Lisa Smith - Despertar

Здесь есть возможность читать онлайн «Lisa Smith - Despertar» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Фэнтези, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Despertar: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Despertar»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Stefan Salvatore, el nuevo alumno de Fell’s Church, arrastra con él un misterioso pasado y también a alguien que sólo desea venganza, su hermano Damon: su odio excede las barreras del tiempo… Ahora tratan de reproducir un mortífero triángulo amoroso que tiene en su centro a Elena, la chica más popular del instituto.

Despertar — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Despertar», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– Sí, y nuestro héroe se está dando un buen baño -dijo Meredith, enarcando una ceja en dirección a Elena-. ¿Quieres echar una miradita?

– Ojalá -respondió ella, sólo medio en broma.

De algún modo, indefiniblemente, la atmósfera de la habitación se había ensombrecido. Justo en ese momento sí deseaba ver a Stefan y estar con él.

– ¿Habéis sabido algo más de Vickie Bennett? -preguntó de repente.

– Bueno -respondió Bonnie tras un instante-, oí que sus padres la iban a llevar a un psiquiatra.

– ¿Un loquero? ¿Por qué?

– Bueno…, imagino que piensan que esas cosas que contó eran alucinaciones de algún tipo. Y oí que sus pesadillas eran terribles.

– Ah -dijo Elena.

Los sonidos procedentes del vestuario masculino empezaban a apagarse, y oyeron cerrarse de golpe una puerta interior. «Alucinaciones -pensó-. Alucinaciones y pesadillas.» Por algún motivo, recordó de improviso aquella noche en el cementerio, aquella noche en la que Bonnie las había hecho correr huyendo de algo que ninguna de ellas podía ver.

– Será mejor que volvamos a la tarea -dijo Meredith.

Elena abandonó sus meditaciones con un estremecimiento y asintió.

– Po… podríamos tener un cementerio -sugirió Bonnie con cierta vacilación, como si hubiese estado leyendo los pensamientos de Elena-. En la Casa Encantada, quiero decir.

– No -dijo Elena con severidad-. No, nos ceñiremos a lo que tenemos -añadió en voz más calmada, y volvió a inclinarse sobre su cuaderno.

Una vez más sólo se escuchó el sonido del suave rascar de bolígrafos y el susurrar del papel.

– Bien -dijo Elena por fin-. Ahora sólo tenemos que medir para las diferentes divisiones. Alguien tendrá que meterse detrás de las graderías… ¿Qué pasa ahora?

Las luces del gimnasio habían parpadeado y descendido a media potencia.

– Vaya, no -profirió Meredith, exasperada.

Las luces volvieron a parpadear, se apagaron y volvieron a encenderse muy tenuemente.

– No puedo leer ni una palabra -dijo Elena, contemplando con fijeza lo que en aquel momento parecía un pedazo de papel blanco sin nada más.

Alzó los ojos hacia Bonnie y Meredith y vio dos rostros blancos borrosos.

– Algo le debe de suceder al generador de emergencia -dijo Meredith-. Iré a buscar al señor Shelby.

– ¿No podemos acabar mañana? -inquirió Bonnie lastimeramente.

– Mañana es sábado -dijo Elena-. Y se suponía que debíamos tener esto hecho la semana pasada.

– Iré en busca de Shelby -volvió a decir Meredith-. Vamos, Bonnie, tú vienes conmigo.

– Podríamos ir todas… -empezó a decir Elena, pero Meredith la interrumpió.

– Si vamos todas y no le encontramos, entonces no podremos volver a entrar. Vamos, Bonnie, es sólo dentro del instituto.

– Pero está oscuro ahí.

– Está oscuro en todas partes, es de noche. Vamos ya, yendo dos no pasará nada. -Arrastró a una reacia Bonnie hasta la puerta-. Elena, no dejes entrar a nadie más.

– Como si tuvieras que decírmelo -respondió ella, abriéndoles la puerta y luego contemplando cómo daban unos pocos pasos pasillo adelante.

En cuanto empezaron a fundirse con la penumbra, volvió a retroceder al interior y cerró la puerta.

Bueno, aquello era un bonito lío, como acostumbraba a decir su madre. Elena fue hacia la caja de cartón que Meredith había traído y empezó a volver a apilar carpetas y cuadernos en su interior. Con aquella luz sólo los veía como formas vagas. No se oía ningún sonido, aparte de su propia respiración y el ruido que ella hacía. Estaba sola en la enorme habitación oscura…

Alguien la observaba.

No sabía cómo lo averiguó, pero estaba segura. Alguien estaba detrás de ella en el gimnasio a oscuras, vigilándola. «Ojos en la oscuridad», había dicho el anciano. Vickie también lo había dicho. Y en aquellos momentos había ojos puestos en ella.

