Jaime Alfonso Sandoval - Tiempos canallas

Здесь есть возможность читать онлайн «Jaime Alfonso Sandoval - Tiempos canallas» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Tiempos canallas: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Tiempos canallas»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

¿Que vas a vivir en el edificio más embrujado de la ciudad? Genial. Mucha suerte, Diego.Las cartas cuentan la historia. La historia de Diego: llegó a la colonia Roma en 1987, se instaló con su padre en el misterioso Edificio Begur, hizo amigos. Lo normal. Pero cuentan, en realidad, una historia de fantasmas. O algo parecido. El Begur, edificio famoso que ha albergado a celebridades y que constituye un rostro emblemático de su barrio, no es lo que parece. Diego encuentra recados que no tienen autor, personas que no están ahí… Todo lo que no es normal.Ahora, en estas cartas, Diego cuenta lo que ocurrió. Espectros, recuerdos de otras épocas, el relato de cómo conoció a Emma, y de cómo entendió el pasado, el futuro y el confuso presente: tiempos canallas, de verdad. En esta apasionante novela, Jaime Alfonso Sandoval confirma su gusto por las historias macabras y su talento para el suspenso que hace que sea imposible soltar sus libros.

Tiempos canallas — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Tiempos canallas», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Vi al muchacho grande y gordo y al pequeñito. El primero vestía un desconcertante saco de terciopelo y usaba lentes grandes que hacían juego con su rostro carnoso que recordaba a un jamón cocido. El pequeño llevaba un corte a lo príncipe valiente y era el de la voz aguda. Calzaba zapatillas Converse verde fosforescente, muy de la época.

—En realidad no me hizo nada —expliqué—. Aunque estuvo a punto de enterrarme una navaja… o freírme como pollo; el loco ese llevaba una batería para auto.

—¡Genial! —exclamó el muchacho robusto y explicó—. Digo, no es que me alegre de tu posible muerte, pero ya tienes una buena anécdota de tu llegada al Begur. ¿Y ese ceceo? ¿Eres de España o tienes frenillo?

—De Madrid —reconocí—. Aunque mi padre es mexicano.

—¡Ah! ¡España! ¡La Madre Patria! Tierra cantábrica, península de toros y castañuelas —asintió el robusto—. Encantato d’haver-tu coneguto. ¿Hablas catalán?

—La verdad es que no —reconocí y me atreví a señalar—. Aunque eso que dijiste no estoy seguro de que sea catalán.

El muchacho pequeño se soltó a reír, divertido.

—Y deberías escuchar su francés. Suena como a un perro que agoniza. Según él habla cuatro idiomas…

—Cinco —exclamó el robusto—. Inglés, francés, alemán, catalán y ruso. Yo mismo los aprendí con los discos fonéticos Linguaphonic. Lo que pasa es que me falta práctica con hablantes nativos. Por cierto soy Armando Requena de la Vega y Toro.

Me dio la mano como si fuera un pequeño y regordete diplomático.

—Yo soy Diego —preferí no dar mi apellido, para no empezar con las bromas.

—¿Y cuándo regresaste? —preguntó el muchacho pequeño.

—¿Regresar a dónde? —repetí desconcertado.

—Aquí. Ya te había visto antes —aseguró el bajito—. Hace como dos meses, en el elevador, con ese señor güero. Es tu papá, ¿no?

—Acabamos de llegar —expliqué—, y no tenemos ni una semana en el Begur.

—No, no. Te vi hace dos meses —insistió el pequeño.

No sé por qué, empecé a sentir un raro escalofrío.

—Hace dos meses estaba en España —aclaré—. Me parece que estás confundido.

—Confundida —corrigió Requena—. Estás hablando con la necia de Carla Conde.

La miré detenidamente, ¡el pequeñito de voz aflautada era chica!

—Disculpa yo… no me di cuenta —dije, turbado.

—No te preocupes —rio Requena—. ¡Todos creen que es un niño! Un pequeño y molesto pigmeo —se dirigió a la chica—. Te lo dije, ¡si por lo menos usaras falda!

—Si tanto te gustan, ponte una —reviró y se encogió de hombros—. No me importa qué piensen los demás, yo soy yo —me dio la mano—. Por cierto, llámame Conde.

—Mucho gusto, Conde —aproveché para cambiar de tema—. ¿Y tenéis… tienen —corregí la conjugación—, mucho tiempo viviendo en el Begur?

—Requena llegó aquí hace seis meses y yo hace ocho —dijo Conde—. ¡Este sitio es megaextraño! Está lleno de gente rarísima. No sólo el profesor, ¡hay algunos peores!

—Sí, he visto a un hombre con un garfio —recordé.

—Don Beni es inofensivo —explicó Conde—. Creo que era un chofer que perdió un brazo en un accidente. Los que me dan miedito son los cuervos, esos como hermanos mayores que viven en el segundo patio.

