• Пожаловаться

Robert Silverberg: El mundo interior

Здесь есть возможность читать онлайн «Robert Silverberg: El mundo interior» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию). В некоторых случаях присутствует краткое содержание. Город: Barcelona, год выпуска: 1975, ISBN: 84-7002-193-1, издательство: Acervo, категория: Фантастика и фэнтези / на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале. Библиотека «Либ Кат» — LibCat.ru создана для любителей полистать хорошую книжку и предлагает широкий выбор жанров:

любовные романы фантастика и фэнтези приключения детективы и триллеры эротика документальные научные юмористические анекдоты о бизнесе проза детские сказки о религиии новинки православные старинные про компьютеры программирование на английском домоводство поэзия

Выбрав категорию по душе Вы сможете найти действительно стоящие книги и насладиться погружением в мир воображения, прочувствовать переживания героев или узнать для себя что-то новое, совершить внутреннее открытие. Подробная информация для ознакомления по текущему запросу представлена ниже:

Robert Silverberg El mundo interior

El mundo interior: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «El mundo interior»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Este es el año 2381, y esta es la Mónada Urbana 116: 885.000 seres humanos viven alojados en las mil plantas de esta gigantesca torre, una obra maestra de ingeniería de la nueva humanidad. En este mundo interior nadie siente deseos de abandonar existe la perfecta felicidad: se desconocen las inhibiciones, los traumas y las frustraciones: el equilibrio emocional es mantenido a toda costa; los descontentos son enfermos... Y la Mónada Urbana 116 es tan solo una de las cincuenta y una torres que forman la constelación Chipitts, la cual a la vez, es tan solo una de las muchas constelaciones semejantes que hay por toda la Tierra. Un planeta que ha conseguido eliminar las guerras y albergar a setenta mil millones de habitantes en su pequeña superficie. Sin embargo, no siempre resulta tolerable la vida fácil, planificada... Nominado para el premio Hugo en 1972.

Robert Silverberg: другие книги автора


Кто написал El mundo interior? Узнайте фамилию, как зовут автора книги и список всех его произведений по сериям.

El mundo interior — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «El mundo interior», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

No.

¿Qué puede hacer? El consultor ha programado ya la petición de ajuste y la ha enviado a la computadora. Los impulsos energéticos están viajando a través del sistema de información, arrastrando su nombre. En la planta 780, los ingenieros morales se están ocupando ya de ello. Muy pronto la pantalla le transmitirá la fecha de su designación. Y si no acude, vendrán a por él. Las máquinas de brazos almohadillados le sujetarán y se lo llevarán.

No.

Le cuenta a Rhea su difícil situación. No a Mamelón, que ya la conoce, sino a Rhea. Ella puede aconsejarle. Siempre le ha apreciado tanto.

—No vayas con los ingenieros —le advierte ella— .

—¿No ir? ¿Pero cómo? La orden ya está dada.

—Anúlala con una contraorden.

La mira como si le hubiera recomendado la demolición de la constelación de monurbs Chipitts.

—Inserta la contraorden en la computadora —dice ella—. Dile a uno de los hombres de los equipos interfaciales que lo haga por ti. Usa tu influencia. Nadie se dará nunca cuenta.

—No puedo hacer esto.

—Entonces tendrás que ir a los ingenieros morales. Y ya sabes a lo que te conducirá esto.

La monurb se desmorona a su alrededor. Nubes de cascotes remolinean en su cerebro.

¿Quién podría arreglar aquello por él?

El hermano de Micaela Quevedo trabajaba en un equipo interfacial, ¿no? Pero ya no está. De todos modos, hay muchos otros. Cuando deja a Rhea, Siegmund consulta las listas en el complejo de acceso. El virus de la blasfemia está empezando a trabajar en su alma. Entonces se da cuenta de que ni siquiera necesita usar su influencia. Le basta con realizar un trámite de rutina profesional. Desde su oficina teclea una petición de información: situación de Siegmund Kluver, para quien hay solicitada terapia en la planta 780. Inmediatamente surge la información de que la terapia para Kluver está prevista para dentro de diecisiete días. El computador no negará nunca un dato al Complejo de Acceso a Louisville. Existe la presunción de que cualquiera que formule una pregunta utilizando el equipo del complejo está autorizado a hacerlo. Estupendo. Ahora el vital paso siguiente. Siegmund da instrucciones a la computadora para que elimine la solicitud de terapia a nombre de Siegmund Kluver. Esta vez hay un asomo de resistencia: la computadora quiere saber quién autoriza la anulación. Siegmund medita acerca de ello por un momento. Luego llega la inspiración. La terapia de Siegmund Kluver, informa a la máquina, es cancelada por orden de Siegmund Kluver, del Complejo de Acceso a Louisville. ¿Funcionará? «No», puede decir la máquina, «usted no puede cancelar su propia solicitud de terapia. ¿Cree que soy estúpida?». Pero la enorme computadora es estúpida. Piensa a la velocidad de la luz, pero es incapaz de enfrentarse a los destellos de la intuición. ¿Tiene Siegmund Kluver, del Complejo de Acceso de Louisville, derecho a cancelar una solicitud de terapia? Sí, por supuesto; actúa en nombre de la propia Louisville. Entonces hay que cancelar. Las instrucciones son transmitidas a través de las conexiones adecuadas. No se trata de la persona que ordena, sino de la autoridad a la que representa. Ya está hecho. Siegmund teclea su consulta: situación de Siegmund Kluver, para quien hay solicitada terapia en la planta 780. Instantáneamente surge la información de que la solicitud de terapia a nombre de Kluver ha sido cancelada. Su carrera está, pues, a salvo. Pero su angustia sigue en él. Hay que erradicarla de algún modo.

