Ted Dekker - Verde

Здесь есть возможность читать онлайн «Ted Dekker - Verde» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Фантастика и фэнтези, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Verde: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Verde»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

TAL COMO PREDIJERON LOS ANTIGUOS PROFETAS, un apocalipsis destruyó el planeta en el siglo XXI. Pero, dos mil años después, Elyon puso en el mundo a un nuevo Adán. Sin embargo, esta vez Dios otorgó una ventaja a la humanidad. Lo que una vez fue invisible, ahora se podía ver. Era algo bueno y recibía el nombre de… Verde.
Pero el maligno Teeleh aguardaba su oportunidad en un Bosque Negro.
Entonces, en el momento menos esperado, un joven de veinticuatro años conocido como Thomas Hunter se durmió en nuestro mundo y despertó en ese futuro Bosque Negro. Se había abierto una puerta para que Teeleh arrasara la tierra. Desolados por esa desgracia, Thomas Hunter y su Círculo juraron luchar contra el tenebroso azote hasta su último aliento.
Pero ahora el Círculo ha perdido la esperanza. Samuel, el amado hijo de Thomas Hunter, ha abandonado a su padre. Se ha unido a las fuerzas oscuras para iniciar una guerra final. Thomas se siente destrozado y busca desesperadamente la manera de regresar a nuestra realidad para dar con una esquiva esperanza que podría salvarlos a todos.
Entra en este relato apocalíptico, distinto a todo lo que has leído. Una historia que enlaza con la nuestra de una manera tan ¡impactante que te hará olvidar que estás en otro mundo.

Verde — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Verde», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– ¿Sufriendo? -se burló el comandante-. La guerra está llena de sufrimiento.

Pero no se podía negar la facilidad con que los mestizos destrozaban las filas hordas. Por lo que veía, los albinos eran prácticamente imparables, masacraban a los hombres de Qurong con tal alevosía que sus mejores guturales parecían como atados con cuerdas.

– Malestares y dolor -informó el mensajero volviendo frenético los ojos hacia la colina-. Nuestros hombres aúllan como animales heridos.

– ¿También Cassak?

– Todos ellos, mi señor.

– ¿Y tú? ¿Tú no?

– No. Pero no he estado en la lucha. El mensaje me lo transmitió otro.

– ¿Y tenía él esta afección?

– No lo puedo asegurar. No, señor, no me consta.

¡Esto era imposible!

– ¡Ba’al! -volvió a vociferar.

Odiaba a ese brujo.

Entonces Qurong vio al siniestro sacerdote en el valle. Había levantado un altar en un enclave protegido más al oriente con una docena de sus perversos subordinados. Parecía estar sacrificando… ¡qué desastre! Una cabra. O un ser humano, estaba demasiado lejos para ver claramente.

Qurong observó incrédulo la distante figura morada que levantaba ambas manos hacia un cielo vacío. Nubes negras se habían acumulado, prometiendo lluvia, pero ya no lograba ver shataikis. No había magia en el aire para matar a los mestizos traidores.

Cuando esto acabara, él mismo separaría de los hombros la cabeza a Ba’al. El hombre podría tener algún túnel personal hacia la guarida de Teeleh, pero era un repugnante fantasma, así como los mestizos. Que Teeleh se alimente de la carne del sujeto. Las hordas necesitaban un hombre de fiar a fin de guiarlos en asuntos espirituales.

– ¡Ba’al! -Qurong volvió a gritar su frustración dentro del valle, sabiendo que allá abajo no se podría oír nada más que choques de metal y gemidos de hombres.

Estás gastando saliva en balde, Qurong. Tu ejército está cayendo.

Miró hacia la batalla, con el rostro enardecido. Un albino que se acercó lo suficiente como para que Qurong le distinguiera la oscura y suave piel iba a pie y blandía una espada con ambas manos. La hacía oscilar como si fuera una pluma, cortando y atravesando el pecho de un gutural, y eludiendo luego un hacha lanzada. Como un maestro entre niños. Los hombres de Qurong parecían demasiado lentos.

Se acabó. Te destrozarán de un golpe.

La mente del comandante huyó del valle por un instante y acogió una imagen de Patricia, la sabia mujer que siempre lo había amado. Moriría por ella. Y Chelise…

Querida Chelise, perdóname. Perdóname, hija mía.

– ¡Capitán! -llamó Qurong extendiendo el brazo con la mano abierta.

El capitán de su guardia corrió hacia él e hizo una reverencia.

– Dame la espada.

– ¿Señor?

– ¡Mi espada, Malachi! Dame mi espada. Bajaré. Ordena al resto de tus hombres que entren a la batalla. Hoy viviremos o moriremos.

***

EL VALLE de Miggdon bien podría haber sido una fosa común y Samuel no habría notado la diferencia. Que se las hubiera arreglado para sobrevivir tres horas de lucha cerrada no era algo tan glorioso como había imaginado.

