Ha dado las gracias a la señora desconocida, pero siente enseguida el deber de agradecer todavía más, junto a sus chicos, a la Virgen que en los momentos de dificultad les hace sentir de modo tangible su maternal asistencia.
El día de la inauguración de la casa de los Oblatos, 14 de mayo de 1894, Orione está entre los oradores oficiales, mientras sus alumnos han sido invitados para los cantos, las lecturas y poesías. En su discurso exalta la grandeza del sacerdocio católico, suscitando en los presentes, entusiasmo y continuos aplausos; pero también las reacciones agresivas de cierto tipo de prensa. Al enviado de ‘La Linterna’,(75) de hecho, no le gusta aquella bandera del Papa puesta bien a la vista por Orione. Molesto, polemiza, y con ironía subraya que “el discurso más digno de comentario fue el de un curita”.(76) Evidentemente molesta el coraje, la firmeza, la documentación con la cual el “curita” habla de la Iglesia, del Papa y del compromiso cristiano en la sociedad a favor de los débiles y de los pobres.
El trabajo intenso, constante por el desarrollo del Colegio y el bien de tantas familias son la mejor respuesta a las críticas sin sentido de la prensa. La ordenación sacerdotal del P. Albera, que tuvo lugar la semana siguiente de la inauguración de la Casa de los Oblatos, es para el director y los chicos motivo de gran alegría y consuelo.
Orione, convencido de la importancia de la presencia cristiana en lo social, continúa participando e interviniendo en todas las reuniones y manifestaciones de trasfondo religioso. Ya conocen todos su fogosa oratoria, la llama interior del amor de Dios y su celo por el bien de las almas. Lo buscan los superiores, le dan la palabra los dirigentes de las asociaciones católicas, lo invitan a hablar en las reuniones juveniles. Tenemos además un hecho extraordinario y sorprendente y es que el obispo en persona le nombra oficialmente, todavía seminarista, predicador de la diócesis. “El día 4 de junio -escribe “La Sveglia” ( ‘El despertador’) -, el Obispo presentaba a los sacerdotes y a las señoras al seminarista Orione, fundador y director del Instituto de la Divina Providencia en Tortona, un segundo Don Bosco. Lo invitaba a hablar. Orione hizo una apología del papado y nosotros nos sentimos incapaces de reproducir, ni siquiera de lejos, aquellos conceptos sublimes. Fue un himno a la milagrosa institución: arrancó lágrimas a muchos presentes y hubo a cada pausa vivísimos aplausos.
Después de la conferencia, obtuvo públicamente del obispo la facultad de predicar en todas las iglesias de la diócesis, aún siendo seminarista. Y la ciudad de Novi tiene el honor de haber sido la sede de la que emanó tan grata disposición”.(77)
Es un predicador que habla al corazón, que sacude, entusiasma, pero que habla demasiado claro y a veces dice cosas, que según la susceptibilidad de algunas personas, no debería decir. No nos sorprende, por tanto, que junto a muchos aplausos haya críticas y búsqueda de pretextos para hacerlo callar. Precisamente en Novi dos gendarmes se presentan en la sacristía para “secuestrar” las hojas del discurso cuestionado. Pero los santos son también astutos: las hojas han desaparecido y los policías vuelven a casa con las manos vacías.
El año escolar termina con satisfacción general: “Los jóvenes crecieron bien; todos han esculpido bien en el corazón el dulce recuerdo del tiempo pasado en aquella casa, pobre sí, de aquello que hoy se llama moderno ‘confort’, pero rica de caridad recíproca y de amor hacia Dios, la Virgen y al Vicario de Jesucristo en la tierra”.(78)
La prensa tiene palabras de elogio y el mismo inspector Pratesi, que escribe: “El Instituto Paterno de la Divina Providencia, dirigido por sacerdotes (79) en las cercanías de la ciudad, en los antiguos locales de San Bernardino, comprende un colegio que cuenta ya con veinticuatro internos, un curso de estudios secundarios, limitado por ahora al primer año, un lugar de recreo para jóvenes externos; un pequeño número de niños internos frecuentan las escuelas básicas públicas. Además del director están dedicados al Instituto otros dos sacerdotes para la enseñanza y dos seminaristas y un laico para la disciplina. La orientación educativa es óptima desde todos los aspectos, cuidando incluso la Educación física con ejercicios de gimnasia dirigidos por un suboficial del ejército, y se enseña el canto coral y, a los mejor dispuestos, también música con el piano. La comida suministrada a los alumnos es saludable y suficiente. La instrucción es impartida con pericia según los programas del gobierno, con provecho muy satisfactorio”.(80) La buena semilla, después del frío y largo invierno, germina. Y el pequeño tallo pronto será una planta lozana y frondosa.
