Estos autores celebraban lo que significa ser humano. Resistían los enfoques que veían a los humanos meramente como cosas que debían ser reparadas. Al dirigirse a sus lectores, su meta era ayudar a la humanidad a contemplar su situación, con la esperanza de que tomara decisiones que le brindaran más profundidad y significado. Eso está muy lejos que decir qué pasos seguir para funcionar mejor y encajar.
Ahora voy a plantear una suposición con fundamento: probablemente estás leyendo este libro porque quieres algún cambio en tu vida, que puede ser de hábitos (como comer más saludable o practicar meditación). Puede ser para mejorar alguna habilidad o aprender algo nuevo (como mejorar o aprender un oficio). Podría ser para alcanzar metas que tienen que ver con el crecimiento (como encontrar una pareja o darle un giro a tu carrera profesional). O quizás el cambio que buscas puede ser sobre cosas más profundas (como construir una vida significativa y con propósito).
En cualquiera de estos casos, quizá no estás interesado en las filosofías de los intelectuales de la posguerra. Eso está muy bien. Te prometo que estás en el lugar correcto: escribí este libro para ayudarte a llevar a cabo dichos cambios. Pero el hecho sigue siendo que una transformación no sucede si tratas lo que quieres cambiar como una cosa , separada de ti, alejada de tu humanidad.
Este libro habría sido mucho más fácil de escribir si no hubiera tenido que sumergirme en el asunto de la humanidad. Habría sido un tomo de consejos bonito y conciso, si no estuviera tan concentrado en ti como ser humano, y en ayudarte a realizar el acto muy humano de contemplar. Tengo que admitirlo, por momentos estuve tentado a permanecer en la superficie y sólo decirte “cómo”. ¿No sería el paraíso? Un mundo en el que el cambio es una uva que puedo pelar para ti. Pero la vida no es un paraíso. La vida es hermosa, sublime y profunda, y también es una lucha contra la fealdad, la frivolidad y la superficialidad. La vida es una oferta integral y el cambio también.
Cómo cambiamos se divide en dos secciones; la primera te da una visión panorámica del cambio: lo que lo obstaculiza y lo que te empuja hacia él. Aprenderás acerca de conceptos existenciales importantes sobre la soledad y la responsabilidad y su influencia en la ansiedad, y leerás acerca del “temor a la esperanza”, un concepto que desarrollé e investigué con un equipo en la Universidad Rutgers, el cual considero crucial para el cambio. En la segunda sección, abordo a detalle las diez razones para no cambiar, una galería de distintos retratos que muestran por qué a veces permanecer igual ayuda a que contemples tu situación particular con respecto al cambio. El último capítulo presenta un úndecimo retrato que describe la importancia de los recursos sociales que típicamente necesitamos para cambiar.
sección i
La tensión inevitable
entre el cambio
y el temor a la esperanza
Capítulo 1
Cómo llegué aquí
A quien se siente predestinado a la contemplación y no a la fe, todos los creyentes le resultan demasiado abrumadores e inoportunos; se protege de ellos.
—Friedrich Nietzsche
Mi apreciación del maravilloso poder de la invariabilidad proviene de treinta años de experiencia clínica, primero como trabajador social ayudando a la gente que había sido tratada a lo largo de extensos periodos, después como fundador y director general de un programa que colabora con estas personas. Aunque siempre he llevado una práctica de psicoterapia privada en la que trabajo con personas autosuficientes que no necesitan nada más que una visita semanal, es el primer grupo, los que lidian con problemas psicológicos severos, quienes realmente me enseñaron el atractivo oculto y la sensatez de permanecer igual.
