• Пожаловаться

Ursula Le Guin: Planeta de exilio

Здесь есть возможность читать онлайн «Ursula Le Guin: Planeta de exilio» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию). В некоторых случаях присутствует краткое содержание. Город: Madrid, год выпуска: 1980, ISBN: 84-270-0548-2, издательство: Martínez Roca, категория: Фантастика и фэнтези / на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале. Библиотека «Либ Кат» — LibCat.ru создана для любителей полистать хорошую книжку и предлагает широкий выбор жанров:

любовные романы фантастика и фэнтези приключения детективы и триллеры эротика документальные научные юмористические анекдоты о бизнесе проза детские сказки о религиии новинки православные старинные про компьютеры программирование на английском домоводство поэзия

Выбрав категорию по душе Вы сможете найти действительно стоящие книги и насладиться погружением в мир воображения, прочувствовать переживания героев или узнать для себя что-то новое, совершить внутреннее открытие. Подробная информация для ознакомления по текущему запросу представлена ниже:

Ursula Le Guin Planeta de exilio

Planeta de exilio: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Planeta de exilio»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

En el planeta Eltanin, una colonia de terráqueos de la Liga Planetaria está al borde de la extinción debido a las duras condiciones de vida del planeta y a una amenaza inesperada. No tienen otros vecinos que los nómadas primitivos, que, aunque temen a los terrestres, se instalan en las cercanías de la colonia durante los crueles inviernos que duran quince años. En el invierno que se avecina, un riesto hasta ahora desconocido se cierne sobre todos ellos. Las hordas bárbaras del norte, los criminales espectros de la nieve, se acercan a la colonia, y si los terrestres no se unen a los nómadas, superando seis siglos de desconfianzas, éste puede ser el último invierno para todos ellos.

Ursula Le Guin: другие книги автора


Кто написал Planeta de exilio? Узнайте фамилию, как зовут автора книги и список всех его произведений по сериям.

Planeta de exilio — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Planeta de exilio», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

—Es un Ave de las Tormentas —fue Agat quien habló, apareciendo en el sendero, a unos pasos tras ella—. Se dice que anuncian las ventiscas.

El gran animal plateado la había dejado aturdida. Y el pequeño aflujo de lágrimas que acompañaba a los de su raza en las sensaciones fuertes la cegó por un momento. Ella había querido quedarse para burlarse, para mofarse, pues se había dado cuenta de que la arrogancia de Agat ocultaba el resentimiento de cuando el pueblo de Tevar lo menosprecio, lo trató como lo que era, un ser de clase inferior. Pero aquel bicho blanco, el Ave de las Tormentas, la había asustado, y ella no pudo contenerse, mirándolo fijamente:

—Te odio, ¡no eres un hombre! ¡Te odio!

Entonces dejó de llorar, apartó la mirada y los dos se quedaron de pie y en silencio durante un buen rato.

—Rolery —dijo el con voz tranquila—. Mírame.

Ella no lo miró. El se adelantó y ella retrocedió a gritos:

—¡No me toques! —con una voz que se parecía al aullido del Ave de las Tormentas, con el rostro distorsionado.

—Contente un poco —murmuró él—. Ten, toma mi mano, ¡tómala!

Él la agarró mientras ella forcejeaba para separarse, y la retuvo sujetándola por ambas muñecas, Ella se quedo inmóvil de nuevo.

—Déjame ir —dijo ella al final con su voz normal. El la soltó en seguida.

La chica aspiró profundamente.

—Tú hablaste, te oí hablar dentro de mi. Allí en la arena. ¿Puedes volver a hacerlo?

Él la observaba, alerta y tranquilo Y asintió con un movimiento de cabeza.

— Sí; pero ya te dije que no lo querría hacer de nuevo.

—Aún oigo aquello. Siento tu voz —ella se llevó las manos a sus oídos.

—Lo se… y lo siento. Cuando te llame no sabía que eras una hilfa…, una tevarana. Eso va contra la ley. Y de todos modos no habría servido de nada.

—¿Qué es una hilfa?

—Así es como os llamarnos a vosotros, hilfos.

—¿Y cómo os llamáis a vosotros mismos?

—Hombres.

Ella se quedó mirando a su alrededor, al susurrante bosque crepuscular, las grises frondas, las nubes que pasaban veloces. Este mundo grisáceo en movimiento era muy extraño; pero ella ya había dejado de estar asustada. El tacto de la mano de él había cancelado la insistente e impalpable sensación de su presencia, le había dado calma, que fue aumentando mientras ellos prosiguieron su conversación. La chica se dio cuenta ahora que había estado medio fuera de juicio durante el día y la noche pasados.

— ¿Todos los de tu pueblo pueden hacer eso… hablar de esa manera?

— Algunos pueden. Es una habilidad que se debe aprender. Requiere práctica. Ven aquí, siéntate un momento, has pasado un mal rato.

El siempre era seco hablando, y sin embargo había ahora en su voz la insinuación de algo muy diferente: como si la urgencia con la que él la llamó en la arena se hubiera transmutado en un llamamiento contenido e inconsciente, un intento de establecer una especie de contacto. Se sentaron sobre un árbol basuk caído, a un par de metros del sendero. Ella se fijó en que él se movía y se sentaba dé un modo diferente a los hombres de su raza. El adiestramiento de su cuerpo, la suma de sus gestos, aunque ligeramente, no tenía nada de familiar. Ella se fijó sobre todo en la piel morena de sus manos, que él tenia entrelazadas entre sus rodillas. Y Agat prosiguió:

—Tu pueblo podría aprender el lengua mental si quisiera, pero nunca ha querido. Y lo llama brujería, según creo… Nuestros libros dicen que nosotros lo aprendimos de otra raza, hace mucho tiempo, en un mundo llamado Rokanan. Es una habilidad y también un don.