—Son esposos —aseguró Requena—. Salen tomados de la mano.

—Esposos y hermanos… —Conde se encogió de hombros—. Como sea, están medio locos, únicamente visten de negro y a veces hablan solos.

—Supongo que con este ambiente tétrico se presta —miré alrededor— a que a los chalados se les vaya la olla.

—¿Se vaya qué? —Requena entrecerró los ojos.

—Pues eso, la olla, la cabeza, la choya —traduje al mexicano, por suerte, la jerga estaba ahí, en alguna parte de mi memoria—. En fin, este edificio es tan tenebroso que no faltará que alguien diga que ve fantasmas.

Claramente noté cómo Requena se ponía muy serio.

—Ay, Diego de Madrid —rio Conde—. Acabas de cometer el error más grande de tu vida. ¡No debiste pronunciar esa palabra frente a Reque!

—¿Qué palabra? —murmuré, confundido.

—Fantasmas —señaló el mismo Requena y se me acercó—. ¿Sabes en dónde estás? ¡El Begur es el edificio más embrujado de la ciudad! De hecho, debe de ser la construcción con más concentración de fulgor del continente.

Conde puso los ojos en blanco, como si hubiera escuchado ese discurso antes. Requena siguió:

—¡Ni la rectoría de Borley de Essex tiene tantos fenómenos fantasmales como el Begur! Ya quisiera la Torre de Londres reunir nuestra cantidad de espectros. Entre estos muros ha sucedido de todo: suicidios dantescos, crímenes horripilantes, misterios sin resolver. Estos patios, pasillos y habitaciones guardan secretos y maldiciones que tu mente es incapaz de concebir… nos rodea una marea de phantoms, ghosts, hallows.

—Requena está haciendo una investigación —explicó Conde—. Para su libro.

—Será mi tercer libro —explicó orgulloso—. Antes hice una novela y un poemario, si quieres te los paso.

—Di que no. Esos mamotretos son horribles —murmuró Conde.

—¡Qué sabes de literatura, maldito Pigmeo! —dijo Requena molesto.

—Por lo visto más que tú —se defendió Conde—. Al menos sé qué es una rima.

—Pero el libro sobre el Edificio Begur será el mejor —retomó Requena—. Llevo meses reuniendo datos, todos terribles y reales. ¿Te atreves a conocer leyendas del edificio?

Había sobrevivido al ataque del profesor; ya puestos, no me molestaba conocer más cosas truculentas del Begur. Asentí.

—Sólo te advierto una cosa, españolito —Requena sonrió—. Cuando escuches mis crónicas no podrás volver a pasar una noche tranquilo, no mientras vivas aquí.

—En eso estoy de acuerdo —reconoció la pequeña chica—. Hay leyendas horribles en este edificio.

—¡No son leyendas! —replicó Requena—. Son casos reales, te los mostraré. Ven mañana a mi departamento, es el 301, a las nueve.

—Vale… okey, pero ¿por qué mañana?

—Tengo que preparar el material —sonrió enigmático—. Te estaré esperando y duerme tranquilo, españolito… será la última vez que lo hagas mientras vivas aquí.

Había que reconocer que Requena era bastante bueno con las frases teatrales.

Al fin volví al apartamento con Teo para instalar un viejísimo aparato telefónico fabricado con baquelita, un plástico prehistórico.

—Este lugar está lleno de gente interesante —sonrió Teo.

—Un profesor lunático intentó electrocutarme y clavarme una navaja. Digamos que común no es.

—No hablaba de eso —me miró con mortificación.

No sé por qué pero comencé a reír. No podía parar. Fue una sensación extraña. No había reído así desde que mi madre estaba viva, pensé que nunca más lo haría. Sentí cierto alivio, era como recuperar una parte de mí.

—¿Estás bien? —Teo me miró, preocupado—. Seguro tienes estrés postraumático.

—Tranquilo, no vengo de Vietnam. Estoy perfectamente.

—Vi que hiciste amistad con esos chavos mexicanos, ¿eh? Parecen buena onda.

—Y raros —observé—. Tú también hiciste amistades, con las vecinas.

—Es que, Diego, ¿las has visto bien? —Teo enrojeció de la emoción—. Se llaman Jasia y Lilka. Todavía no me queda claro quién es quién, pero vienen de Polonia. Son la esposa y la hija de Cecyl Chlebek, un violinista polaco que cruzó la Cortina de Hierro para ponerlas a salvo. El pobre hombre falleció de neumonía hace años, las dejó sin un centavo. Ahora viven de dar terapias energéticas de chakras. ¡Me enteré de todo el chisme! Por cierto, ofrecieron darte una consulta por el trauma del elevador.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Tiempos canallas»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Tiempos canallas» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Tiempos canallas»

Обсуждение, отзывы о книге «Tiempos canallas» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x