Javier Fariñas Martín - Nelson Mandela

Здесь есть возможность читать онлайн «Javier Fariñas Martín - Nelson Mandela» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Nelson Mandela: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Nelson Mandela»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Amplio recorrido biográfico de Nelson Mandela, uno de los hombres más importantes de nuestro tiempo. Este libro es un reconocimiento a un pueblo que luchó. Sin una Sudáfrica rebelde, orgullosa y que se rebeló en masa contra la injusticia, Mandela no habría sido imprescindible. Desde su niñez hasta sus años de presidencia, Madiba, como se le denomina cariñosamente en su país, estuvo acompañado por personas que le hicieron evolucionar hasta ser quien fue. La obra tiene como anexos el Manifiesto del Congreso del Pueblo carta de la Libertad y la Autodefensa de Nelson Mandela ante la Corte Suprema en el juicio de Rivonia, en el que fue condenado a cadena perpetua. El libro tiene, además, un índice onomástico.

Nelson Mandela — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Nelson Mandela», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Más tarde vendrían la Ley sobre servicios públicos separados y la Ley sobre salvoconductos. Esta última establecía una serie de documentos que todo ciudadano negro debía poseer. El primero de ellos era un permiso de residencia que cualquier persona debía tener antes de instalarse a vivir en cualquier rincón del país. Pero también debían poseer un permiso para circular de día, que le otorgaba su empleador; y otro para poder transitar de noche. En este caso era la policía la que permitía, a través de este documento, que cualquier negro se desplazara fuera del toque de queda. El listado de permisos se sucedía casi hasta la extenuación, casi hasta el ridículo. «Un negro debe incluso obtener permiso de su empleador si quiere ejecutar danzas folklóricas o rituales. Y así, las danzas escenográficas que ejecutan cada domingo, vestidos con su atuendo tradicional, los zulúes que trabajan en las minas de oro de Johannesburgo son autorizadas por los encargados de las minas. Estos últimos, calculadamente, explotan así la pasión instintiva del negro por las danzas tribales colectivas» 5.

Esta Ley de salvoconductos, además de la desazón que provocaba en la población no blanca de Sudáfrica, plagó de miedo y detenciones el país más al sur del continente. Sin datos para cotejar, miles de sudafricanos pasaron noches y noches de calabozo durante el período del apartheid simplemente por no portar un documento firmado y sellado por el baas , el amo, el patrón.

«El apartheid –dice Alex Perry en La gran grieta – se construyó sobre una insistencia en ver a los negros no como individuos, como seres humanos con derechos y libertades, sino colectivamente, como una raza inferior. La pobreza de lugares como el Transkei se tomaba como ejemplo de la inadecuación de la raza negra. Los negros eran atrasados, una raza incapaz de salir adelante por sí sola. Y si blancos y negros quedaban separados por la capacidad mental y la cultura, tenía sentido dividirlos también geográficamente. Los negros, como grupo, eran el problema. De modo que se movía a los negros, como grupo, a cualquier otro lugar» 6. Todo tenía su porqué. Negros, indios y mestizos no eran considerados como iguales, y por tanto no podían estar en los mismos espacios ni bajo las mismas condiciones que la hegemónica comunidad blanca. Era la lógica del apartheid. Sencilla pero cruel.

Ante este arreón legislativo inicial, el CNA, especialmente a través de la Liga Juvenil, se planteó una campaña de movilizaciones que incluía la resistencia pasiva, la huelga, el boicot, la desobediencia civil y la no cooperación con la Administración. La comunidad india les había hecho perder el miedo a la represión. Y desde el CNA entendieron que era el momento de cambiar de estrategia. De un riguroso seguimiento de la ley a la transgresión de la misma en aras de un bien mayor, la justicia. O en detrimento de un mal infinitamente superior. Ese programa de acción fue aprobado, en medio de grandes resistencias, por el CNA en su conferencia anual de 1949, celebrada en Bloemfontein. Alfred Xuma, su presidente, entendía que un enfrentamiento radical con el Gobierno podría servir como excusa para que su formación política fuera borrada del mapa. Pero Xuma perdió la batalla y fue sucedido en la presidencia por J. S. Moroka. El nuevo secretario general fue Sisulu. Oliver Tambo entró en el comité ejecutivo nacional, al que también se incorporó Nelson Mandela. «Había pasado de ser un moscardón que rondaba en torno a la organización a ocupar uno de los puestos de poder contra los que me había estado rebelando. Me producía un sentimiento embriagador, no carente de emociones encontradas. En alguna medida, es más sencillo ser un disidente, ya que uno no tiene responsabilidades. Como miembro de la ejecutiva, debía sopesar argumentos, tomar decisiones y estar dispuesto a ser criticado por los rebeldes, cosa que yo mismo había sido» 7.

Bloemfontein significó el final de la oposición pacífica y de guante blanco que había caracterizado al CNA. Fue la victoria de la corriente en la que navegaba Mandela, un triunfo del que no pudo ser testigo directo, ya que acababa de estrenar empleo en otro bufete de abogados y no le dieron permiso para asistir a la conferencia. Con una economía poco boyante como la suya, la idea de retar a sus nuevos jefes con una ausencia de un par de días para aquel encuentro no hubiera sido lo más oportuno, por lo que se quedó en la oficina en contra de su voluntad.