63. DOPO II, 50; GEMMA, Las florecillas , 70; ZANATTA, Luis Orione Sacerdote , 72.
64. La casa de los Oblatos es la primera casa en propiedad de la Obra. La estatua está celosamente conservada y honrada en el nicho de la Capilla interna. Don Orione interpreta la llegada de la estatua desde Novi a esta casa como una toma de posesión anticipada de parte de la Virgen.
65. Don Orione escribe: “Esta vieja estatua es la primera Madre de la Divina Providencia. Ha quedado así para siempre… Todo cambia en esta casa, todo pasa: una sola cosa no cambia aquí dentro y no cambiará, porque ésta es una voluntad que espero sea respetada y tenida como sagrada en el futuro” (DOPO II, 53; Luis Orione Sacerdote (v 4), 74).
66. DOPO II, 52; ZANATTA, Luis Orione Sacerdote , 73.
67. Ibíd . II, 81; ZANATTA, Luis Orione Sacerdote , 117.
68. Albera será Obispo; Sterpi será el primer sucesor de Don Orione; Goggi, convertido en profesor y sacerdote, muere prematuramente y se pierde así un gran colaborador; Perduca será digno sacerdote orionita y guía espiritual durante muchos años de la Congregación femenina fundada por Don Orione.
69. Las “buenas noches” son el pensamiento paterno y familiar que el director dirige a la comunidad al terminar la oración de la noche. Son comunicaciones, confidencias, proyectos, preocupaciones sobre la vida de la Casa (y más adelante, cuando se multipliquen las casas, sobre la Congregación).
70. La relación con la familia Perosi no se limita solo a la relación con la música es una amistad consolidada en el tiempo y siempre conservada.
71. DOPO II, 74; ZANATTA, Luis Orione sacerdote , 104.
72. Scritti 62, 23.
73. DOPO II, 79; ZANATTA, Luis Orione sacerdote , 112.
74. “Dime, Luis, ¿cuántos alumnos tienes ya?”. “Son casi cuarenta, pero ya verás”.
75. Periódico anticlerical de la ciudad de Tortona.
76. “La Linterna”, 19 de mayo 1894, año II, nº 20, 3.
77. “La sveglia”, 7 de junio de 1894.
78. DOPO II, 109; ZANATTA, Luis Orione sacerdote , 165-166.
79. Ibíd. , 169. Pratesi escribe así, pero el sacerdote del que habla no es otro que el seminarista Luis Orione.
80. DOPO II, 111; ZANATTA, Luis Orione sacerdote, 169-171.
Capítulo 10
El Colegio de Santa Clara
Un día hacia la medianoche, mientras el director reposaba en un banco al tibio calor de la cocina, sueña con el alumno Mauro Montagna.(81)
Se le aparece vestido de blanco, envuelto en una luz espléndida, elevado sobre la tierra. Muestra a sus pies una tumba recientemente cerrada, la suya; y otras dos abiertas. Y señalando una de éstas exclama: ‘¡El martes, el martes!’.
Don Orione, preocupado, cuenta este sueño a sus alumnos reunidos en la capilla. Entre los colegiales, uno que está en los últimos bancos, famoso por su avaricia, para nada impresionado, ofrece a sus vecinos chocolate diciendo: ‘¡Coman, coman, que hierba mala nunca muere!’...
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