—¿Puedes leer mi mente cuando quieres?

—Eso está prohibido.

Él dijo eso de modo tan categórico que los temores de ella a ese respecto se disiparon.

—Enséñame esa habilidad —le pidió ella de repente en un arrebato infantil.

—Necesitaría todo el Invierno.

—¿Tú necesitaste todo el Otoño?

—Y parte del Verano también.

Él hizo una ligera mueca.

—¿Qué quiere decir hilfo?

—Es una palabra de nuestro antiguo lenguaje, significa «forma de vida altamente inteligente».

—¿Dónde hay otro mundo?

—Bueno, hay muchos de ellos. Lejos de aquí. Más allá del sol y de la luna.

—Entonces, ¿es verdad que bajasteis del cielo? ¿Para qué? ¿Cómo vinisteis desde más allá del sol hasta esta costa?

—Te lo explicaré, si quieres oírlo: pero no creas que es un cuento, Rolery. Hay muchas cosas que no comprendemos; pero lo que sabemos de nuestra historia es cierto.

—Escucho —susurró ella al modo ritual, impresionada, pero no del todo sumisa.

—Bueno, hubo muchos mundos entre las estrellas, y muchas clases de hombres que vivían en ellos. Construyeron naves que podían surcar la oscuridad entre los mundos, y fueron viajando, comerciando y explorando. Se aliaron en una Liga, como vuestros clanes se alían entre sí para aprovechar un territorio. Pero hubo un enemigo de la Liga de Todos los Mundos. Un enemigo venido de muy lejos. No sé de que lejanías. Los libros fueron escritos para hombres que sabían más que nosotros…

El siempre estaba empleando palabras que sonaban como palabras, pero que no significaban nada: Rolery se preguntó qué sería una nave, y que era un libro. Pero el tono grave y ansioso de voz con que él contó su historia causó impresión en ella, y la dejó fascinada.

—Durante mucho tiempo, la Liga se preparó para luchar contra aquel enemigo. Los mundos más fuertes ayudaron a los más débiles a armarse, a prepararse. Más o menos como nosotros estamos tratando de hacer aquí para enfrentarnos a los gaales. Y el lenguaje mental fue una de las habilidades que ellos enseñaron, y había armas, los libros dicen fuegos, que podían incendiar planetas enteros y hacer estallar las estrellas… Bueno, durante esa época mi pueblo vino de su planeta originario hasta este en que nos encontramos. No eran muchos. Deseaban trabar amistad con vuestros pueblos y ver si querían ser un mundo más de la Liga, y unirse contra el enemigo. Pero el enemigo vino. La nave que trajo a mi pueblo regresó al sitio de donde había venido, para combatir en la guerra, y algunas de las personas se fueron con ella, llevándose el parlante lejano con que aquellos hombres se podían hablar unos a otros de un mundo a otro. Algunos de los individuos de mi pueblo se quedaron aquí tratando de ayudar a este mundo si el enemigo venía, o bien no pudieron regresar. Los documentos de sus archivos dicen sólo que la nave se marchó. Era como una espada blanca de metal, más grande que una ciudad, que se elevaba sobre una pluma de fuego. Tenemos imágenes de ella. Creo que pensaban volver pronto… Eso fue hace diez Años.

—¿Y cómo terminó la guerra contra el enemigo?

—No lo sabemos. Ignoramos todo lo que ocurrió desde el día en que la nave se fue. Algunos de nosotros se figuran que debimos de perder la guerra y otros creen que la ganamos, pero con mucha dificultad, y los pocos hombres que quedamos aquí fuimos olvidados en los años de lucha. ¿Quién sabe? Si sobrevivimos, algún día lo descubriremos; si no viene nadie, construiremos una nave e iremos a averiguarlo.

Dejó escapar un suspiro irónico.

A Rolery la cabeza la daba vueltas con esos torbellinos de tiempo, espacio e incomprensión.

—Es muy duro vivir así—dijo ella al cabo de un rato.

Agat se echó a reír, como sobresaltado.

—No, eso es lo que constituye nuestro orgullo. Lo que es duro es mantenerse vivo en un mundo al que tú no perteneces. Hace cinco Años éramos un pueblo muy numeroso. Ahora, míranos.

—Dicen que los lejosnatos nunca están enfermos. ¿Es verdad eso?

—Si. A nosotros no se nos contagian vuestras enfermedades, y no trajimos ninguna de las nuestras. Pero sangramos cuando nos cortamos, ya sabes… Y nos hacemos viejos, nos morimos…, como los humanos.

Читать дальше
Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Planeta de exilio»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Planeta de exilio» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё не прочитанные произведения.


Julio Llamazares: Luna de lobos
Luna de lobos
Julio Llamazares
Ursula Le Guin: El ojo de la garza
El ojo de la garza
Ursula Le Guin
libcat.ru: книга без обложки
libcat.ru: книга без обложки
Kim Robinson
Poul Anderson: Tau cero
Tau cero
Poul Anderson
Отзывы о книге «Planeta de exilio»

Обсуждение, отзывы о книге «Planeta de exilio» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.