Minette Walters - La Mordaza De La Chismosa

Здесь есть возможность читать онлайн «Minette Walters - La Mordaza De La Chismosa» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

La Mordaza De La Chismosa: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La Mordaza De La Chismosa»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Mathilda Gillespie, sesenta y cinco años, ha aparecido muerta. Estaba en la bañera de su casa, con la cabeza cubierta por una peculiar mordaza, a modo de jaula, usada en la Edad Media para castigar a las mujeres chismosas: un sórdido artilugio de represión que iluminaba y al tiempo oscurecía el motivo de su muerte.
Porque la jaula, a su vez, estaba recubierta de flores, como una referencia a la Ofelia muerta de Hamlet: Shakespeare era una de las pasiones de la señora Gillespie. ¿Se podía por tanto deducir que la recargada y morbosa escenografía revelada, junto a la ausencia de signos de violencia, un suicidio? La doctora Sarah Blakeney, medica personal de la anciana y una de sus escasas amigas, no acababan de tenerlo claro. E investigaciones someras ponen de manifiesto viejos y terribles traumas familiares. Así como personas interesadas en la muerte de la señora Gillespie…

La Mordaza De La Chismosa — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La Mordaza De La Chismosa», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– Antes de medianoche -admitió Cooper.

– En ese caso, el abogado defensor de ella hará trizas su caso. De todas maneras, Mathilda no se habría molestado en fingir. Le habría dicho sin rodeos a Joanna que había cambiado el testamento.

– Quizá la señora Lascelles no le creyó.

Sarah descartó esa posibilidad con una sonrisa.

– Mathilda siempre decía la verdad; por eso todo el mundo la aborrecía.

– Tal vez la señora Lascelles sólo sospechaba que su madre podría cambiar el testamento.

– Eso no habría constituido diferencia alguna por lo que respectaba a Joanna. Estaba preparándose para usar el codicilo de su padre con el fin de luchar contra su madre en los tribunales. En ese punto, habría importado un comino a quién le dejara el dinero Mathilda, si Joanna podía demostrar que no tenía ningún derecho a él desde el principio.

– Quizás el asesinato no fue cometido por dinero. Usted no deja de preguntarse por el significado de la mordaza. Tal vez la señora Lascelles estaba tomando venganza.

Pero Sarah negó con la cabeza.

– Casi nunca veía a su madre. Creo que Mathilda mencionó que había venido por aquí una sola vez en los últimos doce meses. Sería un enojo notable el que pudiera mantenerse en estado febril durante un período de enfriamiento tan largo.

El sargento vació su copa y se puso de pie.

– La señora Lascelles trabaja como autónoma para un florista de Londres. Se especializa en ramos y coronas de novia. No imagino que unas cuantas margaritas y ortigas pudieran resultarle un problema. -Caminó hacia la puerta-. Buenas noches, doctora Blakeney. No hace falta que me acompañe.

Sarah miró fijamente su copa de vino mientras escuchaba los pasos de él retumbando pasillo abajo. Sentía ganas de gritar, pero tenía demasiado miedo como para hacerlo. El castillo de naipes nunca había parecido tan frágil.

Había un erotismo consciente en todos los movimientos que hacía Joanna, y Jack conjeturó que había posado antes, probablemente para fotografías. ¿Por dinero o por gratificación personal? Lo último, pensó. Su vanidad era enorme.

Estaba obsesionada con la cama de Mathilda y con el dormitorio de Mathilda, imitando la postura de su madre contra las almohadas apiladas. Sin embargo, el contraste entre ambas mujeres no podría haber sido mayor. La sexualidad de Mathilda había sido una cosa suave, apagada, en gran parte porque no había interés en ella; la de Joanna era mecánica e importuna, como si los mismos estímulos visuales pudieran excitar a todos los hombres de la misma manera en todas las ocasiones. A Jack le resultó imposible decidir si ella estaba actuando por desprecio hacia él o por desprecio hacia los hombres en general.

– ¿Es una mojigata, tu mujer? -exigió saber ella de modo abrupto tras un largo período de silenciosos bocetos.

– ¿Por qué lo preguntas?

– Porque lo que estoy haciendo te escandaliza.

Él se sintió divertido.

– Sarah tiene una libido muy abierta y sana, y lejos de escandalizarme, lo que estás haciendo me ofende. Me tomo a mal que me incluyan en la categoría del tipo de hombres que puede ser excitado por posturas pornográficas baratas.

Ella apartó los ojos hacia la ventana y permaneció sentada y extrañamente absorta en sí misma, con sus pálidos ojos desenfocados.

– Entonces cuéntame lo que hace Sarah para excitarte -dijo ella por fin.

Él la estudió durante un momento con expresión impenetrable.

– Sarah está interesada en lo que yo intento conseguir con mi trabajo. Eso me excita.

– No estoy hablando de eso. Hablo del sexo.

– Ah -dijo él con tono de disculpa-, en ese caso nuestros propósitos son divergentes. Yo estaba hablando de amor.

– ¡Qué afectadamente exquisito! -Profirió una risilla-. Deberías de odiarla, Jack. Ella tiene que haber encontrado otro, o no te habría echado de una patada.

