Laurell Hamilton - El Legado De Frost

Здесь есть возможность читать онлайн «Laurell Hamilton - El Legado De Frost» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Фэнтези, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

El Legado De Frost: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «El Legado De Frost»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Soy Meredith Gentry, princesa y heredera forzosa al trono de un reino feérico, antes detective privado en el mundo humano.
Para ser coronada reina, y así continuar con la línea de sangre real, primero debo dar a luz a mi heredero. Si fallo, mi tía, la Reina Andais, será libre de cumplir el mayor de sus deseos: nombrar a su malévolo hijo, Cel, como monarca… y matarme.
Mis guardaespaldas reales me rodean, y mis amados Oscuridad y Asesino Frost están siempre a mi lado, jurando protegerme y amarme. Pero de todos modos la amenaza se cierne sobre nosotros, puesto que a pesar de todos nuestros esfuerzos no me quedo embarazada. Y mientras, las maquinaciones de mi siniestra y sádica Reina y sus cómplices parecen inagotables. Así que mis guardaespaldas y yo hemos regresado a Los Ángeles, con la esperanza de superar o al menos minimizar las crecientes intrigas de la Corte. Pero incluso el exilio no es suficiente para escapar de las garras de sus más oscuros designios.
Ahora el Rey Taranis, el poderoso soberano de la Corte de la Luz, ha acusado a mis guardaespaldas reales de un delito atroz y ha llegado al extremo de interponer una acción judicial ante las autoridades humanas para que impartan castigo. Si tiene éxito, mis hombres afrontarán la extradición al mundo feérico y las penas más horribles que les puedan esperar allí. Pero sé que los cargos de Taranis son infundados, y presiento que su objetivo tras todas estas atrocidades soy yo. Él ya trató de matarme cuando yo era una niña. Ahora temo que sus intenciones sean mucho más aterradoras.

El Legado De Frost — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «El Legado De Frost», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– Amatheon y Adair me protegerán. -A la mención de sus nombres, se adelantaron un paso, abandonando la fila de guardias detrás de mí. Amatheon tenía el pelo de color cobre, y Adair estaba coronado con un color oro oscuro que antes había sido de una tonalidad más tirando a marrón, antes de que hubiéramos tenido sexo dentro del sithen, y él hubiera recobrado algo de su poder. Amatheon había sido un Dios de la agricultura. Adair había sido la arboleda de roble, y al mismo tiempo también una deidad solar. Yo no estaba seguro si él fue deidad solar en primer lugar y luego degradado a roble, o si él hubiera sido ambos simultáneamente. Se consideraba una grosería el preguntar a una deidad caída cuáles habían sido una vez sus viejos poderes. Parecía como frotar en sus narices el estatus perdido.

– ¿Es verdad que follártelos fue lo que convirtió el jardín del dolor de Andais en el prado que es ahora? -preguntó Holly.

– Sí -le contesté.

Rhys dijo…

– Lamento que Doyle no esté aquí, realmente lo hago. Odio a los trasgos, todos lo saben, así que no confío en mantener mi buen juicio en esto.

– Rhys -dije-, sabes que…

– ¿Nadie va a preguntar por qué han traído a cada Gorra Roja que los trasgos tienen bajo sus órdenes?

– Yo tampoco -dijo Frost- deseo que Merry lo haga. Esto empaña también mi juicio.

– Bien, realmente a mí no me importa a quién se tire, mientras finalmente folle conmigo, así que lo diré yo… ¿Por qué, en nombre del Consorte, tenéis a tantos Gorras Rojas con vosotros? -dijo Onilwyn apartándose del resto de mis guardias.

Onilwyn era el sidhe más tosco que yo había visto jamás. Había algo macizo en su estructura muscular. Era bastante alto y se movía bien, pero simplemente parecía no estar tan bien hecho como el resto. Nunca estuve segura del por qué, y otra vez, no podía preguntar. No era su brusquedad lo que hacía que no quisiera acostarme con él. Era tan hermoso con su largo pelo verde y ojos encantadores como la mayoría de los sidhe. Pero hermoso, o no, para mí, Onilwyn era feo.

Yo había logrado no acostarme todavía con él porque realmente no me gustaba. Él había sido uno de los amigos de Cel que más me habían atormentado cuando era niña. Realmente no deseaba ser atada a él por un niño y un matrimonio, así que yo lo había rechazado en mi cama. Le había dado permiso para masturbarse, que era más de lo que la reina le había permitido. Podía entretenerse todo lo que quisiera. Sólo que no lo quería entreteniéndose conmigo.

Si no me quedaba pronto embarazada, él había prometido quejarse a la reina. Yo tenía hasta final de este mes, momento en el que empezaría a sangrar, perdiendo las posibilidades de concebir un bebé hasta el mes siguiente. La reina me forzaría a ir a su cama. Primero, por la posibilidad de que pudiera quedarme embarazada. Segundo, porque ella sabía que no quería hacerlo.

Pero a veces es la persona desagradable la que dice lo que debe ser dicho. Yo no me había preocupado de cuántos Gorras Rojas había en la habitación hasta que Onilwyn habló. Esto estaba mal. Yo debería haberme preocupado. Había bastantes como para que perdiéramos si comenzaba una batalla. ¿Por qué no me había preocupado de esto?

Mi mano izquierda palpitó con fuerza y esto provocó un sonido de mí. A mi mano de sangre le gustaban los Gorras Rojas. A mi poder le gustaban los Gorras Rojas. ¿No estaba bien, o sí?

Ash y Holly cambiaron una mirada.

– La verdad -dije-. ¿Por qué habéis traído a cada Gorra Roja del que los trasgos pueden alardear?

