Louise Cooper - Avatar
Здесь есть возможность читать онлайн «Louise Cooper - Avatar» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Фэнтези, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.
- Название:Avatar
- Автор:
- Жанр:
- Год:неизвестен
- ISBN:нет данных
- Рейтинг книги:5 / 5. Голосов: 1
-
Избранное:Добавить в избранное
- Отзывы:
-
Ваша оценка:
- 100
- 1
- 2
- 3
- 4
- 5
Avatar: краткое содержание, описание и аннотация
Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Avatar»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.
Avatar — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком
Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Avatar», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.
Интервал:
Закладка:
Shalune contemplaba a Índigo expectante pero también con desconfianza. Rápidamente y en silencio la muchacha preguntó a la loba:
«¿Cuál es la palabra para preguntar "dónde"? /Tengo que averiguar adonde piensan llevamos!»
Grimya se la transmitió, e Índigo repitió la frase en voz alta. Shalune volvió a responder hablando con rapidez y con todo detalle, y Grimya tradujo:
«Habla, de agua y... de un lugar, un edificio, creo. Un lugar especial, como... ¿un templo?»
Índigo asintió. Era lo que sospechaba, y sostuvo la mirada de la sacerdotisa sin pestañear.
—¿Dónde? —volvió a preguntar, y esta vez indicó primero a su derecha y luego a su izquierda, las cejas ligeramente enarcadas en inequívoco gesto de interrogación.
Shalune hizo una nueva reverencia y se volvió para indicar el sendero que
discurría junto al kemb para ir a perderse en las profundidades de la isla.
—Por aquí —respondió, Índigo sabía lo suficiente para comprender sus palabras en esta ocasión—. Cinco días de viaje a pie.
Índigo miró más allá del dedo extendido de la mujer, y su rostro no traicionó nada del repentino aceleramiento de su pulso. Dirección nordeste. El aparentemente ambiguo mensaje de la piedra-imán quedaba explicado. Durante unos instantes, la muchacha permaneció muy quieta mientras una mezcla de emociones y reacciones se agitaba en su cerebro. Luego se dio cuenta de que, por encima de todo, se destacaba una clara intuición que barría todas las dudas, todas las advertencias, toda otra consideración.
«Debemos ir con ellas», dijo a Grimya en silencio. «No existe ninguna otra elección que tenga sentido. » Y, con un severo gesto de asentimiento hacia Shalune, descendió los peldaños de la terraza en dirección a la litera.
Sus anfitriones la llenaron de regalos antes de permitir que la procesión se pusiera en marcha, Índigo no quería aceptarlos; la familia podía ser considerada discretamente próspera según los criterios locales, pero desde luego no era rica y no podía permitirse el lujo de regalar toda la comida y utensilios y piezas de tela finamente tejidas que se amontonaban en la litera a sus pies. Nadie hizo caso de sus protestas, no obstante; todo lo que sus antiguos anfitriones deseaban —o, más bien, anhelaban, al parecer cambio de su generosidad era que posase ambas manos . Sobre las cabezas de cada uno de ellos, desde la anciana señora de la casa hasta el más pequeño niño de pecho.
Índigo se sintió como una curandera, pero no tuvo el valor de negarles el favor. Cuando la ceremonia de las bendiciones tocó a su fin y, entre ruidosas despedidas, las cuatro mujeres se alejaron llevando en hombros la litera, la joven se dejó caer sobre los almohadones tras las multicolores cortinas sintiéndose avergonzada y culpable. ¿Que habrían contado Shalune y su séquito a estas confiadas personas? ¿Que ella era un ser especial, imbuido del poder de traerles buena suerte? ¿Lo creía en realidad Shalune? Y, de ser así, ¿por qué? ¿Qué representaba ella para estas mujeres?
Suspiró y apartó a un lado una de las cortinas, que convertían el ya recalentado aire del interior de la litera en al o sofocante e insoportable. Grimya, que odiaba los lugares cerrados y había preferido trotar junto a la litera en lugar de ir en su interior con Índigo, levantó la cabeza al apartarse la tela. Había leído los pensamientos de su amiga y estableció de inmediato comunicación telepática con la mente de Índigo.
