Walter Miller - Cántico a San Leibowitz

Здесь есть возможность читать онлайн «Walter Miller - Cántico a San Leibowitz» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Город: Barcelona, Год выпуска: 1972, Издательство: Bruguera, Жанр: Фантастика и фэнтези, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Cántico a San Leibowitz: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Cántico a San Leibowitz»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Después de la hecatombe nuclear el Venerable Leibowitz, muerto seiscientos años antes, va a ser canonizado. De la antigua civilización no quedan otros vestigios que los conservados por la Orden Albertiana, cuyos monjes consumen sus vida en la interminable tarea de iluminar e interpretar las obras del Venerable para reconstruir sobre ellas el mundo tal como fue.
Son muchos los misterios que perduran. Por ejemplo, el documento que reza:
. Es un enigma. Pero los monjes saben que la luz se hará algún día y que, con ella, la antigua cultura retornará.
¿Ridículo? ¿Grotesco?
Bien, si nuestro civilizado y orgulloso mundo sucumbe un día ante una catástrofe de proporciones millones de veces superiores a las del hundimiento del mundo clásico, ¿qué ocurrirá? ¿Qué quedará de nuestra civilización? ¿Cómo y por quién serán conservados, interpretados y aprovechados los vestigios tecnológicos que heredarán los hombres del mañana?

Cántico a San Leibowitz — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Cántico a San Leibowitz», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

— Puedes irte — dijo finalmente sin abrir los ojos.

5

Ligeramente desconcertado por la conmoción producida en la abadía, el hermano Francis regresó al desierto aquel mismo día para completar su vigilia de cuaresma en una soledad bastante desventurada. Había esperado que se produjese cierta agitación al aparecer él con las reliquias, pero el excesivo interés que todos demostraron por el viejo vagabundo le había sorprendido. Francis únicamente mencionó al viejo por el papel que supuso, fuese por accidente o por obra de la Providencia, en su tropiezo con la cripta y sus reliquias. Por lo que a Francis se refería, el peregrino era tan sólo un ingrediente menor de un cuadro en cuyo centro estaba la reliquia de un santo. Pero los novicios, sus camaradas, pareció que se interesaban más por el peregrino que por la reliquia y hasta el abad le había llamado, no para preguntarle por la caja, sino por el viejo.

Le habían hecho un centenar de preguntas acerca del peregrino a las que sólo había podido contestar: «No me di cuenta»… «En aquel momento no miraba»… «Si lo dijo no lo recuerdo»… y algunas de las preguntas eran un poco extrañas. Debido a todo ello, empezó a interrogarse: «¿Tenía que haberme dado cuenta? ¿Fui estúpido al no vigilar lo que él hacía? ¿No presté la suficiente atención a lo que dijo? ¿Dejé de percibir algo importante por estar medio aturdido?».

Meditó sobre ello en la oscuridad mientras los lobos rondaban su nuevo campamento y llenaban la noche con sus aullidos. Se encontró pensando en ello en momentos del día que estaban señalados como propios para la oración y los ejercicios espirituales de la vigilia vocacional, y así se lo confesó al padre Cheroki en su siguiente ronda dominical.

— No debiste dejar que la imaginación desatada de los demás te obsesionase; ya tienes suficientes problemas con la tuya propia — le dijo el confesor después de reprenderlo por descuidar sus ejercicios y oraciones —. Ellos no piensan en esas cosas basándose en lo que puede ser verdad, sino que confeccionan sus preguntas basándose en lo que puede ser sensacional si resulta ser verdad. ¡Es absurdo! Debo decirte que el reverendo padre abad ha prohibido que en el noviciado se siga hablando de este asunto. — Después de un breve silencio, añadió con poca fortuna y con un tenue rastro de duda esperanzada en el tono -: En el viejo no había nada que sugiriese lo sobrenatural, ¿verdad?

El hermano Francis también dudaba. Si hubo una sugerencia de lo sobrenatural, él no la notó. Pero de todas maneras, a juzgar por la gran cantidad de preguntas que no pudo contestar, poco había notado. La profusión de las preguntas le hacía sentir que su poca observación era en cierto modo culpable. Agradecía al peregrino el descubrimiento del refugio. Pero no interpretó enteramente los acontecimientos en función de sus propios intereses, de acuerdo con su propio anhelo por un fragmento de evidencia de que la dedicación de su vida a las labores del monasterio procedían no sólo de su deseo sino también de la gracia; facultando la voluntad, pero no obligándola a escoger correctamente. Tal vez los acontecimientos tenían un significado más amplio, que él no llegó a percibir durante su gran ensimismamiento.

¿Qué opinas de tu execrable vanidad?

«Mi execrable vanidad es como la del gato de la fábula que estudió ornitología, reverendo padre.»

¿Su deseo de profesar los votos finales y perpetuos no era análogo al del gato que se convirtió en ornitólogo para poder glorificar su propia ornitofagia, devorando secretamente un Serinus canarius canarius, pero nunca comiéndose un canario? Porque como el gato que era por naturaleza ornitófago, también Francis estaba, por naturaleza, dispuesto a devorar hambriento todo el conocimiento que se enseñaba en aquellos días y debido a que no había más escuelas que las monásticas, tomó primero el hábito de postulante y después el de novicio. Pero ¿sospechar que Dios, al igual que la naturaleza, lo llamaba para ser un monje profeso de la orden…?

¿Qué otra cosa podía hacer? No había modo de volver a su tierra, en Utah. De pequeño fue vendido a un hechicero que lo educó como su sirviente y acólito. Después de escapar, no podía volver si no era para enfrentarse a la espantosa «justicia» de la tribu: había robado la propiedad de un hechicero — su propia persona —, y aunque el robo era una profesión honorable entre los habitantes de Utah, ser cogido era un crimen capital, cuando la víctima del ladrón era el brujo de la tribu.