– El odio es demasiado pegajoso -replicó él con suavidad-. No deja espacio para nada más. -Con un perezoso gesto rápido de los dedos le arrojó una hoja que había arrancado del cuaderno de bocetos, y observó cómo aleteaba hasta caer sobre la cama junto a ella-. Lee eso -invitó-. Si te interesa, es mi valoración de tu carácter después de tres sesiones. Anoto mis impresiones sobre la marcha.

Con una notable falta de curiosidad -la mayoría de las mujeres, pensó, se habrían apoderado de la hoja con alacridad-, ella la cogió y echó una curiosa mirada a ambas caras del papel.

– Aquí no hay nada.

– Exacto.

– Eso es despreciable.

– Sí -convino él-, pero no me has dado nada que pintar. -Le entregó la libreta de bocetos-. Yo no pinto desnudos satinados, y hasta ahora eso es lo único que me has ofrecido, aparte de una triste exposición de complejo de Electra, o para ser más precisos un complejo de semi-Electra. No hay ningún apego hacia tu padre, sólo una hostilidad compulsiva hacia tu madre. No has hablado de nada más desde que estoy aquí. -Se encogió de hombros-. Ni siquiera tu hija destaca. No has mencionado a la pobre criatura ni una vez desde que regresó al colegio,

Joanna bajó de la cama, se puso la bata y caminó hasta la ventana.

– Tú no lo entiendes -dijo.

– Oh, sí que lo entiendo -murmuró él-. No puedes timar a un timador, Joanna.

Ella frunció el ceño.

– ¿De qué estás hablando?

– De uno de los egos más colosales con los que me he encontrado, y bien sabe Dios que debería de reconocerlos cuando los veo. Podrías convencer al resto del mundo de que Mathilda te trató de manera injusta, pero no a mí. Has estado jodiéndola durante toda tu vida -la señaló con un dedo-, aunque es probable que no supieras hasta hace poco por qué eras tan condenadamente buena en eso.

Ella no dijo nada.

– Aventuraría la conjetura de que tu infancia fue una pataleta interminable, que Mathilda intentó controlar con la mordaza de lenguaraz. ¿Estoy en lo cierto? -Hizo una pausa-. ¿Y luego qué? Presumo que fuiste lo bastante inteligente como para ingeniarte una manera de conseguir que dejara de usarla.

El tono de ella era gélido.

– Estaba aterrorizada por esa cosa bestial. Solía tener una convulsión cada vez que ella la sacaba.

– Es fácil de hacer -replicó él con tono divertido-. Yo lo hacía de niño siempre que me convenía. ¿Y qué edad tenías cuando conseguiste solucionar eso?

La mirada peculiarmente fija de ella se demoró en Jack, pero él pudo sentir la creciente agitación bajo la superficie.

– La única vez que me demostraba afecto era cuando me ponía la mordaza. Me rodeaba con los brazos y frotaba su mejilla contra el armazón. «Pobre cariño -decía-. Mami está haciendo esto por el bien de Joanna.» -Se volvió otra vez hacia la ventana-. Yo odiaba eso. Sentía que ella sólo podía quererme cuando estaba más fea. -Guardó silencio durante un momento-. Tienes razón en una cosa. No fue hasta que me enteré de que Gerald era mi padre cuando entendí por qué mi madre me tenía miedo. Pensaba que estaba loca. Nunca antes me había dado cuenta.

– ¿Nunca le preguntaste por qué tenía miedo?

– Ni siquiera formularías esa pregunta si hubieras conocido de verdad a mi madre. -Su aliento empañaba el cristal-. Había tantos secretos en su vida que aprendí muy rápido a no preguntarle nunca nada. Tuve que fabricarme unos antecedentes de fantasía cuando fui al colegio interno porque sabía demasiado poco sobre los míos propios. -Limpió el vaho con un impaciente gesto de la mano y luego regresó al centro de la habitación-. ¿Has terminado? Tengo cosas que hacer.

Él se preguntó cuánto tiempo podría retenerla esta vez antes de que las exigencias de su adicción la enviaran a la carrera al baño. Resultaba infinitamente más interesante bajo las presiones de la abstinencia que cuando estaba drogada.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «La Mordaza De La Chismosa»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La Mordaza De La Chismosa» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


A. Walters - Lead Me Not
A. Walters
Minette Walters - Der Schrei des Hahns
Minette Walters
Minette Walters - The Ice House
Minette Walters
Minette Walters - Fox Evil
Minette Walters
Minette Walters - La Casa De Hielo
Minette Walters
Minette Walters - Donde Mueren Las Olas
Minette Walters
Minette Walters - Crimen en la granja
Minette Walters
Minette Walters - Las fuerzas del mal
Minette Walters
Minette Walters - La Escultora
Minette Walters
Minette Walters - The Devil's Feather
Minette Walters
Minette Walters - La Ley De La Calle
Minette Walters
Отзывы о книге «La Mordaza De La Chismosa»

Обсуждение, отзывы о книге «La Mordaza De La Chismosa» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x