Ted Dekker - Rojo

Здесь есть возможность читать онлайн «Ted Dekker - Rojo» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Фантастика и фэнтези, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Rojo: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Rojo»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Todo gira en torno a Thomas Hunter, un escritor de poco éxito que sobrevive trabajando en el café Java Hut, en Denver. Pero su aparentemente monótona vida sufrirá un vuelvo radical cuando fuerzas desconocidas liberen un arma bacteriológica en la atmósfera. Al final de la jornada, tres millones de personas serán portadoras del virus más letal que haya conocido la humanidad, y en sólo un par de días habrá noventa millones de infectados.
El punto es que no existe ninguna vacuna… pero extrañamente, la única esperanza es Thomas Hunter. ¿Cómo? ¿Por qué? Él no lo sabe, pero su existencia amenaza importantes planes y por eso debe morir.

Rojo — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Rojo», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Entraron varios pares de pies. Algo cayó en el piso de concreto haciendo un ruido sordo. ¿Qué fue eso? Ella no se atrevió a mirar ahora.

Las botas salieron y el pasador de la puerta se volvió a cerrar por fuera.

Monique esperó tanto como pudo antes de abrir los ojos. Movió la cabeza. En medio del piso se hallaba un cuerpo boca abajo con el rostro virado hacia el otro lado. Suéter de camuflaje y botas negras embarradas. Manos esposadas a la espalda. Cabello oscuro.

Ella se sentó. ¿Thomas?

Parecía que pudiera ser él, pero vestido de forma errónea.

Ella atravesó aprisa el salón en dirección al hombre. Sí, era un hombre… los antebrazos eran demasiado musculosos para una mujer. Le vio el rostro. Thomas.

Un centenar de pensamientos le recorrieron la mente. Había venido por ella. Supo dónde encontrarla. Había venido como soldado. ¿Dónde estaban los demás?

Ver a los pies de ella a un hombre inconsciente y esposado normalmente le revolvería el estómago, pero hoy las cosas no eran normales, y ver hoy a un amigo le inundó su desesperado mundo de tanto gozo que de repente creyó que iba a llorar.

Se arrodilló y le tocó el hombro.

– ¿Thomas? -susurró.

La respiración de él era constante.

Tenía el mentón presionado contra el nítido piso, lo que le fruncía los labios. Una barba de un día le ensombrecía el rostro. Su ondulado cabello estaba enmarañado y hecho nudos.

– ¡Thomas!

Esta vez se movió, pero solo un poco antes de volver a quedar totalmente ajeno a todo.

Monique se paró y miró el cuerpo boca abajo. ¿Qué clase de hombre era él en realidad? Cientos de veces enfocó sus pensamientos sobre Thomas Hunter en los diez días desde que él irrumpiera en su mundo y la secuestrara por la seguridad de ella. Para salvar al mundo, había dicho él. Una sugerencia absurda para cualquier persona que no estuviera del todo ebria.

Ahora ella pensaba de modo distinto. Él era especial. Sabía cosas que no era posible que supiera y se habituó a arriesgar la vida para defender ese conocimiento.

Y en un nivel más personal, para defenderla a ella. Para salvarla. Monique vio la cámara de seguridad. Estaban observando, desde luego, y escuchando.

Ella fue hasta el fregadero, metió un vaso de precipitados en el cuenco de agua (la montaña no proveía agua corriente, al menos no en el salón de ella), extrajo una toalla de papel de su estuche y volvió a él. Humedeció la toalla y tiernamente le limpió el rostro y el cuello.

– Despierta -susurró-. Vamos, Thomas, por favor, te necesitamos despierto.

Le exprimió más agua en la cabeza, el rostro, los hombros y lo volvió a sacudir. El cerró la boca y tragó saliva. Finalmente, se le abrieron los ojos parpadeando.

– Soy yo, Monique.

Él dirigió los ojos hacia el rostro de ella, los abrió desmesuradamente y luego los cerró con fuerza arqueando las cejas. Gimió y se esforzó por levantarse.

La joven lo agarró del esposado brazo y lo jaló, pero eso no pareció ayudar mucho. Thomas luchó por meter las rodillas debajo del cuerpo y sentarse en el aire. Ella no sabía cómo ayudarlo… él estaba incómodo pero decidido a hacerlo por su cuenta; finalmente se las arregló para levantar la cabeza y sentarse, con los ojos cerrados.

– ¿Te encuentras bien? -preguntó ella; era una pregunta tonta.

– Me dispararon -contestó él.

– ¿Estás herido?

¿Dónde? ¡Ella no había visto sangre!

– No. Me drogaron.

Luego giró el cuello y tragó saliva.

– Deberías acostarte. Aquí, déjame ayudarte.

– Me acabo de levantar.

– Tengo un colchón.