Después de sus estudios en la abadía, tampoco le interesaba caer en la relativamente primitiva vida de un pastor analfabeto.

Pero ¿qué más? El continente estaba escasamente habitado. Pensó en el mapa mural de la biblioteca de la abadía y la desperdigada distribución de las áreas marcadas con una cruz, que eran regiones, si no de civilización, por lo menos de orden civil, en las que dominaba cierta forma de soberanía legal que sobrepasaba a la tribal. El resto estaba muy poco poblado por gente de los bosques y las llanuras que, aunque en su mayoría no eran salvajes, formaban simples clanes vagamente organizados en pequeñas comunidades dispersas, que vivían de la caza, el pillaje y la agricultura primitiva, y su índice de natalidad era escasamente suficiente — descontados los monstruos de nacimiento y los mutantes — para sostener a la población. Las principales industrias del continente, sin tener en cuenta algunas regiones costeras, eran la caza, el cultivo, la guerra y la brujería; esta última era la «industria» más prometedora para cualquier joven que desease escoger carrera y tuviese en mente como finalidad principal la máxima opulencia y prestigio.

Los conocimientos que Francis recibió en la abadía no le habían preparado para nada que tuviese un valor práctico en el mundo oscuro e ignorante de todos los días; donde la cultura no existía y un joven educado, además, no tenía valor para una comunidad, a menos que supiese cultivar la tierra, pelear, cazar o mostrase algún talento especial para el latrocinio intertribal o para el descubrimiento de aguas subterráneas o metales maleables. Aun en los dominios dispersos donde existía una forma de orden civil, el hecho de la cultura de Francis no le ayudaría en nada si debía llevar una vida independiente de la Iglesia. Era verdad que algunos pequeños barones empleaban a veces a uno o dos escribientes, pero aquellos casos eran tan raros que podían descartarse, y cuando se daban, eran desempeñados tanto por monjes como por legos de educación monástica.

La única demanda de escribientes y secretarios había sido creada por la propia Iglesia, cuyo tenue tejido jerárquico estaba tendido por todo el continente — y ocasionalmente hasta costas distantes, aunque las diócesis de ultramar eran virtualmente gobiernos autónomos sujetos en teoría a la Santa Sede, pero raramente en la práctica, pues estaban separados de Nueva Roma, más que por el cisma, por los océanos no cruzados con mucha frecuencia — y podía mantenerse unido sólo por una red de comunicaciones. La Iglesia se había convertido, casi por coincidencia y sin querer serlo, en el único medio por el que las noticias eran transmitidas de un lugar a otro a través del continente. Si la plaga llegaba al nordeste, el sudeste pronto lo sabía como resultado de las historias contadas y vueltas a contar por los mensajeros de la Iglesia que iban y venían de Nueva Roma.

Si la infiltración nómada, en el lejano noroeste, amenazaba a una diócesis cristiana, una carta encíclica era pronto leída en púlpitos tan lejanos como los del sur y el este, previniendo de la amenaza y extendiendo las bendiciones apostólicas a los «hombres de cualquier condición que sean diestros en el manejo de las armas y que, con medios para hacer el viaje, estén piadosamente dispuestos a efectuarlo, para jurar fidelidad a nuestro querido hijo N., gobernante legítimo del lugar, por tal período de tiempo como se juzgue necesario para el mantenimiento del ejército en pie de guerra para la defensa de los cristianos del lugar contra la reunión de las hordas paganas, cuyo brutal salvajismo es demasiado conocido y quienes, para nuestro mayor dolor, torturaron, asesinaron y devoraron a los sacerdotes de Dios que Nos mismo les enviamos con la Palabra, para que pudiesen entrar como corderos en la grey del Cordero, de cuyo rebaño en la tierra Nos somos el pastor; porque mientras Nos no hemos desesperado nunca ni dejado de orar para que esas criaturas nómadas sean conducidas de la oscuridad a la Luz y vengan a Nuestro reino en paz — pues no hay que pensar que extranjeros pacíficos sean expulsados de una tierra tan amplia y vacía; y es más, serán bien venidos los que vengan en paz, aunque sean extraños a la Iglesia visible y a su divino fundador, en tanto atiendan a la ley natural que está escrita en el corazón de todos los hombres, vinculándolos al espíritu de Cristo, aunque ignoren su nombre —, es, sin embargo, conveniente, adecuado y prudente que la cristiandad, mientras ora por la paz y la conversión de los infieles, se prepare para la defensa en el noroeste, donde debido a la reunión de las hordas, los salvajes incidentes han aumentado últimamente. Y sobre cada uno de vosotros, queridos hijos, que podéis emplear las armas y viajar al noroeste para unir vuestras fuerzas a las de los que se disponen, con todo su derecho, a defender sus tierras, hogares e iglesias, Nos extendemos y por la presente conferimos, como signo de nuestro especial afecto, la Bendición Apostólica».

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Cántico a San Leibowitz»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Cántico a San Leibowitz» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Walter Miller, Jr. - I Made You
Walter Miller, Jr.
Walter Miller - Dark Benediction
Walter Miller
libcat.ru: книга без обложки
Walter Miller Jr
Walter Miller Jr. - Il mattatore
Walter Miller Jr.
libcat.ru: книга без обложки
Walter Miller
Walter Miller - Dumb Waiter
Walter Miller
Walter Muller - Wenn wir 1918 ……
Walter Muller
Отзывы о книге «Cántico a San Leibowitz»

Обсуждение, отзывы о книге «Cántico a San Leibowitz» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x