1 ...6 7 8 10 11 12 ...20 De esta manera, los estudios que siguen son investigaciones acerca de los modos en que las personas han sido inventadas o “confeccionadas”, como lo ha llamado Ian Hacking, en la multitud de puntos de intersección entre las prácticas de gobierno de los otros y las técnicas de gobierno de uno mismo ( cf . Hacking, 1986). Estos estudios avanzan la tesis de que el crecimiento de las tecnologías intelectuales y las prácticas de lo psi está intrínsecamente ligado a las transformaciones en las prácticas de la “conducción de la conducta” que han sido reunidas en las democracias liberales contemporáneas. Por supuesto que la historia de las ciencias psi no puede ser reducida a sus capacidades para volver al ser humano gobernable; el complejo y heterogéneo proceso de formación y reforma de las disciplinas y sistemas de pensamiento no tiene necesariamente aspiraciones reguladoras, ya sea como meta consciente o como determinante encubierto. Sin embargo, sugiero que esta historia no es inteligible sin tomar en consideración las relaciones complejas entre los problemas de gobernabilidad y la invención, estabilización e institucionalización de los saberes psi. En este proceso, nuevas configuraciones han sido dadas, no sólo a la naturaleza de la autoridad y a las relaciones que dichas autoridades tienen con sus sujetos, sino también a nuestras relaciones con nosotros mismos. En particular, sugiero que las novedosas formas de gobierno que han sido inventadas en tantas naciones “posasistencialistas” hacia fines del siglo XX, han llegado a depender, tal vez como nunca antes, de la instrumentalización de las capacidades y propiedades de los “sujetos de gobierno”, por lo que no pueden ser comprendidas sin abordar estas nuevas maneras de entender y actuar sobre nosotros mismos y sobre otros en tanto sí mismos “libres de elegir”.
Sostener que lo psi ha jugado un papel constitutivo en las prácticas de subjetivación que son vitales para la gobernabilidad de la democracia liberal no es, por supuesto, sugerir que los psicólogos, psiquiatras y las tecnologías psi no jugaron ningún papel en las estrategias autoritarias de gobierno. Las instituciones reformatorias del siglo XIX, que brindaron condiciones claves para el nacimiento de lo psi, fueron elementos vitales en las estrategias gubernamentales que vieron en la inculcación obligatoria de la disciplina en cada ciudadano una condición subjetiva necesaria para el establecimiento de la libertad (Foucault, 1977; Rose, 1993). A fines del siglo XIX y comienzos del XX, en Gran Bretaña y Estados Unidos, la expertise psi estuvo intrínsecamente ligada a las estrategias eugenésicas en las cuales la libertad de la mayoría debía ser salvaguardada a través de la constricción coercitiva de las capacidades reproductivas, la libertad de movimiento e, incluso, la vida de todos aquellos que pudieran amenazar el bienestar de la raza (he discutido la eugenesia en extenso en Rose, 1985). De manera más clara, en la Alemania nazi y la Unión Soviética, así como en los Estados comunistas de Europa del Este, la expertise psicológica y psiquiátrica fue ciertamente exhortada a tomar parte en la regulación de los individuos y las poblaciones.