No es fácil ser un paciente psiquiátrico. Nuestra sociedad tiende a estigmatizar la enfermedad mental; no coloca en escuelas, lugares de trabajo y vecindarios a personas que experimentan síntomas psiquiátricos complicados; y adopta un enfoque de excesiva medicación a los comportamientos y sentimientos que no encajan dentro de alguna norma idealizada. Rechazados por el mundo, con oportunidades limitadas y recibiendo el mensaje tácito de los supuestos expertos en salud mental de que están estropeados sin remedio, mis pacientes están en los límites de lo tolerable en lo que se refiere a experiencias de decepción personal y exclusión social. Y al estar en la orilla de estos límites, tienen lecciones importantes que enseñarnos. Aunque la mayoría hemos tenido la suerte de no tener que aprender estas enseñanzas con tanta intensidad, aun así están llenas de sabiduría universal.
Muchas de las personas con las que trabajo encuentran formas milagrosas de hacer cambios que les posibiliten avanzar en la vida, a pesar de las experiencias abrumadoras y desmoralizantes. Regresan a la escuela, al trabajo y a sus carreras; vuelven a hacer ejercicio; hacen amigos; inician relaciones románticas. Pero muchos otros le dan la espalda al cambio y ven la invariabilidad como su santuario o aliado más confiable. Ya sea que estén impulsados hacia el cambio o hacia permanecer igual, todos tienen algo que enseñarnos acerca de las dinámicas complejas y paradójicas del cambio personal.
Comencé a formular ideas acerca de la dinámica del cambio cuando era un joven trabajador social en Waltham, Massachusetts, y dirigía un grupo de terapia en un programa de tratamiento de un día para las personas con un largo historial en el sistema de salud mental. Era un grupo abierto, así que siempre llegaban nuevos participantes y se iban los más antiguos. Con el tiempo comencé a preguntarme sobre un problema específico: ¿Por qué los participantes consistentemente se resisten a cambios en su vida que parecían obviamente positivos?
Les formulé a los pacientes esta pregunta una y otra vez a lo largo de los años. Sin importar quién asistía a mi grupo, sus respuestas eran notablemente similares.
Una noche me senté y categoricé sus respuestas. Conforme revisaba la lista, llegué a ver que cada razón por la cual una persona resistía el cambio tenía su propia lógica interna, su propia sensatez .
1 Permanecer igual te protege de ser consciente de tu soledad y de ser el responsable único de tu propia vida.
2 Permanecer igual te protege del compromiso sobre “lo que sigue”.
3 Permanecer igual te protege de lo desconocido.
4 Permanecer igual te protege de tus propias expectativas.
5 Permanecer igual te protege de las expectativas de los demás.
6 Permanecer igual te protege de ver dónde estás.
7 Permanecer igual te protege del insulto de los pasos pequeños.
8 Permanecer igual erige un monumento a tu dolor.
9 Permanecer igual te protege de cambiar tu relación con los demás.
10 Permanecer igual te protege de cambiar tu relación contigo mismo
Permanecer igual cobra sentido como una solución para ciertas experiencias que, de hecho, no podrían ser vividas al cambiar. Esto es así incluso en situaciones en las que el cambio aparenta ser una opción muy obvia. Al documento que resultó de ello lo titulé “Diez razones para no cambiar” y lo compartí con el grupo.
Las diez razones funcionaban como una herramienta poderosa al contemplar en qué lugares se sentían estancados. Al liberarnos de la dicotomía de “el cambio es bueno/lo mismo es malo”, pudimos poner la invariabilidad sobre la mesa, pensarla, acercarnos a ella con curiosidad y dejar que resonara en nuestra mente. Y cuando lo hicimos sucedió algo extraordinario: al imaginar la invariabilidad como un curso de acción sensato en potencia, a mis pacientes se les facilitaba más hacer cambios en sus vidas . Al parecer, cuando pensaban en no cambiar y por qué deseaban permanecer igual, liberaban las restricciones para la motivación, y lo lograban de forma más efectiva que con todos los consejos o instrucciones para cambiar. Como Houdini en una camisa de fuerza, que se relajaba para poder escapar, mientras su cuerpo se comprimía con la presión de los cinturones, las cadenas y las telas, moverte en la dirección contraria a donde quieres ir con frecuencia te libera para llegar ahí.
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