crezca torcido
llegue a este punto estéril
y lo llame
talento inferior
reguero anónimo de pasos
tres años vi a la cierva
nadie la conoció así
pero arrastraba ese nombre memorable
dama parca mezquina
me arrancaba un cabello
lo enhebraba
y cosía hasta sangrar
horas y horas
mientras sus quejidos ahogaban
el ruido de la aguja
cierva
hazme unos guantes
una venda
el vestido sacrificado del amor
entender es difícil
tornarse vulnerable transgredir
cose ya mi ano
mis párpados mi boca
encierre todo murmullo para siempre
aísle cualquier rescoldo de verdad
y exiliado
fue mi primera muerte
y nacimiento
reine el desorden
tres venzan los años
y me canse de contar
pierda mi sombra
un alacrán me recuerde a los dragones
monje fui
exterminador
mercader en estas calles desoladas
y errante ofrecía
a cada quien lo necesario
te vendo aquello que imaginas
esta gubia esta soga
y las vendí a c l d
un 14 de septiembre
tres meses antes de nacer
págame sino te pesará
no hallarás sosiego
conjuro capaz de derrotarme
nunca quiso entender
una tarde lo colgué
y debí deshacerlo con la gubia
entonces nací para el poema
nada que temer
que esperar
una vida confabulando con despojos
mezcles destinos
hállese un centro de aflicción
te maravilles ante una bóveda inútil
tres los abismos
el talento
las razones ocultas del poema
tres mis santos tutelares
san jorge
san gil con una cierva
san blas
antes de que se pudra mi garganta
Campo de estacas
Soñé que guardabas cuerpos en un patio.
Planto rosa aquí, dijiste
mientras me amenazabas con tu pala
Tuve que ofrecerte una moneda
Desenterrador, grité
búscame una joya
Una joya vacía, repetí
una joya marchita
una joya que gira
* * * * *
Soñé que mi abuela me enseñaba a leer
Era de noche
y acuchillaban a mi hermano
Crecía
Mi abuela aún me enseñaba
* * * * *
Soñé que era una anciana
un violinista ciego
un muchacho
Bailábamos en una feria
con los pies atados
* * * * *
Regreso de Troya
de los montes
del vientre de María Magdalena
Soñé que atravesaba ranas con un palo
mi país
enterraba una pelota de oro
bebía ron de una escudilla
* * * * *
Campo de estacas
aquí me ordenaron vivir
Ya es hora de extender este desierto
de pisotear héroes
Y no soy oscuro
insensato
Te ofrezco una mitología cotidiana
* * * * *
Soñé que me ofrecías una venda
Yo temblaba de amor
Plagiaba poemas destinados a quien aún debe vivir
* * * * *
Antes mucho antes de la diestra
negro cld
soñé que te volvías mentiroso
* * * * *
Y quién me mandó a rodear
este campo de estacas
Me muerdes
Me extiendes Me silbas Me atraviesas
Me toses
Me escupes Me ciegas
Me anuncias
En tu sien descargo mi pistola
Los lugares prohibidos
EL ASOMBRADO
I
Vengo de correr mulos,
de clavarme entero al mediodía.
Vengo cansado de correr
o no vengo
porque aquí nunca amanece.
La abuela dice que es mejor dormir:
encadenar la furia
con el vértigo:
No te hago caso
abuela
tienes muchos años de estar muerta
pero tu sombra aún remuerde con las moscas,
con el aguardiente,
con el pan.
II
La abuela hervía coles en la noche
y soñaba que eran cabezas de gentiles.
Prueba esta sopa
me decía
conócela
pero jamás toques la col.
Y fui tu padre abuela
y me pasé años probándola
probándome
porque también era tu nieto.
La abuela hacía dulces
y tardaba tres noches en lograrlos,
arrastraba su trenza
y el mundo se iniciaba:
por los mil nietos
las coles
y los mulos
por la llaga incurable de la luna
castrar al sol.
III
Por eso me llaman asombrado.
Tengo dieciséis años
y mis manos y ojos
extienden sombra sin saberlo.
El asombrado por el mulo
por la abuela
canturreando me degüella:
la venganza de este sol.
LOS LUGARES PROHIBIDOS
El horno
porque allí guardan los zapatos de mi padre.
La cama
porque hay duendes debajo
y han cavado una mina
sólo para extraer respiración.
Con el sol hallaba sus restos sus guijarros
y aprendí que el placer
y la arena son metáforas.
Un guisado de coles que mi hermana envenenó.
El caballo devastado
sus relinchos y galope
bajando con furia por la acequia.
Todo un año no escuché
leía El tesoro de la juventud
me masturbaba
como se riega la curiosidad
o lo invisible.
Siniestra
una caja de cristal
que todavía conservo.
Una impecable educación.
El cabello de mi prima Lucía
tres noches durmiendo una manzana
para hechizar a quién.
Las ciento ochenta perlas del collar de mi madre.
Las tijeras de Ramiro el peluquero.
El pozo.
El siervo.
El sapo.
Demasiado tiempo para escribir pocos poemas
para ser esencial
La poesía abusa del más fuerte.
LOS IRRACIONALES
I
Recorro viejos rostros
reinos
una vida adelante desbordando otro modo de conciencia
En diciembre
hoy resucitado
mes que para mí es una ciénaga
irreal o triste o certero
no sabiendo decir
pero diciendo
te convoco aquí
Y me gustaría una historia personal
un resplandor
que disipe los actos las palabras
Toda biografía es impura
humilla esa intocable adolescencia
y no finjo
no estoy contrito
Ceno temblando
apago el huerto iluminado
Cumplo años
me esfuerzo en cumplir
II
Le faltará fuerza a mi poema
El don del genio A ti lector te faltará
Delinquiremos y siempre quedará pendiente la pregunta:
en qué lugar encerré mi adolescencia
El amor fue blanco
picado de viruela
El amor fue un diente que perdí
y desde entonces
cuando estoy en el corral
o el huerto
contando mis innúmeras hermanas
le ofrezco la mejor
Y no lo hallé entre los mulos
aunque toda la noche vigilé
ni en el huerto
ni en el tizne nupcial de la cocina
y tampoco en la colmena
Ceno temblando
Entierro un diente en el huerto
una hermana
III
Desterrado seas
del huerto del corral
Te multipliques en anónimos testigos
Se te pudra el diente de morder
de succionar
Te remontes al horno
te rechacen
para ti no existe permanencia
nunca te esmeraste en sostenerla
para ti el puro incendio
Pero quise una historia personal
debía cumplir los 32
y me debía el triunfo de un poema
Alumbro muerta la obstinación
la intemperie
y todo destino se disipa
Derrumba esta casa
Lo que no vale la pena es hablar
ESTE REINO INFERIOR
Era sombra lo que había en tu mano cuando me señalaste la cruz pintada en la puerta. Apreté los dientes y pensé que ya no tenía trece años. Ingresaba abruptamente en el reino de los hombres.
Me horroriza escribirte. No cuentan las justificaciones ni el tiempo. Tampoco los años de Emma para mí, un mundo que trabajosamente construimos ajeno a la crueldad y la virtud, un espacio donde todo era cercanía. Emma era hermosa. Poseía un olor que sólo puede hallarse en el centro de los bosques. Pero Emma también era mi madre y hasta he llegado a pensar que nunca tuve padre ni origen.
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