– Ellos insistieron -dijo Ash.

– Los Gorras Rojas no insisten -dijo Onilwyn-. Obedecen.

Ash miró al otro hombre.

– Yo me amotinaría esperando que un sidhe supiese tanto de nosotros. -Él me miró y asintió hacia mí-. Excepto la princesa, que parece hacer un estudio de la cultura de toda su gente.

Asentí en respuesta.

– Aprecio que hayas notado mis esfuerzos.

– Los he notado. Es uno de los motivos por los que estoy aquí.

– Luché en las guerras entre trasgos y sidhe -dijo Onilwyn-. Vi a los Gorras Rojas ser enviados a batallas que eran la muerte segura, pero nunca vacilaron. Aprendí que han jurado no desobedecer nunca al Rey Trasgo.

– Estás en lo cierto, hombre verde -dijo Jonty.

– También tienen prohibido competir por la monarquía -dijo Onilwyn.

– También es correcto.

– ¿Por qué estáis todos aquí? -volvió a preguntar Onilwyn.

Miré a Onilwyn. No era propio de él preocuparse tanto por mi seguridad. Tal vez se estaba preocupando de la suya.

Los Gorras Rojas miraron a Jonty. Él me miró a mí.

– ¿Por qué estáis aquí, Jonty? ¿Por qué hiciste que tantos de los tuyos vinieran contigo?

– A ti te contestaré -dijo él con aquella voz profunda, insultando a todos, a Ash y a Holly, a Onilwyn y a todos, excepto a mí.

Él avanzó. Rhys y Frost se movieron un poco delante de mí. Algunos de los otros guardias se movieron de su fila situada detrás de nosotros.

– No -les dije-. Él me ayudó a salvaros a todos. No seáis ahora desagradecidos.

– Se supone que nosotros te protegemos, Merry. ¿Cómo podemos permitir que eso se acerque a ti? -dijo Rhys.

Le dirigí una mirada poco amistosa.

– Él no es “eso”, Rhys. Él es un Gorra Roja. Es Jonty. Es un trasgo. Pero no es un “eso”.

Mi cólera pareció sorprenderlo. Hizo una pequeña inclinación y se movió hacia atrás.

– Como desee mi señora.

Normalmente, yo habría tratado de aliviar sus sentimientos dolidos, pero esta noche tenía otras cosas en la cabeza antes que hacer malabarismos con las relaciones emocionales de mi vida.

Me levanté y la ropa de seda que llevaba puesta rozó el suelo con un sonido que parecía casi vivo. Las sandalias de tiras cruzadas y tacón alto hicieron un sonido agudo sobre el mármol.

Los tacones altos habían sido la única cosa que los gemelos me habían pedido que llevara puesta. La única petición. Moví la ropa de forma que pudieran ver un destello de los tacones de diez centímetros y las tiras que envolvían mis pantorrillas. De la garganta de Holly escapó un sonido. Ash se controló mejor, pero su cara no podía disimularlo. Ellos querían mi carne blanca contra la suya dorada. Querían conocer la carne sidhe, no era sólo un asunto de poder.

Ellos, como yo, sabían lo que era ser un extraño. Ser siempre diferente de aquellos que están a tu alrededor.

Jonty cayó de rodillas delante de mí. Arrodillándose, me miró a los ojos. Me hizo ser consciente de lo pequeña que yo era.

– Jonty -le dije.

– Princesa -me contestó.

Estudié su cara. De cerca el cambio era hasta más alarmante. Su piel era más lisa, de un color gris más suave. Él se rió de mí, y los dientes que yo recordaba como un montón de colmillos parecían más rectos, más blancos, menos espantosos, más la boca de una persona que la de un animal.

– ¿Qué te ha pasado, Jonty? -Pregunté.

– Tú eres lo que me ha pasado, Princesa.

– No lo entiendo.

– Tu mano de sangre nos pasó a todos nosotros aquella noche de invierno.

Fruncí un poco el ceño y traté de pensar en un modo de hacer mi pregunta, pero… ¿cómo haces una pregunta cuando no tienes ni idea de qué preguntar?

– No lo entiendo, Jonty.

– Tu mano de sangre nos ha devuelto nuestro poder.

– Tu poder no ha vuelto del todo -dijo Holly.

Jonty le lanzó una mirada diabólica.

– No, como dice el mestizo, no. Pero es más poder del que hemos conocido en siglos. -Volvió a mirarme, la cólera desvaneciéndose de sus ojos mientras me contemplaba. Había una suavidad en su mirada que no veías en los ojos de la mayoría de los trasgos. Los Gorras Rojas eran conocidos por su ferocidad, no por su bondad.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «El Legado De Frost»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «El Legado De Frost» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Laurell Hamilton - A Shiver of Light
Laurell Hamilton
Laurell Hamilton - Dancing
Laurell Hamilton
Laurell Hamilton - Shutdown
Laurell Hamilton
Laurell Hamilton - Pocałunek Ciemności
Laurell Hamilton
Laurell Hamilton - El Cadáver Alegre
Laurell Hamilton
Laurell Hamilton - Placeres Prohibidos
Laurell Hamilton
Laurell Hamilton - Besos Oscuros
Laurell Hamilton
Laurell Hamilton - Kiss The Dead
Laurell Hamilton
Laurell Hamilton - Grzeszne Rozkosze
Laurell Hamilton
Laurell Hamilton - Hit List
Laurell Hamilton
Laurell Hamilton - Flirt
Laurell Hamilton
libcat.ru: книга без обложки
Laurell Hamilton
Отзывы о книге «El Legado De Frost»

Обсуждение, отзывы о книге «El Legado De Frost» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x