Dimitri Bilenkin - Operación «Dios cósmico»

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Operación «Dios cósmico»: краткое содержание, описание и аннотация

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Del libro «LA CAJA NEGRA», cuentos de ciencia ficción Los autores: Yuriev, Varshavski, Bilenkin, Kolupaiev, Dnieprov Editorial «Mir», Moscú, 1984

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— Un dios cósmico que se hace pasar por anónimo. Un anzuelo sin cebo.

— Tonterías. Si es necesario nosotros los mostraremos por la televisión. Y los espectadores verán —¡ja-ja! — una nube electromagnética. Mostraremos sus animales, los paisajes de su planeta… ¿Y sabe quién hablará en su nombre? ¿Usted piensa que yo? ¿O la base? Nada de eso. Descubrir la base significa poner al descubierto el embuste. No. En su nombre hablará… Sujétese fuerte. ¡Usted!

— ¡¿Yo?!

— Claro está que no solo usted. Será toda la tripulación de la nave a la cual los foráneos invitaron para esclarecer una serie de detalles. Todos recordarán la inexplicable desaparición del «Antinoo» (esta circunstancia convencerá de algo incluso a los científicos). Los foráneos decidieron conocer más de cerca a los representantes de la humanidad y estos últimos se entusiasmaron por la sabiduría y el humanismo de sus hermanos de raciocinio. Y por su propia iniciativa — téngalo en cuenta, por su propia iniciativa— les persuadieron a terciar en los asuntitos de la Tierra. Y, claro está, se convirtieron en sus apóstoles. ¿No está mal ideado, eh?

— ¿Y si los pasajeros no dan su conformidad?

— En primer lugar, entre ellos gente nuestra. En segundo lugar, la mayoría ha dado ya su consentimiento. En tercer lugar, tenemos la posibilidad de convencer al resto. En fin de cuentas, podremos pasar sin algunos. Pero su participación es muy, es sumamente deseable. ¿Por qué? Porque usted es la única persona de aquella parte. Es cierto que tenemos también a otro comunista, a Berger. Es un hombre muy decente, capta rápidamente los argumentos. Pero usted… Su nombre significa algo. Además, necesitamos aliados inteligentes. Más yo ardo en deseos de oír su crítica.

— ¿Qué hay aquí de criticable? Su empresa simplemente está condenada al fracaso.

— No obstante, es interesante saber por qué.

— Por mil causas. Se darán cuenta de sus intenciones. Y muy pronto.

— No importa. También se dieron cuenta de las intenciones de Hitler, pero él no se molestó por ello.

— Usted olvida también tales futilidades como nuestras estaciones extraterrestres, asentamientos en otros planetas y la flota espacial. En efecto, es difícil de localizar su base, y ésta es su ventaja. Pero igualmente difícil será descubrir a los que les buscarán y aniquilarán.

— Todo ello se ha tomado ya en consideración. No tendrán éxito.

— Finalmente, olvidan lo principal. Ustedes ponen sus miras en el pequeño burgués asustado, en el pancista, en las particularidades de su psicología. Y éstas no tienen nada de complejo. Solamente es dolor el que experimento yo; solamente es certero el gusto que poseo yo; es bueno aquello que me conviene a mí; las palabras sublimes no son más que embuste pero cómodas para encubrirse; tan sólo mis concepciones del mundo son justas; el hombre es un lobo para el hombre. Pero los pequeños burgueses no constituyen la humanidad, no son obreros, no son intelectuales, no son campesinos, aunque entre ellos también los hay. Estos son portadores de una determinada psicología que fue madurando durante siglos de violencia, de obscurantismo y de aplastamiento de lo humano en el hombre. En mi patria la mayoría absoluta son personas libres de esta psicología. Creo que aún en los países capitalistas que quedan, su número ha disminuido mucho. De modo que su — por decirlo así— base espiritual se redujo considerablemente desde los tiempos de Hitler.

