Dimitri Bilenkin - Operación «Dios cósmico»
Здесь есть возможность читать онлайн «Dimitri Bilenkin - Operación «Dios cósmico»» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Город: Moscú, Год выпуска: 1984, Издательство: Editorial «Mir», Жанр: Фантастика и фэнтези, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.
- Название:Operación «Dios cósmico»
- Автор:
- Издательство:Editorial «Mir»
- Жанр:
- Год:1984
- Город:Moscú
- ISBN:нет данных
- Рейтинг книги:5 / 5. Голосов: 1
-
Избранное:Добавить в избранное
- Отзывы:
-
Ваша оценка:
- 100
- 1
- 2
- 3
- 4
- 5
Operación «Dios cósmico»: краткое содержание, описание и аннотация
Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Operación «Dios cósmico»»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.
Operación «Dios cósmico» — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком
Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Operación «Dios cósmico»», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.
Интервал:
Закладка:
Oyó entrar a alguien, oyó pasos pesados pero no volvió la cabeza.
— Eh, doc, ¿parece que está triste? — Gregory se dejó caer en una silla, de modo que ésta chirrió—. No haga caso. Si usted, como yo, hubiera estado en la guerra por nada se afligiría.
— ¿Qué quiere usted? — le preguntó cansado Polynov.
— Un poco de alegría, doc, alegría. ¿Ha olvidado nuestra conversación?
Polynov todavía no había visto al guardia tan descarado. Sentado, sin sacar las manos de los bolsillos y con las piernas extendidas negligentemente, guiñaba con insolencia el ojo y se hinchaba, literalmente, de autosuficiencia. Con un movimiento de cejas Polynov le indicó a los dispositivos de televisión.
Gregory soltó una alegre carcajada.
— ¡Los escuchas tienen un pequeño desarreglo técnico, doc! Se han vuelto ciegos y sordos. Tendremos tiempo para ponernos de acuerdo.
— Esas tenemos… ¿Y cuánto durará el desarreglo? — Polynov de nuevo estaba listo para el combate.
— Por lo menos estarán atareados una hora, como dos y dos son cuatro. Los muchachos también quieren tomar un traguito, de modo que se las arreglaron para que pidiéramos charlar como hombres. Imagínese, una botella de whisky para tres días, estoy seguro que nuestro jefe es un impotente. ¿Entonces, qué? ¿Habrá alcohol?
«En cambio, vuestro jefe comprende el peligro que supone la borrachera en el cosmos — pensó Polynov—. De modo que quieres emborracharte a tus anchas… Esto le costará muy caro a tu cuidado cuerpo».
— Bueno — dijo en voz alta—. Pero el negocio es el negocio. Nada se da de balde.
— Por supuesto, ¿Cuánto?
No me hace falta el dinero. Necesito saber las contraseñas, necesito saber el emplazamiento de los locales, necesito saber cuántos sois.
Gregory palideció.
— Esto es una traición… yo… Instintivamente agarró la pistola. Polynov sonreía ampliamente.
— ¿Qué cree, querido amigo? ¿Para qué necesito esta información?
Gregory se encogió como quien quiere dar un salto. El no daba pie con bola.
— ¿Para largarse? — gritó por fin jubiloso—. ¡No lo conseguirá!
Se levantó de un tirón, sacando la pistola.
— Dime, Gregory — Polynov seguía sonriendo—, ¿puede un hombre solo y desarmado escaparse de la base? ¿No? sabes perfectamente que no. Entonces, repito, ¿para qué necesito, según tu parecer, esta información?
El guardia no quitaba los ojos de Polynov. Se veía cuánto le costaba el intento de adivinarlo.
— Y todo resulta muy sencillo — continuó Polynov—. En el juego lo mejor es conocer las cartas del adversario, ¿no es así?
— No hay quien lo dude…
— Yo tengo con tu jefe mi juego, mi negocio. Sin embargo, él conoce mis cartas, mientras que yo ignoro las suyas. Y esto no me gusta. El negocio es el negocio.
— ¡Aja! Es sensato — Gregory volvió a sentarse pero sin soltar la pistola—. Pero a mí no me conviene este asunto. Yo mismo por cositas como éstas llevaba a quien sea al paredón.
En lugar de responder Polynov se inclinó hacia la caja fuerte, la abrió, sacó un matraz con alcohol y lo agitó.
— No, doc — Gregory hasta lanzó un suspiro—, ni hablar.
— Nadie se enterará.
Gregory asintió con la cabeza. Súbitamente su rostro se iluminó.
— ¡Me lo darás de balde! De lo contrario, informaré que querías sobornarme.
— Y recibirás una bala en la frente. Por el alcohol y por… — el psicólogo hizo una pausa— por el pequeño desarreglo técnico.
Con aire amenazador Gregory sacó la mandíbula hacia adelante. Esto sí que lo sabía hacer, le salía a la perfección.
