Mark Victor Hansen - Caldo de pollo para el alma - Un libro de milagros

Здесь есть возможность читать онлайн «Mark Victor Hansen - Caldo de pollo para el alma - Un libro de milagros» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Caldo de pollo para el alma: Un libro de milagros: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Caldo de pollo para el alma: Un libro de milagros»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

101 milagros para fortalecer tu fe, darte esperanza e iluminar tu día.está presente en nuestra vida cotidiana, haciendo milagros en nuestro beneficio. Historias reales de curación, fe, intervención divina y favores concedidos que te impactarán. Narraciones sobre el poder curativo de la oración, encuentros extraordinarios con seres queridos ya fallecidos, ángeles, señales divinas y prodigios que solemos pasar por alto. Entre los 101 inspiradores milagros contenidos en estas páginas, se encuentran las historias de:• Warren Holland, quien no dejó de rezar mientras el avión en el que viajaba, el cual se encontraba en problemas, logró descender sobre el río Hudson.• Kimberly McLagan, quien se puso en manos de Dios tras padecer siete años de esterilidad y después logró concebir a cuatro hijos.• Kathleen Kardon, cuyos hijos fueron milagrosamente rescatados de su auto accidentado por un misterioso hombre que desapareció de inmediato.• Heidi Krumenauer, cuyo inoperable cáncer terminal desapareció de manera inesperada cuando su madre rezó y recitó el salmo 23 una y otra vez.

Caldo de pollo para el alma: Un libro de milagros — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Caldo de pollo para el alma: Un libro de milagros», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Una noche, un tal Chuck dio testimonio sobre lo que Dios había hecho en su vida. Pidió que rezáramos por él porque estaba a punto de viajar a una misión en el extranjero. A él mismo le parecía increíble que su vida hubiera cambiado tanto. Había pasado de usar a ser usado. Todos oramos por él, y elogiamos el hecho de que se pusiera a disposición del plan de Dios.

Al terminar esa sesión, mi asesora le pidió a Chuck que orara por ella. Le dolía el cuerpo, y sabía que él tenía el don de la curación. Yo me senté y esperé pacientemente, sin saber qué pensar.

Él sacó un frasquito y vació en sus manos parte de su contenido dorado. Luego posó una mano en la cabeza de ella y levantó la otra al cielo. Cerró los ojos y habló con Dios con entera confianza.

Mi asesora se balanceaba mientras algunas lágrimas rodaban por sus mejillas. Yo no sabía qué pasaba, pero me parecía completamente real. Segundos después, ella cayó al suelo. Permaneció ahí un minuto. Y luego de un minuto más, otra persona y yo la ayudamos a levantarse.

Ella sonrió y dijo:

—Sé que ya estoy curada.

Yo quería eso mismo. Quería ser curada. Así que me acerqué a Chuck.

—¿Orarías por mí?

Él contestó sin vacilar:

—¡Claro!

Tomó su frasco y me preguntó:

—¿Cuál es tu problema de salud?

—Tengo un soplo en el corazón.

—Está bien. Oremos.

De nuevo alzó una mano al cielo, y puso la otra en mi corazón. Yo no sabía qué iba a pasar, pero mantenía una actitud abierta. Al principio estaba muy tensa. Luego sentí que mi cuerpo empezaba a mecerse en pequeños círculos, aunque mis piernas se resistían a moverse. Oí que mi asesora me decía:

—¡Suéltate, Keisha! ¡Confía en Dios! ¡Suéltate!

Antes de darme cuenta, mis piernas cedieron y caí. No veía nada, más que un rayo de luz que casi me cegó. Me senté, pero después permanecí inmóvil. Lo percibía todo. Sentía a Dios a mi alrededor. Tuve paz, y me sentí renovada. De repente me paré y miré a mi asesora.

—¿Qué me pasó?

—Experimentaste una muerte espiritual. Voy a decirte lo que alguien me dijo una vez: busca en las Escrituras, estúdialas y pide entenderlas. Disfruta y acepta asimismo la poderosa capacidad curativa de Dios.

Esa noche nadie me habría podido separar de mi Biblia. Recé y lloré, lloré y recé. Al día siguiente llamé al consultorio para confirmar mi cita. Ansiaba saber si habían detectado el latido irregular. En el fondo de mi corazón sabía que ya no estaba ahí; sólo quería la prueba en papel. Antes de la cita, incluso, les dije a todos que había sido curada de un soplo en el corazón, y que la experiencia había sido increíble.

A fines de esa semana estaba en el consultorio, esperando los resultados. El doctor entró a la oficina con mi expediente en la mano y una sonrisa en el rostro. Me dijo lo que yo ya sabía:

—Bueno, Keisha, no aparece un solo soplo en el electrocardiograma. Sucedió en cuestión de semanas. Es increíble. —Dios es así —repuse sonriendo—. Increíble.

~Keisha Bass

Caldo de pollo para el alma Un libro de milagros - изображение 19Niña milagro en préstamo

La enfermera pediátrica corrió por el pasillo gritando en holandés:

—¡Niña en estado crítico! ¡Niña en estado crítico! ¡Urge el pediatra!

