continuidad, redescribiendo las acciones de los más celebrados conquistadores con el lenguaje de los romances fronterizos españoles». Una observación que queda un tanto desvirtuada cuando el autor insiste en que el providencialismo hispano en las Indias, representado, entre otras, con las apariciones del apóstol Santiago, el «Matamoros» transformado en «Mataindios», en plenos combates contra los amerindios, fue recogido por la pluma de Bernal Díaz del Castillo, a quien tacha de «viejo soldado mentiroso». Cualquier lector atento de Díaz del Castillo sabe que, justamente, él fue de los pocos cronistas que, de forma sutil, no creyó en dicha aparición (Pagden, 1997: 100-101). Las apariciones apostólicas en estos lances se las debemos, más bien, a la pluma de Francisco López de Gómara, quien no solo pudo asegurar la presencia del apóstol en la conquista de Nueva España, sino también la de su caballo, el que «mataba tantos [indios] con la boca y con los pies y manos como el caballero [Santiago] con la espada». Tampoco creía del todo o, más bien, se tomó el asunto marcando algo más las distancias Pedro Mariño de Lobera, quien, sin negar las apariciones del apóstol Santiago en las primeras batallas chilenas, tras más de cuarenta años de guerras, a inicios de 1580, aseguraba, después de un nuevo encuentro militar con los araucanos, que las cosas ya habían cambiado:

dijeron después los indios que había sido mucho más eficaz la fuerza que los había rendido afirmando que el glorioso Santiago había peleado en la batalla con un sombrero de oro y una espada muy resplandeciente. Y aunque esto es verosímil y no se debe echar por alto, pues es cierto que este glorioso santo ha favorecido en otras ocasiones a los conquistadores de este reino, con todo eso se debe proceder con mucho tiento en dar crédito a indios ladinos, que son por extremo amigos de novelas y cuentos semejantes. Mayormente sabiendo muy bien todos estos lo que se lee en las historias de este glorioso patrón de España y oído mucho de ello en sermones, [a] demás de las imágenes de su figura que veían cada día por los templos (Mariño de Lobera, 1960: lib. III, cap. XX).

Como argumenta Javier Domínguez García, la presencia del apóstol en los primeros encuentros militares serios habidos en las Indias podemos entenderla como

la reiteración de un persistente proceso de autoafirmación identitario de los españoles en el Nuevo Mundo. Esta nostalgia por la recuperación de la identidad medieval se proyecta en América al encontrar allí un fundamento religioso que, mediante la simbología santiaguista, tan presente en las primeras crónicas de los conquistadores, intenta incluir los nuevos espacios del continente americano dentro de la cosmogonía cristiana medieval.

Para el clero hispano, en especial el vinculado con los asuntos americanos, era esta «una manera de legitimar la conquista del Nuevo Mundo como una continuación de la Cruzada contra el islam» (Domínguez García, 2008: 82, 88-89).

Francisco de Solano asegura que los conquistadores desplegaron en las Indias idéntico ideario religioso que el exhibido en la lucha medieval contra el islam, solo que ahora pugnando contra paganos. Por lo tanto, concluye Solano, la «operación militar es asimismo una misión evangelizadora y el conquistador es un agente religioso. La Conquista es, a la vez, cruzada, y cruzado el conquistador» (Solano, 1988: 31). Es más, según algunos testimonios, lo que no podía hacerse en las Indias era, precisamente, reproducir el tipo de guerra que se había hecho —que se hacía— a los musulmanes. Así, por ejemplo, criticando la actuación de Nicolás de Ovando en La Española a partir de 1502, fray Jerónimo de Mendieta lo acusaba de haber entrado allá «como si fuera a conquistar Orán de los moros» (Mendieta, 1980, I: cap. XV). O el propio padre Las Casas, quien en su Memorial de remedios (1542) señalaba que el término conquista aplicado a las Indias como se había hecho era «vocablo tiránico, mahomético, abusivo, impropio e infernal. Porque en todas las Indias no ha de haber conquistas contra moros de África o turcos o herejes que tienen nuestras tierras, persiguen los cristianos y trabajan de destruir nuestra sancta fe» (citado en Bataillon/Saint-Lu, 1974: 220).

Enrique Florescano considera que la guerra por la conquista de Nueva España, una guerra justa de cristianos contra infieles, se hizo «a la manera como la habían hecho sus antepasados en la lucha contra el islam». Y Luis Weckmann, de quien recojo la cita del anterior, pudo argumentar que «el espíritu que desde un principio prevaleció en la conquista española de América fue semejante al que animó al avance peninsular desde el siglo viii hasta las postrimerías del XV» (Weckmann, 1984, I: 21 y n. 6). Esteban Mira entiende la Conquista no como una Cruzada, sino como una guerra santa, dado que la expansión de la fe no fue el objetivo principal de la misma. Más bien lo fue el deseo de riquezas, la codicia. Como escribió Pedro Cieza de León, «el conseguir oro es la única pretensión de los que vinimos de España a estas tierras». Concluye Esteban Mira: «Los conquistadores supieron trasladar la guerra santa de la Reconquista a la Conquista, llevando implícito en el propio concepto la posibilidad de enriquecimiento» (Cieza de León citado en Mira, 2009: 89, 91-93). Pero no deja de ser cierto también, como señala Eduardo D. Crespo, que la guerra fue percibida a nivel popular como una Cruzada: logró encauzar toda una serie de fuerzas internas, en especial en Castilla, hacia un objetivo muy claro y común; y, quizás lo más importante —desde mi punto de vista al menos—: el éxito alcanzado en el conflicto de Granada ayudó sobremanera a implantar en la mentalidad castellana la idea de que la Providencia Divina bendecía todas sus empresas basadas en la expansión de la fe mediante el uso de las armas. Por ello, el fervor de la Cruzada, al menos según se entendía siguiendo la lógica papal de la dilatatio Christianitatis, se mantuvo en el transcurso de la conquista de Canarias, en los intentos por dominar el norte de África con la intención de prolongar la lucha contra el islam hasta alcanzar Jerusalén, que se fueron apagando desde 1510, y, por último, se trasladó hasta las Indias (Crespo, 2010: 100-117).

En cualquier caso, cabe ver la invasión y conquista de las Indias como una prolongación de la conquista de los reinos musulmanes de la península Ibérica también en su vertiente crematística —así lo hace Carmen Mena para los primeros compases de la conquista del Darién (Mena García, 2011: 307 y ss.)—, si bien los conquistadores no alcanzaron en general los privilegios conseguidos por la nobleza castellana en su ocupación del sur de la Península. No obstante, es muy significativo que Hernán Cortés, a la hora de comparar Tenochtitlan con una ciudad hispana del momento, lo hiciese precisamente con Granada: «Para la mentalidad de los conquistadores era evidente que la anexión del Nuevo Mundo constituía una suerte de prolongación de las acciones bélicas de la Reconquista» (De la Puente Brunke, 1992: 233-234). Aunque ello no significa que la guerra fuese igual de dura; al menos para Alonso Enríquez de Guzmán era peor la practicada en las Indias:

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «La invasión de América»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La invasión de América» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «La invasión de América»

Обсуждение, отзывы о книге «La invasión de América» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x