Esto es el fondo. Siegmund Kluver vaga incómodo entre los generadores. El peso del edificio le estruja opresivamente. El silbante sonido de las turbinas le desasosiega. Se siente desorientado, un vagabundo en las profundidades. Qué enorme es esta estancia.

Entra en el apartamento 6029, Varsovia.

—¿Ellen? —dice—. Escucha, he vuelto. Quiero pedirte perdón por la otra vez. Fue un tremendo error. —Ella asiente con la cabeza. Ya ha olvidado por completo. Pero le acepta, naturalmente. La costumbre universal. Las piernas abiertas, las rodillas flexionadas. Sin embargo, él solamente besa su mano—. Te quiero —susurra, y huye.

Ésta es la oficina de Jasón Quevedo, historiador, en la planta 185, Pittsburgh. Aquí están los archivos. Jasón está sentado tras su escritorio, manejando cubos de datos, cuando entra Siegmund.

—Todo está aquí, ¿no? —¿pregunta Siegmund—. La historia del colapso de la civilización. Y cómo la reconstruimos de nuevo. La verticalidad considerada como el empuje filosófico básico de los esquemas de conformidad humana. Cuéntame la historia, Jasón. Cuéntamela.

Jasón le mira de una forma extraña.

—¿Estás enfermo, Siegmund?

Y Siegmund:

—No, en absoluto. Qué perfectamente bien me encuentro. Micaela me ha explicado tu tesis. La adaptación genética de la humanidad a la vida monurbana. Me gustaría oír más detalles. Cómo hemos llegado a ser que somos. Nosotros, los seres felices. —Siegmund toma dos de los Cubos de Jasón y los acaricia, casi sexualmente, dejando las huellas de sus dedos en sus sensibles superficies. Jasón se los quita delicadamente—. Muéstrame el mundo antiguo —dice Siegmund, pero sale mientras Jasón introduce el cubo dentro de la ranura del reproductor.

Ésta es la muy industrial ciudad de Birmingham. Pálido, sudoroso, Siegmund Kluver observa a las máquinas fabricando otras máquinas. Aburridos y ceñudos trabajadores humanos supervisan la tarea. Aquella cosa con brazos ayudará a la recolección del próximo otoño en una comuna. Este lustroso y oscuro tubo volará encima de los campos, pulverizando veneno sobre los insectos. Siegmund se da cuenta de pronto de que está llorando. Nunca verá las comunas. Nunca hundirá sus dedos en la rica tierra marrón. La magnífica trama ecológica del mundo moderno. La poética interrelación entre comuna y monurb para beneficio de todos. Qué hermoso. Qué hermoso. Entonces, ¿por qué estoy llorando?

San Francisco es donde viven los músicos y los artistas y los escritores. El ghetto cultural. Dillon Chrimes está en pleno ensayo con su grupo cósmico. La resonante cadena de sonidos. Un intruso.

—¿Siegmund? —dice Chrimes, interrumpiendo su concentración—. ¿Cómo te encuentras, Siegmund? Me alegro de verte.

Siegmund ríe. Señala el vibrastar, el arpa cometaria, el encantador y los demás instrumentos.

—Por favor —murmura—, continuad tocando. Estoy simplemente buscando a dios. ¿No os molesta que escuche? Quizá él esté aquí. Seguid tocando un poco más.

En la planta 761, el nivel inferior de Shanghai, encuentra a Micaela Quevedo. No tiene buen aspecto. Su negro cabello está revuelto y deslustrado, sus ojos son amargos, sus labios fruncidos. Mira sorprendida a Siegmund, que acude a ella a esta hora del mediodía.

—¿Podemos hablar un poco? —dice Siegmund rápidamente—. Querría preguntarte algunas cosas acerca de tu hermano Michael. Por qué huyó del edificio. Qué esperaba encontrar afuera. ¿Puedes darme alguna información?

La expresión de Micaela se hace más dura. Fríamente, dice:

—No sé nada al respecto. Michael se volvió neuro, eso es todo. No me dijo nunca nada.

Siegmund sabe que esto es mentira. Micaela está ocultándole datos vitales…

No seas despiadada —la urge—. Necesito saber. No para Louisville, Tan soto para mi mismo. —Su mano sujeta la muñeca de ella—. Estoy pensando en abandonar también el edificio —confiesa Siegmund.

Hace «n alto en su propio apartamento, en la planta 787. Mamelón no está. Como de costumbre, ha ido al Centro de Realización Somática, a cuidar su esbelto cuerpo. Siegmund graba un breve mensaje para ella:

—Te amaba —dice—. Te amaba. Te amaba.

Encuentra a Charles Mattern en el gran pasillo central de Shanghai.

Читать дальше
Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «El mundo interior»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «El mundo interior» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё не прочитанные произведения.


Margaret Atwood: El cuento de la criada
El cuento de la criada
Margaret Atwood
libcat.ru: книга без обложки
libcat.ru: книга без обложки
Ben Bova
Robert Silverberg: La torre de cristal
La torre de cristal
Robert Silverberg
Chistopher Priest: El mundo invertido
El mundo invertido
Chistopher Priest
Отзывы о книге «El mundo interior»

Обсуждение, отзывы о книге «El mundo interior» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.