Nora Cortese - Diario íntimo de una mujer audaz

Здесь есть возможность читать онлайн «Nora Cortese - Diario íntimo de una mujer audaz» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Diario íntimo de una mujer audaz: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Diario íntimo de una mujer audaz»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

El mundo será de los audaces, dijo, y comenzó a vivir su vida sin importarle el qué dirán. Ingenua, suspicaz, fría, sensual, romántica, abnegada, calculadora, pero por sobre todas las cosas, valiente.
Solo quería ser feliz y encontrar al amor de su vida, aunque eso la llevara a cometer una y otra vez el mismo error. Nada de lo vivido fue en vano, porque al final aprendió lo más importante, que en su vida no había lugar para ningún tipo de maltrato. Ella podés ser vos.

Diario íntimo de una mujer audaz — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Diario íntimo de una mujer audaz», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Y la espera en el aeropuerto seguía siendo difícil. Tenía que hacer algo para ocupar mi mente si no me iba a volver loca. Recordé que una sicóloga panelista de un programa para la mujer decía que escribir era bueno para hacer catarsis. Saqué mi libreta de apuntes y comencé a registrar todas mis vivencias durante la estadía en ese pequeño mundo rodeado de aviones y gente que iba y venía en busca de un rumbo para, después, leérselas a él. Aunque, sin dudas, era mejor comenzar desde el momento en que decidí emprender esta aventura cuyo final aún era incierto. Quería compartir todo con él.

—¿Te gusta escribir?—preguntó alguien que se paró delante de mí.

—Es la primera vez que lo voy hacer—le contesté por esa maldita obligación que siento de contestar a todo el que me dirige la palabra, aunque no tuviera ganas.

—Escribir es relajante, sobre todo cuando uno está viviendo una situación muy tensa—agregó.

—¿Usted tiene experiencia en esto?—dije casi sin mirarlo, un tanto fastidiada.

—Algo, escribo desde los catorce años, tengo unas cuantas novelas y ensayos publicados.

—Ah…–pronuncié dando vuelta la cara bruscamente intentando determinar si se trataba de alguien conocido—. Si quiere yo le cuento mi vida para que la plasme en una novela.

—No hay que dramatizar, todo pasa, aunque mirá qué casualidad, voy a escribir mi próxima novela y aún no tengo en claro la historia. Contámela—respondió, y sin dejarme reaccionar, acercó un grabador a mi boca—. Seguro que de eso saldrá una gran novela—agregó—. Tu cara transmite angustia y ansiedad.

Mi primera reacción fue echarlo, pero al recordar lo de la catarsis y la necesidad de pasar el tiempo que faltaba para el despegue, acepté.

Y mientras trataba de resumir mi vida hasta el presente, contándole con lujos de detalle mi historia amorosa a ese desconocido, hubo ciertos movimientos en el salón que me llamaron la atención. Un señor con uniforme de piloto se acercó a las azafatas que se encontraban en el lugar y murmuraron algo que no pude descifrar, pero que por las caras y gestos de ellas, seguro que se trataba de un inconveniente importante. Unos empleados del lugar comenzaron a desplazarse con pasos acelerados hacia la puerta, mientras el personal de seguridad se hacía presente en gran escala. En minutos no se podía observar la presencia de ningún representante de las aerolíneas.

—Disculpe la interrupción abrupta del relato de mi vida, pero me intranquiliza lo que está pasando acá—le comenté, tras lo cual, y en forma inmediata, se escuchó por los altos parlantes: “se comunica a los señores pasajeros que por razones gremiales, los pilotos de las aeronaves próximas a partir comenzaron una asamblea cuya duración no puede determinarse. Se informará sobre reprogramaciones de horarios y días de todos aquellos vuelos que se vieran afectados”.

Dejé a mi interlocutor con el grabador en la mano y crucé el salón corriendo, esta vez pisé las baldosas con guardas negras porque saltearlas no me había traído suerte. Busqué a Lucy, ella estaba sentada en el mismo lugar desde que había llegado.

—No puede ser, no puede ser…—grité sollozando, mientras todos concentraban su atención en mí.

No me importaba que me miraran, ni lo que pensaban, me importaba que desde que me había levantado todo me saliera mal, que no daba más, que mi ansiedad cada vez era más fuerte.

Lucy se levantó corriendo hacia mí con los brazos extendidos y trató de contenerme.

—Hija, el universo nunca se equivoca, prestá atención a sus señales.