«Me parece que no podemos esperar respuestas a esas preguntas durante un tiempo. Debemos ser pacientes, y confiar en la piedra-imán. »
Índigo le sonrió con afecto y contestó:
«Tienes razón, cariño, como de costumbre. Lo único que temo es que estas
30
mujeres me hayan confundido con otra persona. Si eso es cieno, entonces las cosas puede que se nos tuerzan cuando descubran su error. »
Grimya consideró sus palabras durante unos instantes antes de responder.
«No creo que debamos inquietarnos por eso. No son personas perversas; lo percibo con toda claridad. Además... » Vaciló y luego volvió a levantar la cabeza hacia Índigo; sus ojos ambarinos brillaban con peculiar intensidad. «No sé más de lo que tú sabes sobre lo que piensan estas mujeres que eres. Pero la piedra-imán no miente, Índigo..., de modo que a lo mejor no están equivocadas después de todo. »
«¿Qué es lo que estás diciendo, Grimya?», inquirió Índigo dirigiéndole una aguda mirada.
La loba volvió la cabeza y lamió el pegajoso aire con la lengua.
«Sólo lo que pienso, lo que sospecho. Pero no sé si tengo razón. » Calló unos segundos y alzó otra vez los ojos hacia Índigo, aunque con cierta desgana, pensó la joven. «No deberías darle vueltas. Pensar en ello no servirá de nada. Aún no, no hasta que sepamos más. Deberías dormir. Todavía no has recuperado todas las fuerzas, y este viaje promete resultar tedioso. Duerme, Índigo. » Una nota persuasiva y con un vago tono de súplica se deslizó en su voz mental. «Duerme. Eso es lo que necesitas en estos momentos por encima de todo. »
En contra de lo que esperaba, Índigo durmió gran parte del largo y monótono día. Parecía como si las cuatro mujeres fueran incansables. Se detuvieron tan sólo en una ocasión durante las horas diurnas, para comer una rápida comida y beber copiosas cantidades de agua, y la joven sospechó que debían de utilizar alguna droga hecha de hierbas para aumentar su resistencia más allá de los límites normales. El continuo traqueteo de la litera, unido a la sensación de claustrofobia engendrada por el sofocante aire y los ahogados pero incesantes ruidos del bosque, la arrullaban haciéndola caer en un extraño letargo que de vez en cuando casi se semejaba a la fiebre.
Se detuvieron para pasar la noche cuando empezó a oscurecer y las sombras cayeron como una sábana sobre el bosque. No se veía señal de ningún lugar habitado, y, antes de ponerse a preparar una improvisada cena, las mujeres dieron vueltas en torno al lugar elegido, entonando cánticos y depositando pequeños paquetes de comida en un amplio círculo alrededor de la litera. Grimya explicó a Índigo que, por lo que podía entender, se trataba de ofrendas para aplacar a espíritus o demonios que de lo contrario podrían verse tentados de atacar al grupo. Durante toda la noche, a los susurros del bosque se sumaron los cánticos apagados y el repiqueteo de los sonajeros que agitaban las sacerdotisas mientras montaban guardia por turnos.
El esquema del primer día continuó durante los cinco días y noches de su viaje, interrumpido sólo por otros dos violentos temporales. En los momentos de mayor
31
intensidad de las tormentas buscaban refugio, acurrucándose junto a la litera bajo una curiosa especie de árbol de tronco hinchado con hojas de dos metros y medio tan anchas como un hombre con los brazos extendidos, para luego seguir avanzando penosamente bajo la bochornosa humedad en cuanto amainaba el aguacero. Pasaron junto a vanos poblados durante el trayecto, y en cada ocasión se las recibía con una combinación de respetuoso temor y alegría. Nuevos regalos se amontonaban sobre Índigo, y una vez más los donantes sólo querían su bendición a cambio. Shalune presidía, repartiendo consejos y justicia, y luego, pasadas dos o tres horas, se volvía a levantar la litera y seguían su camino.
El quinto día amaneció húmedo y angustiosamente silencioso, con la promesa, dijo Grimya, de otra fuerte tormenta. Las mujeres habían seguido avanzando hasta tarde la noche anterior, deteniéndose tan sólo cuando la luna se puso y la oscuridad se volvió demasiado intensa para que pudieran seguir andando con seguridad, y, tan pronto como el primer destello de luz se filtró al interior del bosque, levantaron el campamento y volvieron a ponerse en marcha.
Читать дальшеИнтервал:
Закладка:
Похожие книги на «Avatar»
Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Avatar» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.
Обсуждение, отзывы о книге «Avatar» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.