Componente de fundamentación
El tercer componente es la fundamentación , entendida como el establecimiento de las razones , de los cimientos , de las bases para la construcción curricular. Estos fundamentos se establecen con el mapeo de necesidades y con la selección sustentada de todos y cada uno de los aspectos que determinan el diseño curricular, y sin los cuales no se puede llegar a su formulación.
Dichos aspectos son de carácter contextual, legal, teórico y conceptual, en coherencia con el enfoque curricular seleccionado para guiar el proceso de diseño. Entre esos aspectos están, por ejemplo: el contexto cultural, social, económico y educativo mundial, nacional y local dentro del que se enmarca el diseño curricular por realizar; las políticas internacionales, nacionales e institucionales que regulan su formulación; las perspectivas teóricas y conceptuales relacionadas con la disciplina y los procesos formativos que en ella se desarrollan y a los cuales se adscribe para el diseño, y los aspectos que condicionan en cualquier sentido el diseño curricular; por ejemplo, la modalidad de estudio (presencial, semipresencial o virtual). El grado de desarrollo de cada uno de los aspectos esenciales de este componente dependerá, de nuevo, del alcance del diseño curricular; es decir, del nivel de concreción del currículo.
Componente de decisión
Tal como su nombre lo indica, en este componente se plasman las determinaciones , las resoluciones , los acuerdos en relación con lo que será el diseño curricular. Este componente es el que permite operativizar el currículo, en el sentido de que allí se presentan la organización, la estructuración y el funcionamiento de dicho currículo. El componente de decisión es el que permite evidenciar de manera directa la coherencia entre la teoría y la práctica en el diseño curricular, en la medida en que las decisiones que se tomen deberán estar informadas por el enfoque curricular elegido, la fundamentación establecida y las necesidades identificadas. Por ello, también es el componente que permite relacionar la fundamentación con lo que será posteriormente la implementación del currículo, a partir de las decisiones.
Este componente tiene dos elementos: la estructura curricular y el funcionamiento 3del currículo; específicamente, en lo que se conoce como el “plan de estudios”. Aquí se entiende por plan de estudios al conjunto de experiencias, competencias, contenidos y actividades que conforman un proceso de enseñanza y aprendizaje organizado de acuerdo con los objetivos que se quiere lograr en un periodo determinado.
Según lo anterior, en este componente se presenta la estructura que se le dará a dicho plan de estudios en cuanto a la organización de las actividades de formación, su secuencia y su coherencia en cursos, módulos, lecciones, asignaturas, etc., y, también, el funcionamiento del currículo; es decir, la manera como se organizarán los procesos inherentes a la puesta en marcha del diseño curricular propuesto en términos académicos, administrativos y de recursos, según lo establecido en los demás componentes. Entre sus elementos se encuentran la gestión curricular y la administración de los recursos tanto humanos como de infraestructura. Al igual que los elementos de la estructura, la manera como cada uno de ellos se entiende se ve determinada por el enfoque curricular con base en el cual se plantean.
Componente de actuación
Este quinto componente del modelo corresponde a la puesta en escena del diseño curricular propuesto; es decir, es en el que se materializa lo establecido en los anteriores componentes y donde se evidencia la articulación entre todos los componentes del diseño, así como la coherencia interna entre el enfoque seleccionado, las necesidades identificadas, los fundamentos establecidos y las decisiones tomadas.
En este componente se pone a prueba el diseño curricular al contrastar lo planeado con su aplicación en el mundo real. Solo hasta cuando los currículos se llevan a la práctica pueden verdaderamente dar cuenta de lo que son, y solo cuando se los pone en funcionamiento cobran sentido dos de las formas de entenderlo, como ya fue presentado: el currículo como “una forma de organizar las prácticas educativas” y el currículo como una “construcción cultural” (Grundy, 1994).
Los elementos que integran este componente varían según el diseño curricular que vaya a realizarse. En principio, se consideran tres de dichos elementos: el diseño de los programas de curso, el diseño de las unidades didácticas y el diseño de las actividades. Los programas determinan la línea de actuación en el curso, las unidades didácticas permiten organizar los contenidos y las actividades y estas reflejan los elementos mencionados. Para el diseño de los programas y de las unidades didácticas se debe partir de las necesidades específicas de los estudiantes, de una fundamentación conceptual que los sustente y de la toma de decisiones en consonancia con el diseño curricular propuesto y con el plan de estudios en el que se encuentren ubicados.
Componente de evaluación
Este último componente, al igual que el del enfoque curricular, se halla presente en el desarrollo de toda propuesta curricular y acompaña todos los demás componentes. En la medida en que el diseño curricular es un ente dinámico, en su construcción no se puede pensar como un ente estático, como una estructura que se diseña, se establece y se pone en marcha, sin considerar la necesidad de someterlo a una valoración continua.
En el componente de evaluación se establece la manera como se llevará a cabo dicha valoración, tanto interna como externamente. La evaluación interna corresponde a la comunidad académica directamente involucrada con el diseño curricular, y en ella se reflexiona y se revisa la coherencia entre los componentes, su implementación y su actualización.
La evaluación externa es la mirada y la valoración que, desde afuera, la sociedad hace de las propuestas curriculares, a través de entes autorizados, de acuerdo con las regulaciones educativas pertinentes. Por lo general, se hace con fines de autoevaluación institucional o acreditación de calidad, que es el “sello” otorgado por la sociedad, a través de un organismo facultado para hacerlo, a un programa de estudios. Solo al considerar estos tipos de evaluación, esta puede servir para los fines que debe cumplir, así como para la actualización y la mejora continua de las propuestas curriculares.
Con este concepto se completan los términos que, consideramos, todo docente de ELE debe distinguir para poder abordar las diferentes actividades en relación con el diseño curricular en cualquiera de sus niveles de concreción: macro, meso y micro. A continuación, se presenta el tercer elemento relacionado con las propuestas de trabajo en la formación de profesores de ELE.
Algunas propuestas para trabajar el diseño curricular en la formación de profesores de ELE
Tal como se señaló, se proponen tres niveles de concreción curricular: el diseño curricular completo, como el nivel macro; el plan de estudios, junto con la programación, como el nivel meso, y los programas de curso, junto con la unidad didáctica y las actividades, como el nivel micro. En cada uno de ellos es posible realizar actividades que les permitan a los futuros docentes apropiarse de las herramientas para abordar el diseño curricular. Dichas actividades se relacionan, por ejemplo, con el análisis, el diseño o la evaluación de currículos, de planes de estudio, de programaciones, de programas, de unidades didácticas y de actividades o de objetos virtuales de aprendizaje, si se trata de la educación en modalidad virtual.
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