Capítulo IV

—¿Tomamos un café mientras esperamos que nos comuniquen lo que va a pasar con nuestro vuelo?—dijo el escritor, luego de cruzar todo el salón para reencontrarse conmigo.

Dudé de si había sido buena la decisión de entablar conversación con ese desconocido, pero era lo que había. Caminamos unos metros y nos sentamos en la mesa ubicada frente al ventanal, mirando a la pista. Ahí estaba el avión que me iba a transportar rumbo al futuro, pero desconocía cuándo.

No sabía cómo catalogar nuestras charlas. Por momentos era una conversación entre amigos, a veces se asemejaba a una entrevista periodística, otras a un sesión con el siquiatra, pero llámese como se llame, me servía para desahogarme.

—¿Y, continuamos?—me dijo mientras esperaba que la moza acomodara la lágrima que le había pedido.

—Mi desorden mental es muy grande. Dame tiempo que tengo que ordenar mis ideas—contesté.

Ese reordenamiento trajo a mi mente mis primeros días de separada. Sin dudarlo ni pensarlo, comencé a contarle mis vivencias. Como en un sueño, recordé frente a su grabador que, por aquel entonces, lo principal era lograr mi independencia económica. No había dejado sin leer ni un solo aviso laboral que se hubiera publicado en la sección empleo del diario. Caminé, pregunté, me animé y desanimé durante mucho tiempo hasta que, por fin, la maestra de mis hijos me recomendó a una familia que necesitaba una persona para cuidar a una abuela de ochenta años.

La noche anterior a la entrevista no había dormido. A las cinco de la madrugada del día acordado, subí al colectivo con la convicción de que iba a comenzar una nueva vida. No era lo que me gustaba, pero tenía que dar el primer paso. Lo más importante era el sueldo, lo suficiente como para mantenernos.

Era invierno, el viento refregaba su dureza en mi cara, el barro había logrado humedecer mis zapatos y mi humanidad tiritaba de frío; sin embargo, un fuego interior iluminaba mi cara templando mi espíritu, con la certeza de que ese era el trabajo indicado. Acomodé mi pelo, traté de ponerme lo más presentable posible y toqué el timbre en el tercero B. Un apuesto caballero, de unos sesenta años, me abrió la puerta, invitándome a pasar.

En el lujoso living una anciana con rostro angelical se hundía en los apoltronados sillones de pana rojo.

—Esta es mi madre—me indicó César, su hijo, quien me había citado.

—Vení, hija—pronunció con voz firme la anciana mientras, con su mano llena de anillos, indicaba el lugar donde debía sentarme.

Conce era la viuda de un destacado empresario que les había dejado un complejo industrial muy importante como herencia. Su hijo vivía solo en el cuarto piso del mismo edificio, pero, debido a su actividad, pasaba muy poco tiempo con ella.

La piel tersa y blanca de la abuela dejaba en evidencia la falta de exposición al sol. De ojos verdes, boca alargada con labios finos y nariz pequeña, fruto de una cirugía que no podía ocultar, disimulaba su edad. Elegante, con cabellos plateados recogidos sobre la mitad de su cabeza, espalda derecha y mentón hacia adelante, no sacaba la mirada de mi figura.

—Tengo la impresión de que nos vamos a llevar bien, mi hijo me dijo que eras muy agradable—acotó.

Me sonrojé y les di las gracias a ambos con una tímida sonrisa. Yo también tenía la misma certeza, aunque me inquietaba la presencia de ese hombre. Tenía una mirada penetrante, gesto adusto, trato formal, vestimenta impecable, y nunca pronunciaba una frase sin antes haberse tomado la pausa suficiente como para analizarla. Durante la entrevista no dejó área de mi vida sin averiguar, pero siempre en forma impersonal. Me comentó que había llamado a teléfonos de referencia que le había dejado y que, si bien tenía algunas dudas por mi falta de experiencia en el rubro, le habían asegurado que era una muy buena persona, cosa que para él era lo más importante.

En ningún momento dejaba entrever que tenía posibilidades de tener el puesto. Solo se limitaba a preguntar y enumerar mis posibles tareas. Sí me recalcó que, si bien yo iba a estar sola, él o su secretaria llamarían durante el día.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Diario íntimo de una mujer audaz»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Diario íntimo de una mujer audaz» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Diario íntimo de una mujer audaz»

Обсуждение, отзывы о книге «Diario íntimo de una mujer audaz» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x