La sangre de decenas de miles humedecía la tierra; podía sentir lo pegajoso a través de las botas empapadas. El valle era un terreno de carnicería, pura y llanamente, y el ejército de Qurong en realidad había sido el masacrado. Los caballos ya no podían desplazarse entre los cadáveres bajo las patas y se habían ido al perímetro, por donde aquellos guerreros que habían perdido el valor intentaban huir solo para ser decapitados. Según parece, Qurong había perdido la mitad de su ejército, y el resto estaba sintiendo todos los efectos del veneno de Janae. Su propia enfermedad se los estaba comiendo vivos, y un lamento surgía por todas partes mientras las armas les hundían la carne, desesperados por alivio. Pero más de una tercera parte de los mestizos también yacía muerta. Solo era cuestión de tiempo que atacaran la última fuerza masiva de Qurong, pero las hordas ya habían perdido suficientes vidas para dejar llorando por meses a muchas esposas y muchos hijos.

Samuel se agachó rápidamente para esquivar una sibilante maza e hizo oscilar la espada contra el rostro de un encostrado conectado al otro extremo de la cadena. La hoja cortó hábilmente el cuello del hombre, y el cuerpo dio tres pasos más antes de tropezar y caer sobre dos cadáveres.

Perdóname, padre, porque he pecado.

– ¡Tu espalda, Hunter! -gritó una voz.

Samuel dio media vuelta a tiempo para desviar una lanza arrojada por un joven encostrado ahora ensartado en el extremo de la espada de Eram. El líder mestizo sostuvo la mirada al hijo de Hunter, luego giró para defenderse de dos encostrados que empuñaban largas espadas.

Las articulaciones de Samuel aullaban de dolor, y los albinos que peleaban alrededor de él estaban cubiertos con la enfermedad de las costras. Con cada giro, Samuel sentía la mirada de su padre sobre él.

No quedarían hombres vivos. Este no era un ataque contra las hordas. Era el acabose de las hordas. La mortandad le producía náuseas.

Samuel se detuvo y permaneció de pie, jadeante en medio de la batalla, como un hombre atrapado en el ojo de una tormenta, tranquilo por el momento. Se volvió lentamente y examinó la matanza. La escena lo sacudió con vertiginosa velocidad. Un hombre sin brazo gritaba, otro se tambaleaba mientras corría, ciego. Un albino lloraba. Lloraba aunque parecía no haberlo tocado espada alguna. La batalla se ganaría pronto. En treinta minutos el ejército del gran Qurong estaría liquidado y pudriéndose en el suelo. Las moscas ya habían llegado por los cientos de miles derribados. Samuel ya se había acostumbrado a la hediondez de la carne horda, pero era mucho peor la carne horda sangrante, y el olor le obstruía las fosas nasales tanto como la carne podrida.

Por todos lados la masacre se propagaba con furia. Samuel se movió para evitar una lanza arrojada violentamente contra él. El encostrado lo miró, luego cayó de rodillas y comenzó a llorar. Era apenas un adolescente, profiriendo a gritos el nombre de su madre en un gemido lastimero. Martha.

– ¡Cállate! -gritó Samuel-. ¡Basta!

El muchacho no lo oía o no quería oírlo. Furioso, Samuel corrió al frente, saltando a su paso sobre los cadáveres. Vociferó su ira e hizo girar la espada a toda velocidad. Se puso en pie por encima de la matanza, agobiado por una oleada de náuseas. Padre. Por favor, padre. Cayó de rodillas al lado del cuerpo asesinado y tocó la carne tibia del muchacho.

Madre… Una profunda tristeza le brotó del pasado. Querida madre, perdóname.

Y entonces se rompió la represa que había separado en Samuel al niño del hombre, y empezó a llorar. Se puso en cuclillas, apretó los ojos en dirección al cielo oscuro, extendió los brazos a lo ancho, y empezó a gemir su angustia.

¿Qué había hecho? ¿Qué clase de engaño había bebido? ¿Cómo podía deshacer esta catástrofe?

Pero era demasiado tarde. Ya estaba hecho. Había traicionado a su padre.

Samuel lloró.

Sería mejor ahora que alguien lo matara allí mismo, llorando como un bebé. ¿Cómo podría vivir sabiendo que había provocado esta matanza? Había nacido a la imagen de su padre, destinado para salvar al mundo. En vez de eso había representado al mismo Judas del que su padre hablaba. Un traidor.

Lentamente, la tristeza se convirtió en ira. Luego en furia. Y entonces el cielo por encima de él ennegreció y el campo de batalla alrededor se silenció, y le cruzó la mente el lejano pensamiento de que podría estar muerto. Abrió los ojos. Una hueste de shataikis, que parecía de un millón de ellos, circundaba a no más de mil metros sobre el valle, como un remolino de alquitrán negro relleno con piel sarnosa y ojos de cereza. Samuel sintió la brisa de las alas de los bichos mientras se movían silenciosamente en lo alto.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Verde»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Verde» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Ted Dekker - Outlaw
Ted Dekker
Ted Dekker - Sanctuary
Ted Dekker
Ted Dekker - Mortal
Ted Dekker
Ted Dekker - Rojo
Ted Dekker
Ted Dekker - Negro
Ted Dekker
Ted Dekker - Blanco
Ted Dekker
Ted Dekker - Tr3s
Ted Dekker
Miguel Asturias - El Papa Verde
Miguel Asturias
Nicole Heuer-Warmbold - nur Tod und Verderben
Nicole Heuer-Warmbold
Отзывы о книге «Verde»

Обсуждение, отзывы о книге «Verde» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x