Sentí tristeza por la pobre madre de esa chiquilla. En cuestión de minutos, varias enfermeras y el pediatra entraron de prisa a la sala de reconocimiento médico donde se encontraba mi niña. Sólo entonces me di cuenta de que Olivia, mi hija, de cinco años de edad, era la niña en estado crítico, y yo aquella pobre madre.

Tú eres el Dios que

hace maravillas; tú

hiciste notoria en los

pueblos tu fortaleza.

~SALMOS 77, 14

A la luz de la gravedad de Olivia, el especialista optó por una dolorosa punción lumbar. Yo intenté contener el pánico y comencé el primero de innumerables rezos desesperados por la vida de mi pequeña.

Frank, mi esposo, llegó en medio de todo ese caos. Su presencia hizo que la situación pareciera mucho más real. Nos abrazamos, y cada uno ocultó su miedo en los brazos del otro. Nuestra hija se retorcía de dolor, y lo único que podíamos hacer mientras le ponían los antibióticos intravenosos era esperar y orar. No le administrarían analgésicos hasta que el diagnóstico fuera definitivo.

Cuando el doctor regresó a la sala, evitó todo contacto visual con nosotros. Parecía no vernos y asomarse por la ventana mientras nos daba la noticia. Aunque yo entendía un poco de holandés, Frank me lo repitió todo en inglés:

—Olivia tiene meningitis bacterial. Su enfermedad se llama HIB, y comenzarán a darle esteroides, analgésicos y un antibiótico específico para atacar la bacteria de inmediato. Ella podría terminar necesitando oxígeno, y sus riñones podrían dejar de funcionar. Puede acabar ciega o sorda.

Apenas si pudo pronunciar estas últimas palabras.

“¡Esto no está ocurriendo, Señor! ¡Sácame de esta pesadilla!”, fue lo único que pude pensar. Quería dar marcha atrás al reloj. ¿Qué podría haber hecho de otra manera para evitar este resultado? Podrías, habrías, deberías… ¿Cómo había sido posible que Olivia se enfermara tanto? ¿Por qué esto tenía que suceder apenas seis semanas después de habernos mudado a un nuevo país? ¿Por qué no pasó en Estados Unidos, donde yo hablaba el idioma y entendía el sistema de salud? Aquí no teníamos amigos, ni iglesia, ni redes de ninguna clase.

El pánico me atravesó como un cuchillo. Frank me envolvió en un fuerte abrazo. Nuestro temor e incredulidad nos unían. Lo miré y me pregunté si sería lo bastante fuerte para sobrevivir al deceso de Olivia… o a su recuperación.

Frank se marchó a hacer las temidas llamadas internacionales mientras yo permanecía junto a la cama de Olivia. Me sentí muy sola.

Bombardearon el diminuto cuerpo de mi hija con más antibióticos, esteroides y analgésicos. Hacían cuanto podían, pero el pronóstico era sombrío. Su estado era demasiado crítico para transferirla a un hospital especializado en niños; no sobreviviría al traslado.

Olivia se quejaba de dolor y parecía seminconsciente. Oscuras medias lunas ensombrecían sus ojos, y sus labios resecos permanecían parcialmente abiertos. Retiré de su frente mechones ralos de cabello rubio. Ella me miró con ojos vidriosos como de cachorro, pidiéndome hacer algo.

—Te quiero mucho, Livvy. Voy a estar contigo. No me separaré de ti.

Eso era lo más que podía ofrecerle.

A media noche, mientras veía sufrir a Olivia sin poder hacer nada, le pedí a Dios que se la llevara pronto o la curara. Justo en ese momento, experimenté una revelación que cambió mi vida: Olivia no era mía, sino del Señor. Era hija suya, y él tenía completa soberanía sobre su vida. Nosotros simplemente la habíamos recibido en préstamo. Supe al instante que Dios me concedería el favor que le había pedido: Olivia viviría. A partir de entonces, en efecto, mostró una mejoría gradual.

Las oraciones de nuestros amigos y familiares al otro lado del océano nos hicieron sentirnos apoyados. Experimentamos una fuerza y una paz que no habíamos tenido hasta ese momento.

Luego de un mes en el hospital, Olivia volvió a casa, sin poder caminar, con sordera parcial en un oído y pesando apenas dieciocho kilos. Varias veces al día la aquejaban severos dolores de cabeza que desencadenaban ataques de gritos y llanto. El progreso era lento, pero ella estaba viva. Con eso nos bastaba.

En agosto, cuatro meses después de su salida del hospital, viajamos al sur de Francia en busca de una muy necesitada luz solar. También decidimos visitar Lourdes, donde en 1858 la Virgen María se apareció dieciocho veces a Bernadette Soubirous, campesina de catorce años de edad. Olivia sabía de las miles de curaciones milagrosas ocurridas desde entonces ahí, e insistió en meterse a los baños curativos. Le explicamos que seguramente habría que esperar mucho tiempo, ya que a ese lugar acudían numerosos enfermos en camillas y sillas de ruedas. Pero ella no se inmutó; esperaba una curación completa.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Caldo de pollo para el alma: Un libro de milagros»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Caldo de pollo para el alma: Un libro de milagros» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Caldo de pollo para el alma: Un libro de milagros»

Обсуждение, отзывы о книге «Caldo de pollo para el alma: Un libro de milagros» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x