Giró rápidamente de cara a la sala, forzando sus propios ojos para penetrar las sombras, intentando no respirar siquiera. Le aterraba que si hacía ruido lo que había allí la cogería. Pero no vio nada, no oyó nada.

Las graderías eran formas oscuras y amenazadoras que se extendían hasta perderse en la nada. Y en el extremo opuesto de la sala no había más que una neblina gris informe. Neblina oscura, se dijo, y sintió cada músculo terriblemente tenso mientras escuchaba con desesperación. Ah, cielos, ¿qué era aquel apagado sonido susurrante? Sin duda era su imaginación… Por favor, que fuera su imaginación.

De improviso, su mente se despejó. Tenía que salir de aquel lugar ya. Existía un peligro real allí, no era sólo una fantasía. Había algo allí fuera, algo malvado, algo que la quería a ella. Elena no estaba sola.

Algo se movió en las sombras.

El chillido se heló en su garganta. También tenía los músculos paralizados, inmovilizados por el terror… y por alguna fuerza innombrable. Impotente, observó en la oscuridad que la figura salía de las sombras e iba hacia ella. Parecía casi como si la misma oscuridad acabara de cobrar vida y se aglutinara tomando forma…, forma humana, la forma de un joven.

– Lo siento si te asusté.

La voz era agradable, con un leve acento que no consiguió identificar. No sonaba en absoluto como si lo sintiera.

El alivio fue tan repentino y total que resultó doloroso. Se dejó caer y oyó cómo su aliento salía en forma de suspiro.

No era más que un chico, algún antiguo alumno o un ayudante del señor Shelby. Un chico corriente que sonreía levemente, como si le divirtiera verla casi desmayarse.

Bueno…, tal vez no tan corriente. Era extraordinariamente apuesto. El rostro aparecía pálido bajo el artificial crepúsculo, pero pudo ver que las facciones estaban nítidamente definidas y eran casi perfectas bajo una mata de cabello oscuro. Aquellos pómulos eran el sueño de un escultor. Y había resultado casi invisible porque iba vestido de negro: botas blandas negras, vaqueros negros, suéter negro y chaqueta de cuero.

Y seguía sonriendo levemente. El alivio de Elena se transformó en enojo.

– ¿Cómo has entrado? -exigió-. ¿Y qué haces aquí? Se supone que no debe haber nadie más en el gimnasio.

– He entrado por la puerta -respondió él.

La voz era queda, culta, pero ella podía oír aún el dejo divertido y lo encontró desconcertante.

– Todas las puertas están cerradas con llave -dijo categórica y acusadora.

Él enarcó una ceja y sonrió.

– ¿Lo están?

Elena sintió otro estremecimiento de miedo, y los cabellos del cogote se le erizaron.

– Se suponía que debían estarlo -respondió con el tono de voz más frío que consiguió adoptar.

– Estás enfadada -dijo él solemne-. He dicho que lamentaba haberte asustado.

– ¡No estoy asustada! -soltó ella.

De algún modo se sentía estúpida delante de él, igual que una criatura a la que le sigue la corriente alguien mucho mayor y mejor informado. Eso la enfureció más.

– Simplemente me he sobresaltado -prosiguió-. Lo que no es ninguna sorpresa, contigo acechando en la oscuridad de ese modo.

– Cosas interesantes suceden en la oscuridad… a veces.

Seguía riéndose de ella; lo veía en sus ojos. Se había acercado un paso más, y Elena vio que aquellos ojos eran inusuales, casi negros, pero con una luz curiosa en ellos. Como si se pudiera mirar más y más en su interior hasta que uno caía dentro de ellos y seguía cayendo eternamente.

Elena advirtió que la miraba fijamente. ¿Por qué no se encendían las luces? Quería salir de allí. Se apartó, colocando el extremo de una gradería entre ellos, y apiló las últimas carpetas en la caja. Mejor olvidar el resto del trabajo por aquella noche. Todo lo que quería en aquel momento era irse.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Despertar»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Despertar» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Lisa Smith - The Struggle
Lisa Smith
Lisa Smith - The Awakening
Lisa Smith
Lisa Smith - L'Attaque
Lisa Smith
Lisa Smith - Le reveil
Lisa Smith
Marina Marlasca Hernández - Siempre tú. El despertar
Marina Marlasca Hernández
Rosa Castilla Díaz-Maroto - El despertar de Volvoreta
Rosa Castilla Díaz-Maroto
Ignacio Tapia Torres - Introspecciones para despertar
Ignacio Tapia Torres
Ayelet Gundar-Goshen - Despertar leones
Ayelet Gundar-Goshen
Nico Serna - Despertar
Nico Serna
Angélica Santa Olaya - Feisbuqueo, luego existo
Angélica Santa Olaya
Отзывы о книге «Despertar»

Обсуждение, отзывы о книге «Despertar» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x