– No tenemos tiempo. Tan pronto como crean que ha pasado el efecto de las drogas vendrán por mí. Tenemos que hablar ahora. ¿Me puedes quitar estas esposas?

– ¿Cómo? -averiguó ella, mirándolas.

– No importa. Muchacha, siento la cabeza como…

De repente los ojos se le desorbitaron.

– ¿Qué pasa? -indagó ella.

– ¡No soñé!

Otra vez los sueños. Monique ya no estaba segura de qué hacer con ellos, pero no había duda de que eran más que simples sueños.

– Te drogaron -expresó ella-. Tal vez eso te afectó.

– Es la primera vez que no sueño en dos semanas -declaró él como si en realidad estuviera en un sueño-. Quiero decir, desde este lado. Allá dejé de soñar durante quince años al comer la fruta rambután.

Se hallaba esposado y de rodillas en un calabozo blanco, el mundo moría por un virus que llevaba el nombre de ella, y él hablaba de una fruta.

– Rambután -repitió ella.

– Y creemos que podrías estar conectada con Rachelle -manifestó él.

– Rachelle.

Él la miró por largo rato. Luego se alejó y susurró entre dientes.

– Muchacha, oh muchacha. Esto es absurdo.

Ella no sabía por qué él creía que ella estaría conectada con Rachelle y por lo pronto no le importaba de veras… era claro que él estaba cediendo a la fantasía. Lo que sí importaba, por otra parte, era el hecho de que Thomas era el único que parecía poder hallarla. La joven volvió a mirar la cámara. Debían tener cuidado.

– Están escuchando. Siéntate en mi cama con la espalda hacia la pared opuesta.

El pareció entender. Monique le ayudó a cruzar el salón y él se sentó pesadamente, cruzó las piernas, frente al colchón de ella.

– Quizás no nos oigan si hablamos en voz baja -afirmó ella recostándose en el colchón.

– Más cerca -declaró él.

Ella se acercó más, de tal modo que las rodillas de los dos casi se tocaban.

– ¿Cómo me encontraste? -curioseó ella.

– Primero el virus -contestó él mirándola, luego miró a otro lugar-. Ha sido liberado.

– Lo… lo sé -anunció ella-. ¿Qué mal está la situación?

– Malísima. Veinticuatro aeropuertos abiertos. Se está extendiendo sin obstáculos.

– ¿No han cerrado los aeropuertos?

– No retardarán suficientemente la propagación del virus para justificar el pánico -informó él; su voz ahora era más clara… la droga pasaba rápidamente-. Cuando salí de Washington, únicamente los gobiernos afectados eran conscientes de la existencia del virus. Pero no lo pueden mantener en secreto por mucho tiempo. Todo el mundo lo sabrá un día de estos.

Ella soltó un insulto en francés.

– ¡Me cuesta creer que esto sucediera! Tomamos todas las precauciones. No solo fue calentar la vacuna a una temperatura específica; fue mantenerla así dos horas. Una hora y cincuenta minutos o dos horas y diez minutos, y la mutación no se conserva.

– No es tu culpa.

– Quizás no, pero tú sabes que mi vacuna era realmente un virus que…

– Sí, sé todo acerca de que tu vacuna en realidad es un virus; me lo dijiste en Bangkok. Y representaba una brillante solución para grandes problemas. Si se debe culpar aquí a alguien es a mí. Fui yo quien le dijo al mundo cómo tu vacuna podía mutarse en el virus en que se ha convertido.

– A través de tus sueños.

– Sí. Donde estás conectada con Rachelle.

Ella ya no quería hablar con él de esos sueños en este momento. Él la había visto de manera extraña cada vez que afirmaba que ella estaba conectada con Rachelle.

– ¿Saben ellos quién está detrás de esto? -redirigió Monique la discusión, manteniendo la voz en un susurro-. ¿Saben dónde estamos?

– Los franceses están involucrados. O al menos algunos elementos maliciosos del gobierno francés. Esa es la teoría dominante. Svensson no está solo; él es el sujeto detrás del virus, pero hay mucho más en esto que el virus. Se hacen llamar la Nueva Lealtad y están exigiendo enormes entregas de armas nucleares de todos los países a cambio del antivirus.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Rojo»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Rojo» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Ted Dekker - Outlaw
Ted Dekker
Ted Dekker - Sanctuary
Ted Dekker
Ted Dekker - Mortal
Ted Dekker
Ted Dekker - Verde
Ted Dekker
Ted Dekker - Negro
Ted Dekker
Ted Dekker - Blanco
Ted Dekker
Ted Dekker - Tr3s
Ted Dekker
Tom Dekker - Clockwork
Tom Dekker
Tom Dekker - Terapolis
Tom Dekker
Tom Dekker - Diesel
Tom Dekker
Отзывы о книге «Rojo»

Обсуждение, отзывы о книге «Rojo» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x