Michael Peinkofer - Trece Runas

Здесь есть возможность читать онлайн «Michael Peinkofer - Trece Runas» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Trece Runas: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Trece Runas»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Escocia, siglo XIX, un secreto y una oscura hermandad pueden cambiar la historia de Inglaterra.
Con la muerte en extrañas circunstancias de un ayudante del escritor Walter Scott arranca una serie de sucesos inquietantes. Pero las pesquisas que emprende sir Walter chocan repetidamente contra muros de silencio. ¿Qué esconde el inspector llegado ex profeso de Londres? ¿Qué secreto protegen desde hace siglos los monjes de la abadía de Kelso? ¿Qué presagios encierra la espada marcada con una runa a la que conducen las investigaciones de sir Walter y su sobrino Quentin?
Pronto culminará una maquinación por el poder cuyo origen se remonta a la Edad Media, una trama enraizada en oscuras tradiciones druídicas, en el antiguo enfrentamiento entre los héroes escoceses William Wallace -más conocido como Braveheart-y el rey Roberto I de Escocia, y en la lucha de dos sectas centenarias por evitar o provocar el nuevo advenimiento de la edad de la magia

Trece Runas — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Trece Runas», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– … y decidió deshacerse de Quentin y de mí -concluyó sir Walter-. De ahí el ataque a mi propiedad. Quería atemorizarnos, para que abandonáramos Abbotsford y fuéramos a Edimburgo.

– Interpreta mal mis planes, Scott -dijo Malcolm como un profesor que regaña a su alumno-. Lo que me interesaba no era deshacerme de ustedes. Al contrario, en adelante hice todo lo que pude para apoyarles en sus investigaciones, porque había comprendido que su brillante inteligencia y su fama podían sernos muy útiles si hacía que trabajara para nosotros. Solo mucho más tarde descubrí que los monjes de Kelso probablemente habían tenido la misma idea. A partir de ese momento le proveímos alternativamente de indicios, y tanto los unos como los otros quedamos sorprendidos por los rápidos avances que realizaba. ¿No le parece una fina ironía del destino? Era una marioneta en nuestras manos, Scott, y ni siquiera ahora se da cuenta de ello.

– Miente -dijo sir Walter, pero en su rostro podía verse claramente que aquellas palabras le habían afectado. ¿Podía ser cierto aquello?, se preguntaba. ¿Realmente había sido dirigido y manipulado durante todo ese tiempo sin que se diera cuenta? ¿Le habían llevado su testarudez y su anhelo por conocer la verdad a trabajar codo con codo con sus enemigos?

– ¿Y qué me dice del profesor Gainswick? -preguntó.

– ¿A qué se refiere?

– ¿Por qué tenía que morir el profesor? Solo porque usted temía que pudiera revelarme demasiado sobre el asunto. Esto demuestra que miente.

– ¿Realmente lo cree así? -Malcolm de Ruthven lanzó un bufido de desprecio-. ¿Qué habría podido revelarle ese viejo loco? Era tan inofensivo como inútil. Habríamos podido proporcionarle igualmente nosotros las informaciones que le dio.

– Entonces ¿por qué tenía que morir? ¿Por qué, si no suponía ninguna amenaza para usted?

– Muy sencillo -replicó Malcolm visiblemente complacido-, porque el incidente en la biblioteca me había hecho comprender que nada le motivaría tanto como la pérdida de otro amigo querido, por cuya muerte, naturalmente, también se culparía. Y tenía razón, ¿no es cierto?

Por un instante sir Walter se quedó sin habla, horrorizado por lo que acababa de escuchar.

– Miserable y sanguinario bastardo -susurró-. ¿Mató a un hombre inocente solo para mantenerme interesado en el asunto? ¿El profesor Gainswick tuvo que morir para que yo buscara la espada con mayor enardecimiento?

– Parece desatinado, se lo concedo. Pero coincidirá conmigo en que la maniobra no erró su objetivo, mi apreciado Scott. A partir de ese momento nada podía detenerle en su ambición por resolver el enigma de la Hermandad de las Runas.

– Y… ¿el dibujo que dejó Gainswick?

– Una pequeña atención nuestra; al fin y al cabo, debíamos hacerles llegar otro indicio. Era un cebo, que usted y su inocente sobrino se tragaron sin sospechar nada. Así encontraron la inscripción en el sarcófago de Bruce y descifraron los signos; si no lo hubieran hecho, no estarían hoy aquí.

– No todos los signos -le contradijo sir Walter.

– Claro que no; en caso contrario tampoco estarían hoy aquí-replicó Malcolm malignamente-. ¿Quiere saber qué significan esos signos? En otro tiempo, todos los miembros de la hermandad los conocían de memoria, pues se transmitieron de generación en generación durante casi quinientos años:

En la noche de la luna oscura

la hermandad se reúne

en el círculo de piedras,

para combatir la amenaza

y recuperar lo que antaño se perdió:

la espada de las runas.

