Por todo esto la quinta y última parte, titulada “El fuera de campo. Experiencias más acá y más allá de los textos”, hace lugar a su obra no escrita. Conscientes de la inevitable selección que supone delimitar una obra, ¿cómo no incluir, al lado de sus libros y papers, sus esfuerzos para generar condiciones de investigación, tejer vínculos y redes, abrir caminos y orientar recorridos? A propósito de la obra de Nietzsche, por ejemplo, Foucault se preguntaba –solo un poco en broma– sobre “los innumerables cuadernillos en los que se cruzan las anotaciones del lavado de ropa con los proyectos de aforismos”, sobre los esbozos abandonados, las cartas, las notas y las conversaciones. Por su parte, fue la compilación realizada por dos estudiantes de notas y apuntes de un curso dictado por Ferdinand de Saussure lo que permitió la edición de un libro que marcaría las ciencias sociales y humanas del siglo XX, como el Curso de Lingüística General. En el caso de Shevy, innumerables enseñanzas decantan de compartir con ella proyectos y emprendimientos, espacios de clase, discusiones grupales, devoluciones de avances e incluso encuentros fugaces, inspiraciones en medio de una búsqueda a tientas de esas que ella siempre ha estado dispuesta a emprender al hacer frente con otrxs a inquietudes y reflexiones.
En esta quinta sección, entonces, lxs autorxs rememoran e inscriben acciones, palabras habladas y cuerpos en el despliegue de investigaciones. Al hacerlo registran otros aspectos de su estilo de trabajo. Como otrxs autorxs en las otras partes del libro, rememoran caminatas y comidas informales compartidas, espacios donde las analogías pueden ser más osadas, las explicaciones menos acicaladas, los pensamientos abiertamente apasionados y las incertezas bienvenidas. Estas “producciones” no están en el papel. No forman parte de los objetos ni de los resultados de sus investigaciones pero son una clave fundamental de su saber hacer. Fueron y son lecciones que se entrelazan con las palabras habladas y los cuerpos en acción de colegas, estudiantes y tesistas y acaban moldeando prácticas en común.
En su obra no escrita puede apreciarse también hasta qué punto la trayectoria de Shevy es emblemática y paradigmática en relación con el proceso de institucionalización de las ciencias sociales en el país. Su orientación creciente hacia la investigación, el abandono o el distanciamiento de las figuras articuladoras de la cátedra y del intelectual (generalmente hombre), la ampliación y la diversificación de los estilos y modalidades de producción académica. También las interrupciones, los saltos, las incertidumbres. Se trata de la suma acumulativa de vaivenes que dan forma a una relación inescindible entre trabajo intelectual y compromiso político.
Estas páginas iniciales son una invitación a la lectura de los textos que conforman este volumen colectivo. Tienen la pretensión de ser indicaciones preliminares para mostrar la forma que finalmente adquirió la arquitectura de este proyecto. También pretenden hacer presente el material del que está hecho, pues en él está la gratitud. A Shevy, por supuesto, por los modos en que intervino e interviene en nuestras vidas. A las autoras y autores del libro, quienes generosamente contribuyeron con tiempo y esfuerzo a las conversaciones e intercambios que derivaron en sus textos, que han hecho de este libro una realidad más vasta y potente de lo que jamás imaginamos. En particular, queremos agradecer a Catalina Smulovitz por permitirnos publicar como puerta de entrada a esta compilación una versión editada de la maravillosa entrevista que le realizó a Shevy en 2018. También a Gerardo Munck y Martín Tanaka, originales destinatarios del material de la entrevista, quienes autorizaron su publicación. Al Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) por su apoyo para la concreción de este proyecto. El CONICET ha sido y es una de las instituciones que funciona como punto de cruce entre nuestras biografías y la Shevy. El Consejo es un organismo muy vital –central– en el impulso a la producción científica en nuestro país. Resulta muy gratificante también mirarlo como un ámbito de encuentro y reconocimiento. Finalmente, un agradecimiento especial a Miño y Dávila por confiar en el proyecto y darle espacio a otro modo –bastante heterodoxo– de hacer público el trabajo de las ciencias sociales.