— Se te ocurrió amenazarme… Apretando sus puños de plomo avanzó hacia Polynov.
— Cuidado, que nos están escuchando detrás de la puerta — le advirtió en voz baja el psicólogo.
Esta vez Gregory reaccionó momentáneamente… De un salto se desplazó hasta la puerta y la tiró con violencia. En el umbral estaba Amín.
Rugiendo Gregory lo arrastró por las solapas a la habitación, cerró fuertemente la puerta y lo arrojó sobre las rodillas.
— Carroña, carroña… — resollaba ceñudo Gregory—. Andar escuchando detrás de las puertas… Ya verás, me conoces mal…
Propinó a Amín una pernada, pero éste ni siquiera trató de justificarse: miraba a Gregory sin disimular su odio. En respuesta al golpe que le hubiera podido hacer saltar al techo de no agarrarse al pie de la mesa, Amín se rió lenta y malvadamente.
— Lo voy a contar y a ti te…
Gregory, por un instante, quedó como petrificado.
— Con que esas tenemos — dijo con aire amenazador—. Esas tenemos. ¿Piensas amedrentarme? Por centenas aplastaba yo a las caras amarillas y tú vas a completar la lista.
Agarró a Amín del brazo y se lo retorció bruscamente. El rostro moreno de Amín palideció. Ni siquiera fue capaz de lanzar un grito, de su garganta salían ronquidos entrecortados. Sí, Gregory era un maestro en su oficio.
— ¡Te lo prohíbo! — gritó Polynov.
— No te entrometas, doc, te romperá la crisma — aseveró Gregory—. Y contigo, Amín, ya hablaremos. ¿Qué, estás mal, perro? Esto aún no es nada. ¿Con quién te atreves, carroña mocosa?… A ver, jura por tu dios que callarás, venga…
Amín se arrodilló.
Gregory le aflojó un poco el brazo.
— ¿Has vuelto en sí? Jura, de lo contrario… Amín murmuró algo.
— ¡No es eso!… — Gregory, de nuevo, le retorció la mano. Amín gimió—. Conozco vuestro juramento, dilo como es debido…
Polynov no comprendió lo que murmuró la presa. Pero Gregory, al parecer, quedó satisfecho. Soltó a Amín y, después, como si éste fuese un cachorro asqueroso, lo levantó por el cuello y lo arrojó al pasillo desierto.
— Todos estos canallas son así, doc — Gregory, con asco, se limpió las manos en su uniforme—. Vaya qué oídos tienes…
Miró con respeto al psicólogo.
— ¿Piensas que no se irá de la lengua? — preguntó Polynov.
— ¡Ja! ¡El cree fervorosamente en su dios! Da gusto tratar con los aldeanos, lo único que se necesita es saber tratarlos. ¡Y yo sí que lo sé! Bueno, ¿dónde está el alcohol?
— Las contraseñas.
— Oye, no me hagas rabiar. Yo acabaré contigo antes de que te dé tiempo a decir pío. Por el intento de fuga. ¿Te das cuenta?
— Totalmente. Y a Amín, ¿le has lesionado seriamente el brazo?
— ¿Por qué te interesa?
— Envíamelo.
— ¿Para qué?
— Para reducirle la luxación.
— ¡Fu! Tratas de hablar sobre el asunto y tú…
— El alcohol te lo daré si me envías a Amín.
— ¡Caray! Como veo, eres una persona compasiva… Sentimental. Vete al diablo, dame el alcohol y te lo enviaré. Ponle en su sitio el alcohol y te lo enviaré.
— ¿Cómo?
— Nada. Con los soplones llevo mi cuenta, de soldado, a ti no te importa.
Cuando el alcohol fue a parar al frasco de Gregory, éste, ya junto a la puerta, se volvió de repente.
— Óyeme, doc, soy una persona honesta. Tú me diste alcohol y yo, en caso de necesidad, te aseguraré una muerte rápida. Y así estaremos en paz.
— Gracias aunque sea por eso. La puerta se cerró.
«He aquí la honestidad del verdugo — sonrió amargamente Polynov—. Y lo peor del caso es que se marchó orgulloso de su noble conducta».
Gregory cumplió su promesa. No transcurrieron ni quince minutos y Amín se encontraba ya frente a Polynov.
El pequeño aldeano, como antes, seguía impasible, como si no hubiera sucedido nada. Con sumisión permitió que le examinaran el brazo, no se estremeció ni gimió cuando Polynov le redujo la luxación y no pronunció ni una palabra de gratitud. Quería levantarse y marchar, pero Polynov lo detuvo.
Читать дальшеИнтервал:
Закладка:
Похожие книги на «Operación «Dios cósmico»»
Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Operación «Dios cósmico»» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.
Обсуждение, отзывы о книге «Operación «Dios cósmico»» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.