– ¿Lo ve, Scott? -preguntó Malcolm, y señaló al cielo, donde entretanto el disco de la luna se había reducido aún más. Ahora el astro aparecía como cubierto de sangre, de un rojo escarlata entre las estrellas. De la hoz solo quedaba ya un fino borde-. ¡En la profecía se habla de esta noche! La noche en que la luna se entenebrece como en otro tiempo y se renueva el hechizo que condujo ya una vez al pueblo escocés a la libertad.

– Libertad -dijo sir Walter burlonamente-. ¿Cuántas veces se ha utilizado esta palabra para allanar el camino a usurpadores sin escrúpulos? A usted no le importa la libertad, Ruthven, sino solo aumentar su poder. Pero no lo conseguirá, porque solo lanzará a Escocia a un caos y un dolor aún mayores. La gente aquí ya ha sufrido demasiado. Lo que necesitan, sobre todo, es paz.

– Habrá paz -aseguró Malcolm-. Cuando expulsemos al falso rey del trono y yo mismo lleve la corona, habrá paz.

– ¿Usted? ¿Quiere coronarse rey a sí mismo? -Sir Walter rió sin alegría-. Al menos ahora sé que está loco.

– Comprendo que no comparta mi punto de vista, Scott. Todos los grandes personajes de la historia tuvieron fama de estar locos. Alejandro Magno, Julio César, Napoleón…

– ¿Quiere tomar seriamente por ejemplo a un hombre que desencadenó una revolución sangrienta y que lanzó a toda Europa a una guerra sin sentido?

– ¿Por qué no? La providencia me ha elegido, Scott. A mí y a nadie más. La espada de la runa, forjada en tiempos antiguos y dotada de un gran poder, me proporcionará la fuerza necesaria para acometer esta empresa. Ella es la llave con la que haremos retroceder el cambio de era y derribaremos el orden nuevo. ¡Y de sus cenizas nos alzaremos como los nuevos señores de esta tierra, y alguna vez, quizá, de todo el mundo!

– Usted ha perdido el juicio -dijo sir Walter. No era ningún reproche, sino una constatación; pero Malcolm de Ruthven no se inmutó. Por el resplandor febril que brillaba en sus ojos podía adivinarse que su mente ya se había precipitado a un abismo sin retorno.

Su conversación con sir Walter había finalizado. Con un gesto triunfal, levantó los brazos.

– ¡Hemos vencido, hermanos! -gritó a sus partidarios-. ¡Runas y sangre!

– Runas y sangre -resonó la consigna como un eco entre las filas de los encapuchados. Y luego, en un tono cada vez más imperioso y desafiador-: ¡Runas y sangre!

Acompañado por el coro de los sectarios, Malcolm de Ruthven volvió hacia la mesa del sacrificio, donde Mary de Egton yacía tendida. Quentin estaba agachado a su lado y trataba de consolarla, pero ¿qué consuelo podía ofrecerle ante el sombrío destino que la aguardaba?

De nuevo Malcolm se cubrió la cara con la máscara. Luego extendió los brazos, e inmediatamente sus seguidores enmudecieron. Dellard se acercó y le entregó la espada; Malcolm la levantó de modo que todos los hermanos de las runas pudieran verla. Un rumor cargado de respeto, admiración y ansia de poder recorrió las filas de los encapuchados.

– ¡Esta es la espada de la runa, hermanos! La hoja forjada en tiempos antiguos con la que el traidor Wallace alcanzó la victoria, antes de que se volviera contra él para castigarlo. El hechizo aún la habita, pero, para que pueda aniquilar de nuevo a los enemigos de Escocia, debe renovarse. Como hace quinientos años, en la noche de la luna oscura nos reunimos aquí para hacer lo que la historia nos ha encomendado. ¡Y como en otro tiempo la hoja debe mancharse con la sangre de una virgen para que sus fuerzas despierten!

– ¡No! -Quentin se levantó de un salto-. ¡No le harás nada, bastardo enmascarado! No te atrevas a ponerle la mano encima, o te…

El puño de uno de sus guardianes le alcanzó violentamente en la nuca haciéndole callar. Quentin cayó al suelo, fulminado, pero el joven no estaba dispuesto a rendirse. Su desesperación y el temor de perder a Mary le proporcionaban un valor y una fuerza que nunca antes había conocido. Se incorporó de nuevo, impertérrito, y miró a Malcolm de Ruthven con ojos centelleantes de ira.

– ¡Sacadlo de aquí! -ordenó este irritado. Quentin fue sujetado por sus guardianes.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Trece Runas»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Trece Runas» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Michael Peinkofer - Das Buch Von Ascalon
Michael Peinkofer
Ruth Rendell - Trece escalones
Ruth Rendell
Joanne Harris - Runas
Joanne Harris
Michael Peinkofer - Las puertas del infierno
Michael Peinkofer
Michael Peinkofer - La llama de Alejandría
Michael Peinkofer
Diane Setterfield - El cuento número trece
Diane Setterfield
Luisa Carnés - Trece cuentos
Luisa Carnés
Fray Luis De Granada - Trece sermones
Fray Luis De Granada
Отзывы о книге «Trece Runas»

Обсуждение, отзывы о книге «Trece Runas» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x