Un grupo de excelentes estudios acerca de la historia de la psicología en la Alemania nazi han iluminado estas relaciones (Ash, 1995; Cocks, 1985; Geuter, 1992). Por ejemplo, las teorías psicológicas claves de la personalidad fueron revisadas para ajustarse a la teoría racial. La psicología militar alemana floreció hasta 1941, desplegando principalmente una forma de “caracterología” para evaluar la inteligencia, el carácter, la fuerza de voluntad y la capacidad de mando de potenciales oficiales. Por razones que aún no están claras, esta psicología militar fue desmantelada en 1942. Los poderes de lo psi en la escuela, el tribunal, la fábrica y otros dominios institucionales afines, habían sido, en efecto, debilitados antes de la emergencia del nazismo. La difusión de las tecnologías de cuantificación y de medida de las capacidades humanas, tan significativas en Gran Bretaña y Estados Unidos, fue limitada por el éxito de aquellos que sostenían métodos que abordaban los sentimientos, la voluntad y la experiencia: métodos como el análisis de la escritura manuscrita, que no trataba al individuo como algo meramente mensurable y aprehensible en números, sino que más bien diagnosticaba sus poderes internos y los principios estructurales del alma humana. Después de 1941 la burocracia de la guerra y la exterminación masiva prosiguieron sin demasiada utilización de las afirmaciones de verdad de las psicociencias o de aquellos que las profesaban (Geuter, 1992). La psiquiatría del período nazi estuvo inserta en la lucha contra los enemigos biológicos de la raza: un proyecto en el cual todos aquellos que eran considerados con enfermedades mentales severas, incurables o congénitas, fueron singularizados, excluidos, esterilizados y finalmente exterminados. De manera bastante sorprendente, durante el nazismo a la psicoterapia le fue asignada un papel en el alivio del malestar de los miembros de la Volksgemeinschaft alemana, pero no fue una tecnología ampliamente desplegada para la regulación de la conducta o la subjetividad (Cocks, 1985). De este modo, las relaciones entre el gobierno nazi y lo psi fueron complejas y ambivalentes. Geuter concluye que, mientras muchos psicólogos intentaron insertar su disciplina en los servicios de los órganos de dominación nazi, la psicología contribuyó poco a la estabilización de dicha dominación: su rol en la selección de oficiales para la Wehrmacht no fue necesaria ni particularmente significativa, no estuvo sistemáticamente involucrada en el desarrollo de propaganda oficial y no hay información acerca de la utilización de psicólogos por parte de los nazis y las SS en la persecución, tortura o asesinato (Geuter, 1992). Aunque la participación institucional de lo psi durante el período nazi otorgó ciertas condiciones claves para su posterior profesionalización, el dominio nazi no pareció requerir de una expertise neutral, racional y técnica de la subjetividad.
Las disciplinas psi también jugaron un rol en los Estados comunistas. El rol de la psiquiatría en el confinamiento de los disidentes políticos en la Unión Soviética desde fines de la década de 1930 en adelante es bien conocido (Bloch & Redaway, 1977; United States Congress, 1973). Este fue, no obstante, sólo un elemento al interior de un set de estrategias puestas en funcionamiento después de la Revolución Bolchevique, que buscó desplegar la psiquiatría por todo el territorio social intentando prevenir enfermedades mentales y utilizar tácticas reeducativas con el fin de devolver a los ciudadanos inadaptados a la normalidad social y la productividad industrial. Otros estudios sobre la psicología soviética han sugerido que, en ciertos momentos históricos, las disciplinas psi fueron significativas en la regulación de la conducta de un nuevo ciudadano soviético, ya fuere como niños en edad escolar, como trabajadores o como un miembro perturbado de la sociedad (Wortis, 1950; Bauer, 1952; Rollins, 1972; Kozulin, 1984; Joravsky, 1989; para la historia interna de la psicología soviética, véase Cole & Maltzman, 1969). Al nuevo ciudadano comunista se le asignó una subjetividad particular, y esta subjetividad estaba conectada de manera clave al desarrollo y despliegue de lo psi. Por ejemplo, la psicotecnia fue utilizada en la industria en las décadas de 1920 y 1930, y el Congreso Internacional de Psicotecnia de 1931 fue realizado en la
Unión Soviética, aunque enfatizando la distinción entre una psicotecnia burguesa, basada en la premisa de la inmutabilidad de las habilidades y diseñada para perpetuar el orden de las clases y la opresión de las minorías, y una psicotecnia soviética, que situaba el énfasis en las técnicas de entrenamiento que pudieran moldear y remodelar al trabajador para que llegara a cumplir con las exigencias de un trabajador especializado en la expansión de la economía (Bauer, 1952). Más aún, la expertise psicológica fue ampliamente utilizada al servicio de la pedagogía progresista para modelar las prácticas educativas y para la evaluación de los pupilos. En el mismo período, el estudio de las actitudes floreció brevemente y los tests psicológicos fueron ocupados para la selección de oficiales en el Ejército Rojo.
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