Comencé a ver que la llave del cambio nos esperaba dentro de esa paradoja.
Después, llevé las diez razones a mi práctica de psicoterapia privada, con los pacientes que me veían una vez por semana y tuvieron resultados similares: las personas se liberaron al ver su resistencia al cambio como algo vinculado a la atractiva sensatez de la invariabilidad. También le di la bienvenida a mi vida a las diez razones y descubrí que fueron cruciales para realizar cambios que hace mucho quería llevar a cabo, pero nunca antes pude ejecutar.
Darme cuenta de la paradoja del cambio no es algo nuevo. De hecho, es una reflexión de un valor central en el trabajo social. El dicho de “Comienza con el paciente” es un concepto esencial en mi área y sugiere que los profesionales comprendan la experiencia de una persona de una forma no crítica, en vez de presionarlos para que cambien. Las diez razones también reflejan valores en otras áreas terapéuticas, desde intervenciones paradójicas 1(un término elegante que implica psicología inversa), en terapia familiar (donde los terapeutas les dicen a sus pacientes que continúen los comportamientos que desean resolver para ayudarlos a ver su conducta, con frecuencia destructiva, con “consideración positiva incondicional”), 2en los tratamientos de orientación budista, de “fluir con la resistencia”, 3en un enfoque usado en el área de las adicciones llamada “entrevista motivacional (en la cual los pros y los contras del uso de una sustancia se sopesan durante una conversación sin juicio con un terapeuta, en lugar de usar una confrontación intensa sobre un cerebro supuestamente secuestrado y, por lo tanto, irracional)”. 4
Yo no inventé la idea de acercarse a una persona “en donde está”, ser inquisitivo con respecto a los motivos por los cuales quisiera permanecer igual o pensar en la invariabilidad como un posible modo de acción. Pero sí veo que las diez razones les dan forma a estos enfoques más importantes, al romper la resistencia al cambio en diez unidades más pequeñas. Así, el cambio y la invariabilidad se convierten en objetos que puedes sostener, manejar y moldear mentalmente.
POR QUÉ LAS DIEZ RAZONES SON SENSATAS
Por más de dos décadas, utilicé las diez razones como mi herramienta principal, una técnica efectiva que usaría una y otra vez, y que me dio a mí y a mis pacientes un marco comprensible sobre las experiencias de estar estancado. Esta herramienta tenía algo tranquilizador y asimilable: la precisión de un decimal. Pero con el tiempo, sentí cada vez más que las razones también eran demasiado fáciles para capturar el proceso profundo y complejo de asegurar el cambio. Lo que comenzó como un intento para darle forma a las consecuencias de la angustia por una enorme decepción, ahora era algo que podías contar con los dedos de las manos.
No es que las diez razones hubieran existido en un vacío teórico; siempre supe que estaban vinculadas a ciertas experiencias importantes relacionadas con nuestra capacidad de tener esperanza y con el poder de la decepción para lastimarnos de formas que provocan que temamos la esperanza (de hecho, la idea de que podríamos temer la esperanza, y de que este temor hace que deseemos permanecer igual, era algo de lo que yo podía hablar con libertad con la gente cuando discutía sobre las diez razones). Pero seguía siendo una idea teórica e interesante.
Todo eso cambió hace poco.
Investigación sobre el temor a la esperanza
En otoño de 2018 fui invitado a dar una conferencia sobre las diez razones para una clase de la Universidad Rutgers en Newark llamada Psicología de las Emociones, cuyo profesor era Kent Harber, un psicólogo social que analiza los recursos psicológicos. Kent se entusiasmó cuando mencioné mis ideas sobre el temor a la esperanza y sugirió que mi concepto teórico podía ser estudiado y medido científicamente. Así comenzó una investigación colaborativa que confirma las lecciones que aprendí de mis pacientes con respecto a su relación problemática con la esperanza. 5Nuestro grupo de investigación ha demostrado que el temor a la esperanza se puede medir de manera confiable usando una escala única que nos permite determinar si la gente teme la esperanza y a qué grado, y este conocimiento nos está brindando una nueva comprensión sobre la relación entre el temor a la esperanza y una gran variedad de emociones y formas de pensamiento. Todo lo que hemos descubierto brinda una explicación muy sólida sobre por qué la invariabilidad puede parecer (e incluso ser) una opción razonable .