Pero ni siquiera en esto radica la cuestión. Esta psicología está exenta totalmente de principios creativos. Presenta peligro solamente conjuntada con un poder incontrolado, con ustedes, sus progenitores, educadores y guardianes. Su época ya ha pasado y ustedes se dan cuenta perfecta de ello. ¿Acaso es poder aquello de que usted habla? Es chantaje, es desesperación. Aquel que le ha enviado aquí —y a usted le han enviado, no se haga el desentendido— razonaba de una forma necia. Que sean ellos, es decir, usted y su pandilla, los que se rompan la crisma. Su derrota no me amenaza con nada, mientras que si tienen suerte… Esta gente supone que vuestro éxito les salvará a ellos. No les salvará. Es imposible suprimir la contradicción entre los que blanden en sus manos el palo y aquellos sobre quienes este palo descarga los golpes. La prisión nunca fue capaz de vencer el ansia de libertad, la ignorancia no pudo ahogar la creación y la aspiración del hombre a ser hombre jamás se reconcilió con el sistema que mataba lo humano en el hombre. Hálleme en la historia el ejemplo de una tiranía longeva, entonces reconoceré que me he equivocado. Pero no hallará, ni un solo ejemplo. Y no se imagine que su nuevo campo de concentración electrónico-biológico será más fuerte que los anteriores. La humanidad no ha tenido y no tiene un ideal mejor que el expuesto por Marx y Lenin. Millones lo han hecho suyo, y este ideal pasó por todo tipo de pruebas, de ahí el pavor que le embarga, de ahí sus interminables aventuras.

A propósito, su última aventura representa una amenaza no sólo para usted. Todo secreto, tarde o temprano, salta a la luz pública. ¿Usted se ha dado cuenta de lo que ocurrirá cuando la humanidad se entere de su conspiración?

Huysmans escuchaba con una sonrisa arrogante. Sin embargo, por primera vez este sofista avezado en las luchas no se lanzó al ataque cuando Polynov terminó de hablar.

— Sus necedades me causaron una enorme consternación — dijo después de un corto silencio—. Pero, gracias a dios, yo no soy rencoroso. Entonces, ¿usted se niega a colaborar con nosotros?

Obra con demasiada rectitud, notó para sí Polynov, Tiene prisa.

— Por ahora no digo que sí, pero tampoco digo que no — esta vez fue Polynov el que se arrellanó en el sillón como si no le inquietase nada más—. ¿Usted está sorprendido? No siempre debe ser usted el que me sorprenda a mí… Yo estoy acostumbrado a reflexionar sobre mi proceder. Ahora carezco de tal posibilidad. ¿Se acuerda usted de las dos conversaciones anteriores? Después de sopesar los pros y los contras cambié mi decisión tomada en un arrebato de cólera. También ahora necesito recapacitar sobre todas las circunstancias y analizar sus argumentos ya que contienen muchas cosas serias. ¿Cuánto tiempo puede concederme?

Huysmans acarició su cabello ralo y quedó meditabundo. Tras la ventana, los rayos del Sol, saltando de cima en cima, dieron en la campana de cristal. Por éste se derramó una opaca oscuridad. Se encendieron lámparas adicionales y su blanquecina luz ahuyentó las sombras. El rostro cansado de Huysmans palideció y sus párpados temblaron. Entornó los ojos y, por enésima vez, tendió la mano hacia la cajita de caramelos, escogió uno, lo chupó y arrugó la cara.

— ¿Le duele una muela? — preguntó de pronto Polynov.

Huysmans asintió con la cabeza. Su lengua hacía rodar tras la mejilla el caramelo. Frente a sí Polynov tenía simplemente a un hombre cansado entrado en años y vestido con un patriarcal terno negro. Un hombre del montón, de los que se ven a millares en la Tierra.

Después de haber masticado el caramelo, Huysmans se enderezó, sus labios se apretaron.

— No le daré mucho tiempo. Piénselo rápido. Quiero que usted se ponga de nuestro lado por su propia voluntad. Y si no lo hace, igualmente se convertirá en apóstol del dios cósmico. Pero usted ya no será Polynov. No, espere. Haga el favor de fijarse bien.

Huysmans oprimió un botón. En el tablero se iluminó la pantalla del extremo. La eclipsaron hileras de cohetes de puntas afiladas. Sus cabezales brillaban contentos de sí mismos, eran muy bonitos y estaban muy limpios estos cohetes. Eran muchos.

— ¿Y qué tal le parece este cuadro? Huysmans conmutó la imagen. Junto a una cadena de montaje trabajaban hombres. Polynov reconoció a algunos: eran los pasajeros del «Antinoo». A la izquierda estaba Berger, el intrépido librepensador Berger. Con un movimiento monótono encajaba en los cabezales de los cohetes unas cápsulas semitransparentes amarillas.

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