A lo largo del recorrido que llevó a la concreción de este libro fuimos imaginando muchos modos de lectura y muchos públicos diferentes. Quienes llegan por Jelin y por su obra, por supuesto, pero también quienes pueden tener interés en conocer de cerca, de modo menos formal, el trabajo de las ciencias sociales. Confiamos en que aquí encontrarán una parte de su historia presente, una parte de sus aportes a temas y problemas nodales que configuran nuestra realidad en común.
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Derechos humanos, memoria y género
Entrevista a Elizabeth Jelin por Catalina Smulovitz1
Introducción
Elizabeth Jelin nació en 1941 en Buenos Aires, Argentina. Recibió su título de licenciada en sociología de la Universidad de Buenos Aires (UBA), en 1962. Se doctoró en sociología, por la Universidad de Texas, Austin, en 1968. Fue Investigadora Titular del CEDES (Centro de Estudios de Estado y Sociedad) entre 1975 y 1993, y Directora del mismo entre 1978 y 1980. Es Investigadora Superior del CONICET (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas) de la Argentina y docente del Programa de Posgrado en Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de General Sarmiento (UNGS) y del Instituto de Desarrollo Económico y Social (IDES) desde 2003. Ha sido profesora e investigadora visitante en numerosas universidades (Princeton, Chicago, Oxford, Ámsterdam, Florida y Texas, entre otras).
Jelin trabaja sobre derechos humanos, las memorias de la represión política, la ciudadanía, el género, la familia, y los movimientos sociales. Las obras más conocidas de Jelin son: El hombre en una sociedad en desarrollo: movilidad geográfica y social en Monterrey (con Jorge Balán y Harley L. Browning, 1976); Los nuevos movimientos sociales, 2 tomos (1985, editora); Podría ser yo. Los sectores populares en imagen y palabra (con Pablo Vila y fotografías de Alicia D’Amico, 1987, reeditado con un volumen adicional en 2018); Ciudadanía e identidad: las mujeres en los movimientos sociales latinoamericanos (1987, editora); Construir la democracia: derechos humanos, ciudadanía y sociedad en América Latina (1996, co-editora); Pan y afectos: la transformación de las familias (1998, nueva edición en 2010); Los trabajos de la memoria (2002, reeditado en 2012 y en 2019); Fotografía e identidad: captura por la cámara, devolución por la memoria (con Ludmila Da Silva Catela y Mariana Giordano, 2010); Por los derechos: mujeres y hombres en la acción colectiva (con Sergio Caggiano y Laura Mombello, 2011); La lucha por el pasado. Cómo construimos la memoria social (2017); y Global entangled inequalities: Conceptual debates and evidence from Latin America (2018, co-editora). Varios de estos libros fueron publicados también en inglés.
Entre los premios que recibió Jelin se destacan el premio Konex en sociología (2006), el Premio Bernardo Houssay a la Trayectoria en investigación en ciencias sociales, otorgado por el gobierno argentino (2013), y el Doctorado Honoris Causa otorgado por la Université Paris-Ouest, Nanterre La Défense (2014).
Familia y juventud
— Empecemos por tu familia. ¿Quiénes eran tus padres?
— Mis padres eran judíos de un shtetl polaco, venidos a la Argentina. Eran de origen bastante pobre. Mi papá llegó en 1930. Es una historia que puede ser para una novela o una película. Mi papá tenía dieciocho años. Sus tres hermanas mayores habían migrado de Polonia a Estados Unidos antes de la Primera Guerra Mundial. Él era el menor de once hermanos. Después de la Primera Guerra Mundial, cuando Estados Unidos cerró la inmigración judía y puso cuotas, ya la camada siguiente de hermanos, en la década del veinte, empezó a venir a la Argentina. Mi papá fue el último, cinco vinieron antes que él: dos varones y tres mujeres. Él llegó a los dieciocho años, solo. La familia estaba instalada en Posadas, Misiones, de modo que mi papá entró por Brasil, por el puerto de Santos, pasó a Uruguay por Paso de los Libres, y entró a Posadas. En ese trayecto, por los vínculos de uno de mis tíos, que era comunista, lo recibían y guiaban familias comunistas judías del interior de Brasil.
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