Nuestra investigación comenzó a colorear los espacios delineados por las diez razones para no cambiar, y arrojó luz sobre los motivos detrás de las razones . ¿Por qué nos resistimos a los cambios que de manera tan obvia mejorarán nuestra existencia? Porque algo en nuestras vidas nos ha hecho temer la esperanza. Ese “algo” no tiene que ser una decepción enorme (de hecho, puede ser algo que ni siquiera podemos identificar), pero nos susurra que es peligroso ir de la esperanza a la acción.
Hablaré sobre esto con mucho más detalle después, pero la esperanza implica que esperas algo. Por lo tanto, la esperanza siempre está envuelta en una especie de tensión. La esperanza es la madre del anhelo y la añoranza, se trata de desear algo que te falta.
Esto provoca que la esperanza sea riesgosa, ya que actuar con base en tu esperanza e “ir tras ello” hace que surja la posibilidad real de no tener éxito y no obtener lo que sientes que falta en tu vida. Y la tensión entre donde te encuentras ahora (sin tener algo que falta en tu vida) y donde quieres estar (teniendo eso en tu vida) nunca es tan peligrosa como cuando tienes esperanza por un cambio personal.
Así que ésa es la breve historia sobre cómo las diez razones para no cambiar se formaron en mi mente y luego se convirtieron en una herramienta para ayudar a las personas a contemplar los cambios que quieren realizar. Por supuesto, hay muchos elementos que faltan en esta historia y sobre los cuales no sabes nada todavía, pero aprenderás acerca de ellos más tarde. Por ahora, sólo digamos que se trata de una historia típica sobre cómo alguien se dio cuenta de algo en su entorno que no estaba explicado, tomó lo que observó e intentó explicarlo, se formó una idea al respecto, después jugó con esa idea y la convirtió en algo significativo y comprensible. Todos lo hacemos siempre que aparece información novedosa ante nosotros, en nuestros mundos que parecen trillados y establecidos: hacemos que la información encaje y nuestras mentes con frecuencia buscan obsesivamente contenerla dentro de un todo comprensible.
Como leerás en el siguiente capítulo, nuestras mentes están construidas con un impulso hacia la totalidad. Conocer este impulso es crucial para comprender el cambio personal.
Capítulo 2
La tensión entre donde estás
y entre donde quieres estar
Necesitamos el dulce dolor de la anticipación para decirnos que estamos realmente vivos.
—Albert Camus
Son los inicios de la década de 1930, Kurt Lewin, un profesor de la Universidad de Berlín, está sentado en un café con un grupo grande de estudiantes. 1Le piden sus órdenes al mesero, quien escucha con atención, pero no escribe nada, y luego se va a traer los pedidos. Regresa quince minutos más tarde, con la charola en la mano y coloca cada platillo frente a la persona que lo ordenó. Más tarde, cuando ya se ha levantado la mesa, pero antes de pagar la cuenta, Lewin le pregunta al mesero qué fue lo que ordenó cada comensal y el mesero hace un recuento perfecto. Entonces Lewin vuelve a preguntar qué ordenaron los comensales de una mesa cercana. “¿Por qué, señor? No tengo idea”, respondió el mesero, sorprendido por la pregunta. “¡Esas personas ya pagaron!” Para Lewin, quien tenía el genio para ver lo profundo en lo cotidiano, éste es un momento eureka. Lewin se pregunta: ¿Cómo es posible que el mesero recuerde todo con tanto detalle, pero lo olvide cuando pagan la cuenta? Lewin postula que, entre tomar la orden y llevar la cuenta, se crea una tensión en el mesero que propicia que recuerde. Pero cuando la tarea se termina (se paga la cuenta), la tensión desaparece de inmediato y el recuerdo también.
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