En marzo de 1950, se celebró en Johannesburgo la Convención para la defensa de la libertad de expresión, organizada por el CNA en colaboración con el Partido Comunista y el Congreso Indio. A pesar del éxito de la convocatoria, Mandela no era partidario de mezclar colectivos con intereses tan diferentes. Sin embargo, uno de los frutos de la cita fue la convocatoria del conocido como Día de la Libertad, para el 1 de mayo de ese año. El objetivo era protestar contra la Ley de los salvoconductos, que limitaba el movimiento de los ciudadanos no blancos por el país, así como para la derogación de cualquier ley segregacionista. La huelga había nacido por iniciativa del Partido Comunista, por lo que el CNA no apoyó de manera oficial ese paro, que fue prohibido por el Gobierno, pero que provocó que dos tercios de los obreros se quedaran en casa. Sin embargo, por la noche, Walter Sisulu y él se unieron a una de las marchas ilegales que transcurría por Orlando West. Un grupo de negros en una manifestación ilegal era un objetivo fácil para la policía sudafricana, que comenzó a disparar contra ellos en cuanto tuvo la oportunidad. Sisulu y Mandela pudieron esconderse, pero aquello terminó con 18 muertos y otros muchos heridos de bala o por el impacto de las porras de los agentes. No hubo mayor provocación que participar, ya de noche, en una manifestación. Semanas después, el Partido Comunista era ilegalizado y ser miembro de la formación podía suponer hasta 10 años de prisión. Aunque la medida ponía el acento en el Partido Comunista, era un aviso para los navegantes de la insurrección. El texto advertía de forma implícita que casi cualquiera que protestara contra los postulados y las políticas del Partido Nacional podía ser acusado de comunismo. Se consideraba delito cualquier ideología que incitara a cualquier forma de manifestación que supusiera una alteración del orden público. No había opción. El que se moviera, literalmente no salía en la foto, salvo que la instantánea se tomara en su ingreso en comisaría. El riesgo era, pues, para todos. Por eso el CNA convocó un Día nacional de protesta el 26 de junio de 1950 por los 18 muertos de mayo y por la ilegalización de uno de los grandes partidos políticos de Sudáfrica.

Sisulu recorrió todo el país para informar e invitar a una huelga de marcado carácter político, mientras que Mandela se quedó al frente de la sede del CNA, que se apuntó una pequeña victoria dentro de la gran guerra contra el apartheid . Los comercios regentados por negros no abrieron y algunas manifestaciones, como la que secundaron cerca de 5.000 personas en el Transvaal, merecieron una atención mediática que pocas veces lograban los negros. Fue una llamada de atención al Gobierno de Daniel Malan. No estaban dispuestos a callar ante la vulneración sistemática de sus derechos. El Partido Comunista había desaparecido, pero ahí estaban ellos para mantener vivo el espíritu de la lucha. Ese pequeño triunfo hizo que dentro del partido de Mandela la jornada se rebautizara como Día de la Libertad. Era una pequeña muesca en el revólver.

La disolución del Partido Comunista y la muerte de 18 africanos negros había unido los intereses del CNA con los de la agrupación clandestina. Este hecho y el contacto con amigos comunistas, hizo replantearse a Mandela su inicial aversión a aquel partido, a sus ideales y a la posibilidad de compartir lucha en la Sudáfrica del momento. La dialéctica todavía no era el punto fuerte de Mandela, que casi siempre doblaba el brazo en sus confrontaciones ideológicas con aquellos hombres más avezados que él en el debate de las ideas. Ser consciente de ello le llevó a la lectura, casi compulsiva, de las grandes obras del socialismo y el comunismo. Por sus manos desfilaron Lenin, Stalin, Mao, Marx o Engels. Ahí, en la reflexión sobre aquellos textos, encontró algunos puntos de fuga de su inicial reprobación al comunismo. La sociedad sin clases que propugnaba el socialismo se parecía mucho a la sociedad tradicional africana. Además, la propensión que él percibía dentro del marxismo a la acción revolucionaria era una actitud que encajaba con el impulsivo Mandela de entonces. Y junto a eso, el apoyo que la Unión Soviética estaba prestando a las colonias africanas para su emancipación, se derrumbó su muro de Berlín particular. No tuvo problema en asumir el cambio de posición. A partir de ahora sería uno más en dar la bienvenida a la presencia de seguidores del comunismo en las filas del CNA.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Nelson Mandela»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Nelson Mandela» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


J. Nelson - Free Agent
J. Nelson
Jerry Nelson - Wife on film
Jerry Nelson
Nelson Demille - Wild fire
Nelson Demille
Javier Díaz-Albertini-Figueras - El feudo, la comarca y la feria
Javier Díaz-Albertini-Figueras
Marta Ferreira Martínez - Gazes
Marta Ferreira Martínez
Javier Sánchez Martínez - Fotografiar Madrid
Javier Sánchez Martínez
Nelson Arteaga Botello - Sociologías de la violencia
Nelson Arteaga Botello
José Javier Ávila Martínez - Cincuenta maneras de mejorar a tu familia
José Javier Ávila Martínez
Отзывы о книге «Nelson Mandela»

Обсуждение, отзывы о книге «Nelson Mandela» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x